El aumento de los precios de insumos ha encarecido también los alimentos. / Ilustración: Camila Bolívar.
Chocó Tadó Reportajes

¿Por qué escasean los alimentos en Tadó?

Una plaga desconocida afecta los cultivos de plátano, primitivo y banano, esenciales en la dieta de los tadoseños, mientras la comida para los pollos, los cerdos y el pescado que crían en el municipio está cada vez más cara. La escasez ha llevado a muchas familias a dejar de comer lo que les gusta para comprar lo que pueden pagar.

Por qué es importante

Tadó es un municipio principalmente consumidor, pues son pocos los alimentos que se producen en el pueblo. Además de las musáceas (plátano, primitivo y banano), se siembra yuca, papa china y chontaduro; y se crían pollos, peces y cerdos. Sin embargo, algunos de estos productos no están disponibles en el mercado local todo el año. 

Qué está pasando

Conseguir un plátano o un primitivo para hacer el desayuno o echarle a la sopa se ha convertido en una tarea complicada para las familias tadoseñas. Ya no se encuentran grandes cantidades de estos alimentos, vitales en la dieta de la gente, y los pocos que hay se venden rápido.

Al mismo tiempo, otros alimentos han subido de precio. Este es el caso del pollo, el pescado y el cerdo. El año pasado una libra de pollo costaba entre 4 mil y 5 mil pesos, y ahora se consigue por entre 6 mil y 9 mil pesos. El pescado pasó de costar entre 4 mil y 5 mil por libra a 6 mil o 9 mil pesos. El cerdo, que valía entre 7 y 8 mil pesos, ahora puede llegar a costar hasta 12 mil pesos por libra. El huevo, que en febrero y principios de marzo no se conseguía, alcanzó un valor de 18 mil pesos por 30 unidades.

En este contexto, a muchos ya no les alcanza el dinero para comprar la comida. Juana Torres dice que hace algunos meses con 50 mil pesos le alcanzaba para comprar una arroba de arroz, un galón de aceite y algo más, pero que ahora escasamente logra comprar aceite y media arroba de arroz. Además, ha tenido que dejar de comprar otros alimentos y elementos no prioritarios para su hogar.

Las posibles causas de la escasez

  • Una plaga. Una enfermedad ha provocado que las plantas de musáceas, banano, plátano y primitivo o pía, se marchiten y no den frutos. Aunque Tadó no es un gran productor a nivel departamental, estos alimentos sí son fundamentales a nivel local. Lo más preocupante es que aún se desconoce de qué plaga se trata, por lo que no hay un remedio a la vista.

    Marcelo Perea, coordinador de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata), explica que tiene previsto hacer una visita a Tadocito, donde les han reportado de la plaga, “y poder darnos cuenta si son enfermedades de origen, que le corresponden al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) o si nos competen, porque sabemos que nos ataca mucho lo que es la sigatoka negra, la sigatoka amarilla y la podemos entrar a controlar directamente desde la Umata”. 
  • El aumento de los precios de los insumos. En Tadó, lo que más se produce es pescado, pollo de engorde y cerdo, y el precio del cuido o concentrado, el alimento más común, ha aumentado significativamente. Esto ha encarecido el proceso de producción. Por ejemplo, el año pasado el bulto de concentrado costaba 78 mil pesos y este año está en 98 mil. Desde el inicio de la pandemia, otros insumos utilizados para cultivar también aumentaron de precio. Rafael Fernando Mazo, comerciante de insumos agropecuarios, dice que sumado a los altos precios, muchos campesinos no saben cómo establecer el precio de sus productos. “El campesino después de todo un año de bregar con sus productos, no sabe a cómo vender y vende a cualquier precio. Eso no le compensa el costo de vida y todos los días es más pobre”.
  • La gente ha dejado de cultivar. En Tadó no está actualizado el censo agropecuario, por lo que no se sabe a ciencia cierta cuántas personas trabajan en el campo ni qué cultivan. Según Marcelo Perea, esto se debe a la inestabilidad política del municipio hasta finales del año pasado, cuando el alcalde Cristian Copete volvió al poder. Sin embargo, para él y para el secretario departamental de Desarrollo Económico, Lorenzo Pacheco, es claro que en todo el Chocó se quedaron “sin mano de obra campesina”. 

