Los puestos de salud de cinco corregimientos de Tadó – El Tabor, Playa de Oro, Carmelo, Corcovado y Tapón – están en completo abandono, destruidos y sin la dotación necesaria. Quienes viven en estas zonas, unas 6.250 personas aproximadamente, deben desplazarse hasta el Hospital San José de Tadó, en el casco urbano, y cuando llegan no encuentran turnos ni se les garantiza la atención.
El puesto de salud en El Tabor es el más nuevo. Está ubicado a unos 41 kilómetros de Tadó y fue construido en diciembre del año pasado. La infraestructura es óptima y mantiene su fachada blanca, recién pintada; sin embargo, no tiene los equipamientos necesarios ni se ha contratado al personal médico. Solo es una casa de un nivel, en el que hoy no funciona nada.
Juana Bolaños, habitante de El Tabor, comenta que su comunidad lleva más de 5 años sin un centro de salud y debe acudir al Hospital de Tadó. “Cuando alguien se enferma le toca ir al hospital en mototaxi debido a que no tenemos otro medio de transporte. Cuando llegamos a la sala de urgencias debemos esperar por horas, y ahí comienza el viacrucis”, indica.
“Es imposible sacar una cita médica para que lean los exámenes y esta situación lleva a muchos enfermos a no visitar el hospital y solo acuden cuando no se pueden valer por sí mismos”, agrega Bolaños.
En este corregimiento hay unas 3.000 personas que requieren un centro de salud adecuado. Magaly Sánchez, otra habitante, cuestiona que no se aproveche al personal médico del municipio: “En el 2023 construyeron un puesto de salud en El Tabor, pero a este le hace falta dotación y contratar al personal. Tenemos auxiliares de enfermería que nos brindan los primeros auxilios cuando alguien se enferma, pero están sin empleo y esperan que se les vincule”.
En Playa de Oro, a 35 kilómetros de Tadó y un corregimiento con 2.000 habitantes, la situación también preocupa. Hay un centro de salud donde solo trabaja una enfermera. En este lugar hay humedad, tanques averiados y con tinas llenas de agua en el patio que lleva a la proliferación de mosquitos.
Ramón Eliseo Lemus, habitante del corregimiento, resalta que una sola enfermera no es suficiente. “Tenemos una enfermera que todos los días está ahí, de lunes a viernes. Ella hace lo que esté a su alcance para atender a la gente y estamos satisfechos con el servicio de ella, pero sabemos que hay procedimientos que se salen de sus manos. Ella hace el reporte, llama al centro de salud de Tadó y remite el paciente, pero allá tampoco nos atienden”, recalca.
Lo mismo opina Ana Billy Castro, habitante de Playa de Oro, quien pide que se asegure la atención de los pacientes de la zona rural: “Cuando llega un paciente tiene que esperar altas horas para ser atendido y no le dan respuesta. Necesitamos un médico permanente en la zona rural, pedimos que arreglen el puesto de salud de Playa de Oro y tengamos un médico para la atención de las veredas y corregimientos del alto San Juan”, concluye.
Por su parte, la enfermera Luz Dary Mosquera Valencia, quien atiende el puesto de salud de Playa de Oro, recalca que el estado del lugar es regular y está sin la dotación suficiente. “La planta física necesita arreglos. Hace unos días pusimos en conocimiento del ministro de Salud la problemática de la zona rural. Pedimos que se cree un centro de atención primaria y nos pidieron que pasáramos una propuesta”, agrega.
“En el puesto de salud hacen falta microscopios, sillas de ruedas, camas, colchonetas y todos los elementos básicos para una atención adecuada. Además, necesitamos médicos, ecógrafos, bacteriólogos, nos faltan profesionales de salud en todas las áreas”, cuestiona. Además, Mosquera agrega que no tienen ambulancias en la zona rural. Las dos ambulancias que asignó el Ministerio de Salud tampoco han llegado al municipio y actualmente solo hay ambulancia alquilada en el hospital.
En Carmelo, a 40 kilómetros de Tadó y con 590 habitantes, el centro de salud está en una zona de alto riesgo y, por ello, la gente pide que sea reubicado. El lugar está en ruinas, lleno de maleza, con paredes destruidas por la humedad y con techos en mal estado.
