Foto: Cortesía Unidad de Alimentos para Aprender (Uapa).
San Vicente del Caguán Reportajes

Alimentos en mal estado y poca cobertura, las fallas del PAE en San Vicente del Caguán

Solo el 70 por ciento de los y las estudiantes matriculados en las instituciones educativas oficiales del municipio recibe alimentación escolar, dado que los recursos asignados para esto no son suficientes. Este año han llegado frutas y verduras en mal estado, además, el servicio empezó un mes tarde.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Hablamos con siete personas entre docentes, rectores, manipuladoras de alimentos. También contactamos a la Unidad de Alimentos para Aprender y a un diputado. A pesar de que nos comunicamos con la Secretaría de Educación Departamental, y el enlace de educación municipal, no obtuvimos respuestas.

El primer día de cada mes algunos estudiantes de las escuelas de San Vicente del Caguán desayunan chocolate con leche, una porción pequeña de huevo con cebolla y tomate, y una tajada de plátano maduro. Otros reciben una bolsa de avena, un pastel, o galletas cracker y -a veces- una naranja, una mandarina o una tajada de mango. Los demás no desayunan.

En el municipio funcionan dos tipos de alimentación escolar: algunos platos se preparan en los restaurantes escolares de las instituciones con los insumos que entrega el contratista. Y en otros casos los y las estudiantes reciben la “ración industrializada”, es decir, alimentos que ya vienen preparados, como avena o leche en bolsa, pasteles sin cobertura o galletas de soda tipo cracker. Esta modalidad se implementa en casos donde la infraestructura de la sede educativa no permite la preparación de los alimentos directamente en las instalaciones del comedor escolar. 

Aunque el Programa de Alimentación Escolar (PAE) fue diseñado para ser un complemento, y hace parte de una estrategia del Estado para contribuir con la permanencia de los estudiantes en las escuelas, para cientos de niños, niñas y adolescentes la comida que reciben durante la jornada escolar es la más importante del día. 

En San Vicente del Caguán solamente 8.531 estudiantes reciben alimentación escolar, según datos actualizados en abril de este año por la Gobernación del Caquetá. Es decir, que diariamente 3.607 alumnos de las instituciones educativas oficiales se quedan sin recibir este beneficio por falta de presupuesto.

El operador encargado de entregar los insumos y la alimentación en los 15 municipios no certificados del departamento es la Unión Temporal Unidos por el Caquetá 2024. El contrato, por más de 20.000 millones de pesos, implica la ejecución del programa durante 104 días del calendario escolar.

El complemento de la mañana preparado en sitio le cuesta a la Gobernación 4.710 pesos, y el almuerzo 6.484 pesos. Mientras que el industrializado vale 5.138 pesos. Estos menús, aseguran, cumplen con los mínimos nutricionales definidos por el Ministerio de Educación a través de la Unidad Administrativa Especial de Alimentación Escolar (Uapa).

Y aunque en el papel todo parece funcionar bien, en la realidad de las escuelas los niños, niñas y adolescentes se enfrentan a varios problemas: raciones pequeñas e insuficientes para cubrirlos a todos, alimentos en mal estado y retrasos.

No es suficiente

En San Vicente del Caguán la alimentación escolar no llega a todos los estudiantes de las escuelas oficiales. En la institución educativa rural Los Fundadores, por ejemplo, solamente reciben alimentación escolar 62 de los 127 estudiantes que asisten a la escuela. Es decir, cada día más de la mitad de los alumnos se queda sin este complemento. 

La situación se repite en casi todos los colegios. En la Institución Educativa Rural Arenoso - Sede La Pradera solamente 119 niños, de los 165 que hay, reciben la alimentación. “Recuerdo que hace muchos años a la población estudiantil le llegaba para el desayuno y el almuerzo, sería súper excelente que el gobierno pensara en generar este beneficio para nuestros niños y así estaríamos nosotros como institución garantizando la permanencia de los estudiantes en el proceso”, comenta Amelia Cuellar, rectora de la Institución Educativa Rural Cristo Rey Antonio Nariño.

En total, conforme a los datos de matrícula registrados en el Sistema de Matrícula Estudiantil -Simat-, en el municipio hay 12.138 estudiantes matriculados. De esos, solamente 8.531 reciben el PAE, es decir, el 70,28 por ciento de la población estudiantil.

Para decidir quiénes reciben, o no, la alimentación escolar, la Uapa definió varios criterios: en primer lugar se deben priorizar todos los grados de las sedes educativas que tengan jornada única, los cuales deben ser cubiertos al 100 por ciento. Para las demás jornadas se prioriza el nivel preescolar de todas las sedes educativas, que también deben ser cubiertos en su totalidad. 

En segundo lugar se priorizan las sedes educativas ubicadas en el área rural y las sedes educativas urbanas donde más de la mitad de los estudiantes matriculados sean población étnica, víctima del conflicto armado o en condición de discapacidad. En estas sedes, se deben priorizar progresivamente los grados inferiores, hasta llegar a cubrir el toda básica primaria, continuando con los grados superiores.

Y por último, las sedes educativas con alta participación de población con menores capacidades de generar ingresos, determinada por el grupo de Sisbén (desde grupo A hasta grupo D), priorizando progresivamente los grados inferiores hasta cubrir básica primaria y continuando con los grados superiores.

Aunque no esté estipulada la obligatoriedad del Estado para cubrir a todos los estudiantes, y este problema no es exclusivo de San Vicente, la comunidad señala que para que la política pública cumpla su objetivo debe cubrir el cien por ciento de la población estudiantil. Rectores y docentes reconocen que atienden a población de bajos recursos y muchas familias no cuentan con suficiente dinero para ofrecer una alimentación de calidad a sus niños y niñas. Esto demuestra que las políticas sociales del Estado son insuficientes para garantizar los derechos de todos los niños y niñas.

