Caquetá

Sin historia no hay cámara: El corazón de Belén de los Andaquíes

¿Puede una cámara cambiar el destino de un joven y la narrativa de todo un municipio? En este episodio de El Megáfono, viajamos hasta Belén de los Andaquíes, en el departamento de Caquetá, para descubrir cómo un "experimento" de comunicación se convirtió en un semillero de talentos. La Escuela Audiovisual Infantil, un espacio para explorar y enfocar otras imágenes diferentes al conflicto. Al principio solo tenían una cámara donada, pero fue suficiente para que niñas, niños y jóvenes se acercaran con curiosidad.

Edilberto Yandy: En Belén de los Andaquíes en el departamento de Caquetá, los sueños de muchos jóvenes empezaron con una cámara, un trípode y una idea. 

Esto que estás escuchando es la historia de una escuela de audiovisuales que se convirtió en semillero de talentos, pero también en un lugar para creer, para hacer y para quedarse en el territorio. 

Soy Edilberto Yandy Jorge, y en este episodio vamos a conocer cómo la Escuela de Audiovisuales de Belén de los Andaquíes está cambiando vidas y ayudando a contar el municipio con otra mirada.

Quédate, porque esta historia podría parecer pequeña, pero habla de algo muy grande: del derecho a narrar lo que pasa en los lugares donde casi no hay medios locales.

Alirio González: La idea de crear la Escuela Audivisual viene de un proceso iniciado en Belén para construir un ejercicio de comunicación y ciudadanía. Nació a raíz de un conflicto por la administración del agua; entonces, desde la Casa de Cultura se buscaba mediar o ser parte de las soluciones. A partir de eso se convocó a las personas a pensar en soluciones y se pensó entonces en hacer una emisora comunitaria; estamos hablando del año 95 y la emisora salió al aire en 1996 con el nombre de Radio Andaquí. De allí se generó una escuela de participación y ciudadanía, pasando luego el otro reto del mundo digital. Tocaba buscar una estrategia de poner al servicio la narración que permitía el mundo digital. Y entonces, pasamos a, accidentalmente, tener la Escuela Audiovisual. El objetivo es que niños, jóvenes, adultos y todo el mundo puedan manetener y sostener la capacidad de construir su propio proyecto, de contar desde su propia estética y mirada política el territorio.

Edilberto Yandy: A quien acaban de escuchar es Alirio González, fundador de la Escuela de Audiovisuales.

Alirio es un hombre de 64 años, que llegó a Belén de los Andaquíes siendo muy niño, proveniente del departamento del Huila. Estudió contabilidad y electrónica en el SENA. Trabajó en la Secretaría de Salud de Cundinamarca, se unió a un emprendimiento familiar de alimentos y tocó saxofón en varias orquestas. Todo mientras intentaba descifrar cuál sería su rumbo.

En 1994 regresó a Belén de los Andaquíes para dirigir la Casa de la Cultura. Más tarde, en los años más tensos del conflicto, se vinculó a la radio comunitaria. Ahí entendió que la violencia estaba imponiendo un relato único, uno que dejaba por fuera la riqueza social y natural de un municipio lleno de vida, por eso quería cambiar esa narrativa destructiva.

Así, en 2006 decidió fundar la Escuela Audiovisual Infantil, un espacio para explorar y enfocar otras imágenes diferentes al conflicto. Al principio solo tenían una cámara donada, pero fue suficiente para que niñas, niños y jóvenes se acercaran con curiosidad.

“Sin historia no hay cámara”, les repetía, invitándolos a buscar relatos en las calles, en las casas, en las comunidades y en sus propias experiencias. La escuela se convirtió en un laboratorio de narrativas locales: las dinámicas de la plaza de mercado, la vida junto al caudal del río, la convivencia entre vecinos y lo cotidiano como protagonistas. 

La escuela comenzó casi como un experimento, juntando ganas, creatividad y lo poco que había a mano. Con el tiempo, el trabajo de Alirio se hizo conocido, incluso fuera del pueblo, y llegó a ser reconocido a nivel nacional. 