Francisca Nelly Mosquera, habitante del corregimiento del Carmelo, asegura que desde el 2016 el centro de salud está abandonado. “Las autoridades locales han dicho que este puesto lo van a reubicar porque está en zona de inundaciones. Muchas personas han muerto por falta de atención médica, ya que no hay quién ni con qué prestar los primeros auxilios. Hemos hecho la propuesta a las administraciones locales para que al menos nos alquilen una casa para brindar los primeros auxilios”, indica.
“Cuando alguien se enferma debemos buscar llegar a Tadó de cualquier forma y la vía está en muy mal estado. Primero lo tratamos con medicina tradicional ancestral para que resista y sí la enfermedad es muy grave, lo llevamos a un centro asistencial, pero allá nos dicen que no hay ficho (turno) para consulta externa”, agrega.
En Corcovado, a 22 kilómetros de Tadó y con 390 habitantes, el puesto de salud está también cubierto de maleza. No cuenta con techos, ni ventanas y está completamente abandonado.
Ramiro Mosquera, habitante del corregimiento, asegura que este puesto de salud lleva cinco años deteriorado. “Acá no ha llegado el alcalde a hablar con la gente, los enfermos son trasladados en mototaxi porque tampoco llegan las ambulancias. Y ni siquiera podemos tomar citas médicas en el Hospital de Tadó”, agrega.
En El Tapón, a 8 kilómetros de Tadó y con 270 personas, la casa que antes funcionaba como puesto de salud queda solo un aviso. Está sucio, con las puertas destruidas, sin ventanas y en ruina total. En los salones hay palos y hasta murciélagos.
Yuly Constancia Murillo Bolaño, líder del corregimiento de Tapón, cuenta que el puesto de salud de El Tapón lleva más de ocho años inhabilitado. “No tenemos enfermeras ni quien nos atienda en salud. La mayoría de nuestra gente sufre de presión arterial y nos toca bajar a Tadó para que se las tomen. Aquí muere la gente y no pasa nada”, agrega.
Otros ciudadanos hablan de los impedimentos para acceder a la atención en salud. “La gente no quiere ir al hospital por los malos tratos y los rechazos. A uno le duele ese servicio. Nos dicen que no están autorizadas para suministrar ciertos medicamentos”, dice Aleris Copete, habitante de Tadó.
Lo mismo opina otra mujer que pide reservar su nombre: “El gerente del hospital debe ponerse serio con la atención a los pacientes, no puede ser que solo nos ordenen ibuprofeno y acetaminofén, a la gente la mandan a la casa igual de enferma”.
Una promesa que aún no llega
El alcalde de Tadó, Juan Carlos Palacios Agualimpia, ha dicho a las comunidades que va a dotar el puesto de salud con médicos, enfermeras y trabajadoras sociales. Pero la realidad es que quienes requieren algún procedimiento deben viajar hasta Quibdó, a dos horas de Tadó. En entrevista con Consonante, en noviembre de 2023, Palacios aseguró que su prioridad durante el primer año sería mejorar el Hospital San José de Tadó y habilitar los centros de salud rurales. Una promesa que viene desde la administración de Cristian Copete y que aún no se ve.
Brenda Yulieth Mosquera Sánchez, coordinadora de salud municipal, reconoce que los puestos de salud del municipio “se encuentran en un estado deplorable” y que llevan años sin una intervención en su planta física y dotación. “Estamos en un proceso de gestión para poder intervenir todos estos puestos de salud, están en estudio y esperando el documento de red para saber cómo van a quedar los puestos de salud”, indica.
Sin embargo, Mosquera agrega que no tienen una fecha de intervención de estos lugares: “No sabemos en qué tiempo pondremos a funcionar los puestos de salud debido a que en estos momentos estamos en el proceso de construcción de la operatividad y de intervención desde el Ministerio de Salud. Estos puestos de salud están en ruina y la intervención no solo es superficial, sino que deben incluir la infraestructura y la dotación”. Mosquera puntualiza que los recursos deben ser asignados por el Gobierno.
Everth Casas, gerente del Hospital de Tadó, señala que con la administración local están trabajando en un proyecto de intervención para que desde el Ministerio de Salud se asignen recursos para mejorar los puestos de salud de Playa de Oro, Carmelo y Guarato. El proyecto, según informa, será radicado en la primera semana de abril.
Mientras tanto las comunidades esperan que se habiliten los puestos de salud y que se garantice la atención primaria en sus corregimientos. “Les pedimos a la administración y al Gobierno que esa propuesta de vivir con dignidad se vea reflejada en la salud de nuestra gente”, puntualiza Francisca Nelly Mosquera, de Carmelo.