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Hola. Soy Yurlis Arleis Mosquera, periodista local de Consonante, y me place invitarte a un lugar maravilloso de mi tierra chocoana: Tadó, conocido como el mejor vividero del mundo.
Lo es porque se respira paz.
Lo es porque hay mucha hermandad.
Por ejemplo, hay familias que cocinan e incluyen la porción para pasarte. Por ejemplo, la comadre puede prestarte una cebolla, una libra de arroz, un poquito de aceite o lo que te falte para hacer el almuerzo.
Es tanta la solidaridad que, cuando muere alguien, nadie está solo. El velorio y el entierro de un ser querido se acompaña comunitariamente, puede incluso llegar el barrio a tu casa. A veces, hasta el pueblo entero va vestido para acompañar a los dolientes en el novenario.
En Tadó, el vecino es familia. En Tadó, la selva es familia.
Si llegas desde Pereira, la vegetación, los ríos y quebradas te incitan a darte un chapuzón. Es un recorrido de cinco horas, aproximadamente, con grandeza natural a su paso.
Si llegas desde el cielo, despegando en avión desde Bogotá o desde Medellín, te recibe la pista de El Caraño de Quibdó. Pero temprano, para que alcances la camioneta que viene hacia Tadó en menos de una hora.
A 20 minutos de Quibdó está el municipio de Atrato, que se reconoce por el paso de un puente largo sobre el imponente y majestuoso río Atrato que, al igual que el San Juan, es uno de los más importantes del Chocó.
El trayecto sigue y con él, más sitios para deleitar el corazón y para sentarse a tertuliar un rato.
A 25 minutos de Yuto está Certegui, allí te recomiendo visitar Recta Larga, un lugar donde venden los famosos chorizos Pertigueños, hechos por mujeres chocoanas que le ponen todo el amor a su preparación.
Diez minutos después está la Ye, un corregimiento del municipio Unión Panamericana. Por ahí está la vía al Mar Pacífico, por ahora en construcción, pero tan pronto se termine nos llevará hasta Nuquí vía terrestre: ¡Qué maravilla!
En Tadó te recibe el barrio San Pedro y luego pasas el puente sobre el río San Juan y adivina: te encuentras con el centro del pueblo. Te reirás de felicidad y luego verás, entre árboles milenarios, al Rey Barule al lado de la iglesia catedral.
Junto al Rey Barule está la Negra Agustina, los dos fueron grandes activistas y defensores de las personas afrodescendientes. Ellos gestaron y lideraron grandes batallas hasta lograr el respeto de los colonos.
El parque es un lugar mágico. Ahí se reúnen estudiantes, amigos, vecinos, propios y visitantes a pasar un rato ameno. Tienes que degustar un delicioso chontaduro, la fruta representativa de esta bella tierra. Pero no es lo único: hay un puesto donde venden diferentes jugos afrodisiacos, lo verás, y que dan mucha energía: está el famoso arrechón (un tipo de jugo preparado con cola granulada, huevo de codorniz y otros ingredientes). El puesto es especial porque lo atienden dos mujeres cabeza de familia, amables, que también ponen su amor en cada bebida.
Tú solo ubícate en el parque y observa a la gente. Te aseguro que de ahí saldrás con muchos conocidos, pues la gente tadoseña es amable, hospitalaria y con un espíritu de alegría contagioso.
Con el calor, el plan de baño es infaltable. Te recomiendo ir a Mumbú, solo hay que tomar un mototaxi, que es un tipo de transporte urbano donde caben tres personas. El viaje es de 45 minutos hasta llegar a las aguas cristalinas del río que atrapan a cualquiera con su belleza y nos hacen olvidar que existe otro mundo.
Al llegar a Mumbú solo hay que preguntar por Martha y su mamá, Rosa, a la que le dicen “Rosa Culebra” porque es una mujer muy activa. Son mujeres líderes de la comunidad y muy hospitalarias en cuya casa tienen varias habitaciones en la parte alta. "La hice grande para darle posada a quienes visiten esta comunidad y quieran quedarse a dormir", dice ella.
Y Mumbú no es el único río. También está Arrastradero, Bochoromá, el Pureto y el mismo río San Juan. Incluso se puede ir a la piscina, o a la playa Senén, en el río Tadocito, un lugar muy concurrido por su belleza. Allí puedes realizar un paseo de olla o llevar la comida preparada.
Tadó es el mejor vividero del mundo. Camina por sus calles sin zozobra, sin miedo. Disfruta de su belleza y del valor heredado de los cimarrones, los mismos que gestaron batallas hasta conseguir el respeto de sus opresores. Arrópate con lo poco o mucho que tengan, porque es un gesto para que te sientas parte de lo que somos.
Nos vemos, hasta pronto.