Salón de clases de la escuela del barrio San Pedro de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza, en Tadó.
Salón de clases de la escuela del barrio San Pedro de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza, en Tadó.
Chocó Tadó Noticias

En la escuela de San Pedro no hay salones: así enfrentan los niños el hacinamiento

Aunque desde el año pasado se habló de invertir en la construcción de aulas, no se ha ejecutado ningún proyecto y los niños y niñas de quinto grado tienen que tomar clases en la tarde para hacerle frente al hacinamiento. La planta física está deteriorada y a la fecha la Alcaldía de Tadó no da una solución.

En la escuela primaria del barrio San Pedro de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza, en Tadó, no hay suficientes salones para los más de 440 niños y niñas que estudian allí. El colegio sólo cuenta con 15 aulas para los y las estudiantes, cuando en realidad se necesitan al menos 18 salones para que todos puedan recibir clases en una jornada. La situación es crítica: en un salón que está diseñado para alojar a 20 estudiantes, se debían ubicar alrededor de 30. 

A pesar de que desde el año pasado ya se había hablado de la necesidad de mejorar la planta física, hasta la fecha no ha habido ninguna solución al problema. Los docentes, directivos y padres y madres de familia optaron por dividir los cursos, con el inicio del año escolar el 16 de enero, para que los estudiantes de quinto grado tomen clases en las tardes y, de esta manera, no tengan que recibir las lecciones en los pasillos o a la intemperie

“Pensamos en los (estudiantes) más grandecitos basados en que, de pronto por estar más desarrollados, son capaces de adaptarse más fácilmente. Es más difícil pedirle a un niño pequeño de cinco años, seis años, ese nivel de madurez cuando tiene afectaciones en el horario”, cuenta Dasin Perea, representante de padres y madres de familia ante el Consejo Directivo de la IE Nuestra Señora de la Pobreza. 

¿Cuál es la gravedad del problema?

La principal problemática de la escuela, que recibe a los niños y niñas de los distintos sectores del barrio San Pedro que suman alrededor de 2.000 habitantes, es la falta de salones. Sin embargo, la comunidad educativa coincide en que la planta física del colegio está deteriorada estructuralmente. Ante la Alcaldía y la Secretaría departamental de Educación han detallado en varias ocasiones el mal estado de la infraestructura: goteras y humedad, huecos en el piso y no hay un espacio adecuado para la práctica de deportes.

“La infraestructura es más reciente que la sede principal pero tiene el desgaste o el daño por el uso de los estudiantes. Tiene las paredes con humedad, el piso quebrado y en el patio no hay una placa para que los niños puedan hacer allí sus actividades. Es un patio rústico”, dice Melvin Agualimpia, el nuevo rector de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza, quien asumió el cargo en diciembre del año pasado.

"Tiene las paredes con humedad, el piso quebrado y en el patio no hay una placa para que los niños puedan hacer allí sus actividades. Es un patio rústico"

Melvin Agualimpia, el nuevo rector de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza

Para hacerle frente a la falta de aulas, cuenta Dasin Perea, han adoptado distintas medidas sin que ninguna sea sostenible a largo plazo. En algún momento alquilaron lugares para que los niños y niñas tomaran clases. “Se nos hace insostenible financieramente, además de los riesgos que conlleva tener a los niños por fuera de la estructura que está legalmente constituida como escuela”, dice. También, optaron porque algunos estudiantes estudiaran en los pasillos, en el comedor y al aire libre cuando el clima lo permitía. Incluso, pensaron en dividir un salón en dos para meter cursos distintos.

“La misma falta de infraestructura hace que el esfuerzo del maestro y la capacidad del estudiante para concentrarse tengan que ser superiores. Allí estaría afectándose la calidad de la educación”, afirma Perea. “Además de los procesos de concentración en el aprendizaje, tenemos brotes de indisciplina de estudiantes que se desesperan por esa misma situación de estar apretados, del calor y de otros factores. Empiezan a hacer desorden”, agrega. 

Patio central de la Escuela primaria del barrio San Pedro de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza, en Tadó. Foto: Francisco Mosquera.

Sin embargo, no todos los padres y madres de familia están de acuerdo con la estrategia de dividir a sus hijos en dos jornadas. Ese es el caso de Yeison Ramírez, padre de un niño de quinto grado, quien asegura que ha sido difícil estar pendiente del ingreso a clases porque están en horario laboral. “Es un horario que nos perjudica. Uno tiene que estar pendiente y no puede porque trabaja o tiene que hacer otras cosas y ellos son menores de edad. Además, estaban acostumbrados a levantarse temprano e ir a la escuela. Creemos que el aprendizaje es mejor en la mañana”, cuenta Ramírez.

"La misma falta de infraestructura hace que el esfuerzo del maestro y la capacidad del estudiante para concentrarse tengan que ser superiores"

Dasin Perea, representante de padres y madres de familia ante el Consejo Directivo de la IE Nuestra Señora de la Pobreza.

No es un problema nuevo

En marzo del año pasado los padres y madres de familia de la escuela ya habían alertado ante la Veeduría Ciudadana del municipio sobre las deficiencias estructurales que tenía la sede. En ese momento se exploraron distintas alternativas: pasar a los estudiantes a la Institución Técnica Agroambiental (ITA), que tenía cupo para atenderlos; la Alcaldía junto a la rectoría iban a iniciar las construcción de los salones faltantes y la comunidad educativa haría una “marcha de ladrillos”, con el fin de recolectar los materiales para las obras. Sin embargo, después de once meses no ha habido ningún proyecto de adecuación.

