La violencia contra la mujer en Tadó aumenta en medio del miedo y la desinformación. Ilustración: Camila Bolívar
Ilustración: Camila Bolívar
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La violencia contra la mujer en Tadó aumenta en medio del miedo y la desinformación

Un feminicidio que se registró en octubre dejó al descubierto el desconocimiento que existe entre la población local sobre las múltiples formas que adopta la violencia de género y, al mismo tiempo, las confusiones en torno a la ruta de atención para víctimas de este tipo de violencia.

Por qué es importante

A pesar de que las cifras de la violencia de género en Chocó son poco accesibles, pues ninguna entidad las publica, las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal muestran que en Tadó va en aumento. Según las bases de datos de esta entidad, que monitorea este tema bajo el rótulo de “violencia de pareja”, en 2020 se registraron 13 casos. De estos, 12 víctimas fueron mujeres. Este año, hasta septiembre, ya se han registrado 11. Todas las víctimas han sido mujeres.

En Chocó el panorama no es muy distinto. El año pasado fueron 136 casos de lesiones no fatales en el departamento. Es decir, de golpes, laceraciones, quemaduras u otras lesiones que no hayan causado la muerte. La mayoría de las víctimas en estos casos fueron mujeres: 124 mujeres y 12 hombres. En la mayoría de ocasiones los agresores fueron parejas o exparejas y las causas estuvieron relacionadas con la violencia machista: celos, infidelidad, desconfianza, intolerancia. Este año, entre enero y septiembre han ocurrido 79 casos. 

¿Qué pasó en Tadó? 

La noche del 3 de octubre los vecinos del barrio San Pedro llamaron a la Policía. Al llegar a la casa de Maribel Mosquera Benítez y Emilio Benítez Martínez,  los funcionarios encontraron los cuerpos de ambos, que eran pareja. Según la Policía, al parecer el hombre asesinó a Maribel, quien era ama de casa y también trabajaba la minería, y luego se suicidó.

Al día siguiente del feminicidio, el 4 de octubre, el mayor Cristian Galindo y la teniente Nadia Rivas dieron declaraciones en un programa de radio en el que se refirieron a este hecho como “un tema pasional, de violencia intrafamiliar”.

Luego, el entrevistador preguntó por recomendaciones para la “tolerancia entre parejas” y agregó que en este caso estaba de por medio el consumo de licor. A esto, el mayor respondió: “Quiero invitar a la comunidad para que seamos conscientes de que en todos nuestros hogares siempre tenemos problemas, pero abordamos estos temas cuando estamos bajo la influencia del alcohol. (…) Los problemas debemos afrontarlos cuando no tenemos tanta ira porque podemos afectar a las personas que más amamos”. Y llamó a las personas acudir a la Casa de Justicia “donde podemos mediar problemas que hay entre personas, vecinos, amigos y familiares”. 

Los errores

El feminicidio ocurrido en Tadó demuestra que existe un vacío de conocimiento por parte de las autoridades frente a lo que significa la violencia de género y sus múltiples formas, así como de la población local frente a las rutas de atención en este tipo de casos.

1. El lenguaje de las autoridades

Consonante consultó a Yamile Roncancio, directora de la Fundación Feminicidios Colombia, para analizar los errores que cometieron las autoridades a la hora de hablar sobre este caso. Señaló cuatro equivocaciones evidentes:

  • La violencia de género no es violencia intrafamiliar. La experta señala que hay una diferencia fundamental entre una y otra. “En el delito de violencia intrafamiliar lo que se castiga cuando se persigue es que una persona haya ejecutado un acto que afecta directamente a la familia, a la armonía familiar (…) Pero no es que se esté castigando en sí mismo que se haya cometido un delito en contra de una mujer en el contexto doméstico”. 

