Por qué es importante
Las familias beneficiadas son campesinas y víctimas del conflicto sin casa propia. Con la puesta en marcha de este proyecto ven la posibilidad de tener una vivienda digna que se acopla a sus necesidades: fogón de leña ecológico, pozo séptico y patio. Ahora esperan que las siguientes fases no demoren siete años más.
Los detalles
- Las viviendas tienen entre 50 y 100 metros cuadrados. Tienen tres habitaciones, sala comedor, cocina, baño, dos patios, puerta trasera y espacio para el pozo séptico.
- Las entregan con fogón ecológico de leña, ya pintadas y con el baño enchapado.
- Se demoran aproximadamente veintiocho días en la construcción de cada casa y a la familia beneficiaria le corresponde brindar la alimentación, tanto del maestro de obra como de los ayudantes.
- El proyecto empezó a gestionarse en 2014, y en 2015 fue aprobado con subsidios de vivienda de víctimas y del Departamento Nacional de Planeación (DNP).
- La primera entidad otorgó subsidios de 38 millones de pesos a 66 víctimas del conflicto armado interno. Por el lado del DNP el monto fue de 17 millones de pesos a otras 49 familias vulnerables, para un total de 115 familias. La entidad ejecutora es Fiduagraria, del Banco Agrario.
- La construcción de las primeras 26 viviendas comenzó en abril.
El proceso
Según Marcela Sánchez, habitante de la vereda Guaduas, en 2015 la Unidad para la Atención y Reparación a las Víctimas (Uariv) inició el proceso de focalización para presentarse a la convocatoria. En marzo de 2016, la Uariv les indicó a las familias que el proceso de visitas y verificación de condiciones lo haría Fiduagraria. Pero solo a finales de noviembre del 2020 apareció un contratista para ejecutar parte del proyecto, que beneficiaba a 26 familias.
En diciembre de ese mismo año, Fiduagraria les informó a los beneficiarios iban a efectuar el primer desembolso para el inicio de la construcción de las viviendas a través de tres contratos: uno para 16 viviendas, el segundo para 9 y el tercero para 1. El costo de cada vivienda es de poco más de 33 millones de pesos.
¿Por qué la demora?
En diferentes documentos y reuniones en las que participaron los enlaces de víctimas y representantes de Fiduagraria, las entidades les dieron cuatro argumentos a las familias sobre la demora en las viviendas:
- El desembolso de los recursos vía subsidios es muy lento y conlleva muchos trámites.
- En la licitación pública no se lograba encontrar un contratista que cumpliera con los requisitos técnicos.
- Cada año que pasaba era más difícil la ejecución porque los materiales aumentaban los precios, pero no aumentaba el monto que se tenía: se formulaba el proyecto con un precio y el costo real, al final, era otro.
- El proyecto no ha tenido hasta el momento ningún reajuste presupuestal por parte de las entidades responsables.
Entre 2016 y 2019 el entonces alcalde Jorge Iván Bedoya y la Secretaría de Gobierno, a través de la oficina de víctimas, buscaron dar una solución a las familias por los continuos retrasos en la ejecución del proyecto. Las mismas familias también buscaron respuestas. Esto se observa en casi una veintena de oficios enviados a entidades como el operador de proyectos del Banco Agrario, la Uariv y la Unidad de Gestión de Vivienda de Interés Social Rural (VISR) y Fiduagraria.
A su vez, en 2018, el defensor regional del Pueblo, en Quibdó, manifestó su preocupación en torno a los múltiples retrasos en la ejecución a través de una solicitud de interventoría y seguimiento.
Según Omar Benítez, secretario municipal de Planeación, en la administración actual “se hicieron las gestiones. Se mandaron unas cartas a través de Planeación, Personería y el enlace de víctimas para la ejecución de estas casas”.
Qué dice la gente
- Yeny Yépez, beneficiaria del proyecto en la vereda El Siete: “Yo me siento feliz y realizada porque tener casa no es riqueza, pero no tenerla si es mucha pobreza. Uno tiene que ser agradecido, no me mojo, nadie me saca, no pago arriendo, vivo con mi niña, me acuesto tranquila. No había firmado el acta de recibido cuando ya estaba viviendo en ella’’.
- Marcela Sánchez, beneficiaria en la vereda de Guaduas, está esperando su casa: “Me siento muy contenta, una casa es como algo que es para toda la vida. Es algo que hemos estado esperando. Yo pienso que uno tener una casa le permite sentirse dueño de algo y que algo les queda a los hijos. Tengo muchas expectativas, pero al mismo tiempo debo esperar la ejecución de los otros dos contratos, porque la mía está en el último, que es el contrato de una sola casa”.
- Farley Guerra, de la Vereda la Argelia, es beneficiaria de una segunda fase del proyecto y fue citada el 28 de mayo para actualizar sus datos: “Yo lo único que sé es que estaba en los listados, sin embargo, esta semana vinieron a hacer visitas y a mi no me la hicieron. Quién sabe cuánto tiempo más tendremos que esperar”.
Lo que sigue:
- El pasado 28 de mayo fue publicado por redes sociales un listado de 40 beneficiarios de este proyecto de vivienda nueva rural, que sería el segundo grupo. Estas personas están a la espera de que comience una nueva fase y de que la espera esta vez no sea tan larga.
- En la vereda El Siete se conformó una veeduría ciudadana con el fin de hacerle control y vigilancia a las obras. Están pendientes de que se construyan y entreguen las 16 viviendas prometidas en esta primera fase. 14 familias ya tienen las llaves de su casa.
- Algunas personas se preguntan si, en los casos de mayor pobreza, las Alcaldía, la empresa privada o los consorcios viales podrían apoyar a las familias con la alimentación de los trabajadores.
- Para los beneficiarios que aún no tienen construidas sus casas es fundamental que queden bien construidas, que se logren terminar pronto las 115 viviendas y que surjan más proyectos para los carmeleños que aún no tienen casa propia.