Fotografía: Dalis Bolívar
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Los recicladores pueden ser la clave para el cuidado del medio ambiente en Fonseca

En el municipio de Fonseca, ubicado al sur de La Guajira, los recicladores informales contribuyen significativamente a mitigar el impacto ambiental de los residuos. Sin embargo, la ausencia de regulación, políticas de apoyo y reconocimiento oficial limita el alcance y la efectividad de su labor. Con una intervención adecuada, la gestión de residuos sólidos en el municipio podría convertirse en una oportunidad para promover la sostenibilidad y mejorar las condiciones de vida de estas personas.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Hablamos con personas recicladoras en el municipio de Fonseca para conocer cómo realizan su oficio, con habitantes de la zona rural para entender cómo separan las basuras y con la institucionalidad para indagar sobre la implementación del Decreto 596 de 2016.

Maryori Villalobos conocida como Yuli, sale todos los días de su casa a las nueve de la mañana. Con una carretilla recorre las calles de Fonseca para recoger plásticos, vidrios, papel y otros materiales para vender. Hay días buenos, en los que puede regresar a su casa a la una de la tarde, pero hay otros en los que le cuesta un poco más conseguir material, y camina hasta que tenga suficiente reciclaje para ir a la chatarrería, venderlo y conseguir algo de dinero para los gastos diarios.

Villalobos tiene 38 años, es de nacionalidad venezolana y desde hace más de seis años vive en Fonseca con sus siete hijos y tres nietos. Relata que empezó a reciclar por sugerencia de una amiga que le mostró que esta actividad, más allá de ser ambientalmente útil, era una fuente de ingresos. "Yo no sabía cómo hacerlo, pero ella me enseñó, me explicó todo y desde ese momento me dedico al reciclaje, esto no es cualquier cosa; reciclar tiene su técnica", afirma. 

Fotografía: Betsabé Molero

Como ella, decenas de recicladores informales recorren las calles de Fonseca todos los días, pero lo hacen en condiciones difíciles y en medio de la informalidad. Las propias personas que se dedican a esta labor, han identificado que aproximadamente 60 familias en el municipio dependen de esta actividad como única fuente de ingresos. Sin embargo, operan sin respaldo ni reconocimiento oficial, ya que el municipio carece de un sistema eficiente de reciclaje formal.

La labor de estas personas es fundamental en el municipio, ya que su trabajo evita que muchos materiales terminen en los rellenos sanitarios, con lo que se reduce la contaminación y se extiende la vida útil de productos contaminantes que tardan mucho tiempo en descomponerse, como el plástico. 

El Decreto 596 de 2016 reconoce la importancia de esta labor en medio de una cadena que permite disminuir el impacto de las basuras sobre el medio ambiente y, por esta razón, busca la formalización progresiva de los recicladores de oficio y su inclusión en el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS).

Sin embargo, este decreto también considera la necesidad de que los usuarios entreguen los residuos debidamente separados, labor que es un reto en municipios como Fonseca en los que existe poco conocimiento sobre el reciclaje, especialmente en los hogares. Por esta razón, a través de esta normativa se solicita a los entes territoriales realizar campañas educativas que permitan brindar información para mejorar la separación de residuos.

Esto es importante porque, además de los riesgos para el medioambiente, los recicladores también se exponen a residuos peligrosos, ya que trabajan sin equipos de protección. El agua estancada y las basuras traen problemas por posibles infecciones o accidentes con objetos afilados, "algo que me ha pasado varias veces: la basura siempre tiene pañales, toallas sanitarias, papel higiénico o hasta excrementos de perro, algunos compañeros evitan meter la mano, pero yo lo hago porque necesito recolectar material para mantener a mis hijos y nietos. Si no reviso no recojo nada", afirma Maryori Villalobos.

La realidad de Yuli es la misma de muchas personas que dependen del reciclaje en Fonseca, una labor que es tan esencial para el medio ambiente como difícil y peligrosa para quienes la realizan.

La separación de residuos en zona rural

Si en la cabecera municipal la separación de residuos es un reto, en las zonas rurales esta dificultad es mayor. En las veredas y lugares alejados no hay servicios básicos como la recolección de basuras, lo que lleva a que la gente en estas zonas encuentre formas para manejar los residuos que pueden generar contaminación. Una de las más utilizadas es la quema de basuras.

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Los habitantes se ven obligados a acudir a esta alternativa para gestionar los residuos porque de otra manera se acumularían, incluso, en estos lugares no es común encontrar recicladores. En medio de esta situación las personas en las zonas rurales tienen prácticas de uso alternativo y aprovechamiento de los residuos.

Lidis María Caro es una mujer de 66 años, habitante de la vereda El Paujil. Toda su vida ha habitado en zonas rurales, donde el servicio de aseo y recolección de basuras no es una opción con la que ella pueda contar. Por esta razón aprendió a clasificar los residuos sólidos de manera muy particular, para aprovechar al máximo los materiales que se pueden reciclar. Lava las bolsas plásticas para reutilizarlas, la ropa vieja la convierte en limpiones de cocina y coge ollas, las botellas las convierte en artículos del hogar como cuchareros y jaboneras; “uno tiene que cuidar el lugar donde vive”, afirma.

Fotografía: Betsabé Molero

Ella recoge los materiales como botellas de vidrio, plásticos y bolsas, cuando acumula mucho material que no usará lo guarda en sacos para los recicladores que pasan por la vereda cada 15 días. “Las botellas de gaseosas me sirven para hacer maceteros y también las utilizo para guardar las cucharas y los cepillos de dientes”, dice. 

¿Qué dicen las autoridades?

Elenia Sierra, ingeniera ambiental adscrita a la Secretaría de Planeación de la alcaldía de Fonseca, afirma que en el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos existen varias prioridades como el plan para manejar los residuos, catalogar a los chatarreros como recicladores de oficio, programas de Basura Cero, programas de charlas en las diferentes instituciones educativas con respecto al manejo de residuos sólidos, además, se busca caracterizar y crear bases de datos con los recicladores de oficio. 

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“Todo esto lo hacemos tratando de que se cumpla a cabalidad cada una de las actividades que están plasmadas en el PGIRS, como lo son revisar todo lo del manejo del relleno sanitario y el manejo de los recicladores”, afirma Sierra. Agrega, además, que para este fin existe un comité conformado por entidades como Veolia, Interaseo, Bomberos y Defensa Civil. 

La alcaldía plantea también la puesta en marcha de proyectos escolares denominados PRAES (Proyectos Ambientales Escolares), para promover la educación ambiental entre los niños y niñas. La iniciativa busca desarrollar capacitaciones y clases enfocadas en temas como la gestión de residuos sólidos, con el propósito de convertir a los colegios en instituciones ambientalistas, según afirma Elena Sierra.

La inclusión de los recicladores informales en el Sistema de Gestión de Residuos Sólidos, como lo regula el Decreto 596 de 2016, sería una oportunidad para mejorar las condiciones de vida de las personas que se dedican a esta labor y, además, junto con los programas y acciones pedagógicas que plantea la administración municipal, podría optimizar el aprovechamiento de los residuos reciclables y disminuir el impacto de estos sobre el medio ambiente en el municipio de Fonseca.

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