    Y el problema de esto es que “cuando el Estado no observa los delitos contra las mujeres como atentados en contra de su vida, de su integridad, de su libertad, sino como una afectación a lo familiar, lo que hace es borrar la existencia de una agresión machista. Y al borrarla, borra la posibilidad de prevenirla posteriormente, porque le quita a la sociedad la capacidad de entender lo que ocurrió para desmontarlo y evitar la repetición”. 
  • Los crímenes pasionales no existen. Hablar de esto es “insistir en la idea de que los hombres son violentos por naturaleza y que por eso hay que excusar las violencias que cometen. Entonces lo que genera es que definitivamente la gente no entienda que no es normal, no está bien ni tiene ningún sentido que se muestre que una forma o demostración de amor o afecto es la violencia. (…) No puede ser de ninguna manera una pasión matar y ni otros delitos ni el feminicidio es la consecuencia de una pasión. Es la consecuencia del deseo de posesión de las vidas, el destino y los cuerpos de las mujeres”, dice la experta.
  • El licor no es la principal causa de la violencia. Para Roncancio, que representa a víctimas de feminicidio en todo el país, es un mito que el alcohol es la causa de un feminicidio. “Ese mismo relato de ‘es que estaba tomado’ es el que ha permitido que estos delitos sigan ocurriendo y que no se analice la conducta del victimario, qué fue lo que pasó con el victimario. (…) Ese consumo está excusando conductas que sin la presencia del alcohol también se dan e incluso se dan con mayor crueldad”.
  • La violencia de género no es un problema para mediar. Tampoco es lo mismo que solucionar una discusión entre amigos o vecinos. Esta violencia tiene raíces en el machismo y el patriarcado, y lo que hay que hacer es erradicarla. Para eso, por supuesto, debería haber una reflexión sobre lo que pasa y por qué. ¿Por qué el agresor considera a una mujer de su propiedad o quiere poseerla, castigarla o controlarla?, se pregunta Yamile Roncancio.  Y que entienda la gravedad de sus actos. Además, la responsabilidad de las autoridades es proteger la integridad y la vida de la víctima, darle apoyo psicosocial y brindarle información sobre sus derechos y las acciones que puede interponer.

Roncancio afirma que analizar el lenguaje que se utiliza al hablar de casos de violencia contra la mujer es muy importante. “Esas cosas que aparentemente no son graves o importantes, que la gente observa como simplemente una palabra, realmente sí tienen un impacto significativo tanto en los derechos de las mujeres como en el ejercicio de defensa y de garantías sobre los mismos”, dice. Para combatir este tipo de violencia es necesario utilizar un discurso contundente. “Es muy grave cuando se banaliza, se trivializa y cuando desde el Estado no hay un discurso claro de cero tolerancias, cuando no hay medidas suficientes, sino paliativas que muchas veces ni siquiera tienen efecto", puntualiza.

"Es muy grave cuando estos casos no se observan con profundidad, sino que se convierten en historias dolorosas de las cuales se nutre la sociedad, se lamenta por momentos sin hacer un ejercicio real de desmonte de violencias”.

Yamile Roncancio, directora de la Fundación Feminicidios Colombia

2. El conocimiento popular

La violencia de género, o violencia basada en género, se refiere a los actos de maltrato físico, sexual, psicológico o económico que se ejecuten en razón del género de la persona. De acuerdo con ONU Mujeres, este tipo de actos surgen de “la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas dañinas” que afectan mayoritariamente a las mujeres.

Sin embargo, en Consonante hicimos un sondeo entre diez mujeres y hombres del municipio y encontramos que muchas confunden la violencia de género con la violencia intrafamiliar. Varias mujeres consultadas reconocieron la violencia de género solo como actos de maltrato físico y otras como actos de violencia entre parejas. Un hombre consultado la definió así: “cuando uno como hombre no acepta que la pareja de uno se supere por sí misma, sino tenerla ahí y que uno sea el que lleve, para tenerla humillada”. 

Además, preguntamos si sabrían a quién acudir en caso de que fueran víctimas de algún tipo de violencia de género y encontramos que, si bien algunas personas identifican la Casa de Justicia como un lugar donde atienden este tipo de casos, no saben a cuál otra institución dirigirse. Quienes respondieron que irían a la Comisaría de Familia, manifestaron que conocen de la atención que brindan allá porque les han contado algunos conocidos, más no porque las instituciones hayan socializado esa información. 

3. La información sobre la ruta de atención

Este ha sido el único feminicidio registrado en el municipio en 2021. Sin embargo, en lo que va corrido del año, se han recibido 46 “quejas formales” por violencia de género. El año pasado fueron 76. Heguel Perea, comisario de Familia de Tadó, afirma que en 2020 se presentaron dos feminicidios,  pero advierte que existe un subregistro. “Sabemos que no solamente las quejas entran directamente en Comisaría, muchas entran o son recepcionadas por la Sijin y a veces conocemos de ellas, porque nos remiten para hacer algún acompañamiento o tomar una medida de protección”, dice. 

