Kevin Yurgaky y el equipo durante el torneo internacional en México. Foto: Cortesía
Chocó Reportajes

Así funciona el semillero que impulsa la ciencia y la tecnología en el Chocó

Teams Robotic del Pacífico, conformado por estudiantes de básica y media secundaria de Quibdó, ha ganado 20 títulos en competencias de robótica a nivel nacional e internacional desde 2019. Aunque acaba de ganar una competencia mundial, su propósito más grande es llevar educación científica de calidad a los niños, niñas y jóvenes del departamento. ¿Cómo encontrar un proyecto de vida en la tecnología cuando no hay apoyo?
¿Cómo se hizo este trabajo?
Para este reportaje se consultaron tres tipos de fuentes: tres integrantes del equipo de róbotica, dos profesores y uno de los alumnos del semillero. Dos profesores que han recibido el acompañamiento del equipo en Bahía Solano y en Tadó y una experta en acceso a las tecnologías de la información.

El celular de Kevin Yurgaky, más conocido como 'el Loco', no ha dejado de sonar. Ha recibido solicitudes de periodistas para una entrevista y lo buscaron hasta de la oficina de prensa de Presidencia para programar con él una visita a la Casa de Nariño. 

El hecho que lo ha puesto en boca de todos es que su equipo, Teams Robotic del Pacífico, se coronó campeón mundial de robótica, venciendo a China. “La gente no se sorprende por la noticia de que unos jóvenes colombianos le hayan ganado a China, sino que son jóvenes del Chocó”, anticipa Yurgaky. “Ellos creen que aquí está lo peor del país”.

El ingeniero no considera esta victoria como algo extraordinario; por el contrario la suma con normalidad a los otros 19 títulos que ha obtenido con su equipo; 17 de ellos en el mismo torneo que, esta vez, los puso en todos los medios. 

Teams Robotic del Pacífico es un semillero de robótica que creó Yurgaky en 2019 junto a su amigo Deiver Mosquera. Lo componen 30 niños y niñas de Quibdó, que están entre los 7 y los 21 años, interesados en desarrollar soluciones tecnológicas para resolver problemas de su entorno: trabajan  desde la creación de robots hasta iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida de varias comunidades, incluyendo el tema medioambiental. 

Actualmente, Teams Robotic del Pacífico está creando una estación meteorológica que mide la temperatura, humedad, calidad de aire y vibración del suelo de varios lugares del Chocó. Con esta pretenden poner datos locales al servicio de las universidades y un dispositivo que mide el nivel de mercurio de los ríos.

Aunque el Team Robotic ha incentivado la ciencia y tecnología en varias instituciones y municipios del departamento, la falta de recursos económicos ha frenado en varias ocasiones el trabajo y ha minado el propósito de que Chocó se destaque como distrito nacional de ciencia y tecnología. 

Tecnología sin acceso a internet 

El propósito más grande del equipo es institucionalizar la ciencia y la tecnología en un departamento que históricamente ha sido abandonado por el Estado y al que la formación en ciencia y tecnología de calidad le ha sido ajena. 

Según el informe de indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación del Observatorio colombiano de ciencia y tecnología, durante 2020 nadie en el Chocó se dedicó a actividades de innovación. El Observatorio encontró que la mayoría de personas que se dedican a estas actividades, se concentran en los departamentos con sistemas de innovación más robustos, sistemas productivos más eficientes y desarrollados, y que históricamente han tenido un mejor desempeño en el Índice Departamental de Innovación para Colombia, como: Bogotá-Cundinamarca, Antioquia, Atlántico, Santander y Valle del Cauca.

Foto: cortesía

Eso tiene que ver, además, con la falta de acceso a nuevas tecnologías. En el Índice de Brecha Digital del 2021, el Chocó ocupó el puesto 29 entre 33 departamentos de Colombia. “Esto quiere decir que la falta de acceso a tecnologías digitales, especialmente Internet, está muchísimo más extendida en el Chocó, así como la falta de conectividad, de acceso a dispositivos electrónicos y de formación en habilidades digitales, lo que está relacionado con las brechas económicas, sociales y de infraestructura que hay en el departamento”, explica Olga Paz Martínez, directora de proyectos de Colnodo.

