Las calles de El Carmen de Atrato siempre están llenas de trabajadores mineros y de comercio, pero en las montañas de las veredas lo que se ven son cultivos: café, fríjol, plátano, maíz, papa, aguacates, cebolla y hasta caña de azúcar. Eso sí, para los campesinos carmeleños el campo actual poco se parece al campo de hace treinta años. “Antes de aquí salía una escalera (chiva o jeep) llena de productos para Quibdó. Aquí hay productos buenos pero la gente prefiere traer de afuera por los precios más bajos”, dice Darío Henao, campesino de la vereda Habita.
Por ejemplo, un productor de papa criolla del municipio, por estos días, debe vender el kilo del producto a 3.000 pesos para poder recuperar parte de su inversión. Sin embargo, los tenderos casi siempre prefieren comprar la papa en Medellín, donde, según los precios de la Central Mayorista, el kilo cuesta 2.000 pesos. Al por mayor, y aún con el costo del transporte, para los tenderos muchas veces resulta mejor negocio vender la papa que viene de Medellín. La ofrecen al público a un costo por kilo de 4.500 pesos y le ganan un poco más. Lo mismo pasa con productos como la cebolla, el plátano y algunas frutas.
Para Darío Henao son varias las explicaciones detrás de ese cambio. “El campesino no tiene apoyo de nada. Mire pues los insumos como están de caros y vaya usted venda lo que quiere y verá… Mi papá a veces cogía esos racimos de banano y los vendía y le daban muy poco. Por eso a veces es preferible comer, regalar y darle a los pájaros”. Eso sí, para él la riqueza está en el campo. “La realidad es que el despertarse con los pájaros es espectacular, yo aquí me siento rico, así sea pobre, yo en este lugar soy rico, así no tenga plata pa comer, así me toque comerme un plátano machacao, yo prefiero eso”.
Consonante habló con diez campesinos de El Carmen de Atrato para conocer sus reflexiones sobre su oficio, las dificultades que enfrentan y qué necesitan para continuar produciendo alimentos.
Acceso a la tierra
Este es uno de los mayores problemas de los campesinos colombianos. Así lo constató la Corte Constitucional mediante la sentencia SU-288-22 de este mes. La Corte señala que hay un grave incumplimiento del régimen especial de baldíos y del deber del Estado de promover el acceso progresivo a la propiedad de la tierra de los campesinos”. Para el Tribunal, la Agencia Nacional de Tierras ha tratado de forma desigual las solicitudes para adjudicar baldíos y esto ha hecho más profunda la desigualdad en la tenencia de la tierra.
De hecho, la sentencia cita una cifra de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria que explica que, aunque los pequeños y medianos campesinos son mayoría en el sector rural, tienen en su poder la menor cantidad de tierra. “El 18% de la tierra de propiedad privada inscrita en el catastro es del 75% de propietarios que tienen en su poder microfundios, minifundios y pequeña propiedad”.
Vías para sacar los productos y apoyo para comercializar
Ramon Ángel Tobón, agricultor del sector El Tonusco, trabaja en el campo desde que tenía 8 años. Aprendió con su padre, y de eso han pasado ya 55 años. Para el trabajar la tierra es su vida, pero explica que nunca ha tenido con qué trabajar, nada más con su impulso. Por eso es claro en decir qué necesitan los campesinos carmeleños.
“Necesitamos ayudas del Gobierno, que tenga uno subsidios pa trabajar, abonos, herramientas y otros insumos. Además de apoyo para mejorar la comercialización de los productos, pues ahora es muy mala, muy maluca. Lo que uno cultiva el mismo pueblo no se lo compra, le compran más fácil a otros municipios que a los productores del mismo pueblo”, dice. Él cultiva legumbres, cebolla y otros productos de pancoger.
Esas ayudas, para Ángela María Galeano, podrían venir en varias formas: “la Umata siempre ha dado un apoyo para los campesinos, pero esto no se ha vuelto a ver. A nosotros nos gustaría mejorar el café y contar con semillas para la siembra de plátanos y otros productos, además de materiales e insumos para mejorar los corrales de las gallinas y los cultivos”.
A eso se suma el estado de las vías. En El Carmen los derrumbes son el pan de cada día y afectan las labores de los agricultores. Por ejemplo, en la vereda Guaduas, una de las que tiene peor acceso, un derrumbe tuvo confinada a la comunidad durante una semana completa, como lo contó Consonante. Los campesinos dejaron de sacar leche, queso y otros cultivos, o se les hizo mucho más complicado, lo que aumenta los costos de la producción. En Colombia el panorama no es distinto. Según dijo Juan Estaban Gil, director de Invías, en 2019, solo el 6% de las vías terciarias estaban en buen estado.
Los campesinos esperan que con el nuevo gobierno haya cambios. Además, la Corte Constitucional en su fallo exhorta al Congreso para que “fortalezca la Agencia Nacional de Tierras, cree la jurisdicción agraria y adecúe la legislación agraria con la finalidad de superar la inseguridad jurídica, la informalidad en el campo y la excesiva concentración de la propiedad rural”. La ministra de Agricultura, Cecilia López, dijo que acatará la orden.
Policarpo Vargas, conocido como Polo, piensa que solo así puede avanzar el país.
“Pienso que si yo fuera un presidente, lo primero a lo que yo le metía la mano es a los campesinos. La comida que cae a los pueblos, a todas las capitales… ¿de donde viene? De estas cañadas que trabajamos los campesinos y somos los que menos ayudas tenemos. No le ayudan al que más necesita del país, que es el campesino”.