Las mujeres se reúnen para hablar de lo que han vivido y a partir de sus relatos se construyen las canciones. Son relatos dolorosos que con bullerengue, cantando y bailando se transforman en canción.
Han cantado las vivencias de muchas mujeres para sanar sus heridas. Sin embargo, hay una historia que las mujeres de Terapia Bullerenguera aún no han cantado, la historia que le pertenece a todas las mujeres del territorio y que las une en un mismo dolor: las heridas que dejó en ellas el conflicto armado.
“Mientras las heridas no hayan sanado esas canciones son difíciles de cantarlas. Primero hay que subsanar esas heridas para luego flotar esas canciones y que vayan al contenido de lo que uno vivió”, asegura Gladys Martínez, integrante de Terapia Bullerenguera.