Por qué es importante
En las calles de Fonseca surgieron cantautores e intérpretes vallenatos como Carlos Huertas, Luis Enrique Martínez “el pollo vallenato”, Silvio Brito, Hugues Peñaranda y José Hilario Gómez, quienes le dieron al municipio el nombre de “Tierra de Cantores”. Al igual que su legado musical, las historias y el baile han sido transmitidas de generación en generación por medio de la tradición oral durante décadas. Sin embargo, esta cadena de transmisión cultural se ha visto debilitada en los últimos años.
¿Qué está pasando?
La cultura en Fonseca ha dejado de ser un foco de inversión para las administraciones municipales y, a su vez, de interés para las nuevas generaciones. Hace 18 años, en el municipio se dictaban talleres públicos de música, danza, teatro y coro. La acogida por parte de los jóvenes era tan amplia que al momento de hacer una presentación no cabía la gente en la tarima. Hoy, la mayoría de los procesos de formación son privados, se debe pagar entre 100 a 150 mil pesos la mensualidad. Solo hay cuatro opciones gratuitas donde se enseña interpretación de guitarra, caja, guacharaca y acordeón: el Centro de Recursos Educativos Municipales (CREM), la Institución Educativa Agropecuaria de Conejo y la Fundación Luis Enrique Martínez “El Pollo Vallenato” en El Hatico, donde los estudiantes deben recibir sus clases debajo de un árbol porque no tienen un salón donde hacerlo.
Para Johnny Solano, gestor cultural y guitarrista de Fonseca, la falta de continuidad en los procesos culturales es un problema político. “A veces un político viene manejando un programa y si el que entra no es de la misma corriente, corta ese programa para comenzarlo él de nuevo. Por eso, la cultura, en comparación a diez años atrás, está un poco decaída”, dice Solano. “Desde el mismo Ministerio de Cultura deberían mantener los procesos llegue quien llegue. El alcalde de turno tiene que estar en la obligación de seguir apoyando lo que se está haciendo porque realmente no se le está invirtiendo a la cultura como debería”, agrega.
También una casa de la cultura, que debería funcionar como un centro que integra distintas expresiones artísticas y convoque a la comunidad. Pero a simple vista, parece un edificio abandonado: las paredes están agrietadas y tienen humedad, y gran parte de los vidrios de las ventanas están rotos. La sede, que pertenece al Club de Leones desde la década de los 70, está dividida entre el Museo Histórico de Fonseca, que funciona de manera independiente y el resto del edificio, donde vive un grupo de personas que se encarga de mantener el lugar. Además, el CREM, que inicialmente fue pensado como un escenario cultural, es utilizado como una extensión de la Alcaldía para la atención de la oficina de Ingreso Solidario, de Migración Colombia y la biblioteca, entre otros servicios.
Ante este escenario, la mayoría de jóvenes y artistas talentosos migran a otras ciudades como Valledupar y Riohacha para fortalecer sus carreras. Ese es el caso del guitarrista Tito Manjarrez, Carlito Vásquez, Fawel Solano, Sara “La princesa Wayuu” e Iván Pallares, por nombrar algunos. Tan sólo reciben el apoyo de sus padres, quienes les compran los instrumentos, pagan las clases y asumen los demás gastos.
La ausencia de espacios donde se promueva la cultura ha impulsado la creación de cuatro museos privados que resaltan el arte del municipio: la Casa Museo La Provinciana, declarada patrimonio histórico cultural de Fonseca por el Consejo en 2015; el Museo Histórico de Fonseca, que alberga datos importantes de la cultura para que los fonsequeros conozcan su historia; La Historia Virtual de Fonseca, que recoge los eventos importantes y la vida en el municipio años atrás; y la Casa Memoria Histórica y Patrimonial Luis Enrique Martínez Argote, que resalta el aporte del intérprete a la música de acordeón. Todos fueron creados sin apoyo de la Alcaldía por gestores y gestoras culturales.
En Fonseca, los gestores culturales juegan un papel importante porque se encargan de enseñar, gestionar y fomentar las diferentes expresiones artísticas del municipio y la región. Hablamos con cinco de ellos y ellas para conocer las estrategias que han encontrado para transmitir las tradiciones de generación en generación y entender qué mantiene aún viva la cultura a pesar de la falta de apoyo institucional.
“Enseñarles a las nuevas generaciones”
David Hernández fundador de la Casa Museo La Provinciana
David Hernández nunca se imaginó que se convertiría en un referente artístico de Fonseca. Hoy tiene 72 años y asegura que fue su curiosidad por las manualidades y su amor por el arte lo que lo catapultó. “Nunca pensé ser gestor cultural. Desde joven tenía un cuaderno y siempre me gustó hacer dibujos. Como soy malo con la figura humana, hacía bodegones, y paisajes con flores y frutas. Desde pelao manejo muy bien lo que son las artes manuales y prácticamente me dediqué a eso. Soy pintor y artesano empírico y a través de todo lo que he hecho la gente me decía ‘tú eres un gestor cultural’”, narra.