Es decir, la ruta de atención para víctimas de violencia contra la mujer no es clara y en la desconexión entre las instituciones se pierde información. Esto, sin mencionar que pocas mujeres denuncian las agresiones que sufren. “La verdad es que en Tadó el tema de la violencia de género es muy poco denunciado, por lo que la gente aún confunde la violencia de género con la violencia intrafamiliar, o en ocasiones muchas es tratado como un caso de lesiones personales. Entonces eso ha hecho que de cierta manera sean muy pocos los casos que hayan denunciado”, reconoce Yubely Perea Perea, inspectora de policía del municipio.

Aun así, según ella y otras fuentes institucionales consultadas, sí existe una ruta para atender a las víctimas de diferentes tipos de violencia contra las mujeres, entre esas, la violencia de género. Después de consultar con varias instituciones, establecimos que las instituciones que en Tadó atienden estos casos son:

  • Comisaria de familia
  • Hospital San José de Tadó
  • Policía
  • Fiscalía local
  • Personería municipal
  • Juez promiscuo municipal

El proceso a seguir debería ser el siguiente:

  1. Si la víctima llama a la Policía porque está siendo agredida o si las autoridades se enteran de la agresión mientras esta ocurre, la Policía debe acudir al lugar para brindar protección a la víctima y llevarla a donde corresponda, ya sea a la Comisaría de Familia, la Inspección de Policía o al hospital. 
  2. Si una mujer es maltratada físicamente, puede acercarse a una EPS o IPS y allí “nos reportan a nosotros (la Comisaría de Familia) y con el equipo psicosocial hacemos presencia y le brindamos apoyo psicosocial”, explica Heguel Perea, comisario de Familia. 
  3. Una vez en alguna de estas instituciones, las víctimas tienen derecho a recibir toda la información sobre sus derechos y qué acciones pueden tomar. 
  4. Si quiere denunciar, puede hacerlo ante la misma Comisaría, la Fiscalía local o la Fiscalía 16 seccional. Todas quedan en la Casa de Justicia.
  5. En la Comisaría o en la Inspección de Policía se desarrolla el procedimiento para ofrecer una medida de protección. “Se hace una valoración del riesgo, y se toman las medidas necesarias dentro del marco de las medidas de protección. Si vemos que hay que hacer desalojo del agresor de la casa, si hay que evitar que llegue al sitio de trabajo, y demás”, dice Perea.
  6. Si el caso es de violencia sexual y la ruta se activa a través del sector salud, la entidad hospitalaria debe activar el llamado código fucsia, que es el protocolo que intenta evitar la revictimización. 
  7. Las instituciones deben continuar haciéndole seguimiento a los casos. La Comisaría de Familia establece que, tras la medida de protección, el equipo psicosocial, conformado por una psicóloga y una trabajadora social, deben visitar a la víctima quincenalmente durante seis meses. En caso de que se requiera el acompañamiento durante más tiempo, deben tramitarlo para continuar brindándolo.
  8. Otra forma de pedir ayuda es llamando a la línea 155 de la Policía Nacional. Sin embargo, en Chocó no la usan. El departamento ocupa el puesto 27  de participación en esta línea.

El problema de fondo

Yudely Mosquera, representante legal de la Asociación de mujeres productoras agropecuarias del río Pepé (Asomupepé) lleva muchos años trabajando en este tema en Chocó. Asomupepé es una organización conformada por 32 mujeres víctimas de violencia sexual ejercida por actores armados que también ofrece acompañamiento de violencias basadas en género por fuera del conflicto. Mosquera, quien también es representante de víctimas de violencia sexual en la Mesa Departamental de Víctimas, advierte que existen varias razones que explican por qué la violencia contra las mujeres sigue en aumento en el departamento. Una de ellas, el conflicto.

“Todo el tiempo hemos vivido en el conflicto y eso hace que las violencias basadas en género cada día crezcan más”. 