Yurgaky y su equipo saben en donde están parados, por eso, se han movido por su cuenta por Tadó, Bahía Solano, Novita, Andagoya, Istmina, Nuqui y otras ciudades, bucando crear comunidad en las escuelas alrededor de la ciencia y la tecnología. “Somos el único equipo del Chocó que trabaja con las instituciones educativas, porque el enfoque es la institucionalización de la ciencia y sabemos que la única manera en la que podemos lograrlo tiene que ser con ellos”, opina el instructor.

"Somos el único equipo del Chocó que trabaja con las instituciones educativas, porque el enfoque es la institucionalización de la ciencia y sabemos que la única manera en la que podemos lograrlo tiene que ser con ellos"

Kevin Yurgaky, director del Team Robotic del Pacífico

En Bahía Solano, el equipo acompañó la iniciativa “Playa libre, basura cero” de la Fundación Natura. El proyecto convocó a todas las instituciones educativas para disminuir los residuos sólidos que terminan inundando las playas. En la ciudad, además, no hay relleno sanitario, no funciona bien el sistema de recolección de basuras y no hay políticas públicas ambientales. Por eso, los estudiantes construyeron kioscos con madera plástica reciclada y crearon basureros que daban las gracias cada vez que alguien depositaba los residuos. “Quedó una semilla: el interés por encontrar una forma de solucionar problemas del medio ambiente a través de la tecnología”, cuenta Edgar Medina, el profesor que acompañó este proyecto que impactó directamente a 130 niños y niñas.

En Tadó, por su parte, el equipo ha acompañado el proyecto “Robo Tic” de la Institución Educativa Normal Demetrio Salazar Castillo, en el que estudiantes del grado octavo reciclan cartón, plástico y todo tipo de materiales para hacer ventiladores, aires acondicionados, carros en movimiento y hasta asadores. El equipo, incluso, entró a disputar un cupo para representar al Chocó y a Colombia en un encuentro de ciencia en Brasil.

“Para nosotros es muy fácil solucionar los problemas, pero queremos capacitar y que las soluciones salgan de los territorios. La filosofía del equipo no es que nosotros hagamos todo, sino que podamos crear comunidad y que los chicos de Andagoya o de Tadó, puedan aprender sobre temas de robótica”, asegura Kevin.

A través de convenios que duran normalmente dos o tres semanas, sacan adelante su trabajo. Los rectores de varias instituciones reconocen a Yurgaky y lo buscan, sobre todo, para implementar el enfoque Stem (por sus siglas en inglés, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en el aula de clase y motivar a los jóvenes.

En las instituciones educativas del Chocó poco se habla de innovación, de ciencia o de tecnología, una dificultad que reconocen los mismos docentes. “La verdad es que hay que cambiarle el rumbo a la enseñanza de la ciencia y la tecnología porque no puede ser que los muchachos solo aprendan a prender y apagar el computador, o el manejo del Office”, opina Vilma Edith Perea, profesora de la Normal Demetrio Salazar en Tadó, y quien ha guiado al proyecto ‘Robo Tic’ bajo la asesoría del Team Robotic.

Los límites de la iniciativa

Yurgaky confiesa que en el equipo hay temáticas que no se tocan: “a mí no me gusta usar términos como afro, no me gusta hablar de orientación sexual, de géneros, nada de eso. Nosotros sentimos que todos somos personas, somos colombianos”. 

Sin embargo, desde Colnodo reconocen que implementar estas iniciativas con enfoque de género puede hacer que el acceso a la ciencia y a la tecnología sea más ecuánime: “Hay que intentar que la participación de las niñas sea equitativa con la de los niños. Es importante que estas iniciativas también incentiven  la participación de niñas y jóvenes mujeres para que puedan desarrollar todos sus talentos y todo su potencial y que el desarrollo tecnológico del departamento también tenga sello de mujer”, puntualiza Paz Martínez.

