En Consonante conversamos con Geania Gámez, economista e integrante del consejo comunitario. También, ha participado en distintos espacios de discusión sobre el proyecto minero e hizo parte de la caravana “La Guajira le habla al país”, que a finales de octubre recorrió más de 1.000 kilómetros hasta Bogotá para alertar sobre la crisis climática y humanitaria que vive el departamento por la minería.
Gámez, al igual que otras organizaciones de derechos humanos, alerta sobre la falta de garantías para proteger este derecho de la comunidad y advierte que hasta la fecha no ha habido acompañamiento del Gobierno ni información clara sobre el proceso extractivista y las decisiones se toman unilateralmente.
Consonante: ¿Cuáles son las principales razones que tienen para oponerse al proyecto?
Geania Gámez: Son culturales, sociales y económicas porque el manantial es nuestra fuente de vida. No es una mentira, no es una metáfora. A través del manantial nuestra cultura es como es: alegre, dinámica, de muchos artistas y compositores que se inspiran en la naturaleza, en las frescas brisas del manantial. Nuestros ancestros, nuestra culturalidad, toda esa práctica social se fraccionaría. La agricultura depende de las aguas que riega el manantial. Aquí en La Guajira existen muchos municipios en donde el agua escasea. En San Juan del Cesar hay muchísimos corregimientos que padecen de la falta de agua; sin embargo, nosotros los 365 días del año tenemos agua, incluso en esta época que hay un fuerte verano. Siempre hay un chorro para irrigar las tierras, los cultivos y los pastos. Eso es una bendición.
C: ¿Cree posible frenar el proyecto minero de Cañaverales?
GG: Yo tengo la firme convicción y la fe en Dios. Este ha sido un proceso limpio, bonito, en donde la gente está compenetrada. La comunidad no quiere y creo que también existen leyes que nos pueden amparar en eso. También, el tema político puede ayudar muchísimo a que no se considere que el motor de la economía es la minería para favorecer a unos pocos. El departamento de La Guajira es el claro ejemplo de que la minería no genera ese tan anhelado desarrollo. Lo dicen las cifras, lo dice la realidad, lo dicen las comunidades.
Yo creo que esto también es un proceso de hacer patria, porque nosotros no lo hacemos solamente por Cañaverales, lo hacemos por La Guajira y para darle esperanza a muchas personas en otro lugar del país, así como lo hizo Santurbán en su momento. El extractivismo se quiere adueñar de La Guajira. Nosotros lo vemos como si fuéramos el experimento del país. Cualquier cosa que quieran hacer y ver si funciona, lo mandan para La Guajira porque esa gente no tiene dueño, no sienten. Es como lo peor de lo peor de Colombia. Eso creen ellos, pero nosotros nos sentimos muy privilegiados de lo que somos y de lo que tenemos y por eso queremos seguir teniendo el convencimiento de que sí se puede, a pesar de esas dificultades y esa escasez de gobernabilidad.
C: ¿Cómo han explicado de qué se trata este proyecto a alguien que no sabe nada de minería?
GG: Al principio la falta de información, fue algo fundamental. Nos dimos a la tarea de generar un poco más de conciencia, fuimos calle a calle en esta comunidad, tratando de explicar un poco de lo que nosotros sabíamos del proyecto minero cuando estaba MPX o CCX. Comenzamos a hacer esas socializaciones, pero también haciendo intercambios con las comunidades de El Cerrejón, sobre todo de provincial. Ellos vienen aquí y nosotros a veces vamos para esas comunidades.
Con los jóvenes estamos tratando de que ellos mismos vayan tomando conciencia y es bonito cuando tú a ellos los escuchas diciendo: “no, yo pensaba otra cosa pero definitivamente yo no quiero esto para Cañaverales”. Entonces es muy bonito, es una forma de crear conciencia. El cine foro ha sido también una herramienta esencial. Colocamos películas un poco relacionadas a este tema, los ponemos a reflexionar y ha sido interesante.
A través de la cátedra afro, que también se está implementando en nuestra institución (colegio), intentamos empapar a los profesores sobre el proceso consultivo y a través de ellos llegar a los jóvenes, a los estudiantes. Los de cuarto grado ya se interesan y saben lo que es una consulta previa. Utilizamos todo estos espacios para aprovechar y explicarle a los jóvenes nuestro modo de ver y lo poco que conocemos. También tratamos de visualizar todo lo que estamos haciendo a nivel nacional e internacional y capacitarnos en el tema, no somos los más expertos, pero tampoco nos pueden venir a engañar con tanta facilidad.
