Consonante: ¿Qué opina sobre el debate sobre cuál es la cuna del vallenato? Si Valledupar o el sur de La Guajira.
Silvio Brito: El sur de La Guajira. Todavía, a estas horas, si buscas a los intérpretes de música vallenata y los cuantificas, el 95 por ciento somos guajiros. Hay muchos muchachos que, por ejemplo, están en Valledupar, se criaron en Valledupar, pero su sangre es guajira. Sucede con Peter Manjarres, Churo Díaz, todos esos muchachos son de sangre guajira. La música que corre por sus venas es guajira.
C: ¿Qué hace que en el sur de La Guajira surjan tantos intérpretes vallenatos?
SB: Bueno, a los guajiros siempre nos ha gustado la música y el acordeón entró a Colombia por La Guajira. Entonces mucha gente se entusiasmó con eso y fueron muchos los señores que querían tener un acordeón y tocarlo. Yo pienso que así fue como se fomentó la música vallenata, porque comenzamos a aprender a tocar acordeón y a cantar, y cuando nos dimos cuenta, se tocaba música vallenata en La Guajira. Sobre todo en el sur de la Guajira, porque hay diferencias con la gente de la capital (Riohacha), tenemos costumbres diferentes.
C: ¿Cómo fue su juventud? ¿Cómo se acercó al vallenato?
SB: A ver, no es tan difícil porque es una costumbre nuestra. Fonseca es un pueblo de muchos artistas, donde nacieron artistas importantes como Luis Enrique Martínez, el padre del acordeón y Carlos Huertas, el cantor de Fonseca. En mis comienzos yo estuve con Jesús Torres, un artista reconocido allá, y con José Hilario Gómez.
Para nosotros es “normal” porque estamos acostumbrados a eso. Siempre fue mi inquietud cantar porque mi papá fue, para mí, un señor cantante en su juventud. Pero no tuvimos la oportunidad de llegar con mi papá a una disquera y grabar una canción, porque estábamos muy lejos. Solo había una casa disquera en la Costa y quedaba en Barranquilla, pero para nosotros eso era muy remoto. En cambio, sí se hacían parrandas en Fonseca, algo que era tradicional en La Guajira. Y en las parrandas uno se daba a conocer.
Entonces, yo me acerqué al vallenato prácticamente desde que comencé a hablar. Desde que comencé a hablar, comencé a cantar. Yo tenía la escuela en mi casa. Los Brito somos dinastía en La Guajira. Usted escucha las canciones del maestro Carlos Huertas a Monche Brito, esos eran primos de mi abuelo. Nosotros tenemos la vena de mi abuelo.
C: Me dijeron que debía preguntarle qué prefiere: ¿el campo, el melón, la yuca, la malanga o los escenarios?
SB: Pues yo me decidí por los escenarios. Yo estaba con la yuca, el ganado, los cerdos, las gallinas, los burros, las bestias, y con todo eso. Fui un gran montador. Pero para mí, el progreso y el cambio en mi vida, estaba en los estudios o en la música. Pero no me fue posible estudiar porque los campesinos somos tímidos para eso. Mi papá y mi mamá no se decidieron a mandarme a estudiar, pero eso no me hizo falta para cantar y comenzar haciendo por ahí unas cancioncitas.
Yo sabía que para poder montarme a una tarima tenía que hacer por lo menos una canción y presentarla en alguno de los festivales que se hacen en La Guajira. De pronto si me subía a cantar así como así, no me lo iban a permitir. Entonces me inscribí en La Junta, allá en la tierra de Diomedes Díaz, en el festival de La Junta y sorpresivamente salí ganador entre los profesionales. No había una segunda división. Los novatos teníamos que competir con los profesionales y sorpresivamente yo salí ganador. Entonces ahí comenzó mi vida artística. Después, en Fonseca me presenté y también gané.
C: ¿En el Festival del Retorno?
SB: Sí, gané el primer Festival del Retorno en Fonseca. Fui ganador en canción inédita.
C: ¿Con cuál tema?
SB: Un tema que yo hice para mi papá que se llama El Heredero.
C: ¿Con cuál canción quisiera que lo recordaran? ¿Con cuál se siente más identificado?
SB: La que yo más quiero es la que le hice a mi papá. Hice otra canción romántica por ahí, un desengaño, que también suena bastante. Con esas dos canciones, porque yo definitivamente no era un gran compositor, sino que tomé la determinación de componer para darme a conocer.
C: ¿Recuerda algún artista que haya marcado su carrera?
SB: Nosotros convivíamos con los artistas en Fonseca. Siempre estábamos con ellos. En Fonseca había muchos músicos y por lo menos tres grupos muy importantes. La música era algo cotidiano para nosotros. Éramos amigos de los que cantaban y de los que tocaban. Sin llegar a integrar un grupo, uno hacía escuela.
C: ¿Alguna anécdota de esa época?
SB: Tengo una muy especial. En Fonseca había un grupo llamado Los Caciques de La Guajira. Después de que yo gané el festival, las personas mayores del pueblo, consideraron que ese grupo me tenía que dar una oportunidad porque yo cantaba bien. Entonces el director del grupo dijo que sí, que me iba a invitar a un ensayo. Ellos ensayaban los jueves. Bueno, pasaron como cuatro jueves para que yo pudiera ir a ensayar con ellos. Pero el día que llegué ellos no estaban ensayando y me encontré al director, quien me dijo que ya sabían qué puesto me iban a dar. Yo pensaba que al menos me iban a poner de corista porque lo mío era el canto. Entonces me dijo que comenzara el otro jueves a practicar el trombón con el trombonista del grupo. Y yo le pregunté "¿cómo así?". “Sí, para que empieces a practicar con el trombón”, me dijo. O sea, esa era su manera de zafarme.
