El edificio de la Casa de la Mujer de Tadó sigue en obra gris. Aunque la Alcaldía ha hablado de varias fechas para entregar la casa, lo cierto es que más de un año después de que se anunció su construcción todavía le faltan puertas, ventanas, cielo raso, pisos, revoque y pintura. Esta obra sigue generando expectativa entre la población, pues promete ayudar a mejorar las condiciones de vida de las tadoseñas, especialmente en materia de generación de ingresos y empleo. Sin embargo, las tadoseñas se sienten desanimadas y han dejado de asistir a los programas ante la falta de concreción de la obra.
El primer semestre de 2019, Sandra Perea Murillo, gestora social de Tadó, comenzó a darle forma a la idea de tener un espacio para las mujeres tadoseñas. El proyecto de gestionar una casa de la mujer en Tadó surgió antes de que la elección de su esposo, Cristian Copete, fuera anulada por el Tribunal Administrativo del Chocó el 14 de noviembre de 2020. El propósito era que el municipio chocoano tuviera un lugar con espacios de apoyo, reunión, capacitación y emprendimiento para las mujeres: una Casa Social de la Mujer, como las que hay en otros once municipios de Colombia. Sería un sitio en el que las tadoseñas podrían trabajar y generar sus ingresos, así como un lugar seguro para las que necesitaran apoyo psicosocial.
La gestión de Perea Murillo consistió en acercarse a la Asociación de Primeras Damas de Colombia (Asodamas), una organización no gubernamental que se dedica a apoyar la gestión social de las primeras damas de los municipios y departamentos, pues las esposas de los mandatarios o las mujeres que fungen como primeras damas en realidad no son funcionarias ni tienen presupuesto. Sin embargo, la idea de Perea se dilató debido a la anulación del mandato de su esposo. En las conversaciones de los tadoseños y tadoseñas se escuchaba una pregunta: ¿realmente van a construir la casa?
Casi un año después, en septiembre de 2021, la casa se empezó a poner en el papel. En ese mes la entonces alcaldesa Yocira Lozano Mosquera, quien demandó la elección de Copete por una supuesta inhabilidad y luego fue elegida como alcaldesa en unas elecciones atípicas en mayo de 2021, firmó un convenio con la Asociación de Primeras Damas de Colombia para construirla. Pero solo en noviembre de 2021, tras el reintegro de Copete en el poder, después de que el Consejo de Estado dejó en firme su elección, se puso la “primera piedra” para empezar la construcción.
Doce meses después, sin embargo, el edificio todavía no está listo y al menos la mitad de las 120 mujeres que se vincularon a este proceso ha dejado de participar en las capacitaciones porque se sienten desilusionadas.
¿Qué ha pasado con la Casa?
El Convenio de Asociación N° 001 entre la Alcaldía de Tadó y la Asodamas se firmó el 22 de septiembre de 2021. Ese documento estipula que el costo total de la casa de la mujer es de 760 millones de pesos. De este total, el municipio de Tadó se comprometió a poner 360 millones de pesos (47,4 por ciento), más el lote en el que se está construyendo la casa, y Asodamas, 400 millones de pesos en especie (52,6 por ciento). Tadó aportó su parte el 13 de octubre de ese año. Asodamas quedó encargado de ejecutar la obra.
Los trabajadores solo empezaron a construir en enero, y a pesar de que la administración anunció primero que el fin de las obras sería en mayo, y después, en octubre, la construcción nada que se termina.
La Casa Social de la Mujer que están construyendo desde entonces está diseñada como un espacio para la capacitación de las mujeres en temas como emprendimiento y contabilidad. Perea Murillo, dice que su visión es que la Casa sea “la casa de ellas. Van a tener un espacio para reflexionar, para tener tertulias, para trabajar. Es una casa que es de ellas”, afirma. Para esto, la construcción contempla un auditorio con capacidad para 70 personas. Además, tiene espacio para dos oficinas, un salón de memoria histórica y dos unidades de emprendimiento para un restaurante y un spa de belleza, y patio.
Desde el año pasado, la gestora social convocó a las mujeres a vincularse al proceso de la Casa de la Mujer. Algunas se inscribieron a principios de este año. Desde entonces, en el auditorio de la Alcaldía se capacitan 120 mujeres que hacen parte del proceso. Han recibido charlas sobre memoria histórica, economía solidaria, transformación de materiales reciclables, moda circular, memoria histórica y seguridad alimentaria. Este último tema lo recibieron con gusto las mujeres, e incluso hicieron una huerta con hierbas de azotea que aguarda por ellas en el patio de la Casa de la Mujer.
Sin embargo, ellas todavía no saben cuándo podrán ir al patio a recoger las hierbas y usarlas en la cocina del restaurante que habrá en la casa. La edificación sigue en obra gris: aunque los muros están terminados, tiene techo y está pintada de blanco por dentro, todavía no tiene ventanas, puertas ni cielo raso. Por fuera solo algunos muros tienen revoque.
Las mujeres están desmotivadas
La demora ha tenido un impacto negativo en la motivación de las mujeres. A pesar de que en el papel hay 120 vinculadas al proceso, en los últimos tres meses solo han asistido a las reuniones y capacitaciones que se han hecho unas 20 mujeres.
