¿Por qué es importante? Con esta decisión, el Estado colombiano reconoce los derechos de una comunidad que vive bajo la permanente amenaza de grupos armados ilegales, del narcotráfico y de actividades extractivistas.
Por medio de este título de propiedad colectiva, el pueblo embera katío asegura su permanencia en el territorio y gana más posibilidades para desarrollar proyectos. En palabras de Gabriel Domicó, gobernador mayor de esta comunidad, “al garantizarnos la constitución del resguardo están garantizando la vida del pueblo indígena”.
Los detalles:
- El resguardo comprende 496 hectáreas ubicadas entre los corregimientos de Versalles y Batatalito, de San José de Uré, en el sur de Córdoba.
- La ANT constituyó el resguardo mediante el Acuerdo 149 de 2020, en el marco del auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional, en ocho baldíos y un predio del Fondo de Tierras para la Reforma Rural Integral, todos los cuales ya ocupaba la comunidad.
- Los terrenos corresponden a los asentamientos de Ibudó-Bosque, Dandadó y Batatadó, donde habitan las 81 familias de la comunidad Dochama, un total de 318 personas.
- El resguardo solicitó a la ANT la semana pasada ampliar el área asignada en 7.559 metros cuadrados. Y los embera esperan también que la ANT compre y sanee todos los predios involucrados.
El contexto: Si bien la comunidad está asentada en el territorio desde 1971, el pueblo embera katío enfrentó varios obstáculos para obtener los títulos de las tierras:
- La negligencia y corrupción de las instituciones gubernamentales encargadas. Como narra Domicó, "hasta el 2021 cuando entregaron el título del resguardo hubo muchas negligencias de parte del Gobierno Nacional. Primero pasamos por el filtro de la antigua Incora, segundo por el de Incoder y por eso solo ahora la Agencia Nacional de Tierras que nos vino a reconocer el título del resguardo”.
- Intereses económicos sobre su tierra, como la siembra de cultivos de uso ilícito. Según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Unodc), de los departamentos del país Córdoba presenta en 2020 el mayor incremento (30 por ciento), para un total de 3.749 hectáreas de coca, concentradas en el sur del territorio.
- A esto se suma la expansión de la empresa minera Cerro Matoso que, desde que comenzó a operar en 1982, ha ido “aumentando el número de personas desplazadas, afectando de manera creciente las fuentes de agua, fauna, flora y la calidad del aire”, de acuerdo con un informe del Centro de Investigación y Educación Popular, CINEP.
Según Domicó, solo mediante alianzas con oenegés su pueblo pudo superar estas trabas y conseguir la titulación. “Esto hizo que nuestra lucha se escuchara y se sintieran las razones por las que era importante pedir la tierra”, afirma.
Lo que sigue: A partir de la titulación, el resguardo espera “controlar de manera efectiva el territorio y manejarlo desde la perspectiva del pueblo embera”, explica Rafael Figueroa, integrante de Pensamiento y Acción Social, una de las oenegés que acompañan a la comunidad.
Sin embargo, los intereses que los ponen en riesgo persisten. Por una parte, el histórico conflicto de grupos armados ilegales que incluso han librado combates en el territorio indígena. Por la otra, las permanentes actividades de Cerro Matoso, una empresa que no ha desistido de ampliar su presencia, a pesar de la existencia legal del resguardo. Y finalmente, la presión de las siembras de cultivos de uso ilícito.