C: ¿Por qué se ha demorado el proceso de consulta previa?
GG: Estamos exigiendo algo esencial: la información. La empresa no ha querido darla hasta este momento, a pesar de que la ley así lo establece. La comunidad debe acceder a la información del proyecto que se va a realizar. Ellos (la empresa) manifiestan que debe hacerse en el mismo proceso consultivo.
Está el tema también que no nos habían reconocido ni siquiera como comunidad afro. En su momento nos tocó dar la pelea desde ese punto de vista, hacer una acción de tutela para reconocernos. Nos negaron en primera instancia y posteriormente, se volvió a instaurar. En esos tiempos reconocieron que existía el consejo afro, población afrodescendiente y por ende, era sujeta de consulta previa. Después se han presentado todos los tipos de inconvenientes por el tema de la pandemia; por el tema de acceder a la información; por el Ministerio del Interior, que a veces ejerce como garante pero a favor de la empresa. Nos imponía fechas que no concertaban con nosotros, de acuerdo a nuestros usos y costumbres. Simplemente decían para tal día es la consulta y los necesito ahí, como si tú tuvieses un rebaño de chivos y los irías a meter al corral.
Nosotros hemos mantenido en esa posición hasta que logramos sentarnos porque dijimos, “bueno, si ustedes manifiestan que no nos dan la información, si no es en el proceso consultivo, pues tenemos que ir a buscar la información en la pre-consulta”. Considerando que la pre-consulta es la consulta de la consulta. Lo que quisimos hacer fue eso, obtener la información.
C: Parte de las falencias del proceso de consulta previa había sido la falta de información sobre el proyecto, ¿esto ha cambiado?
GG: No ha cambiado nada, simplemente nos han presionando un poco para estar en el escenario que ellos quieren, pero no tenemos ningún conocimiento de lo que es el proyecto. La pre-consulta de una u otra forma en un proceso de negociación. Es como una herramienta que debe ser libre e informada pero no está siendo ni libre ni informada. Cuando a ti te obligan prácticamente a asistir a una consulta sin información, no se puede ir a un proceso de negociación.
Debe ser una negociación en el buen sentido de la palabra, no es negociar nuestras creencias, nuestras culturas. Vamos a negociar en la mesa con la empresa cuáles son los factores negativos que nosotros le vemos al proyecto. Ellos te van a vender todas las bondades pero nosotros tenemos que refutar ese tipo de bondades que ellos tienen. ¿Con qué? con conocimientos técnicos incluso empíricos de nuestro conocimiento en el territorio. ¿Cómo podemos ir a confrontar una información si no sabemos qué tipo de información vamos a encontrar?
C: ¿Cómo ha visto la posición del Gobierno local o nacional en este proceso?
GG: Bueno, del municipio nunca ha sido ajeno la perspectiva que uno tiene. En términos globales, ellos están ansiosos de que la minería llegue. A nivel departamental lo mismo, y ni se diga a nivel nacional, porque hay una presión que tienen para la realización de la consulta previa. Cuando vienen aquí se les ve la manifestación de a favor de quien están: de la empresa.
La Personería, en ningún momento ha realizado ningún tipo de acompañamiento, los entes de control, no, no, no… no existen para nosotros, o no existían. Gracias a una gestión que se realizó a través de la ONU y de nuestros acompañantes: CAJAR, CENSAT, CINEP, que son estas organizaciones que han estado con nosotros dando la batalla, pudimos concretar una reunión con la Personería, la Contraloría, con todos esos entes de control, en donde se comprometieron a asistir el sábado. No sé qué tanto conocimiento tengan ellos del proyecto, pero es importante que asistan y tengan su propia percepción.
C: ¿A qué acuerdos ha llegado la comunidad con la compañía?
GG: No hemos tenido ningún tipo de acuerdo. Los primeros acercamientos que hemos tenido con la empresa fue el 20 de octubre, en donde asistimos a la apertura con el Ministerio de la Consulta Previa pero no oficializaron la reunión. Quisieron oficializarla a las siete de la noche con la presentación y nosotros dijimos que estábamos ahí desde las tres de la tarde y que nos parecía una falta de respeto. Ellos estaban devengando un sueldo y de nosotros, muchos dejaron de realizar alguna actividad que les podría generar recursos económicos para el sustento de sus familias. Comenzaron a irse por las ramas diciendo ciertas cosas, como buscar culpables y a intimidar un poco, el hecho de decir que estábamos casi que a punto del test de proporcionalidad. Ahí la comunidad fue enfática y le dijo que no se habían dado las reuniones por diferentes motivos.
