¿Por qué es importante? El sur de La Guajira se ha caracterizado por su alta producción de arroz, un cereal que aún se cultiva, en su mayoría, artesanalmente. En Fonseca, al menos 5.000 personas viven de este cultivo que a nivel local tiene una cadena de comercialización asegurada.
“¿Qué otra cosa ponemos en la tierra?”: los arroceros de Fonseca han intentado migrar hacia otros cultivos como el algodón, que está cubierto por el programa de cobertura cambiaría del Ministerio de Agricultura. Con este mecanismo, el gobierno les ofrece a los agricultores una manera de protegerse ante a la fluctuación de la cotización del precio colombiano frente al dólar. En la actualidad, el kilo de fibra de algodón se está vendiendo en $7.400. A pesar de esto, la mayoría de los cultivadores no han migrado por la incertidumbre que les genera cambiar la siembra que heredaron de sus antepasados.
Qué dice la gente:
- “Es descendencia familiar de mi padre y mi abuelo… yo les vengo siguiendo. Mi otro hermano también es cultivador. Sigo en el cultivo de arroz, esperanzado en que se compongan las cosas de aquí a la segunda cosecha de enero, porque si sigo de terco me quedo sin capital”, cuenta Rodrigo Parodi, un agricultor de 28 años quien lleva diez de estos cultivando.
- “Aquí la vocación es el arroz. Son contados los que hemos estado alternando con el algodón. La gente aquí le tiene miedo a lo desconocido. Los pequeños agricultores saben todo el proceso del arroz pero si se cambian al algodón van a ciegas. Lo otro es el pago, para el algodón puede ser a los 90 o 120 días y con el arroz a los 8 días o 15 días”, dice Eider Jesús García.
- “Esta crisis tiene que pasar porque sino me toca buscar un ataúd y meterme ahí de tantas deudas. Las otras alternativas son igual o peor, tengo amigos que siembran yuca y terminan dándosela a los cerdos. Si siembro auyama se la roban, el fríjol se lo roban, si tiene gallinas se la roban. El único que nadie coge es el arroz ”, afirma Adafel Solano, quien desde hace 33 años comenzó a cultivar en Fonseca.
Los reclamos sobre el bajo precio del arroz también se escuchan entre los pequeños comerciantes que compran el grano a los molinos o directamente al agricultor.
- “La comercialización del producto ya terminado (arroz blanco) está demasiado difícil. Los depósitos, los mayoristas y los supermercados quieren comprar el arroz a un precio más bajo de lo que a uno le sale y al consumidor final no le bajan el precio”, dice Jhon, quien desde hace 10 años es un comerciante formal de Fonseca.
La crisis: Dos factores desequilibraron la producción de arroz en el país y desde inicios del 2021 han generado pérdidas para los agricultores:
- El precio del arroz: en los últimos dos años la tonelada de arroz paddy (cuando aún viene en la cascarilla) se estaba vendiendo en Colombia por encima de 1 millón de pesos, pero en los últimos tres meses ha caído hasta llegar a los 929.429 pesos, según cifras de la Federación Nacional de Arroceros. Con este precio, el kilo se está comercializando a 800 pesos en promedio.
- El precio de los agroinsumos: estos han aumentado casi 25 por ciento. En el caso de la urea, uno de los cuatro fertilizantes que se aplican al cultivo, el bulto pasó de los 67 mil pesos a los 120 mil pesos en menos de un año.
En el caso de Fonseca, los cultivadores invirtieron entre 5,8 y 6,5 millones de pesos por hectárea para la producción del primer semestre del 2021. En promedio, producen 5.500 kilos por hectárea, de los que reciben 4 millones de pesos en ingresos.
La respuesta del gobierno:
El ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, ha reafirmado que una de las principales causas de la crisis arrocera de este año en el país es la sobreoferta del cereal. En 2020 los precios del arroz estuvieron altos e incentivaron a una mayor siembra, que generó excedentes del cereal. Por esto, en 2021 el Plan de Ordenamiento de la Producción de Arroz, que se concertó con el Consejo Nacional del Arroz, estableció que las hectáreas cultivadas no podrían sobrepasar las 520.000 y así de esta forma, se nivelarían ambas producciones.
Como resultado de las reuniones con agricultores de otros departamentos, se concertó a mediados de agosto el Incentivo al Almacenamiento con el fin de estimular a la industria molinera a almacenar los excedentes de las cosechas que queden y poder liberar el arroz paulatinamente en el mercado, respondiendo a la oferta y la demanda. Sin embargo, en Fonseca ven difusa la llegada de estos apoyos porque no están organizados y el municipio tampoco cuenta con una persona encargada de la Secretaría de Agricultura.
¿Qué piden los agricultores en Fonseca?
- Control por parte del gobierno nacional a los agroinsumos para evitar que las importaciones de estos productos afecten el bolsillo de los agricultores. En ese sentido, piden más subsidios y apoyos para acceder a fertilizantes e insecticidas.
- Generar un mecanismo de cobertura sobre el cultivo del arroz, que permita establecer un precio base antes de distribuir el producto.
- Apoyo en la alternancia del cultivo del arroz con otros alimentos. Solicitan que se garanticen rutas de comercialización y capacitación.
Lo que sigue
Los cultivadores de Fonseca esperan que pronto haya soluciones de las directivas de la Federación de Arroz en el Caribe y del Ministerio de Agricultura, como ha ocurrido en los demás departamentos arroceros. De no responder a las peticiones, organizaciones como Dignidad Agropecuaria están convocando movilizaciones en todo el país para recibir respuestas integrales desde el gobierno nacional.
Algunos agricultores en Fonseca comenzarán a sembrar las semillas del algodón, con la confianza en que el segundo semestre de este año recuperarán un porcentaje de las pérdidas. Sin embargo, la mayoría de los arroceros en el municipio está alistando el terreno para cultivar el arroz, un cultivo que han heredado de generación en generación y se niega a desaparecer.