Sandra Perea (homónima de la primera dama), una ama de casa tadoseña que se desempeña como presidenta del consejo de la Asociación de la Casa de la Mujer, dice que las mujeres se han desmotivado por dos razones: por la demora en la construcción y por falta de acompañamiento.
“Yo misma me he sentido desmotivada. Nosotras ya tenemos la base y queremos trabajar y recibir nuestros incentivos”, dice Perea. “La única compañía que tenemos es la de la coordinadora (Tatiana Barrios)”, agrega, refiriéndose a la falta de acompañamiento de funcionarios de la Alcaldía o de la propia primera dama.
Barrios, la coordinadora, aunque no considera que las mujeres han estado solas, sí está de acuerdo en que las demoras han influido en la poca participación. “En nuestro territorio somos muy dados a que si no vemos el establecimiento como tal, pensamos que va a ser un elefante blanco y no va a pasar nada”, explica. “Muchas mujeres perdieron credibilidad pensando que la Casa de la Mujer no iba a estar”. Sin embargo, añade que ahora, cuando la casa está avanzada, muchas han retornado al grupo.
Por la tardanza han empezado a correr rumores, como que no hay plata para terminar el edificio. Yuccy Asprilla Mosquera, secretaria de Gobierno e Integración Social de Tadó y encargada de supervisar la ejecución del convenio con Asodamas, aseguró a Consonante que Asodamas sí tiene la plata para terminar la Casa de la Mujer. Además, afirmó que la edificación se entregará en diciembre. Asprilla explica que desde Asodamas pidieron una prórroga, pues los recientes paros que han mantenido bloqueadas las vías han impedido que lleguen los materiales e insumos de construcción para que los obreros trabajen en la casa. Este retraso se sumó al provocado por la administración municipal, en mayo, cuando detuvo la obra para “reevaluar los diseños” de la casa, como explicó el secretario de Planeación Deiner Mosquera, a Consonante. Unas semanas después, de nuevo se presentó un retraso, pues los trabajadores pararon porque no les habían pagado.
Al parecer la plata no ha sido un inconveniente desde la Alcaldía de Tadó. Además de los 360 millones de pesos de contrapartida que aportó el municipio, la administración ha suscrito seis contratos para desarrollar actividades relacionadas con la Casa de la Mujer. Un contrato tiene como objetivo financiar “actividades culturales y de capacitación para el empoderamiento de la mujer tadoseña”, por 97 millones de pesos. Tres se suscribieron para transportar materiales de construcción, por valores de 25,247 millones, 28 y 28 millones de pesos. La Alcaldía hizo un contrato más para operar la logística de la Casa, por 59,886 millones de pesos; y otro más para “incentivar el emprendimiento e innovación de las mujeres del municipio de tadó-chocó, en la cabecera municipal y en los corregimientos de Tapón, Playa de oro, Carmelo, Tabor y Guarato”, específicamente en módulos de emprendimiento e innovación. El valor del contrato es de 27 millones de pesos.
La suma total de estos contratos es de 265 millones de pesos. En total la Alcaldía de Tadó ha gastado 625 millones de pesos en actividades relacionadas con la Casa de la Mujer. Ahora, falta que Asodamas finalice la construcción en diciembre para que entreguen la obra.
La urgencia y la importancia de este espacio salta a la vista, cuando las mujeres hablan de sus carencias. “Son muchas las necesidades que tenemos en nuestro municipio, por ejemplo, hacen falta empleos. La Casa de la Mujer podría ayudarnos a mitigar las necesidades que tenemos en nuestros hogares”, dice Luz Dary Hinestroza, una ama de casa vinculada al proceso.
La falta de empleo para las mujeres fue el problema principal que identificaron las tadoseñas en 2020, cuando la actual administración se reunió con grupos urbanos y rurales para diagnosticar sus necesidades. En el Plan de Desarrollo quedó consignado que este problema, sumado a la violencia contra ellas y al incumplimiento de la política pública de equidad de género, afectaba sus vidas en todos los niveles. Las mujeres perciben pocos ingresos y no pueden satisfacer sus necesidades básicas. Como consecuencia, muchas dependen económicamente de sus maridos y, aunque sufran algún tipo de violencia, no pueden dejar estas relaciones, como lo han advertido lideresas chocoanas. Las tadoseñas también dejaron claro que no tener empleo afecta su salud física y mental.
En el municipio no hay fuentes de trabajo para ellas, por lo que la mayoría se dedica a las labores de cuidado o a la minería, sin embargo, esta última labor no es estable. Esta es una situación que se repite en el Chocó. Según la última medición del Dane, en 2021 solo el 30,5 por ciento de las mujeres chocoanas estaban ocupadas. En los hombres, la cifra se duplica: 69,5 por ciento.
Si bien en la Casa de la Mujer podrá trabajar el grupo que hace parte del proceso, la misma administración municipal identificó que hace falta más para responder a las necesidades de las mujeres. Por ejemplo, programas de formación técnica y profesional, acompañamiento a los emprendimientos existentes y promoción de la vinculación laboral de las mujeres. La Casa podría ser un primer paso de un largo camino que hace falta por recorrer.
Por eso, las tadoseñas esperan que, por fin, al terminar el año sea la vencida y puedan estrenar el espacio con las obras terminadas tal y como se lo han prometido.