El 14 de diciembre las calles de La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar en el sur de La Guajira, se llenaron de cientos de personas vestidas de blanco. Tenían globos y pancartas. Algunos lloraban mientras sonaba un vallenato. “Yo nací en el pueblo, vivo en el pueblo, donde la gente toda es de alma noble y de buen corazón”, se escuchaba en la voz de Diomedes Díaz, el acordeón de Juancho Rois y la letra de Marciano Martínez, tres músicos sanjuaneros. “El sentir de mi pueblo”, la canción que se escuchaba, era la favorita de Javier Gámez Hinojosa, líder social oriundo de La Junta y un gestor que durante los últimos diez años intentó impulsar la economía del fique en la región.
El escenario fue la despedida, con calle de honor, que la población juntera organizó para despedirlo, después de que fue asesinado el 13 de diciembre en la noche, en la puerta de su casa. A Gámez le dispararon por la espalda desde una camioneta y de los atacantes no se conoce nada.
Su esposa, sus seis hijos, sus hermanos, los líderes y quienes lo conocieron quedaron desconcertados y atemorizados. Jhon Acosta, presidente de la Junta de Acción Comunal y compañero y amigo de Javier Gámez, dice que tienen miedo y que no entienden por qué asesinaron a Gámez. “Él andaba por las calles, por todas partes, libre. Sin siquiera escolta, porque si tú te sientes sin problemas, tú no tienes necesidad”, afirma.
Ni sus amigos cercanos ni la Personería Municipal de San Juan del Cesar conocieron de amenazas en contra el líder, aunque en algunos medios de comunicación se dice que sí hubo. Tras el hecho, las autoridades locales convocaron un consejo de seguridad en el que participaron representantes de la Alcaldía, la Gobernación, la Policía, el Ejército y la Personería. Como resultado, Alcaldía y Gobernación ofrecieron una recompensa de 20 millones de pesos a quien dé información sobre el homicidio. Esta muerte violenta es la tercera que ocurre en La Junta en los últimos tres meses. El pasado 1 de octubre fueron encontrados los cuerpos de los hermanos Jader y Francisco Romero, también asesinados a tiros.
¿Quién era Javier Gámez Hinojosa?
Javier Gámez nació en La Junta hace 53 años, pero tras terminar su bachillerato se mudó a Riohacha para estudiar Ingeniería Industrial. En la capital hizo gran parte de su vida profesional. Fue secretario general de la Gobernación de La Guajira, gerente territorial de la Contraloría del departamento y estuvo vinculado al Fondo Mixto de Cultura de La Guajira. Pero desde hace unos diez años, su obsesión fue impulsar el cultivo del fique en el sur de La Guajira.
Javier García, amigo de Gámez, recuerda que conoció al líder a finales de 2012, cuando era representante legal de un Centro Provincial de Gestión Agroempresarial. Gámez se acercó a él para proponerle que el Centro brindara asistencia técnica en un proyecto de siembra de fique que él, desde su empresa Agroin-Agrofique, estaba gestionando para San Juan del Cesar, Fonseca, Dibulla, Riohacha y Distracción. García aceptó, y aunque el proyecto no salió sino hasta 2015, cuando ya no trabajaba en el Centro, ambos se hicieron amigos. En ese año, García, con ayuda de Gámez, organizó a 79 campesinos fonsequeros para cultivar fique en la Asociación de Fiqueros de Fonseca. Por eso, Javier García dice que Gámez es el padre de la Asociación que hasta hoy continúa trabajando con el fique.
En los años siguientes, según recuerdan varios líderes junteros, Gámez continuó gestionando proyectos con entidades como la Agencia de Renovación del Territorio y, tras la firma del Acuerdo de Paz, también en el marco de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet). En los últimos meses, su obsesión no fue solo el cultivo, sino toda la cadena productiva del fique. “Ahora mismo estábamos en un proyecto en el que lo más importante era un fortalecimiento agroindustrial. ¿Cómo vamos a sacar la fibra del fique y cómo vamos a sacar el jugo y el bagazo de fique que contemplan un 90% de la hoja? Javier Gámez tenía claro eso. Siempre estuvo investigando”, recalca García.