Todas las actividades las patrocina Yurgaky, de su propio dinero, y con donaciones que le llegan de vez en cuando, por lo que el proceso se queda corto. La falta de recursos también hace que la formación en otras ciudades diferentes a Quibdó no sea continua.

Olga Patricia Paz Martínez, de Colnodo, reconoce esta dificultad. “Uno ve que esos proyectos no tienen continuidad, no se les asignan presupuestos y empiezan a funcionar de manera precaria, de manera intermitente hasta que mueren, generan el impacto mientras se lanzan, mientras se toma la foto, pero pues después ya no cumplen su objetivo”.

“Si contáramos con un apoyo estatal sería más fácil. Los alcaldes de acá creen que aportar a la educación es construir un aula y dar computadores como locos, eso al final del día es una partecita, un eslabón de la cadena. Aquí las prioridades de los gobernantes son otras totalmente diferentes a fortalecer la educación”, opina el ingeniero.

Aunque es positivo que estas intervenciones se hagan en las instituciones educativas, un impacto más estructural dependerá de las acciones de docentes y directivos en las escuelas así como de la atención del Gobierno. La experta considera que estas iniciativas implican la formación, la voluntad y el compromiso del cuerpo docente y la rectoría para que haya un cambio de mentalidad. 

Paz Martínez asegura que en Chocó, y en el país, toda inversión se mide por competencia: “sí lo hizo el gobierno nacional, pues allá ellos verán cómo les va, y si lo hizo el gobierno local, entonces cada uno está por su lado… Debería haber apuestas más colaborativas”, puntualiza Paz Martínez.

¿Es una opción de vida?

Más allá de estas creaciones, la filosofía del equipo es lograr que en Quibdó y cualquier otro lugar del Chocó, más niños, niñas y jóvenes vean en la ciencia y la tecnología un proyecto de vida. 

Jaider Andres Valencia es un ejemplo: Con 18 años logró una pasantía en una compañía que crea plataformas de aprendizaje con inteligencia artificial, ubicada en Lituania. Mientras tanto, estudia ingeniería de sistemas en el ITM de Medellín. “Fue gracias a ellos que me la dieron (la pasantía), básicamente porque estuve con el equipo. Nosotros hemos hecho un trabajo arduo en las competencias y gracias a eso la fundación Código Abierto nos hizo la propuesta de formarnos en programación, habilidades blandas e inglés”, cuenta Valencia, quien lleva más de tres años en el equipo. El joven asegura que participar en estas iniciativas le ayudó a enfocar su futuro profesional. 

Foto: cortesía.

Este tipo de beneficios se han identificado en otros proyectos similares. “Cuando hay estas iniciativas los niños, niñas y jóvenes logran enfocarse en opciones de vida que los alejan de situaciones de riesgo, romper círculos de violencia, de pobreza económica”, asegura Paz Martínez.

Además, en varios de los lugares por los que ha pasado el Team Robotic, se han creado nuevos grupos de investigación en ciencia y tecnología, y han inspirado a más de un estudiante.  "Nos dejó sembrada una semilla. Tanto que después de la intervención en La Normal del Valle un profesor siguió trabajando y se organizó un semillero de robótica. Despertó el interés de los chicos”, cuenta Edgar Medina. Incluso, en Tadó, los estudiantes quieren replicar el conocimiento. “Vamos a otros barrios a enseñarle a los niños y niñas a que ocupen el tiempo libre creando sus propias cosas”, destaca Vilma Perea. 

A Yurgaky le gusta decir que las competencias solo le sirven para dos cosas: medir a sus chicos y darse a conocer. Compite para que más personas confíen en el trabajo que hacen y los llamen para replicar la formación en otros lugares del Chocó. “Nadie se monta en un bus que no anda. Nosotros queremos cambiar esa narrativa y usamos los torneos para demostrar que acá (en el Chocó) también se razona como en cualquier lugar del mundo, que lo único que hace falta es el empujoncito”.

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