¿Qué está pasando?
Los habitantes de Tadó comenzaron este año en medio de un ambiente enrarecido por el ataque con minas antipersonal en el corregimiento El Tabor, la instalación de banderas y la demarcación de viviendas y carros por parte de los frentes de guerra Occidental y Cacique Calarcá del Eln, que se disputan el control territorial con los paramilitares del Egc. Ambos frentes intensificaron su presencia con nuevos actos violentos en la zona rural, lo que ha obligado a las comunidades a mantenerse confinadas y ha despertado en ellas, nuevamente, el temor a ser desplazadas.
El episodio más reciente ocurrió el 20 de enero, cuando las tropas del Ejército fueron atacadas con un artefacto explosivo instalado como campo minado por miembros del Eln en el corregimiento El Tabor, a 35 minutos del casco urbano de Tadó. Ese día murió el soldado Willinton Mosquera Solano y otros tres más resultaron heridos. Según el Ejército Nacional, los militares fueron sorprendidos mientras realizaban operaciones de control en una zona que no es únicamente frecuentada por las tropas, sino también por las comunidades.
“Este comando rechaza este cobarde ataque y condena vehementemente la práctica de instalación de artefactos explosivos en zonas por donde habitualmente también transita la población civil”, dijo la institución en un comunicado.
¿Qué dice la gente?
Desde entonces, el miedo se ha instalado entre los habitantes de El Tabor, quienes temen que la tierra que pisan esté sembrada con más minas antipersonal. Por esta razón, al menos 190 familias permanecen en confinamiento, según cifras de la Defensoría del Pueblo. Una mujer que pidió reservar su identidad contó que la gente evita a toda costa bajar hasta el río, cruzar los puentes e ir en busca de sus cultivos. “Estos días no ha llovido y aunque tenemos sí o sí que lavar e ir por agua al río, muchas preferimos no hacerlo porque nos da temor de que algo nos pueda pasar”, dijo.
Ese temor no surgió de la nada. Desde finales del año pasado, la gente ya sentía cómo se rompía la tranquilidad que se respiraba en Tadó. En septiembre varias de sus viviendas fueron pintadas con mensajes alusivos a los grupos armados. Un mes después, en octubre, vieron a un grupo de hombres con armas, que se identificaron como miembros del Eln, salir hacia la vía que comunica a Tadó con Pereira y marcar con sus siglas carros particulares y transportes del servicio público.
“Hay un ambiente de mucha zozobra en las calles, yo tengo más de 30 años viviendo aquí y no había visto que las casas cerraran sus puertas a las siete de la noche. A esa hora ya no hay nadie afuera porque se siente el temor”, contó un habitante de Tadó. Esta semana, nuevamente, encontraron una bandera del Eln colgada en la vía entre El Tabor y Playa de Oro, en un sector conocido como El Churimó.

En rechazo a la escalada de violencia que marcó el comienzo de año, más de 300 personas marcharon ayer por las calles principales de Tadó en una manifestación pacífica liderada por las instituciones educativas y la Alcaldía Municipal. La marcha por la paz comenzó y terminó en el parque Rey Barule. La gente se vistió de blanco y recorrió los barrios Caldas, El Esfuerzo, Reinaldo, Escolar, Popular, Carmelita, San Francisco y Apolo.
“Hicimos una manifestación para rechazar todos los actos de violencia y de inseguridad que estamos padeciendo en nuestro territorio y elevamos nuestra voz para que no se sigan presentando. Nosotros nos caracterizamos por ser un municipio tranquilo y hoy nos están robando la tranquilidad”, dijo un miembro del Consejo de Juventudes, cuyo nombre no se revela por seguridad.
En otros municipios como Río Iró, a una hora en carretera de Tadó, las comunidades atraviesan por la misma situación. En la madrugada del 25 de enero hallaron una bandera del Eln y un artefacto, aparentemente explosivo, instalado en el parque principal, justo al frente de la Iglesia Santa Rita. Mientras las autoridades hacían el acordonamiento de la zona, un francotirador disparó contra el patrullero Jeyson Jair Parra Vera, quien resultó herido y murió horas más tarde. Once días después, el artefacto sigue ahí, a la vista de la gente, pues nadie se ha atrevido a desinstalarlo.
Estos ataques, que se extienden por toda la subregión del San Juan, se enmarcan en un contexto de persistencia del conflicto armado en varias regiones del país. Mientras el Catatumbo vive una crisis humanitaria debido a las disputas entre el Eln y el Frente 33 de las disidencias de las Farc, en zonas como el sur de Bolívar, Arauca y Chocó la violencia también se ha intensificado. Los departamentos del Putumayo, Caquetá, Huila, Amazonas, Meta, Guaviare y Cauca también se encuentran en riesgo luego de la fragmentación del Estado Mayor Central (Emc), de acuerdo con la primera alerta temprana emitida por la Defensoría del Pueblo en este 2025.
¿Qué dicen las autoridades?
La subregión del San Juan es la que más está sufriendo por el fortalecimiento de los grupos armados en el Chocó. A nivel departamental, el Eln hace presencia permanente en 30 de los 31 municipios, mientras que el Egc está en todos. Recientemente se estableció en Unión Panamericana, Alto Baudó, Santa Rita y Tadó, según un análisis de la Fundación Paz y Reconciliación.
En Tadó, el Eln tiene mayor control sobre la vía hacia Pereira y el Egc tiene una presencia más marcada en la cabecera municipal, según información de la Defensoría del Pueblo. “El Egc está en fase de expansión y ocupa territorio que antes ocupaba el Eln, que está intentando impedir ese avance. Esa ha sido la dinámica de los últimos años. Sin embargo, luego del rompimiento de los diálogos entre el gobierno y el Eln, este grupo ha buscado tener más visibilidad a partir de acciones armadas que pretenden mandar un mensaje de fortaleza”, dijo la Defensoría.
En medio de la crisis del Catatumbo y ante la escalada de violencia en el Chocó, la gobernadora del Chocó Nubia Carolina Córdoba le pidió al presidente Gustavo Petro incluir al departamento en el estado de conmoción interior decretado por el Gobierno, para así también atender la situación de este territorio, que “está asediado, minado y diezmado”.
“Nos solidarizamos con la situación del Catatumbo. Como chocoanos conocemos el dolor de la guerra. Sin embargo, la escalada del Eln es nacional y seguirá recrudeciéndose en el Chocó (...) En el último año el Chocó ha vivido ocho paros armados impetrados por el Eln, confinado a más de 50 mil personas. La subregión San Juan lleva meses en crisis humanitaria. La situación de la población es crítica y requiere medidas extraordinarias que podemos accionar en este momento”, dijo Córdoba a través de su cuenta en X.