C: ¿A qué acuerdo llegarían con la empresa?
GG: Nosotros podemos colocarla fácil. Fácil es que nos manden a un lugar dónde las condiciones sean similares, pero lo único que pediríamos es que tuviese ese manantial, tal cual como está. No pediríamos otra cosa más y la pregunta es, ¿nos pueden dar eso? En una resumida respuesta, no tenemos un plan B. Tenemos la esperanza y la firme convicción que el proyecto no se dé.
C: ¿Qué otras alternativas de trabajo podrían impulsarse en Cañaverales para evitar la minería?
GG: Somos una despensa agrícola y folclórica. La mayor posibilidad son los cultivos. Hasta los 90, proveíamos a la Fruco de Barranquilla con nuestros tomates. Eran de muy buena calidad. La gente se acostumbró a eso, a vivir del campo. Somos buenos en el cultivo del algodón porque así ha sido catalogada, como la mejor fibra de Colombia. A veces el tema de poder invertir no es fácil, acceder a los créditos. Nosotros decimos no nos regalen, pero si facilitenos las herramientas para poder cultivar o hacer cualquier otro tipo de actividad diferente a la minería. En el tema del deporte siempre somos muy destacados y tú sabes que también es algo que si tú lo ves como empresa, puede generar muchos dividendos. El tema cultural, eso es para sacarse el sombrero. Culturalmente somos muy ricos y te aseguro que esa sería otra fuente de empleo maravilloso.
C: ¿Han hecho alguna articulación con otras comunidades que puedan resultar afectadas por el proyecto?
GG: Inicialmente, quisimos respetar a cada comunidad como espacio autónomo. Pero ahora hacemos el llamado como pueblo afro, que somos, para que veamos cómo volver fortaleza las debilidades que se tuvieron. Estamos invitándolos a participar de nuestro proceso consultivo y que ellos vean qué aprendizaje pueden tomar. Algunos nos felicitan por nuestra decisión de capacitarnos y enfrentarnos a la empresa, haciendo valer el territorio.
Unos que llegaron a un acuerdo (con la empresa) están bastante decepcionados, arrepentidos de todo el proceso, incluso vienen aquí para ver de qué forma nosotros podemos colaborar. Nosotros lo que decimos es que fue una decisión autónoma y no podemos hacer nada. Aquí la idea es que tenemos que vernos como pueblo afro porque esas decisiones que tomaron en su momento, también nos afecta a nosotros. Podemos acompañar si existe la posibilidad de instaurar algún tipo de proceso, pero eso lo tienen que llevar ellos. Porque eso fue una consulta express, donde no hubo presencia de los órganos de control, la información no fue clara.
C: ¿Qué opina de que otras comunidades hayan dicho “sí” al proyecto?
GG: Consideramos que es un error. También sabemos que es algo respetable pero no lo compartimos. Están en todo su derecho. Es algo complicado cuando no tienes conocimiento de lo que puede suceder en tu entorno ni sabes cuáles pueden ser las futuras afectaciones, por falta de información o pereza mental como estábamos en Cañaverales. Ahora estamos más activos de conocer muchísimo más cuáles son nuestros derechos.
C: ¿Qué eventos siguen alrededor de la consulta previa y el proceso de resistencia de la comunidad?
GG: Estamos pendientes de utilizar los recorridos “Recorriendo mi historia”. Hacemos un recorrido con las bicicletas en los puntos donde nosotros sabemos, en su momento, que se iba a realizar tanto el PIT (la zona de excavación), como los botaderos y las carreteras que iban a desaparecer. Le daremos a la gente, “mire todo este paisaje, toda esta belleza, en su momento va a desaparecer”. Hacemos comparaciones y mostramos fotografías de lo que es El Cerrejón y de lo que representa un PIT.
C: Para terminar, ¿contempla que la comunidad termine diciendo que sí al proyecto?
GG: Bueno, eso es algo que está en la mesa y no se puede desconocer. Cuando uno está en estos procesos, esa alternativa no se puede descuidar. Si hay personas que quieren la minería son pocos, pero lo decidieron por una oportunidad laboral. No podemos andar diciendo que no vamos con la minería. Ajá, ¿pero qué alternativa como Consejo Comunitario, como comunidad, uno le plantea a sus miembros? ¿Qué pasa cuando tienes la necesidad de levantar a tus hijos? Eso es lo que estamos visionando en estos momentos, de qué forma se pueden obtener recursos, acceder a algún proyecto a nivel nacional e internacional. Para que se mantenga esto también tenemos que tratar de buscar alternativas de productividad diferente a la minería.