Fotografía: Gabriel Linares
Fonseca La Guajira San Juan del Cesar Noticias

Las graves consecuencias de más de dos semanas sin alimentación escolar

En Fonseca y San Juan del Cesar los colegios públicos no reciben el Plan de Alimentación Escolar desde hace más de 18 días. Los rectores y profesores han recurrido a disminuir la jornada escolar y hacer meriendas compartidas para disminuir la deserción escolar que ya empieza a notarse.

Augusto Mejía, de 19 de años, comienza su día desde las cinco de la mañana. Se levanta, se baña, se pone el uniforme y sale en su cicla. Desde el barrio 12 de Octubre hasta la Institución Educativa Técnica Agropecuaria de Fonseca tarda cinco minutos, o diez, dependiendo de la energía que tenga. Si no tiene bicicleta, son 15 o 20 minutos caminando. A las seis y media de la mañana ya está en el colegio, listo para empezar clase. Y para desayunar. Tiene clases hasta las doce y media, luego un receso para almorzar , y por ser estudiante de undécimo grado debe estudiar otras dos horas y media. La segunda jornada se acaba a las cinco y llega a su casa a las cinco y media de la tarde.

Desde hace más de 18 días Augusto hace toda esta rutina prácticamente sin comer. Durante este tiempo el cansancio o el mareo le han ganado un par de veces y ha faltado a la segunda jornada. Es lo mismo cada vez que el Programa de Alimentación Escolar (PAE) se suspende en La Guajira. Este año ya van tres veces.

Así como Augusto, más de 8.688 estudiantes de las cinco Instituciones Educativas de Fonseca, con cada una de sus sedes, llevan más de dos semanas sin recibir el desayuno o el almuerzo que garantiza el PAE. Las consecuencias de esto empiezan a ser notorias, principalmente con el aumento de la deserción. A un curso de primaria al que normalmente asisten 32 niños y niñas, en la sede de primaria Cleotilde Poveda del colegio Tomás Emilio Medina, en la última semana solo han asistido entre 15 o 18 estudiantes.

A las profesoras y a la coordinadora Nelvis Peralta los mensajes en Whatsapp de los padres y madres de familia preocupados les llenan el celular cada mañana: “Coordinadora no se lo voy a mandar porque anoche no hubo comida y no lo puedo mandar así”, le dice uno de los padres en la mañana del lunes. Para muchos, el desayuno que le daban cada día a sus hijos en el colegio era un alivio económico, y sin esa ayuda, no tienen más opción que dejarlos en la casa mientras consiguen para la comida del día.

El PAE brinda un complemento alimentario (desayuno, complemento o almuerzo) a los niños, niñas y adolescentes de los colegios públicos. Los criterios para otorgar este servicio son: que en el colegio haya jornada única, que pertenezca a una zona rural, y, si pertenece a zona urbana, que atienda a población vulnerable (población de comunidades étnicas, víctima del conflicto armado, o con vulnerabilidad nutricional y socioeconómica)

El problema de la deserción

En San Juan del Cesar la falta de alimentos también ha dejado pupitres vacíos. En la Institución Educativa Normal Superior, que tiene más de 1600 estudiantes en tres sedes, las directivas han tenido que recortar dos horas de la jornada educativa. Los estudiantes de décimo y undécimo grado tienen que volver a su casa desde el mediodía porque no hay almuerzo, y los otros grados que están en jornada única no tienen merienda. Según el rector Edward Fragozo el rendimiento académico y la motivación de los estudiantes va en picada.

Y es que, “el PAE se percibe como un incentivo para que los estudiantes asistan más a la escuela y facilita el proceso de aprendizaje, lo que se traduce en mejor rendimiento académico”, dice una investigación publicada este año por el Centro de Estudios Sobre Desarrollo Económico (CEDE), de la Universidad de los Andes. Según el estudio, los estudiantes que reciben el PAE en Colombia tienen menos probabilidades de ausentarse, desertar y repetir un año escolar comparado con los que no tienen el beneficio.

Como Augusto, Luis Sebastián Maestre, de undécimo grado, también se levanta a las 5:30 de la mañana, para llegar a la Institución Educativa Manuel Antonio Dávila, en San Juan del Cesar. Tampoco desayuna. Cuando puede, lleva merienda, cuando no, termina la jornada sin haber comido nada. “Ya por la costumbre es rara la vez que me da hambre —dice Luis— pero sí me hace falta (el PAE)”. En su colegio se obligan a salir más temprano porque la energía a los estudiantes ya no les alcanza para terminar la jornada escolar.

Esta tampoco es la primera vez que se suspende el servicio del PAE en San Juan del Cesar. En lo corrido del año ha habido problemas en el suministro debido a los anuncios de paros armados declarados por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia en La Guajira. El 13 de mayo, la justificación del PMA y la Gobernación fue que no había transporte para llevar los alimentos.

Además del problema de abastecimiento, los rectores de los colegios de San Juan han denunciado que no tienen la infraestructura adecuada para almacenar, cocinar y servir las comidas. En el municipio solo hay un restaurante escolar en el megacolegio Altos de la Prosperidad. Las demás instituciones tienen espacios improvisados mientras esperan la inversión de los gobiernos departamental y nacional.

¿Por qué no llega el PAE?

