Foto: Nicole Bravo
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Rescatando raíces: El esfuerzo por mantener viva la ‘Colita abierta y la colita cerrá’

La ‘colita abierta y la colita cerrá’ es reconocida como el baile autóctono de Fonseca y ha sido fundamental en la identidad cultural del municipio. Aunque cada año se presenta en el Festival del Retorno, quienes se han encargado de conservarlo y divulgarlo critican la falta de apoyo para exaltar y continuar con la tradición.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Entrevistamos a la coordinadora de Cultura de la alcaldía y a profesores de danza y gestores culturales de Fonseca sobre el baile. Hablamos con María Elena Álvarez, la colitera mayor y heredera de la tradición, y la visitamos en su casa. Consultamos a Carlos Maldonado, investigador cultural sobre el origen y la historia del baile.
María Elena Álvarez cantando uno de los versos compuestos por su mamá, Corina Álvarez.

María Elena Álvarez, de 74 años, ha construido un espacio de memoria que de vez en cuando traslada a la puerta de su casa. En la pared cuelga un par de afiches con la foto de su mamá y la frase: “Corina Álvarez, la colitera mayor”. Sobre la mesa ha puesto una serie de premios y reconocimientos que ha ganado. El más reciente se lo dio el Concejo de Fonseca, en agosto de este año, por conservar la “colita abierta y colita cerrá’, un baile autóctono del municipio.

Lo característico de la ‘colita abierta y colita cerrá’ es que se trata de un baile similar a la cumbia, pero con algunos instrumentos típicos de lo que hoy se conoce como vallenato: el acordeón, la guacharaca y la caja. El baile gira en torno al coqueteo y la picardía entre la pareja. Sus pasos son similares a los del paseo vallenato con ritmos cortos de merengue que lo hacen más dinámico. (Aquí puede ver una muestra del baile)

El trabajo de conservación de Álvarez lo ha hecho sola y con las uñas. Durante décadas ha dado clases gratis en los colegios, ha tocado la puerta de políticos para que la apoyen con recursos para presentaciones dentro y fuera del municipio, ha abierto grupos de bailes de diferentes edades y se ha endeudado por comprar vestuarios para los bailarines.

Aunque la ‘colita abierta y colita cerrá’ lleva más de 70 años de historia en Fonseca, no cuenta con apoyo económico, espacios ni eventos propios de divulgación y, con los años, en lugar de fortalecerse y darse a conocer, el baile parece sólo figurar una vez al año durante el desfile inaugural del Festival del Retorno.

Los esfuerzos para que no desaparezca  la ‘colita abierta y colita cerrá’ han recaído en Álvarez y en docentes, gestores culturales y folcloristas que con recursos propios o a partir de sus saberes, lo enseñan, difunden e impulsan.

“Como le dije a un alcalde, los zapatos míos ya no sirven de subir las escaleras de la Alcaldía para ver si nos apoyan”

María Elena Álvarez, la colitera mayor

Estos saberes pueden desaparecer si no se pasan de una generación a otra o si esta última no está interesada en aprenderlos y retransmitirlos. “Si me muero antes de lo que pienso, este baile se desaparece porque aquí no le dan la importancia que deben darle”, dice.

Más allá de lo que puede significar para María Elena y su familia o para los que están interesados en que el baile se conserve, la relevancia de mantenerlo como tradición es para todo el municipio. Carmen Julia Molina, coordinadora de Cultura y Turismo de Fonseca, resalta que el baile “conecta a la región con la naturaleza y sus ancestros, siendo parte esencial de la cultura guajira. Aunque se desconocen sus orígenes, ha fortalecido la identidad cultural y la cohesión social, manteniendo viva la herencia en eventos de celebración y encuentro”.

Carlos Maldonado, investigador cultural y docente en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Popular del Cesar, explica que la importancia se debe a la relación que tiene con la identidad cultural del municipio: “La difusión de los bailes y las danzas es clave por la proyección que toma la cultura popular y el folclor como saberes populares. Por eso nos damos a la tarea de investigarlos, contarlos y conservarlos como una identidad cultural (...) y no permitir que se contamine de otra identidad foránea”.

El espacio de memoria que ha construido María Elena Álvarez. Foto: Nicole Bravo

De ‘Las colitas’ a la ‘colita abierta y colita cerrá’

Maldonado cuenta que en la década de los años 40, entre lo que hoy es Cesar y La Guajira, llamaban ‘Colitas’ a las reuniones que se formaban en los barrios populares para bailar. El término del nombre es difuso, hay quienes aseguran que se llamaban ‘Colitas’ porque se realizaban en los patios que quedaban en la parte trasera de la casa, otros por las filas o ‘colas’ que se formaban para entrar al baile. 

En algunos territorios, como en Valledupar, Maldonado dice que se llamaba así porque los jóvenes de la élite que se colaban a estas fiestas iban vestidos de Frac, con las dos colas que le cuelgan al traje. A modo de burla los llamaban “las colitas” y así se popularizó ese nombre. Lo real es que era un punto de encuentro para bailar en el que se mezclaban toda clase de ritmos, desde puya hasta merengue.

“‘Las colitas’ fueron una manifestación cultural que se asentó en la provincia — dice el investigador Maldonado—. Ya lo que hizo Fonseca es que le puso su sello: la organizó con un patrón coreográfico, vestuario y música y la llamaron ‘colita abierta y colita cerrá’”. Eso sucedió gracias a Marta Corina Álvarez Oñate, quien se convirtió en la principal representante del baile y que fue clave para la preservación de este legado cultural que recibió de su madre Carmen Alvárez. 

