Once familias campesinas de la comunidad Pachito Peñas están en riesgo de perder sus cultivos de primitivo, banano, cachaco (tipo de plátano), chontaduro, entre otros, por el aumento del caudal del río que se ha ido llevando los sembrados.
Según los agricultores, su preocupación radica en la forma en la que el río ha ido socavando la tierra poniendo en peligro no solo sus cultivos, sino el quedarse sin un terreno donde volver a sembrar. Esta es su principal fuente económica y sustento. Además de ello también invierten recursos en jornaleros, para que realicen trabajos de rocería.
Algunos recuerdan que hace once años y por causa del picudo (un tipo de plaga) se dejó de producir chontaduro en Tadó. La producción volvió a normalizarse en el 2019 y ahora temen que la fuerza de la naturaleza acabe con las plantaciones.
¿Qué dice la gente?
Luis Reinerio Rodríguez Mosquera, presidente del consejo comunitario local de ASOCASAN y agricultor afectado, cuenta que lleva unos 50 años cultivando la tierra y que esto es todo lo que tiene.
“Nosotros estamos en la comunidad de Pachito Peñas Blancas, donde son dos comunidades, pero es un solo consejo comunitario. Llevo más de cincuenta años cultivando la tierra y hoy nos enfrentamos a un grave problema: la erosión de nuestros terrenos. Necesitamos urgentemente la ayuda de las autoridades, ya que, aunque somos capaces de producir, lo poco que tenemos se nos está agotando”, recalca Rodríguez.
Luis Reinerio Rodríguez afirma que sus ingresos han bajado y que no tiene cómo sostenerse: “Le pedimos al Estado algún tipo de ayuda económica para poder seguir trabajando, ya que estamos perdiendo nuestros cultivos de frutales, como el marañón y diversas variedades de plátano. También contamos con otros cultivos, como la papa china, que están en riesgo. Lo más alarmante es que hemos perdido churcos de palmas de chontaduro. Este producto dejó de cultivarse debido a la plaga del picudo en 2008, pero gracias a los productos agrícolas, desde 2019 hemos podido volver a producirlo”.
“El chontaduro es la base de la economía en nuestro municipio y la erosión del río San Juan pone en peligro nuestra producción y genera una profunda tristeza en nuestra comunidad”, puntualiza.
José de los Santos Mosquera Ramírez es otro de los agricultores afectados. Tiene 75 años y lleva 63 de ellos trabajando en la parcela conocida como El Palmar, ubicada en la comunidad de Pachitos Peñas Blancas. “La pérdida de tierra se debe a que el río San Juan ha ido erosionando nuestros terrenos, especialmente en un área llamada el Brazo de Peñas Blancas. Es importante destacar que, anteriormente, el río corría mucho más adentro de lo que está ahora, lo que ha provocado que se desplace hacia donde trabajamos y se lleve consigo parte del terreno”, cuenta.
“Esto nos está ocasionando mucho daño porque se nos está llevando churcos de plátano, primitivo, banano, cachaco, palmas de chontaduro y árboles frutales” agrega Mosquera.
Al igual que Luis Reinerio Rodríguez y José Los Santos Mosquera Ramírez hay otras familias afectadas. En la lista, promovida por la comunidad, están: José Juvenal Rodríguez Mosquera, Cosme Damián Ampudia, Eduar Antonio Perea, Decio Antonio Mosquera Ramírez, Pedro Emilio Mosquera, Diofanor Copete, Julio Copete, Alfonso Minota, y Raúl Minota. Para todos la preocupación radica en perder sus cultivos y la tierra en la que siembran.
¿Qué dicen las autoridades?
Frente al impacto ocasionado por la naturaleza, los agricultores han buscado apoyo de la UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria) y de la Unidad de Gestión del Riesgo para restablecer los terrenos de cultivo, pero hasta ahora no se ha dado una solución.
Consonante habló con el coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo, Kattier Lesión Agualimpia Gutiérrez, quien manifestó que este era un tema exclusivamente de la oficina de la UMATA.
Por su parte, Jorge Betín Pino, director de la UMATA, indica que algunos cultivos se encuentran en áreas protegidas. “Realicé un recorrido por la zona del bajo San Juan para evaluar la situación del chontaduro y me percaté de la problemática que enfrentan estas comunidades a causa de la erosión de las orillas de los ríos. Hemos tomado medidas basadas en el decreto 2811 de 1974, que establece áreas a lo largo de los cuerpos de agua consideradas de utilidad pública y protección ambiental, pertenecientes a la Nación, con un margen de treinta metros”. Betín aclara que las medidas pueden variar dependiendo de las características de las cuencas, el tipo de agua y las decisiones de las autoridades ambientales competentes.
Sin embargo, Betín afirma que se iniciará un proceso de sensibilización y concienciación con las comunidades del alto y bajo San Juan para delimitar los terrenos destinados para los cultivos. “Es importante que la gente comprenda cuál es el espacio que le corresponde al Estado y cuál deben respetar. Además, muchas especies de árboles, que protegen las orillas de los ríos, están siendo taladas, lo que está causando la erosión”, recalca.
"Muchas especies de árboles, que protegen las orillas de los ríos, están siendo taladas, lo que está causando la erosión"
Jorge Betín Pino, director de la UMATA
Sobre esto último, los agricultores entrevistados señalan que han trabajado durante más de 60 años en las riberas de los ríos porque son más fértiles y que nadie les habló de límites ni áreas protegidas. Además, reclaman que no se les da respuesta a la reubicación que han solicitado ni a las labores que ayuden a contrarrestar el caudal del río.