El 21 de agosto, la Contraloría alertó que en La Guajira el programa podría quedar suspendido por un problema político, pues en este departamento el gobernador José Jaime Vega se encuentra encargado y no en propiedad. La Asamblea Departamental debía darle facultades a Vega, para que él pudiera hacer una modificación del presupuesto con el fin de incorporar los recursos que los municipios aportan al programa. Para entonces, la Asamblea no lo había hecho. Con esa autorización, la gobernación debía pagar las responsabilidades adquiridas con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que es el operador del PAE en La Guajira desde 2017.

Pero ocurrió lo que la Contraloría temía. Solo hasta el 24 de agosto la Asamblea Departamental facultó a Vega para modificar el presupuesto de La Guajira. En ese momento, Fabián Acosta, secretario de Educación del departamento, envió una circular anunciando que con estas acciones el servicio se reanudaría el lunes 29 de agosto, pero eso no pasó. Sólo unos días después, el 5 de septiembre, Danilo Araujo Daza, secretario de Educación encargado, dijo: “ya tenemos consolidados los recursos que van a posibilitar que en el día de hoy sean girados al Programa Mundial de Alimentos que es quien lidera y quien está a cargo del PAE”. Pero el alimento no llegó.

El jueves 8 de septiembre el gobernador (E) tuvo una mesa de trabajo con la Asociación de Docentes de La Guajira (Asodegua) y la Asociación de Rectores de La Guajira. Allí se habló de la posibilidad de decretar Emergencia Educativa en el departamento, con esto podría solucionar el tema del PAE y la falta de transporte escolar que también tiene bloqueados a los y las estudiantes desde la semana pasada, además de llamar la atención del gobierno nacional. Durante esa reunión el secretario de Educación Danilo Araujo aseguró que ya se estaban girando los recursos para que el PMA pueda hacer los pagos pertinentes, pero advirtió que no iba a ser inmediato: “Este programa necesita por lo menos una semana para comprar provisiones y poder reiniciar”, explicó el secretario.

El PAE en La Guajira y en otros siete departamentos vive un momento crítico. Según el último informe de la Contraloría Delegada para la Participación Ciudadana y de la mano del Ministerio de Educación Nacional y su Unidad "Alimentos Para Aprender", UAPA, 453.481 niños, niñas, jóvenes y adolescentes estudiantes de colegios públicos no han recibido el beneficio en lo que va del segundo semestre del calendario académico.

Más de 453 mil niños, niñas, jóvenes y adolescentes estudiantes de colegios públicos no han recibido el PAE en lo que va del segundo semestre del calendario académico.

Contraloría Delegada para la Participación Ciudadana

En la misma investigación, la Contraloría se dio cuenta de que en 29 colegios (de 183 que sirvieron de muestra), no se realizaron entregas del PAE el día en que inspeccionó los establecimientos. Además, encontró que en 28 de las instituciones educativas visitadas (15 por ciento) no hay cocina, 33 (el 18 por ciento) no tiene comedor, 39 (el 21 por ciento) no cuenta con un lugar de almacenamiento y la misma cantidad no tiene un lugar para la refrigeración de los alimentos.

La veeduría al programa es una de las falencias más grandes. En 125 de las instituciones visitadas por la Contraloría (el 68 por ciento), aún no se han conformado las veedurías de padres de familia y en 24 (el 13 por ciento) aún no están conformados los Comités de Alimentación Escolar (CAE).

Sin embargo, la conformación de los comités tampoco es una garantía. Por ejemplo, en el colegio El Carmelo de San Juan del Cesar, el rector, representantes de los padres de familia, docentes, beneficiarios, )el contralor,el personero estudiantil y representantes de las manipuladoras conforman un CAE, pero es poco lo que pueden hacer. Al final de cada una de sus reuniones queda un pronunciamiento y la constancia documental de que siguen sin recibir el alimento, pero el problema continúa.

Un futuro incierto

La Contraloría llamó la atención a las Entidades Territoriales Certificadas que ejecutan el PAE, para evitar la suspensión del servicio y garanticen el servicio durante todo calendario académico, como lo ordena la Ley 2167 de 2021. Y sobre todo pidió que aseguren la disponibilidad de recursos por períodos iguales o superiores a la temporada escolar por parte de los distritos, departamentos y municipios.

Por otra parte, la Unidad "Alimentos Para Aprender", UAPA, ha señalado la importancia del control social durante las fases de planeación y ejecución del PAE y de la conformación de veedurías de padres de familia y Comités de Alimentación Escolar.

Por ahora, el futuro del PAE es incierto. El pasado 18 de agosto, el presidente Gustavo Petro expresó su interés en cambiar el manejo del programa durante su gobierno. Indicó que el sistema debía estar administrado por las asociaciones de padres de familia y que la alimentación debía ser mucho más que un refrigerio: “Lograr una nutrición real de la población que llega al colegio, es lograr que asociaciones de padres de familia los que tengan bajo su responsabilidad los dineros, la compra de alimentos, y la elaboración ojalá para que todos los niños y niñas de Colombia pudieran tener comida caliente mientras estudian”, dijo. Sin embargo, en La Guajira, mientras se formula una solución de fondo que resuelva los problemas de la alimentación estudiantil, Augusto, en Fonseca, Luis Sebastián, en San Juan del Cesar, y sus compañeros solo esperan que se reanude el servicio de alimentación estudiantil que para ellos, en la mayoría de veces es la única opción de recibir almuerzo y una merienda en el día.

Sin comentarios

Deja tu comentario

Utiliza un correo electrónico válido

Recibe nuestros contenidos. Es gratis.

Puedes cancelar en cualquier momento.
Quiero recibirlos
cross