Ilustración: Camila Bolívar
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[LABORATORIO] Vendedoras de pescado se niegan a salir de la plaza principal de María La Baja

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En el centro de María La Baja, a un costado de la plaza principal, un grupo de 35 pescadoras se instala todos los días para vender pescado fresco. Dicen que no usan el mercado municipal donde las reubicaron hace dos años por ser un lugar inseguro y con poco movimiento de compradores.

Por qué es importante 

El mercado local fue inaugurado hace siete años y, aunque pretendía ser el principal punto de compra y venta de alimentos en el municipio, nunca fue adoptado por la comunidad. 

“Ese mercado por allá... ¡Eso no sirve! Allá la gente no va a comprar pescado y perdemos todo el capital. La gente no va porque queda al lado del cementerio”.

Mercedes Pájaro, vendedora de pescado desde hace 55 años en María La Baja

Qué está pasando

Todos los días, cerca de 56 vendedoras de pescado recorren las calles gritando "lo llevo abierto, fresco y también salao". Las mujeres caminan aferradas a una porcelana (una bandeja plástica) llena de pescado traído de la ciénaga de Puerto Santander. Mientras ellas venden en las calles, otras 35 se instalan cerca de la plaza principal. Pocas, en cambio, están en el mercado municipal. De las 97 pescadoras que hay en el municipio, apenas seis se instalan en el mercado.

Hace casi siete años la Alcaldía remodeló el antiguo parqueadero de buses de María La Baja para convertirlo en el mercado del municipio. En diciembre de 2015 se realizó la entrega, sin embargo los compradores se niegan a frecuentar este sitio por estar ubicado al lado del cementerio. Además, es considerado un lugar inseguro.

Pescadoras vendiendo pescado en la plaza de María La Baja.

Yoladi Urbina viene desde Puerto Santander todos los días a vender pescado en las calles de María La Baja. Asegura que desde hace 31 años la venta de pescado es el principal ingreso económico para mantener su hogar. “Tengo cinco niños y a todos los he sacado adelante con mi negocio de pescado [...] Nosotras ahora estamos aquí en la plaza porque aquí es que nos está yendo bien. [En el mercado nuevo] allá no hay comercio, allá no hay nada”, dice.

Al igual que Urbina, las demás mujeres cuentan que aunque algunos días son buenos y otros son malos para las ventas, al costado de la plaza siempre se vende algo. “En el mercado no se vende nada, porque la gente dice que las moscas se vienen del cementerio con el olor a pescado y que atracan. En cambio, acá así sea que tengamos que pelear con la policía, pero aquí tenemos una salida grande. Aquí nos ganamos la bolita e’ coco y la mano e’ plátano - el sustento diario-. Y allá perdíamos y no alcanzaba pa' comprar ni la bola e coco ni la mano e plátano”, comenta Mercedes Pájaro.

Según Pájaro, le han propuesto a la Alcaldía que las ubique en una casona amarilla a una cuadra de la plaza principal que está abandonada. Allí quedaba el mercado antes y es donde la gente tiene la costumbre de comprar. “No queremos que nos ubiquen en Chumbún, ni Villa Noni -barrios periféricos-, ni por allá atrás. Nosotras queremos donde está la salida de la gente, o sea, la plaza… donde viene la gente a sacar papeles y llegan y llevan su pescadito fresquito”, agrega.

Qué dice la gente

Sobre la venta de pescado en las calles, Isabel Carmona de 100 años, una de las habitantes del sector de la plaza y reconocida por ser la primera enfermera que tuvo el municipio, comenta: “no me afectan los olores, no me afecta en nada que estén ahí. Ellas llegaron y se quedaron ahí, yo ni las conozco. A mí me da lo mismo si ellas se van o si se quedan. Para mí ellas significan una compañía. Una vez un carro y me hizo un daño en la esquina de la casa y ellas me defendieron y no lo dejaron ir”.

Qué dice la Alcaldía

Teresa Cardona, Secretaria de Gobierno de María La Baja, insiste en que para la reubicación de las pescadoras en el mercado municipal, el lugar fue dotado de todos los servicios para su funcionamiento. Además, asegura que “la administración está dispuesta a intervenir nuevamente. Pero [en su momento] eso se dejó, se limpiaron los canales y los registros, se pintó, se les puso seguridad con los muchachos en riesgo que estaban ahí y se tenían semanalmente y quincenalmente reuniones con el equipo de Comisaría para atenderlos psicosocialmente. Si estas acciones hay que retomarlas, estaremos dispuestos a ello”.  

Fachada del mercado municipal.

Con atención psicosocial se refiere a la propuesta que les hizo a las pescadoras Raquel Sierra Casianis, Alcaldesa Municipal y que consistió en brindarles atención psicológica por la afectación de ser rechazadas en su lugar de trabajo. En su momento, Sierra Casianis acordó también reuniones para la conformación de cooperativas y la vinculación de programas de ayudas económicas y capital semilla.

Lo que sigue

Las vendedoras de pescado esperan que la Alcaldía les asegure un lugar específico para ejercer su actividad económica. Además, dicen que con la conformación de cooperativas se podrán implementar empresas solidarias en el municipio.

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