“A mí me entregaron tres tarjetones al llegar al puesto de votación. Yo no supe quienes eran los que aparecían en la Citrep (curules de paz) y me tocó votar al azar”, dijo Gricelda Bacca, una de las votantes. Al igual que Bacca, en este puesto de votación, la mayoría de los votantes coincidieron en que desconocían a las y los candidatos que buscan ocupar alguna de las curules de paz.
Aún así, algunos habitantes no pierden la esperanza de que estas curules se conviertan en una ventana para que las víctimas tengan una representación en el Congreso. “Esperamos que con este espacio los derechos y las voces de las víctimas sean escuchados y tengamos un representante que haga saber las necesidades de los municipios que fueron víctimas del conflicto armado”, afirmó Lisbeth Sanchéz, una de las personas que votó en la escuela y aseguró que sí conocía las funciones de las Citrep.
En la Citrep 12, que abarca el corregimiento de San José de Oriente y las demás zonas rurales de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena, ocho candidatos y candidatas presentaron su renuncia el 12 de marzo. Las y los candidatos denunciaron falta de garantías de seguridad para recorrer los territorios e incluso, la mayoría no recibió el dinero para hacer campaña en el tiempo habilitado por el Consejo Nacional Electoral.
“Estábamos solicitando que se aplazaran las elecciones a las curules de paz. Si no en todo el país, por lo menos en la circunscripción número 12. Acá se presentaron incumplimientos y eventualidades que hasta el momento el Consejo Nacional Electoral, ni la Registraduría, ni la Corte Constitucional nos han dado respuesta. Una de esas fue la pedagogía. El Ministerio del Interior tenía la instrucción de hacerla en las zonas rurales. No nos respondía a nosotros como candidatos”, dice Luz Yaruro, excandidata por la Citrep 12 quien vive en San José de Oriente.