El alcantarillado del corregimiento de Conejo, en Fonseca, se encuentra colapsado y cada vez que llueve las viviendas se inundan de aguas residuales y desechos. Las familias deben enfrentar malos olores por varios días y han reportado afectaciones y brotes en la piel.
Los barrios más perjudicados son Manzanillo, Cristo Rey, Tamaquito y Brisas de San Luis que están ubicados en las zonas bajas del corregimiento de Conejo. Las calles y viviendas se llenan de agua contaminada, donde los habitantes tienen que resolver por ellos mismos.
Hace un mes se inundaron las calles de los barrios Cristo Rey y Manzanillo con aguas residuales y los habitantes denunciaron la situación cansados de los malos olores. Al no tener respuesta de la Alcaldía tuvieron que destapar las alcantarillas que llevaban varios días desbordadas y que estaban bloqueadas por los escombros.
Luz Aída Lubo, habitante del barrio Cristo Rey, recuerda lo desagradable que fue encontrar en algunos espacios de su casa agua sucia, gusanos y hasta restos de materia fecal. “Fue la primera vez que me pasó eso. Me dijeron que se había inundado mi casa y cuando fui a ver no sabía ni por dónde empezar a sacar el agua. Mis hermanas me ayudaron a limpiar, esto era un desastre, se me mojó todo en el cuarto y tuve que romper la jardinera para sacar el agua porque aquí todo esto estaba invadido de agua y había gusanos”, cuenta.
Las constantes inundaciones de aguas contaminadas también han llevado a que algunas personas alerten de alergias y enfermedades en la piel. Luz Marina Gil señala que uno de sus hijos, de siete años, resultó con una enfermedad en la piel tras una inundación con aguas residuales hace dos años.
“El agua se entraba en la sala, en las habitaciones y todo el piso quedaba sucio. Mis hijos caminaban entre el agua sucia y a los tres días a uno de los niños le empezó una alergia, le eché clotrimazol, pero siguió avanzando. Él decía que le picaba todo, hasta los ojos y le empezó a salir ronchas grandes en toda la piel en forma de flores por todo el cuerpo, lo llevamos al médico a medianoche, le dieron muchos medicamentos, pero ninguno le quitaba esa enfermedad”, recalca Luz Marina.
Luego de seguir en controles médicos con especialistas descubrieron que su hijo, Daiber Khaled Argote, tenía una dermatitis al estar en contacto con agua contaminada y aunque ya fue controlada, las marcas en la piel persisten. “No pierdo la esperanza de que mi hijo se recupere completamente, aunque sé que no tendrá la piel como antes”, asegura.
Después de las inundaciones y ante la ausencia de las autoridades, las personas han tenido que asumir el trabajo de limpieza y desinfección de todos los espacios contaminados. Cuentan que han perdido sus muebles, camas, ropa y otros materiales personales.
Eneida Romero, de 72 años, cuenta que las inundaciones le han causado muchas molestias por su condición de salud. “Mis nietos me ayudan a limpiar cuando esto se inunda de aguas sucias y salen malos olores; yo tenía un canal, pero cuando empezaron a construir esas casas nuevas me dejaron tierra y taparon toda esa zanja”, indica Eneida.
Eneida cuestiona que llegan políticos prometiendo arreglar el acueducto y luego desaparecen. “El deber de los que están en el poder es venir a ver los perjuicios de la comunidad, pero no. Todos son unos sinvergüenzas y después de estar en el poder se olvidan de la gente. Llegó un carro y aquí tomaron fotos y con eso nos endulzaron, dijeron que regresaban al siguiente día a hacer los ajustes, pero no llegó nadie”. Y agrega que ha tenido pérdidas materiales de las que no se ha podido recuperar: “Yo perdí todos los colchones que tenía, un poco de ropa y casi quedo en la calle”.