En 2013 ganó su primer premio India Catalina, por la serie Telegordo, serie que abordaba relatos sencillos de las vivencias del pueblo.  

En 2022, la Escuela volvió a ser celebrada con Historias de adultos narradas por niños, una propuesta animada que hizo parte de Verdad poética, iniciativa de la Comisión de la Verdad para reconstruir memorias del conflicto armado.

Pero más allá de los premios, lo que realmente importa aquí es lo que ha pasado con los jóvenes: chicos y chicas que encontraron una forma distinta de mirar su vida y su municipio a través de una cámara.

Para entender qué significa esta escuela, hay que escuchar a quienes la han vivido por dentro. Escuchemos a Camila Zapata Soto, estudiante de último semestre de licenciatura en artes visuales en la Universidad Nacional  Abierta y Distancia UNAD. Ella tiene 22 años y ha vivido intermitentemente en Belén de los Andaquíes. Actualmente acompaña procesos en la Escuela de Audiovisuales en diferentes campos.

Camila Zapata: Yo llegué a la Escuela Audiovisual por medio de Alirio, por medio de sus interpretaciones audiovisuales que tenía en el momento.

Yo lo primero que me encontré fue con un ser humano muy joven, chistoso, lleno de ideas, creatividad... y en ese entorno había muchas cámaras, dispositivos, computadores y la información que él brindaba.

Edilberto Yandy: En muchos casos, la escuela apareció justo cuando la pregunta por el futuro era una sombra. Estudiar, trabajar, irse del pueblo, quedarse… y de repente, una opción nueva: aprender a contar historias con imágenes y sonido.

Camila Zapata: Yo antes de llegar a la escuela audiovisual, me imaginaba mi futuro diferente porque yo quería estudiar enfermería o criminalística. Entonces, pues al dar un giro la Escuela por mi vida siento que me cambió como ese entorno, empecé a darme cuenta que en realidad me gustaba ese medio audiovisual, y que la sangre me daba mucho miedo, no quería estudiar criminalística, no me gustaba lo relacionado con el entorno de la salud y me animé más a estar relacionada con el entorno audiovisual.

Edilberto Yandy: Historias como esta se repiten una y otra vez: jóvenes que nunca habían pensado en estudiar cine, comunicación o diseño, hoy están trabajando en productoras, canales, proyectos independientes o gestionando sus propios contenidos. 

La Escuela de Audiovisuales se volvió, poco a poco, en un semillero de talentos, pero también un lugar donde se aprende a trabajar en equipo, a escuchar y a transformar las preocupaciones del pueblo en historias que se puedan ver y oír.

Juan Esteban Cuellar Facundo exintegrante de la  Escuela de Audiovisuales,  hoy fotógrafo, videógrafo y documentalista, habla de la incidencia que tuvo la Escuela en la profesión que hoy ejerce.

Juan Esteban Cuellar: Actualmente y desde prácticamente media vida me dedico a todo lo que tiene que ver con temas audiovisuales y temas de fotografía. Actualmente trabajo con entidades no gubernamentales, con personas, con la parte social, haciendo todo el tema de registros fotográficos y audiovisuales.

También me encanta mucho todo el tema de hacer documentales y ese es como el nicho en el cual me he expandido y he ido adquiriendo mucha experiencia dentro del ámbito laboral y de vida.

Dentro de eso, gracias a la Escuela Audiovisual fue que nació ese amor por las cámaras, por empezar a contar y crear historias a partir de una narrativa visual y como dice también su palabra, tanto por medio de audio como por medio de lo que uno ve, lo que puedo observar.

Desde los 13 años conocí la Escuela y desde allí me quedé y actualmente todavía sigo haciendo parte de ella. Dentro de ello, empezó a nacer el amor por la fotografía primero. Inicialmente empecé fue con cámara y con fotografía y ya luego me fui como expandiendo a todo el tema de video, a todo el tema de audiovisuale en sí. Y eso me fue forjando, me fue haciendo un camino de vida al que actualmente me dedico, de eso vivo prácticamente.

