Río Caguán. Fotos: Leidy Franco
Río Caguán. Fotos: Leidy Franco
San Vicente del Caguán Reportajes

“Sin río no hay peces y sin peces no hay pescadores”

En San Vicente del Caguán la pesca artesanal ha sido por años el sustento de decenas de familias que encuentran en los ríos no solo alimento, sino su principal fuente de ingresos. Pero esa rutina de toda la vida ya no es igual y se ha ido transformando con el cambio climático. Las lluvias se prolongan más de lo habitual y los veranos se hacen más intensos.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Indagamos con pescadores de la región sobre sus percepciones sobre la labor. Consultamos a entidades municipales y nacionales que responden a la política de pesca y consulté documentos públicos sobre política pública de pesca, resoluciones generadas por la Autoridad Nacional de Pesca y revistas de investigación.

Jimmy Díaz tiene 30 años y nació entre ríos. Creció viendo a su padre y a sus tíos lanzar las atarrayas al amanecer, aprendiendo de ellos —más por observación que por palabras— el oficio que ha sostenido a su familia por generaciones. En Remolinos del Caguán, un caserío campesino al margen derecho del río Caguán, a seis horas del casco urbano de Cartagena del Chairá, la pesca no es solo una manera de ganarse la vida: es una forma de estar en comunidad, de compartir saberes y de asegurar el sustento diario. “Pescar es un aprendizaje que se adquiere a través de otros, y ejercerlo con el tiempo te da la práctica”, dice Jimmy, recordando las madrugadas en las que el río fue su primera escuela.

Para su familia, la pesca no solo garantiza el sustento: también fortalece los lazos con otros campesinos y mantiene viva una red de apoyo comunitario que depende del río.  “Pescar es un aprendizaje que se adquiere a través de otros y ejercerlo con el tiempo te da la práctica”, recalca Jimmy Díaz.

Una jornada de pesca lleva una rutina estricta para ellos. Comienza desde la noche del día anterior con la caza de la carnada. Todo depende de la forma artesanal con la que se practique la pesca. Existen diferentes técnicas y métodos —atarrayas, redes, arpones o calandrios, unos lazos que se colocan en el río con anzuelos y carnada—, cuya elección varía según la época del año y el caudal del río.

Pescar es un aprendizaje que se adquiere a través de otros y ejercerlo con el tiempo te da la práctica

Jimmy Díaz

“Para nosotros los calandrios eran una excelente opción, encarnamos aproximadamente a las ocho de la noche, ya que es la activación de algunos peces grandes, y a las cinco de la mañana, íbamos a revisar los calandrios, recogíamos los peces atrapados, volvíamos a encarnar y revisamos dos veces más (...) Los calandrios se ubican en las desembocaduras de las quebradas donde desaguan algunas lagunas y buscamos partes del río que no sean ni tan profundas ni tan correntosas porque se corre el riesgo de perder los equipos”, refiere el joven pescador.

La atarraya, explica Jimmy, conlleva ir a la laguna o quebrada y lanzarla, recoger y seleccionar los peces para la venta: “Para coger carnadas que son peces pequeños, tenemos algo que se llama el chile carnadero con medida de ojo o puntas. Y ahí para adelante, según la talla de peces que usted quiera atrapar”.

Para Rolando Serrano, habitante de San Vicente del Caguán, la pesca es mucho más que un medio de sustento. A sus 38 años, sigue yendo al río como quien entra en un espacio de calma y reflexión. “Cuando paso días sin ir al río me da algo de impaciencia; me hace falta porque es una práctica de meditación para mí”, dice. A veces, cuenta, con el anzuelo saca capaz o nicuros de unos 35 centímetros y eso le basta para volver tranquilo a casa. Para la venta, en cambio, se buscan peces de mayor tamaño: bocachicos, sardinatas y chontaduros, de más de ocho libras, que son los más apetecidos. “Una libra puede llegar a venderse en 15 mil pesos”, señala.