Esto pasa, según la Unidad de Alimentos para Aprender -Uapa-, entidad adscrita al Ministerio de Educación y encargada del PAE, porque el dinero para financiar el programa en todo el país no es suficiente. “A pesar de la concurrencia de los recursos referidos es importante señalar que los mismos no alcanzan para tener una cobertura del 100 por ciento de los estudiantes matriculados en el sistema educativo oficial”, responden desde la Uapa. 

Esto a pesar de que el PAE se financia con recursos de diferentes fuentes: del Sistema General de Participaciones, del Sistema General de Regalías, los recursos que adquiera o sean transferidos por la Nación o las entidades descentralizadas territorialmente, los recursos propios de los territorios, los de cooperación internacional, donaciones, auxilio o los que le sean asignados en el Presupuesto General de la Nación. Para este año, el primer giro de la Uapa para cofinanciar el PAE en las 97 Entidades Territoriales Certificadas en Educación fue de 344.000 millones de pesos.

Además del problema de cobertura, algunos rectores y estudiantes han manifestado que las cantidades que reciben son muy limitadas. “El PAE es muy importante para nuestros niños y familias, pero tiene muchas falencias, una de ellas es que las raciones son mínimas  y los niños vienen de lejos, muchas veces sin desayunar”, agrega Cuellar.

“Esta alimentación es muy importante debido a que algunos niños vienen sin recibir alimento alguno de sus casas, además de que la jornada es hasta tarde y vienen bastantes niños del campo. Pero son muy pocas las cantidades para el número de niños”

Dennis Torres, docente de la I.E.R. Arenoso, Sede La Pradera.

Hay problemas en la implementación

A pesar de que las clases iniciaron el 22 enero, el PAE solamente empezó a funcionar hasta el 5 de marzo. “Este programa, como bien lo dice el gobierno, inicia desde el primer día del calendario académico, pero desafortunadamente en nuestra institución inició el 5 de marzo y con muchas dificultades”, dice Amelia Cuellar.

Además del mes de retraso, en algunos casos los productos llegaron incompletos y las manipuladoras de alimentos tuvieron que encontrar la forma de mediar la situación. “Tocó hacer un ejercicio de balanceo y poder mirar cómo podíamos cumplir con este alimento para nuestros niños porque es de suma importancia, los niños vienen de veredas cercanas al centro poblado, entonces salen desde muy temprano de sus casas y llegan muy tarde”, agrega la rectora.

A esto se suman varias denuncias por el pago precario que reciben las manipuladoras de alimentos por su trabajo. Este valor depende de la cantidad de raciones que tengan que entregar o preparar, por lo que el valor termina siendo muy desigual. “Como tenemos poquitas raciones obviamente el valor que le van a cancelar a las manipuladoras es demasiado bajo y es muy complicado encontrar en nuestra región  alguien que trabaje por los precios que da el operador”, agrega Cuellar.

“Como tenemos poquitas raciones obviamente el valor que le van a cancelar a las manipuladoras es demasiado bajo y es muy complicado encontrar en nuestra región  alguien que trabaje por los precios que da el operador”

Amelia Cuellar, rectora de la Institución Educativa Rural Cristo Rey Antonio Nariño.

En la I.E.R Los Fundadores, por ejemplo, trabajan dos manipuladoras de alimentos que reciben aproximadamente 10.000 pesos por día trabajado. Mientras que en instituciones con mayor volumen de beneficiarios, el valor es mucho más alto. "Nosotros por el momento estamos ganando por el día trabajado 39.200 pesos. Para mí está bien el pago y el horario es bien", dice Carmenza Parra, manipuladora de alimentos de la Institución Educativa Verde Amazónico.

A esto se suma las denuncias de problemas en la infraestructura de los comedores escolares, las cocinas y, en general, las condiciones en las que se alimentan los niños.

Llegan alimentos en mal estado 

Algunas escuelas han recibido frutas en estado de descomposición y verduras golpeadas o dañadas. “La fruta llegaba en muy mal estado y por eso ya no se está dando”, explica Edgar Josué Villacriz, coordinador de la I.E.R Los Fundadores. Esta situación se denunció también en otros municipios de Caquetá. 

Incluso, en abril la Asamblea citó a un debate de control político sobre el PAE al departamento y al contratista. Esto, cuenta el diputado Wilman Fierro, después de que un grupo de veeduría departamental hiciera varios reparos sobre el programa, además de que un estudiante de Belén de los Andaquies resultara intoxicado por un alimento que había recibido en su escuela. “Lo que realmente rebosó la copa fue una intoxicación, infección intestinal por posible causa de una leche o una avena que se tomaron unos menores de una familia”, comenta el diputado.

“Lo que realmente rebosó la copa fue una intoxicación, infección intestinal por posible causa de una leche o una avena que se tomaron unos menores de una familia”

Wilman Fierro, diputado.

Otra de las cosas a mejorar es la pertinencia de los alimentos. Según los lineamientos, expedidos por la Uapa, para la planificación de los menús es necesario tener en cuenta aspectos que van más allá de la composición nutricional e inocuidad del alimento, como: variedad, textura, consistencia, color, sabor, forma, humedad de los alimentos, y sus métodos de cocción. Y sobre todo, debe responder al contexto social y cultural de los y las estudiantes, pero esto se queda en el papel.

“El desayuno es un poco variado, son cuatros minutas, cada una compuesta por cinco días de la semana y es elaborada por los ingenieros de alimentos. Pero no cumple con las características de nuestra región. Además nuestros niños están acostumbrados a consumir una porción de alimento más grande”,  explica Amelia Cuellar.

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