Edilberto Yandy: ¿Esa es la profesión que tiene ahora?

Juan Esteban Cuellar: Esa es exactamente, esa es la profesión que tengo ahora.

Edilberto Yandy: ¿Y eso nació a raíz de la incursión que tuvo en la Escuela de Audiovisuales?

Juan Esteban Cuellar: Exactamente y por medio también de todas las oportunidades que también he recibido de allí.

Edilberto Yandy: Pero el impacto de la Escuela no se queda solo en las aulas o en los sets de grabación. 

Aniel Custodio González, un habitante de Belén, quien vive frente a las instalaciones de la Escuela de Audiovisuales, aplaude el trabajo que realizan allí, y menciona porque ha visto salir profesionales de la escuela.

Aniel Custodio González: Hasta donde sé, han salido muchos jóvenes, incluso creo que han salido hasta profesionales ahí. Ese programa de cine que vienen dar a hacer práctica, a hacer cine para la humanidad me parece muy bueno.

Edilberto Yandy: Para muchas personas en Belén, la Escuela significó ver a sus hijos e hijas más seguros para hablar en público, con más ideas, con más ganas de participar en lo que pasa en el municipio. 

Cada cortometraje, cada documental, cada pieza que producen se convierte en una excusa para reunirse, conversar y mirarse en pantalla.

La profesora Maria Yeny Gutiérrez Orozco, docente en una institución educativa rural de  Belén de los Andaquíes, licenciada en lengua castellana y literatura, habla de lo importante que es la Escuela de Audiovisuales en la construcción de identidad y de relatos propios del territorio.

Maria Yeny Gutiérrez: Era un proceso de enseñanza, aprendizaje, de experiencia significativa, de enamorarse, de compartir y de aprender a valorar también las historias de los otros, de reconocer también nuestra propia historia y de crear sentido de pertenencia por nuestro municipio, por nuestra comunidad, por nuestras historias y por nosotros mismos, porque muchas veces no valoramos lo que tenemos, todo lo que somos y se tiene la mentalidad de que: "si me voy del pueblo va a ser mejor". Pero muchas veces si nos quedamos en el pueblo y ayudamos a que todos crezcamos, va a ser mucho mejor y como dice el maestro Alirio: vivir en Belén es bacano. Entonces, ha sido una experiencia muy enriquecedora y algo que esperamos que se pueda seguir fortaleciendo cada día.

Las puertas de la Escuela Audiovisual Infantil están abiertas para todos, docentes, estudiantes, padres de familia, grupos sociales, mujeres, para todas las minorías, o sea, no interesa quién sea, lo importante es que sea una persona que quiera contar su historia. A todos se les trata con el mismo amor, con la misma atención y con la misma disposición. Entonces, la Escuela Audiovisual Infantil para mí ha sido una oportunidad y una ventana para hacer muchas cosas bonitas.

Edilberto Yandy: En un país donde muchos municipios casi no tienen medios propios, la Escuela de Audiovisuales de Belén de los Andaquíes  se volvió una forma de recuperar la voz: contar el territorio desde adentro, con acento local, con los problemas y las alegrías que no siempre caben en los medios nacionales.

Edilson Culma,  profesional en cine y audivisual, vive actualmente en Brasil y cuenta cómo la Escuela Audiovisual cambió su perspectiva de vida  y le ha permitido vivir muchas experiencias que lo han enriquecido a nivel personal y profesional.

Edilson Culma: Bueno, a nivel personal la Escuela ha influido en mi niñez, yo siempre he sido un poco más rebelde. Después de yo ingresar a la Escuela y en esa interacción con personas, no solamente en Belén, sino también afuera de Belén, comencé a entender esa dinámica.