Hernández fundó la Casa Museo La Provinciana en 2015. Allí guarda piezas prehispánicas que datan de más de dos millones de años, una pintura en madera del acordeonero Luis Enrique Martínez, carteles con la historia del Festival del Retorno y objetos antiguos como cámaras fotográficas, máquinas de escribir, planchas y grabadoras, entre otros, que dan cuenta del modo de vida de Fonseca en el pasado. Si bien este museo es uno de sus más grandes logros, Hernández dice que ha sido un reto mantenerlo abierto. En los seis años que han pasado desde su apertura, ha pagado 24 millones de pesos sólo en arriendo que ha sacado de su propio bolsillo o ha conseguido con la ayuda de sus hijos y su esposa.
Aunque Hernández ha buscado apoyo en muchas entidades públicas y privadas como el Banco de la República y el Ministerio de Cultura, nunca ha obtenido una respuesta. Al respecto, considera que se debe a que se negó a mover su museo fuera de Fonseca. Actualmente, está en negociaciones con la Alcaldía para unir su museo con el Museo Histórico de Carmen Lucina Rodríguez. “La idea es unirlos y hacerle entrega a Fonseca de ese legado histórico y cultural, patrimonio material e inmaterial de todos los fonsequeros, para el servicio de la comunidad regional, nacional e internacional. Lo demás es sorpresa”, agrega.
Ante lo que considera “una aparente falta de apoyo” al arte en Fonseca, Hernández reconoce que: “Nos estamos acostumbrando a que todo nos lo den, eso es una gran realidad”. Sin embargo, asegura, que hay un legado que dejaron los ancestros del municipio y eso impulsa a la gente a mantener viva la cultura a pesar de las adversidades. “No necesariamente tiene que ser el Estado el que nos este manteniendo para que la cultura se mantenga viva, son legados que nos dejaron nuestros abuelos y por lo tanto debemos continuar y enseñarle a las nuevas generaciones y a las futuras también”, dice.
“Fomentar procesos culturales y alejar a los jóvenes de malos caminos”
Maribeth Quintero ha pasado 28 años de su vida fomentando el arte en el municipio. Quintero fundó el Encuentro de Danza en el marco del Festival del Retorno y fue Directora de Cultura de Fonseca durante tres gobiernos: con el exalcalde Carlos García (1995), Jaime Alonso Daza (2003) y con José Manuel Moscote (2015). Pero Quintero reconoce que esos logros no serían nada si no hubiera nacido en Fonseca, “porque aquí hay interculturalidad. Por estar ubicado en la zona centro de La Guajira han llegado muchas culturas. Hemos tratado de mantener y rescatar la cultura fonsequera para que no se adopten costumbres de otros municipios, departamentos o países”, cuenta.
Para Quintero es clave entender que la cultura no se puede reducir a la interpretación de caja, guacharaca y acordeón. También en Fonseca se prepara la mejor comida tradicional, según cita al evento internacional La Cocina Importa que se realiza en Riohacha. Asimismo, en el municipio hay escritores, poetas, son potencia en piqueria a nivel nacional, departamental y regional, y cuentan con juglares que están con vida como Silvio Brito. “De igual manera tenemos la danza con nuestro baile tradicional ‘colita abierta, colita cerrá’”, añade.
Después de recorrer distintos roles en el impulso de la cultural, Quintero reconoce que a través del arte se pueden generar procesos de transformación social cómo alejar a los niños, niñas y jóvenes de la drogadicción y de la posibilidad de ser reclutados por bandas delincuenciales o grupos armados. Este, asegura, es el motivo por el que sigue siendo una apasionada de la cultura aunque ya no esté en la administración municipal. “Lo que mantiene viva a la cultura a pesar de la aparente falta de apoyo son las ganas. Sentimos que no se necesita tener gobierno para hacer las cosas, únicamente las ganas y que nos guste lo que hacemos. Eso es lo que he hecho”, dice.
“Mostrar a los fonsequeros sus raíces”
Carmen Lucina Rodríguez tiene 64 años y es una de las artistas plásticas más reconocidas de Fonseca. La gente la conoce como la profesora Carmen porque además es licenciada en educación básica primaria de la Universidad Javeriana y docente de arte en la Institución educativa Juan Jacobo Aragón. “Me hice artista porque me lo propuse. Iba a los laboratorios de arte del Ministerio de Cultura y me metí a Bellas Artes en Valledupar por mis propios medios”, cuenta. “Estoy exponiendo en la Biblioteca departamental mi obra de arte contemporáneo Corrupción, expuse en una bienal internacional, fui seleccionada dos veces imagen regional del Banco de la República, he participado en varios eventos y eso acá pasa desapercibido". Sin embargo, Rodríguez considera que el principal aporte que le ha entregado al municipio es el Museo Histórico de Fonseca.