Y le doy la razón. Él era uno de los vocalistas del grupo y de pronto pensó que si esa culebrita llegaba al grupo lo podía desplazar. Claro él tenía razón, porque si yo llegaba ahí, lo desplazaba (risas). Ese día, yo salí a la calle principal, que es muy ancha. Entonces la gente siempre estaba sentada ahí, en las banquitas que había, y fui buscando a mis amigos para contarles el chiste y la gente se arrastraba de la risa. Porque Fonseca es un pueblo sin distingo de clases. En Fonseca no hay clubes sociales. En Fonseca el rico, el pobre, el profesional y todos somos una sola masa. Nos conocemos y hablamos con toda la confianza del mundo. Por eso yo digo que es el pueblo más bello del mundo.
C: ¿Cuántos años tenía?
SB: En esa época tenía como 17 años.
C: Y entonces, ¿no se aventuró con el trombón?
SB. No (risas). Nada. Me zafaron de una y entonces yo me quedé quieto. Pero, luego, el señor Jesús Torres, que tenía su grupo también, me llamó y me hizo corista del grupo. Ahí duré como unos dos años y me fue muy bien, aprendí mucho con él, me daban oportunidad para que cantara algunas canciones como solista. Ahí fui tomando experiencia. Después, cuando iban los grupos grandes a Fonseca, hacían muchas casetas. Yo me metía, pedía chance y me lo daban. Cualquier día canté una tanda con Poncho Zuleta y el acordeonista José Hilario Gómez. Cuando me bajé de la tarima, Poncho Zuleta me mandó a buscar, me sentó en sus piernas, y me estampó un beso. Algo usual en él, porque a todo el que le presentan, le zampa un beso. Me regaló una botella de aguardiente y me felicitó. Esos son estímulos que a uno le sirven para llenarse de confianza. Uno se va afianzando y va creyendo más cada día en que puede llegar.
C: A estas alturas, ¿se considera un ídolo del vallenato?
SB: A mí no me gustan esas cosas. Yo no me fijo en eso. No sé si soy un ídolo o algo. Yo solamente puedo decir que he sido uno de los dignos representantes de nuestra música vallenata y que he aportado a la música porque tengo muchas canciones que hoy son clásicos del vallenato. Considero que he dado un aporte importante a nuestra música.
C: ¿Cómo se hace un juglar vallenato?
SB: El juglar es aquél que hace una carrera exitosa. Que representó o representa a su pueblo con grandeza y dignidad. El tiempo es quien determina cuándo uno es un juglar.
C: ¿Su aporte y su carrera lo podrían llevar a ser un juglar vallenato?
SB: Pues yo creo que sí, porque tengo 43 años como profesional. Aunque mi vida musical tiene muchos años porque yo desde muy jovencito comencé a cantar.
C: ¿Cómo ve la evolución del vallenato en los últimos años?
SB: El vallenato de ahora es muy distinto porque comenzó con Francisco El Hombre, y de allá a esta parte ha habido muchos cambios. Yo digo que ha habido una evolución en el arte, en la música vallenata. La juventud cambia y cambian las cosas.
C: ¿Y las mezclas del vallenato con otros géneros?
SB: No, yo pienso que las fusiones han sido algo normal en el mundo de la música. Si hay que hacer algún cambio cuando se dan esas cosas, pues se hace. El vallenato ha sido grabado orquestalmente, pero se mantiene. Las desfiguraciones que puede tener la música viene cuando el pueblo, la juventud cambia, porque de verdad que las cosas a través de la evolución tienen que cambiar.
En este momento hay unos cambios drásticos en el vallenato que, a nosotros los que hemos sido del vallenato ortodoxo, no nos gustan porque lo vemos fuera de lo que es el folclore vallenato.
"Yo soy uno de los que evolucionó porque mi estilo es vallenato lírico, pero en las canciones que yo canto se conserva el ritmo de las canciones vallenatas, del paseo, del merengue, del son, de la puya. Nosotros todavía alcanzamos a ser originales"
Silvio brito
C: ¿Cree que los jóvenes del sur de La Guajira se interesan por mantener el folclore vallenato?
SB: Sí, claro. Nosotros todavía reclamamos que nuestra música se conserve original, que nuestros muchachos aprendan a cantar y tocar vallenato. Claro está que la juventud se impone, hoy hay otro estilo, otras cosas, pero seguimos siendo, los guajiros, los que sostenemos la música vallenata, como músicos, cantantes y compositores.
C: ¿Qué características debe tener un rey vallenato?
SB: Un rey vallenato es aquel que resalta de los demás que están en la tarima, quien mejor lo haga. Se tiene en cuenta su creatividad, la buena ejecución, la precisión de las notas y el carisma del acordeonero.
C: ¿Qué opina del nombramiento del último rey vallenato?
SB: Estamos pasando un momento de dificultades. No se han presentado los mejores y eso le resultó a (José Ricardo) Villafañe para ser el rey vallenato. Este año no ha habido acordeoneros de mucho impacto. Este festival siempre será el más grande del país y apetecido a nivel nacional e internacional. Pero las dificultades, entre las que está la pandemia, se notan tanto en el público como en los artistas y quizás los más importantes no fueron.
C: ¿Cómo hacer para que cada día aparezcan más y mejores reyes y artistas vallenatos?
SB: Se debe invertir e impulsar los colegios que son un sitio especial para que los estudiantes se empiecen a dar a conocer y puedan mostrar sus talentos. Después vienen los festivales donde el mundo y las demás personas identifican el potencial artístico.