Pero pescar también implica invertir. Una canoa pequeña nueva puede costar entre tres y cuatro millones de pesos, y un motor adaptador alrededor de dos millones. A eso se suma la compra de anzuelos, redes, mallas o atarrayas, además de cuerdas y plomadas, insumos indispensables para salir al río.

“Para mí lo más accesible es ir en moto o mototaxi a los lugares de pesca. Por lo general voy acompañado porque el río es inseguro, se me aumentan los viáticos por jornada pero para mí es mejor. Mirar un río calmado no es de fiar, pueden haber varios peligros bajo el agua; el río puede alterarse en cualquier momento, la corriente o palizadas que te enredan los anzuelos o las mallas”, resalta Rolando Serrano.

En su trayectoria ha evidenciado que los ríos y las especies han cambiado debido al cambio climático y eso también afecta el consumo: “Los peces de río siguen siendo la carne favorita de quienes buscan una sana alimentación. Cada año es más difícil”. 

El principal curso de agua del municipio de San Vicente del Caguán es el río Caguán, alimentado por más de veinte afluentes,  entre ellos La Granada, Las Lajas, El Plumero, La Esmeralda, El Temblón, la Argentina, Agua Azul, Aguas Claras, El Carbonal, El Tigre, Santo Domingo, Argelia, Yarumal, La Luz, Los Caños Palermos y San Lorenzo, así como el río Pato, entre otros.

Con cerca de 700 kilómetros de recorrido íntegramente dentro del departamento,el río Caguán es un cuerpo de agua clave en la cuenca amazónica colombiana. Sin embargo, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), está cambiando su curso, su anchura y su ciclo vital.

Una economía sin desarrollo

La crisis climática ha alterado los ciclos de reproducción de los peces y ha reducido las capturas. Donde antes bastaban pocas horas para llenar la canoa, hoy se requiere más tiempo y combustible. Estos cambios están afectando la economía de los pescadores.

Juan Carlos Jaramillo Correa, presidente de la Asociación Solidaria de Pescadores Artesanales de San Vicente del Caguán, señala que las acciones impulsadas a nivel nacional no logran aterrizar en lo local, lo que termina afectando la economía pesquera de unas 32 personas que dependen de esta actividad en el municipio. A esto se suma la falta de un registro público y actualizado sobre la producción anual de la pesca artesanal —en kilos o toneladas—, una ausencia que dificulta identificar las principales especies capturadas, sus volúmenes y los puntos donde podría estarse dando sobreexplotación.

El Servicio Estadístico Pesquero Colombiano (Sepec) debe llevar a cabo los procesos de recolección, ordenamiento, análisis y difusión de la información estadística, con la finalidad de ordenar y planificar el manejo integral de la actividad pesquera y acuícola nacional que conlleve a la explotación racional de los recursos. Pero no recopila datos específicos pesqueros de regiones donde no se produzca masivamente, como sucede en San Vicente del Caguán.

Desde la Asociación de Pescadores Artesanales se han impulsado acciones para contrarrestar los impactos negativos. Entre las actividades se destacan campañas de limpieza de ríos y quebradas, acuerdos comunitarios para evitar la pesca en época de desove y capacitaciones en manejo sostenible. 

También trabajan, junto a la Federación de Pescadores Artesanales del Caquetá, en la implementación de la resolución de la veda (Resolución 0195 del 09 de febrero de 2021), que se encuentra en proceso de socialización. “Esa resolución le va a llegar al alcalde, al comandante de la Policía, al comandante del Ejército y a todas las autoridades civiles y militares para que la implementen y puedan decomisar”, afirma Jaramillo. 

La asociación advierte que en los últimos cinco años ha aumentado el número de pescadores, lo que ha intensificado el uso de motores, atarrayas, mallas y trasmallos en el río, sin que existan restricciones claras o una normativa efectiva. A esta presión se suma la contaminación generada por las industrias lácteas ubicadas en las riberas.

“Hace unos meses tuvimos una avalancha de lodo que mermó considerablemente la población de peces nativos. Ahí se afectó la reproducción. Eso se nota cuando uno sale a una jornada de pesca, puede gastar 100 mil pesos en combustible y no traer nada”, señala. “Además, el bajo cauce que muestra el río es evidente, y eso que aún no hemos entrado en época de verano”.