“Desde que me metí al mundo de las artes plásticas comenzó a interesarme ser un gestor cultural y luego como docente en la Institución Educativa Juan Jacobo Aragón me di cuenta que los estudiantes no conocían su historia. Esto fue lo que me llevó a investigar y recolectar muchos objetos”, cuenta Rodríguez. En la sede actual, ubicada en un costado de la Casa de la Cultura, tiene una sala de costumbres, otra de elementos tecnológicos antiguos como teléfonos, cámaras, betamax y VHS, entre otros. En el tercer salón tiene piezas prehispánicas de dos mil años de existencia que fueron encontradas en el municipio.
Al ver hacía atrás, desde que inauguró el museo en 2015, Carmen Rodríguez piensa que: “no fue en vano, porque el museo le ha servido mucho a la comunidad para cualquier investigación que se hace de Fonseca. Acuden a mí o la sede para conocer sobre la música y la literatura”. Para Rodríguez, esta difusión es importante porque “a través de la cultura se pueden descubrir los diferentes talentos, expresar sus sentimientos, el movimiento a través de la danza. Todo lo que hace el hombre a favor de la comunidad es cultura”.
Actualmente, Carmen Lucina Rodríguez trabaja de la mano con el gestor David Hernández para desarrollar un proyecto con la Alcaldía que impacte en la cotidianidad de Fonseca. Aunque es crítica en la disposición de las administraciones municipales para impulsar el arte, considera que la gente juega un papel clave. Por eso resalta la inauguración del Museo Luis Enrique Martínez, que, asegura, le dio fuerza en el ámbito cultural a Fonseca. “La cultura la mantiene viva la misma gente. Lo digo por mi hijo, cuando él grabó su disco fui una de las que salí (a las calles) para que me lo apoyaran y me compraran el disco. Después que toda la comunidad nos reunamos y apoyemos, podemos lograrlo”, dice. “También las administraciones deben poner su granito de arena porque en Fonseca muy poco apoyan el talento fonsequero”, agrega.
“Gestionar, formular y administrar proyectos culturales”
Desde que Nafer Vergara cumplió 25 años se metió de lleno a impulsar la cultura a través de proyectos de formación en danza, teatro, música tradicional y manualidades. Para Vergara, en La Guajira no hay un mejor municipio donde se pueda impulsar el arte porque es el ombligo del departamento, lo que lo convierte en un paso obligado para toda la gente que se desplaza hacia cualquier dirección. Esta ubicación también lleva a que en Fonseca confluyan distintas muestras culturales.
Por eso, Vergara decidió intentar convertir su tierra natal en un centro cultural para la región. Recuerda la iniciativa de integración de los Carnavales de La Guajira, que tuvo reconocimiento a nivel nacional e internacional, según cuenta. “En el 2005 y 2006 logramos traer a todos los municipios, integrarlos con sus diferentes comparsas y converger en Fonseca para hacer un desfile con más de 80 comparsas, y sobre todo, haciendo un mestizaje de cada territorio con respecto al carnaval”, dice Nafer Vergara.
A sus 45 años, Vergara está convencido de que nació para ser gestor cultural en Fonseca. “Más que una decisión, uno nace predestinado para dirigir la cultura. Por ser este un municipio cultural uno se va untando de eso, de los procesos”, narra. Vergara fue director de Cultura de Fonseca entre 2004 y 2009, y, asegura, en este cargo logró posicionar a Fonseca entre los ocho mejores municipios en el país. Pero lamenta que por los cambios administrativos, todo ese proceso se cayó. Además, ha sido periodista independiente de radio y tv regional, tallerista y conferencista en temas culturales, e instructor de emprendimiento en el Sena.
La experiencia de Vergara en el sector público y cultural lo ha llevado a ser crítico sobre el apoyo que las administraciones locales le dan al arte. “El sector cultural siempre es visto como la cenicienta, como la última opción. Pero cuando el administrador de turno tiene una visita importante, de repente no lleva la calle pavimentada o la infraestructura al evento, sino artistas del municipio para que armonicen”, dice. “Con esto no estoy diciendo que el cemento no sea bueno pero hay que mirar muy bien cuál es el concepto de desarrollo que tiene ese mandatario”, añade Vergara.