Más de 100 viviendas sin servicio
El alcantarillado de Conejo tendría que beneficiar a siete barrios del pueblo (Manzanillo, 18 de octubre, Brisas de San Luis, 29 de marzo, Brisas de Guatapurí, Cristo Rey y la plaza principal). Sin embargo, hay unas 100 viviendas que, aunque se encuentran sobre las vías principales, no tienen alcantarillado.
Una de las zonas es la carrera 3 sobre la vía principal. Es una calle que consta de 12 casas a las que no les dejaron cajas de conexión. Los habitantes comentan que la tubería principal quedó muy enterrada y no le construyeron cajillas por eso hoy siguen sin ese servicio.
Yamina Olivella, habitante del corregimiento, tiene su casa en la carrera 3 sobre la calle principal y asegura que, aunque una de las tuberías principales del alcantarillado pasa por la vía, no se construyeron unas cajillas en el sector. Las personas han optado por hacer pozos sépticos, pero con el paso de los años se han convertido en un problema ya que tienen más de un pozo en los patios produciendo olores desagradables.
“No tener el servicio me afecta mucho porque el baño tiene tres pozos ya y están llenos y liberan malos olores”, puntualiza.
Como la casa de Yamina muchas otras en el pueblo no están conectadas al alcantarillado. La comunidad ha enviado a la Alcaldía solicitudes y reclamaciones en todos estos años, y a pesar de ser insistentes no han obtenido respuestas. “Yo me encargué de llevar cartas firmadas al alcalde Hamilton García y a los anteriores, Misael Velásquez y José María Moscote, para pedirles que nos hicieran las mejoras y nunca no respondieron, jamás nos dijeron nada”, dice.
16 años de un alcantarillado a medias
El sistema de alcantarillado de Conejo tiene al menos 16 años de construido. La población del corregimiento ha ido en aumento y expandiéndose a barrios que quedan fuera de la cobertura del alcantarillado como el barrio Nuevo, o también conocido como Invasión Nueva o barrio Chino.
Además, una de las problemáticas es que solo está funcionando una de las dos lagunas de oxidación, que es donde desembocan todas las aguas residuales para tratarlas y cumplen la función de estabilización o auto purificación natural y evitar mayores impactos ambientales. Una de estas lleva siete años sin funcionamiento y está cubierta de arbustos y maleza que representa una afectación para el medioambiente puesto que las aguas contaminadas están pasando directamente al arroyo Masteban.
El líder comunitario Deiber Guerra indica que, desde la construcción, el alcantarillado ha funcionado a medias. “La problemática es que la laguna de oxidación no fue ubicada en el punto exacto para que cumpliera la función correspondiente, entonces está en un punto más alto que el caserío de este corregimiento”.
Deiber Guerra además manifesta que el alcantarillado de Conejo está colapsado por el crecimiento poblacional. A este corregimiento han ido llegando familias que habían sido desplazadas por el conflicto y otras que han salido beneficiadas en los proyectos de viviendas de los PDET. “El alcantarillado fue construido sin proyección a futuro, para esos años había unos 2.000 habitantes y hoy en día, contamos con unos 4.000”.
Por otra parte, Carlos Fernández, habitante de la comunidad, considera que se está contaminando más ya que el proceso de tratamiento no se está dando correctamente. “La contaminación que se está haciendo es grandísima porque no están haciendo un proceso de decantación sino que la contaminación está pasando directamente para allá para el río”, advierte.
Ante la ausencia de autoridades y un operador que gestione y controle el alcantarillado, la comunidad informa que ha tenido que asumir en varias ocasiones el mantenimiento a las alcantarillas. Han ido destapando las tuberías que se encuentran taponadas por los desechos, escombros, materiales plásticos, ropa y bolsos viejos. También se encontraron tuberías totalmente colapsadas con troncos y raíces de árboles.
Sin embargo, la comunidad expresa que estas jornadas de limpieza no representan una solución del problema ya que como las lagunas de oxidación quedaron en la parte alta, influye en que las aguas negras se devuelvan por los bacinetes, y que cuando llueva todo el sistema colapse y se inunden sus casas.