A nivel personal cambié muchísimo mis ánimos, mi forma de ser, mi forma de percibir la vida, la realidad. Y esas otras oportunidades que uno no tiene y cree que uno no puede hacer parte de ellas, pero que uno construyendo y forjándose uno las encuentra. Si tal persona tiene esa oportunidad, yo me preguntaba ¿por qué yo no la puedo tener? Entonces, era siempre ese esfuerzo, siempre de querer ir ir más allá, de conocer más allá.

Ese tema también de la parte personal, del querer hacer, de esforzarme más, me llevó a lo profesional. Como decía, fui el único que terminó el colegio de mis hermanos, el único que ha tenido la posibilidad de entrar a una universidad, de terminar una universidad y también el único en salir del país a estudiar. Y quién quita que de aquí a unos meses, pueda ingresar a hacer una maestría tambien.

Entonces, digamos que a través de esa curiosidad, ese caminar, mis hermanos se han animado también a terminar su colegio, se han animado a hacer otras cosas. Igual que primos, igual que amigos, igual que personas que lo van viendo a uno como una referencia. Uno se vuelve como una partecita de un pilar que va guiando y va abriendo caminos para que otras generaciones, pues también vayan caminando y vayan creando y haciendo sus cosas.

Edilberto Yandy: Todo este camino no ha sido fácil. Mantener la Escuela en pie ha supuesto conseguir recursos, sostener el ánimo en tiempos difíciles y buscar aliados que crean en un proyecto que nace en un municipio pequeño, lejos de las capitales

Alirio González: ¿Cuáles son los retos que tiene la Escuela Audiovisual en este momento?

Uno, entender que es un proyecto que en su momento estuvo válido y es válido haberse centrado únicamente en temas de exploración de narración audiovisual e infancias. Pero es un proyecto que ya va a cumplir 20 años. Entonces, debe pasar a ejercer esa ciudadanía o esa mayoría de edad que le otorga llevar este camino. El reto que queda es ante todo, tener la sostenibilidad política ante la comunidad, es decir, no ser ajenos al municipio que ha puesto la confianza en este ejercicio de la Escuela Audiovisual, no romper esa confianza con Belén de los Andaquíes.

Esa es la sostenibilidad política que le queda a la Escuela Audiovisual e indiscutiblemente, buscar maneras de que sea un proyecto financieramente sostenible, de que no tenga que estar con las manos tendidas todo el tiempo y enviando a ver a qué proyecto sale, qué sale para pedir dinero, sino que empiece a hacer sus propias maneras de ver.

Y de otro lado, que genere realmente movimientos de debate, no solo sobre el buenísmo de la cultura, sino sobre movimientos culturales tan urgentes que son por todo el país y por toda la nación.

Edilberto Yandy: El futuro de la escuela se escribe todos los días: en cada taller, en cada grupo nuevo que llega, en cada joven que descubre que sus historias tienen valor. 

Los retos están ahí: la falta de recursos, la necesidad de apoyo institucional, la importancia de cuidar a quienes se dedican a contar lo que pasa. Pero también están las ganas, la creatividad y la certeza de que este proceso ya transformó el municipio.

En Belén de los Andaquíes, una escuela de audiovisuales demostró que no se necesita estar en una gran ciudad para hacer contenidos de calidad y para cambiar vidas. Se necesita, sobre todo, alguien que cree en las historias del territorio, jóvenes dispuestos a aprender y una comunidad que acompañe y proteja estos procesos.

Si esta historia te inspiró, comparte este episodio y apoya las iniciativas comunitarias de comunicación que existen en tu municipio porque cuando los pueblos cuentan sus propias historias, el mapa del país también cambia.

Este es un episodio de El Megáfono, un pódcast de Consonante. Les habló el reportero Edilberto Yandy.

Créditos:

Guión y entrevista: Edilberto Yandy

Locución: Edilberto Yandy

Edición: Valeria Ortiz

Ilustración: Camila Bolívar

Coordinación general: Ángela Martin Laiton







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