Marta Corina se encargó de difundirlo a través de tertulias con la comunidad. Reunía a vecinos, hijos, nietos y familiares para mostrar el baile que había llevado desde el corregimiento de Caracolí, al casco urbano de Fonseca. En estas reuniones montaba a una pareja sobre un cajón de madera para mostrar el baile a los asistentes. A la par, Corina empezaba a versear sobre momentos de la vida cotidiana, convirtiéndose también en unas de las primeras mujeres verseadoras.

El nombre de ‘colita abierta y colita cerrá’ también obedece a un tema cultural propio de Fonseca. Yomaldri Toncel, licenciada en educación básica en danzas y quien investigó sobre este baile, cuenta que ‘las colitas’ en Fonseca  tuvieron dos versiones: colita abierta y colita cerrá.

Toncel afirma que la colita abierta era cuando los hombres iban con sus esposas o parejas a un lugar común para bailar, y todos participaban en la celebración. En cambio, la colita cerrá era cuando las personas se reunían en lugares privados con una novia, amante o pretendiente, y no era un evento abierto al público. Cada uno iba con su pareja y se citaban específicamente para bailar la colita cerrá, que tenía un carácter más íntimo.

Aunque el nombre del baile tiene ese antecedente, este se popularizó por un verso de Marta Corina Álvarez: "colita abierta, colita cerrá, una amarilla y dos colorá".  Su hija, María Elena, cuenta que el verso va de acuerdo a los pasos del baile, cuando dicen “la colita abierta” las mujeres abren las faldas y cuando es “la colita cerrá”, la cierran. El ritmo fue tan contagioso que de tanto repetirse se convirtió en el nombre y la letra de la canción referente del baile fonsequero.

“Es un baile que invita a la alegría, impregnando el ambiente con un espíritu festivo que caracteriza a la comunidad — dice Toncel — . Así, la ‘colita abierta colita cerrá’ no solo es una manifestación artística, sino también una forma de conectar y celebrar la vida en Fonseca”.

Yomaldri Toncel, licenciada en educación básica en danzas

La lucha por preservar la tradición

En 1999, el Concejo de Fonseca declaró a la ‘colita abierta y colita cerrá’ como baile autóctono de Fonseca, eso quiere decir que pertenece y es originario del municipio. En ese documento quedó la obligación de que el baile debe presentarse cada año en el Festival del Retorno, como se ha venido haciendo en el desfile inaugural. Pero este espacio se ha quedado pequeño para los que buscan que se le dé más relevancia a las tradiciones propias.

“A las administraciones municipales les parece insignificante hacer la colita, lo que ha llevado a que parte de nuestra tradición se esté muriendo. Esa cultura ha ido desapareciendo poco a poco, a pesar de que el Consejo Municipal, en algún momento, emitió un decreto que hacía oficial y obligatorio el baile de la colita”, cuenta Hermes ‘El Mello’ Solano, profesor de danza por más de 35 años. 

Solano asegura que deben realizarse talleres y capacitaciones para dar a conocer el baile: “Es importante que las personas no solo bailen, sino que también comprendan la tradición que están representando”. También recordó que hubo momentos en los que se realizaron concursos de coliteros que fueron positivos para la divulgación del baile y que podrían retomarse ofreciendo buenos premios. 

“La administración podría promover y preservar esta tradición para el futuro, ya que tienen los recursos necesarios para hacerlo. Se podría crear la ‘Casa de la Colita’, lo que dejaría un legado para los niños que aprenden este baile y ayudaría a difundirlo entre todos. Así, con el tiempo, más personas se sentirían atraídas por este baile”, dice María Elena Alvarez, colitera mayor, quien afirmó que en varias ocasiones ha llevado esa propuesta a diferentes alcaldías, pero ninguna se ha comprometido realmente.

La actual administración de Fonseca, encabezada por el alcalde Micher Pérez, propuso en su Plan de Desarrollo el cumplimiento del acuerdo en el que el baile fue declarado como autóctono. Para eso, la alcaldía está elaborando un plan de salvaguarda a corto y largo plazo que tiene como fin garantizar la continuidad de las tradiciones locales.

Según, Carmen Julia Molina, coordinadora de cultura “nuestro objetivo es materializar todos los proyectos programados a nivel cultural para garantizar que esta tradición no desaparezca”. 

Mientras esos planes aterrizan, las iniciativas propias no paran. Álvarez sigue vendiendo almuerzos, endeudándose para comprar sus vestidos y rebuscándose lo del transporte para asistir a presentaciones que le permitan dar a conocer el baile.  

“A veces me pagan y a veces no, pero voy porque quiero mostrar lo que me gusta y enseñar a los demás. Es importante que los niños y los jóvenes aprendan sobre la colita, ya que nosotros, los coliteros mayores, no estaremos siempre. Quiero que ellos sean los nuevos coliteros y mantengan viva la tradición. Así, la colita se promueve y se lleva a todas partes”, agrega Álvarez.

“‘La colita abierta y la colita cerrá’ es una tradición poco conocida, pero importante. Mi objetivo es difundir entre las nuevas generaciones para preservar esta costumbre. Rescatar este baile es fundamental”.

Yomaldri Toncel, licenciada en educación básica en danzas

Por su parte, Álvarez, gestores culturales y profesores de danza esperan que Fonseca se convierta en sede permanente de este encuentro, donde todos bailen al ritmo de la colita abierta y colita cerrá.

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