Hace casi cuatro años, en octubre de 2019, las mujeres de Tadó (Chocó) estaban a la expectativa: la Alcaldía del municipio la ganó el candidato que durante su campaña dijo en varias ocasiones que “se la jugaba toda” por ellas. Unos meses después, ya en 2020, con el alcalde Cristian Copete posesionado, se empezaba a hablar de la primera gran obra en pro de las 9.000 mujeres tadoseñas: una casa para que ellas pudieran capacitarse, encontrarse y emplearse.
Sin embargo, esa esperanza inicial se ha visto diluida con el paso de los años. A punto de terminar el mandato, la famosa casa de la mujer todavía no ha sido inaugurada y, más allá de este proyecto, las mujeres han visto que muy poco se ha hecho para ellas durante esta administración.
Las expectativas de las tadoseñas eran altas. Durante la construcción del Plan de Desarrollo del alcalde Copete, las mujeres que viven en áreas rurales tanto como en zonas urbanas pidieron que el trabajo se concentrara en mejorar sus condiciones de vida, primero, desde la generación de empleo, la capacitación para el trabajo y el apoyo para formalizar y fortalecer los emprendimientos existentes.
En Tadó las fuentes de empleo formal se limitan a las empresas estatales, la administración municipal y los colegios. Pero la mayoría de las aproximadamente 9 000 mujeres de este municipio, que representan al 53 por ciento del total de la población, viven de empleos informales: lavan y planchan ropa, trabajan la minería, tienen ventas informales de productos como mazamorra o jugos, son agricultoras o pequeñas cultivadoras, e incluso rapimoteras. Todo esto para llevar el sustento a sus hogares.
Y el problema del desempleo se complica con la poca educación formal y la capacitación a la que han podido acceder. Por eso, también pidieron al alcalde retomar el programa de alfabetización nocturna y allanar el camino para acceder a la educación superior. Además, las rurales pidieron apoyo en los procesos de restitución de tierras y ampliación de los programas de adulto mayor y familias en acción.
Lo cierto es que dentro del programa “empoderamiento de la mujer”, del Plan de Desarrollo, únicamente quedaron consignadas cuatro acciones que no responden integralmente a las necesidades y pedidos de las mujeres: construir la casa de la mujer, formular e implementar la política de la mujer, crear la coordinación de la mujer y establecer estrategias de prevención de violencia intrafamiliar. Sin embargo, en campaña sí se prometió más.
¿Qué cumplió Copete y qué no?
La primera promesa fue la construcción de la Casa Social de la Mujer. Ese fue el nombre con el que empezó a hablarse del proyecto. Sandra Perea Murillo, gestora social del municipio y esposa del mandatario, le dijo a Consonante que ella misma se encargó de hacer las gestiones para la construcción de la casa ante la organización Asodamas de Colombia desde 2019. “Ya en propiedad, en 2020, mi esposo se encargó de hacer las gestiones correspondientes: firmar documentos y empezar a proyectar el rubro para hacer la casa. En noviembre de ese año él sale del cargo, pero deja la disponibilidad presupuestal para eso”, afirmó. En septiembre de 2021, la entonces alcaldesa Yocira Lozano (elegida en unas elecciones atípicas y luego removida del cargo) firmó el convenio para comenzar a construir la casa, pero los trabajos empezaron en noviembre de 2021, con Copete nuevamente al mando de la Alcaldía.
Durante este tiempo, un grupo de aproximadamente 120 mujeres se vincularon al proceso de la Casa Social de la Mujer. En 2020 se hablaba de dos proyectos productivos: un restaurante y un proceso de cría de pollos. Mientras Copete no estuvo en el poder, este proceso estuvo pausado. En 2021, cuando el mandatario volvió, uno de los proyectos cambió: la cría de pollo se convirtió en un spa de belleza. Las mujeres que continuaron vinculadas a este proyecto recibieron capacitaciones en memoria histórica, economía solidaria, reciclaje, emprendimiento e innovación empresarial, todo esto con la ilusión de poder llegar a ser parte de la Casa Social de la Mujer Margaret Cristal, un nombre que empezó a utilizarse ese y que, a pesar de la férrea defensa de la gestora social (hace referencia al nombre de su hija fallecida), levantó polémica en el municipio por no tratarse de una mujer importante a nivel público.
Las participantes del proceso ya se constituyeron legalmente a través de dos asociaciones, sin embargo, desde septiembre de 2022, cuando se cumplía la fecha en la que debían entregar la casa, ellas todavía no han podido empezar a trabajar porque la edificación sigue cerrada. Según la gestora social, el atraso es culpa de Asodamas, por lo que no da una fecha para la entrega del edificio. “No sería irresponsable de mi parte decirte hoy, mañana o pasado. Ahí ya se están terminando los últimos detalles, la verdad es que la casa está terminada en un 90 y algo por ciento”, dijo.