Nafer Vergara se siente frustrado al ver que su trabajo para convertir a Fonseca en el centro de la cultura no ha tenido eco. Reconoce que la mayoría de los mandatarios no tienen sensibilidad hacia al arte y se preocupan solo en hacer “un espectáculo, tomar la fotografía y así, justificar presupuestos. Pero eso no está generando procesos”. Por eso para Vergara, “a la cultura la mantiene viva la tradición, la esencia cultural de un territorio. Pero corre el riesgo de perderse porque no hay apoyo pa’ dar a conocer el patrimonio”, lamenta. De ahí, que sea enfático en que debe haber escuelas de formación permanentes públicas y generar un plan estratégico de gestión cultural.
“Recuperar los saberes musicales”
Johnny Solano se convirtió en gestor cultural casi por accidente. “Un día estaba en el frente de mi casa haciendo rayitas en el suelo, como dicen las personas, y pasó el exalcalde Jaime Alonso Daza. Él conocía que yo tocaba guitarra y me propuso ser profesor de guitarra y yo le dije ‘listo’. Entonces me dijo ‘ve a la Casa de la Cultura y habla con la directora. Ahí comenzó mi proceso. Eso fue hace 18 años”, narra Solano. Hoy tiene 56 años y ha sido director de la Escuela de Música Luis Pitre por 14 años e integrante del ministerio de música de la Iglesia San Agustín.
Pero una de las iniciativas más entrañables de Solano es la creación de la fundación musical Maestros, que dirige desde 2004. Esta nació porque se ha dejado en el olvido a los artistas veteranos y, a pesar de haber generado aportes en la música, se han envejecido sin transmitir su saberes. “Siento una admiración por esos juglares como el maestro Hugues Peñaranda, que no sabe ahora cuántas canciones tiene, y José Hilario Gómez que es compositor y fue un acordeonero espectacular pero los años ya le están pasando factura y ya casi no se acuerda”, narra Solano. “Es lamentable porque hubiésemos aprovechado para llevarlo a los colegios. Estamos perdiendo esos talentos y se van a morir y muchas personas no los van a conocer. El día que se mueran les montan un entierro espectacular”, agrega.
Para Solano, además, del diálogo entre generaciones, la cultura genera recursos económicos para las personas que tienen esa actividad y permite que se ocupe el tiempo libre en algo productivo. Por eso, para él, “el interés de las personas que trabajan en las diferentes áreas culturales es lo que mantiene viva la cultura en Fonseca, así las administraciones de turno no nos estén apoyando. Siempre buscamos la manera de que eso este vivo pero realmente sí hacen falta los recursos”, dice.
Lo que piden en favor de la cultura
- Recursos y formación: para los gestores culturales es necesario que lleguen ayudas no solo a nivel municipal sino departamental y nacional, con el fin de generar arraigo cultural en las nuevas generaciones. Asimismo, resaltan la importancia de aprender a formular proyectos para seguir impulsando sus procesos artísticos. “Nos está matando que nuestros artistas y gestores culturales no saben formular proyectos ni gestionarlos. Debería haber un plan estratégico por parte de los entes o la administración para resolver esta falencia”, dice Nafer Vergara.
Al respecto lamenta David Hernández: “he hecho proyectos para el museo informalmente y gané uno con tan mala suerte que me pidieron unos papeles de la Dian y la página estaba caída. Eso debió haberme ayudado a soportar el museo porque el premio estaba en 45 millones de pesos”.
- Más escuelas públicas: Además, de las escuelas y fundaciones de carácter privado como Tierra de Cantores, La Academia, Educar Baila y la compañía Tradición Guajira, dice la profesora Carmen Lucina Rodríguez, que debería fomentarse espacios como la Escuela Luis Henrique Martínez “el Pollo Vallenato”. “Me gustaría que en varias partes de Fonseca se fomente la música vallenata, que es el principal potencial de acá, y que se hagan escuelas que las apoye la Gobernación y la Alcaldía”.
- Un plan de desarrollo que incluya la cultura: El actual Plan de Desarrollo de la Alcaldía de Fonseca (2020-2023) no incluye actividades específicas para impulsar la cultura a pesar que hay algunos procesos que se están llevando a cabo en el municipio. Los gestores y gestoras, y los habitantes a quienes les gusta el arte esperan que en las próximas elecciones llegue alguien sensible a la cultura, para que desarrolle proyectos estructurados a corto, mediano y largo plazo.
- Eventos más allá del vallenato: si bien la música de acordeón es la protagonista de la cultura en Fonseca, no es la única expresión artística en el municipio. De ahí que sea necesario crear más festivales, competencias regionales y muestras culturales de danza tradicional, danza wayuu, la piqueria, literatura, teatro, pintura, artesanías wayuu e, incluso, gastronómicas. “No se pueden reducir (los eventos) a la caja, la guacharaca y el acordeón sino que también tienen que mirar que hay otra clase de público que le gusta la danza, el verso y la pintura. Desde ahí hay que ir abriendo espacio para esas expresiones culturales”, dice Maribeth Quintero.