Impacto del cambio climático en el territorio

En lo corrido del año, la población ribereña del Caquetá ha evidenciado cambios climáticos cada vez más marcados: una mayor variabilidad en las lluvias, temporadas de sequía más prolongadas, crecidas repentinas del río y una sensación generalizada de aumento en la temperatura ambiente. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), la región amazónica registra una tendencia de incremento térmico de entre 0,2 y 0,4 °C por década.

Este aumento, advierte el instituto, viene “acompañado de alteraciones en los regímenes de precipitación: lluvias concentradas en periodos más cortos e intensos y meses secos más extensos, lo que incrementa la frecuencia de avenidas torrenciales, la erosión de orillas y los deslizamientos”. Adicionalmente, el Ideam alerta sobre un aumento en la probabilidad de sequías severas en los próximos años.

Las fluctuaciones extremas en los niveles de los ríos amazónicos, especialmente en el río Caguán, incluyen bajas históricas en verano y crecidas repentinas durante lluvias intensas, fenómenos asociados al cambio climático. Estas variaciones impactan negativamente el transporte fluvial, la seguridad de las comunidades ribereñas y la disponibilidad de peces debido a la alteración de sus ciclos reproductivos, así como la emergencia climática vivenciada a mediados julio del presente año.

Para el secretario de Desarrollo Agropecuario y Económico, Jefferson Esneider Ortiz Sánchez, la ganadería extensiva, la tala indiscriminada y la contaminación del río hacen parte de un mismo problema estructural. “Estamos fertilizando con químicos, buscando maneras facilistas de mejorar la economía de cada uno, y no caemos en cuenta de que estamos debilitando el ecosistema, sobre todo en la orilla del río Caguán”, resalta Ortiz.

“El periodo crítico no es solo para la pesca, sino para todo el hábitat, y ya supera los siete meses al año”, agrega. “El verano afecta considerablemente la disminución del espejo de agua entre noviembre, diciembre, enero, febrero y hasta marzo, mientras que las lluvias se incrementan de manera exponencial”.

Según datos del Ministerio de Agricultura, la pesca artesanal sostiene más de 150.000 familias en Colombia y representa cerca del 70 por ciento de la producción pesquera nacional. 

En la revista “Recopilación del estado actual de la producción piscícola en los departamentos del Huila y Caquetá”, los investigadores identificaron limitaciones técnicas, económicas y ambientales que afectan a los pequeños y medianos productores, quienes constituyen el 90 por ciento del sector y aportan alrededor del 30 por ciento de la producción nacional. La falta de planificación y ordenamiento productivo es una barrera significativa para el desarrollo competitivo de la actividad.

Tanto la Asociación de Pescadores Artesanales, como la Federación de Pescadores Artesanales del Caquetá y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario coinciden en que la única manera de enfrentar la disminución de peces, las crecidas del río y la presión sobre las fuentes hídricas es trabajar de manera coordinada. Mientras los pescadores piden más acompañamiento técnico y control sobre las prácticas ilegales, las instituciones reconocen la urgencia de fortalecer los programas de monitoreo, repoblamiento, educación ambiental y cadenas de comercialización más justas.

“Nosotros estamos interesados por la conservación ambiental, claramente sin río no hay peces, sin peces no hay pescadores, y nuestra supervivencia. Buscamos que la población se concientice de la necesidad de preservar nuestro ecosistema amazónico en cada especie”, puntualiza Juan Carlos Jaramillo, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales.

Nosotros estamos interesados por la conservación ambiental, claramente sin río no hay peces, sin peces no hay pescadores, y nuestra supervivencia

Juan Carlos Jaramillo
Sin comentarios

Deja tu comentario

Utiliza un correo electrónico válido

Recibe nuestros contenidos. Es gratis.

Puedes cancelar en cualquier momento.
Quiero recibirlos
cross
Consonante
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.