Melvin Agualimpia cuenta que realizó el empalme con el saliente rector Gabriel Copete, quien salió por retiro forzoso, y abordaron la situación de la sede de San Pedro. Sin embargo, Agualimpia no detalló cuáles fueron las acciones que desarrolló Copete. “De pronto exploró la posibilidad de que se pudieran construir las aulas que hacen falta pero no logró avanzar”, dice Agualimpia. 

La última inversión a la infraestructura que se realizó en la sede fue la renovación de los baños para retomar las clases presenciales en octubre de 2021. Las obras, que terminaron el año pasado, se realizaron con recursos que gestionó Copete ante el Ministerio de Educación y el Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (FONADE). Para esas adecuaciones, el entonces rector recibió 140 millones de pesos.

¿Qué dicen las autoridades?

Deiner Mosquera, secretario de Planeación del municipio y quien ha estado al tanto del mejoramiento de las instituciones, afirma que no han podido avanzar como quisieran en las adecuaciones de la infraestructura de la escuela porque la gestión del alcalde Cristian Copete se ha visto obstaculizada por la inestabilidad política que generaron los juicios en su contra. “Acá nos hemos dedicado más a defendernos que a gestionar. Estos compromisos que se han quedado atrás es debido a eso. Espero en esta recta final sacarlos adelante”, asegura.

Mosquera explica que desde la Alcaldía se han realizado convenios con cada uno de los rectores de los colegios para transferir los recursos que sirvan para la adecuación de la infraestructura. Pero, para Mosquera, el principal obstáculo para ver los avances se debe a que los directivos destinan ese presupuesto para contratos de transporte escolar, que es una prioridad para garantizar la educación de los estudiantes que viven lejos de los colegios. Por eso es enfático en que son los rectores quienes deben rendir cuenta sobre el uso que le dan al dinero.

En el caso de la escuela del barrio San Pedro, Mosquera asegura que están haciendo estudios para construir la plancha que permita edificar el segundo piso y, de esta manera, solucionar el hacinamiento en el colegio. 

Una situación que se replica en todo el municipio

La Veeduría Ciudadana de Tadó y la Personería municipal ha recorrido en los últimos días algunos colegios del municipio: Nuestra Señora de Fátima del corregimiento Playa de Oro, el Instituto Técnico Agroambiental y Nuestra Señora de la Pobreza, para verificar la infraestructura y cómo se está llevando a cabo el regreso a clases. Francisco Antonio Asprilla, veedor ciudadano, cuenta que durante los recorridos en la zona urbana y rural han podido constatar que “la situación en los colegios y escuelas del municipio es crítica”.

Escuela rural del Tabor durante una de las visitas de la Veeduría Ciudadana. Fotografía: cortesía de la Veeduria.

Aunque las deficiencias en infraestructura están en todas las instituciones, las escuelas rurales son las que presentan mayores problemas: no tienen baños ni comedores escolares para recibir adecuadamente el Programa de Alimentación Escolar (PAE). “Están en total abandono. No están en condiciones dignas para que nuestros niños y niñas reciban clases en ellas. Le están violando todos los derechos a los estudiantes”, afirma.  

Los veedores de Tadó aseguran que han visto intervenciones parciales en las escuelas de Guarato, Angostura, Corcovado y Bochoroma, pero hay otras que requieren ser construidas en su totalidad como es el caso de Mumbú y El Tabor. Al respecto, el veedor Asprilla cuestiona que no haya claridad sobre las responsabilidades de los rectores y la Alcaldía para el acondicionamiento y mejoramiento de la infraestructura.

“Según los rectores, el Secretario de Planeación se escuda con unos convenios firmados para hacer reparaciones menores y transportes. Hasta la presente nadie dice nada sobre la reparación de las escuelas incluyendo sus restaurantes escolares”, afirma. Mientras se definen las responsabilidades, ha aumentado el ambiente de incertidumbre y miedo en la comunidad educativa. “Algunos docentes se refieren al tema de las escuelas pero piden no ponerlos como evidencias por temor a represalias en su contra”, agrega Asprilla.

"El Secretario de Planeación se escuda con unos convenios firmados para hacer reparaciones menores y transportes. Hasta la presente nadie dice nada sobre la reparación de las escuelas incluyendo sus restaurantes escolares"

Francisco Antonio Asprilla, veedor ciudadano
Baños del Instituto Agrícola que están en construcción desde el año pasado. Fotografía: cortesía de la Veeduria.

Ninguna solución a corto plazo a la vista

El Secretario de Planeación no se comprometió con una fecha para iniciar la construcción de la placa para el segundo piso de la escuela del barrio San Pedro. Asegura que se debe gestionar una partida presupuestal para realizarla. “En nuestra administración no vamos a resolver todo porque el tiempo es muy corto y sabemos que la inversión que se requiere es bastante. Pero sí podemos mitigar una parte con la construcción de la placa para el segundo piso que, a través de gestiones del mismo rector haciendo campañas a nivel local o departamental, pueden lograr terminar”, afirma.

Por su parte, Melvin Agualimpia cuenta que está buscando soluciones autogestionadas para hacerle frente a la falta de salones. No descarta realizar una “marcha de ladrillos” para que los padres y madres de familia donen un ladrillo o su mano de obra. En esta acción se espera que se pueda vincular el resto de la comunidad, con el fin de hacer una construcción parcial de aulas.

Sin embargo, Dasin Perea cuestiona que las soluciones se limiten a acciones que pueden quedarse cortas para el problema. “La comunidad se ha mostrado dispuesta pero igual no es suficiente para lograr el objetivo. No nos sirve de nada recibir cinco mil ladrillos y amontonarlos en la escuela cuando no tenemos los otros elementos para poder desarrollar las actividades”, agrega.

Sin comentarios

Deja tu comentario

Utiliza un correo electrónico válido

Recibe nuestros contenidos. Es gratis.

Puedes cancelar en cualquier momento.
Quiero recibirlos
cross