Sus asociaciones ya habían ingresado a la Federación Nacional de Fique y estaban haciendo alianzas empresariales. Jhon Acosta cuenta que Gámez también estaba articulado con artesanas guajiras e incluso estaba haciendo contactos para lograr entrar a mercados internacionales, especialmente en el Caribe. Además, desde Agroin producían abono orgánico a base de fique. “Javier visionaba el futuro y luchaba por eso. Tenía muy en cuenta su pueblo, tenía mucha gente trabajando en su empresa. Él quería que el fique fuera una de las bases principales de nuestra comunidad”, explica Acosta.
Por eso quienes lo conocieron y trabajaron con él se sienten desorientados. Los líderes y amigos se sienten inseguros y consternados. “Nosotros confiamos en los entes encargados de la investigación y en nuestras instituciones. Les pedimos que esclarezcan los hechos, y que no vaya a pasar a ser la muerte de este hombre tan importante otra del montón”, afirma Acosta. Y agrega que hay miedo: “No solo yo como líder comunal, todo el pueblo está asustado”.
Además, Javier Gámez apoyó la reincorporación de los excombatientes del Antiguo Espacio Territorial de Reincorporación y Capacitación de Pondores, en Fonseca. Según Wilfran Martínez, representante legal de la Cooperativa Multiactiva para la Paz de Colombia (Coompazcol), el líder fallecido “siempre tuvo disposición de colaborar poniendo a la orden su enseñanza”. Además, afirma Martínez, los invitó a “compartir experiencias en sus proyectos de fique y de ovejos. Estaba convencido que la reconciliación se hacía con obras sociales con las comunidades, fue un gran aliado de la paz en La Guajira”.
Desde hace cinco años, cuando los firmantes de paz de Pondores llegaron al espacio de reincorporación, Javier Gámez, como representante legal de Agroin, facilitó la tierra de la finca San Luis (188 hectáreas), a través de una figura de comodato, para que los excombatientes trabajaran en sus proyectos productivos. Desde el principio, afirma Martínez, sobre el comodato había opción de compra. De hecho, el pasado 7 de diciembre Coompazcol recibió la tierra de San Luis de manos de la Agencia Nacional de Tierras.
La población teme que vuelva el conflicto
La Junta, como otros corregimientos de San Juan del Cesar, fue fuertemente afectada por el conflicto armado. Tanto así que, en 2003, hubo un desplazamiento masivo de la población. Desde entonces la gente ha intentado reconstruir el pueblo con base en el turismo musical, de la mano de la historia de Diomedes Díaz. Cada fin de semana el pueblo recibe entre 6 y 8 buses llenos de personas que quieren visitar los lugares que habitó “El Cacique”. Sin embargo, tras las recientes muertes violentas ha revivido el temor a que ese conflicto de hace 20 años resurja. Además, a que afecte la vida económica de la población. “La Junta sufrió mucho y estamos volviendo a caer en ese miedo. Van tres asesinatos. Uno dice: Dios mío, ¿será que esto va a seguir?”, se pregunta Jhon Acosta.
En este corregimiento aún no hay claridad sobre qué está pasando en materia de violencia y orden público. La Defensoría del Pueblo emitió el 17 de febrero de 2022 la alerta temprana 004-22, que describe que los liderazgos comunitarios son los más afectados en territorios con presencia de grupos armados. Además, calificó el nivel del riesgo como “medio” y registró la presencia del Eln y de otros grupos delincuenciales. Según Indepaz, es pronto para afirmar qué pasa en el territorio, pero lo cierto es que desde Barranquilla hasta el norte de La Guajira y desde el Magdalena Medio hasta Valledupar, esta organización ha registrado el accionar de grupos paramilitares y otros grupos de delincuencia común aliados con estas organizaciones criminales.