Yudely Mosquera, representante legal de lAsomupepé

Agrega que la pobreza y la falta de oportunidades también juegan un papel determinante. “La escasez de empleo, de alimentación, de oportunidades para estudiar, de todo lo que el ser humano debe tener para vivir en condiciones dignas, hace que muchas parejas en el departamento de Chocó se conformen por necesidad o por conveniencia”. De esta manera, muchas mujeres terminan aceptando permanecer en relaciones o escenarios peligrosos para poder suplir alguna necesidad. Por ejemplo, para poder acceder a educación.

Además, por supuesto, está el machismo. “El hombre viene de unas raíces machistas, creyendo que tiene derecho a todo y las mujeres a casi nada, incluso a imponer la forma de vestir, de hablar, de caminar”.  Tanto así, que muchos están en contra de que las mujeres conozcan sus derechos. “Muchos hombres piensan que cuando están capacitando a las mujeres en sus derechos les están dañando su relación”, afirma Mosquera. 

Esos actos de posesión, en los casos más graves, terminan en feminicidio. Sin embargo, esas cifras tampoco están tan claras. Según la Fundación Feminicidios Colombia, al cruzar los datos de la Fiscalía, en Chocó se han presentado 17 feminicidios desde 2018. Uno de estos en 2021.  Pero el Observatorio de Feminicidios de la Red Feminista Antimilitarista, que monitorea información de prensa en Chocó, registra que se han presentado cinco feminicidios solo entre enero y agosto de 2021

Yudely Mosquera dice que lo más preocupante es que no hay una estrategia para acabar con estas violencias que, además de ir en aumento, se han normalizado. 

“En Medio Baudó tengo un caso de un joven que vive con una niña que es menor de edad y le causó unas lesiones terribles en su rostro porque simplemente esa niña le pidió un favor a otra persona y a este joven no le cayó bien. Acá han aparecido mujeres muertas en su casa, adultas mayores, indígenas que aparecen muertas en sus resguardos. Ha ocurrido que dicen que se suicidó, pero que cuando van a Medicina Legal aparecen con fracturas”.

Yudely Mosquera

¿Qué se debería hacer?

Yudely Mosquera insiste en que es necesario brindarles a las mujeres, urbanas y rurales, información sobre sus derechos y cómo pueden ser atendidas. “En muchas ocasiones las mujeres sólo son capaces de identificar que hay un acto violento cuando son golpeadas, cuando son maltratadas físicamente. Cuando hay violencia psicológica, en muchas ocasiones la viven, pero no lo hablan. De pronto creen que esa es una condición que se debe vivir por ser mujer, y no que es que están siendo violentadas”, dice. Señala, además, que es urgente. “Hay mucha afectación a nivel psicológico. Se puede evidenciar por la forma desesperada en la que buscan a uno. Ansiedad también, y nos damos cuenta de que se necesita acompañamiento psicosocial”, agrega.

Para Yamile Roncancio es necesario que haya más personas capacitadas para entender y atender la violencia contra las mujeres. “Yo pienso que lo que está en la ley es suficiente, pero hay gran desconocimiento de la norma, hay ausencia de recursos económicos que se necesitan para atenderla”.

Y, por último, “debe haber una inversión para que las mujeres en riesgo puedan estar a salvo, por un lado. Por el otro, para que los hombres violentos sean procesados, pero que efectivamente haya una atención psicoterapéutica, social, que permita que esos hombres comprendan la gravedad de sus actos, de dónde vienen, cómo no volver a hacerlos. Pedir justicia y una pena, que se pudran en la cárcel no sirve, porque esos hombres van a volver a salir a la calle, e incluso se ha observado cómo desde las mismas cárceles ellos vuelven a tener relaciones sentimentales. Y esas mujeres se van a enfrentar a hombres sin ningún tipo de tratamiento después de la pena”. Además, las autoridades deben ir donde las víctimas y estar a su disposición, de modo que no todos los procesos les corresponda iniciarlos a la mujer. 

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  • Narlyn Mosquera
    Nov 13, 2021
    Las rutas de atención están para los tipos de violencia intrafamiliar pero algunas oficinas de la ruta en Tado encargada de brindar la información respectiva les falta mucho, yo soy testigo de que en la primer oficina que se debe acudir es a la comisaria de familia pero a veces uno no encuentra solucion o una conciliacion efectiva de acuerdo al problema,gracias

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