¿Y el empleo? Tanto la gestora social como la secretaria de Gobierno de Tadó, Yuccy Asprilla, afirman que los esfuerzos para avanzar en el empleo para las mujeres se concentran en las acciones que se han desarrollado en el proceso de la casa de la mujer. Es decir, cursos de pedicure, manicure, peinados, peluquería y maquillaje en los que, según la Alcaldía, participaron 200 mujeres, jóvenes y varones. Por otro lado, la empresa Organic Nails capacitó y certificó a un grupo de 20 mujeres en distintas técnicas de manicure y pedicure. Para Luz Daira Hinestroza esto ha sido clave. “Estos eran unos cursos que no teníamos cómo pagarlos; y con el apoyo que nos ha brindado la Administración tuvimos la oportunidad de realizarlos para poder tener un emprendimiento para nosotras mismas”.
Respecto a los demás compromisos que quedaron escritos, la secretaria de Gobierno afirmó en una respuesta a Consonante que, para cumplirles a las mujeres en materia de prevención de violencia de género, la Alcaldía también ha llevado a cabo “campañas de prevención, se dictaron charlas en los diferentes barrios de la municipalidad y se hizo entrega de volantes con las distintas rutas de atención”. También se constituyó la Coordinación de la Mujer, que lidera Tatiana Barrios. Sin embargo, no se actualizó la política pública de mujeres, como lo confirmó a este medio la gestora social.
¿Estas acciones son suficientes?
Más allá de estas capacitaciones de la Casa de la Mujer, las mujeres que no están interesadas en los temas de belleza no han encontrado espacio para ellas. Cleris Yasiris Perea, una ama de casa de Tadó que tiene un emprendimiento de bolsos y sombreros, es una de ellas. “Las madres cabeza de hogar no hemos sido tenidas en cuenta para nada: no somos incluidas en lo que tenga que ver con el municipio, cuando deberíamos ser priorizadas. El alcalde Cristina Copete dijo que se la iba a jugar toda por las mujeres tadoseñas, pero la verdad no veo qué tipo de juego fue el que jugó”, dice. Cleris, además de su emprendimiento, hace parte de un grupo de mujeres que se dedica a limpiar calles y puertos, pero dice que en esta administración tampoco han sido tenidas en cuenta.
Incluso, Sandra Perea (homónima de la primera dama), quien lidera el emprendimiento de belleza dentro de la Casa de la Mujer, considera que las acciones de la Alcaldía no han sido suficientes. “El alcalde prometió muchas oportunidades laborales, muchos programas sociales, mucho emprendimiento, pero hoy por hoy no se ve reflejado”, expone.
Otra mujer, que pidió proteger su identidad por temor a que su opinión tenga consecuencias en su trabajo dentro de la administración pública, afirma que las mujeres que no participan de la Casa de la Mujer están “totalmente solas". Además, afirma que no han mejorado los problemas que le expusieron al alcalde al principio de su mandato. “Todos estamos en la misma. Veníamos en una situación difícil y como él decía: por Tadó me la juego toda, creímos, pero ‘me la juego toda’ no era por la comunidad ni por las mujeres, era por su bienestar”. Ella comenzó en el proyecto de la Casa de la Mujer, pero lo abandonó al no ver resultados.
Además, Cleris Yasiris Perea asegura que las necesidades en salud y educación de las mujeres, a pesar de que deberían ser priorizadas, no han sido siquiera atendidas. “En el hospital no atienden a las mujeres como debe ser. Por ejemplo, las citologías. Desde hace más de un año estoy buscando una citología en el hospital y no la he podido conseguir. Eso para nosotras es importante”, cuenta con decepción.
En cuanto a educación, considera que la oferta debería ser más amplia y sostenida. “Necesitamos capacitación, pero no charlitas de dos horas, sino de temas que queramos aprender para ejercer un trabajo digno. Estamos con las manos en la cabeza pensando en qué vamos a hacer el día de mañana para nuestros hijos”, explica. Sobre este tema las mujeres le pidieron al alcalde reabrir el programa de bachillerato para adultos, pero lo cierto es que este únicamente funcionó durante 2022.
Por otro lado, a las mujeres les preocupa la falta de impacto de las acciones de la Alcaldía en cuanto a prevención de violencias basadas en género. “Aquí hay muchos problemas, la última problemática que tuvimos fue una docente que se suicidó y luego extrajeron su cuerpo del cementerio y no veo que hubo nadie que hablara de ella o que alguien la reconociera o que uno hiciera un plantón por esa mujer”, explica Sandra Perea, sobre la falta de empatía tanto de las mujeres como de la administración. “Con tantos profesionales que tiene Tadó no he visto ninguna campaña para prevenir violencia”, sentencia. Sin embargo, Luz Daira Hinestroza afirma que sí se han hecho acciones, especialmente desde la Casa de la Justicia “que viene haciendo parte de la Alcaldía”, pero, por un lado, las personas poco participan y, por el otro, las mujeres continúan ocultando las violencias que sufren.
Las preguntas que quedan
Las tadoseñas esperan que la Casa de la Mujer Margaret Cristal abra sus puertas, por fin, en los próximos meses. Con este espacio en funcionamiento se verá si, efectivamente habrá oportunidades de empleo para las que persisten en el proyecto y de capacitación para las que no han podido acceder a ello. Según la respuesta de la secretaría de Gobierno, esta es la prioridad en materia de género en este último año de mandato, pero no está claro cómo van a lograr incluir a quienes no han participado, que son la mayoría. Tampoco se sabe si en este último año formularán la política pública en favor de los derechos de las mujeres.