    Según Pacheco, esto tiene varias razones, pero para él la más importante es la falta de carreteras y ríos navegables que hagan más sencillo y económico sacar la producción a los centros poblados es una de ellas. De hecho, el mismo plátano que se produce en Tadocito no puede ser transportado por el río porque ya no es navegable. Entonces “todo el mundo se aburre y se va para las cabeceras municipales. Los jóvenes estudian y lógicamente ya no cogen hacha ni pala ni motosierra, sino que van al campo a hacer otras cosas”, explica Lorenzo Pacheco. Para los jóvenes en Tadó hay otras alternativas más atractivas que sembrar o criar animales, como la minería o incluso el rebusque. El campo envejece y cada vez hay menos personas produciendo alimentos. 

Qué dice la gente

  • “Es triste que algo que es de nuestra comunidad y utilizamos tanto en las sopas y sancocho, ya no se vea. Estamos utilizando la pasta (para las sopas) por la ausencia del plátano”, dice Yeisy Eliana Perea, habitante del municipio. Además cuenta que ahora desayuna con pan o galletas en vez de hacerlo con primitivo. Ella considera que la escasez y la poca producción de alimentos se debe también al abandono del campo y el conflicto armado que padecieron los campesinos.
  • Laura Sofía Perea, madre de familia del corregimiento de Playa de Oro, tuvo que cambiar el desayuno habitual de su casa, que era con plátano o primitivo, por arepas, yuca y papa. “Un racimo de plátano lo conseguimos a 20 mil o 27 mil pesos, cuando antes lo conseguíamos a 10 mil pesos”, explica. Además, cuenta que en su familia ahora tienen que comprar todo, porque ya no cultivan por miedo a encontrar una mina antipersonal. El último accidente de este tipo se reportó en 2016, pero la gente no está segura de que el territorio esté libre de peligro. 
  • “En las comunidades no estamos comiendo bien porque el banano, el plátano y el pía casi no se están dando. Para volver a comer bien tenemos que sembrar”, dice Yirley Sauqui Tanicamo, integrante de la comunidad indígena de Tarena. Una parte del plátano y el primitivo o pía que se comercializa en Tadó viene de comunidades indígenas. Yirley agrega que el incremento en los precios de los alimentos le impiden a muchas personas comprar la comida. “Los que tienen la posibilidad para comprar, compran; los que no, comen su bananito, pero no es como antes”.

Las posibles soluciones

  • Hacer el concentrado para los animales. En las actividades pecuarias, como lo que realmente incrementa el precio del producto es el costo de los alimentos para los animales, el Sena, en cabeza del instructor Leonardo Mosquera, ha desarrollado iniciativas para que la gente elabore su propio concentrado. Dennis Perea es uno de los productores que lo está haciendo. “La verdad que yo casi no siento mucho el alza, porque estoy preparando mi propio concentrado. La materia prima, por ejemplo, que es el maíz, la compro en Medellín y me sale más económico. Los nutrientes también los compro allá, entonces yo hago acá la premezcla, de acuerdo a la fórmula que tengo”. Según Mosquera, una buena práctica es utilizar suplementos alimenticios con plantas y productos de la región mediante el ensilado, que es un proceso de conservación de la tierra.
  • Asociarse. En Tadó no hay alianzas que le permitan a los campesinos garantizarles a los comerciantes sus productos, sino que cada quien va por su lado. Dennis Perea, por ejemplo, dice que, a pesar de que tiene buena capacidad de producción, no puede sacarla toda al tiempo. “Tengo cuatro galpones que tranquilamente a cada uno le puede caber 800 y hasta 1.000 pollos. Tengo estanque que uno le puede echar 20.000 hasta 30.000 alevinos, pero no puedo sacar todo ese producto de una vez porque el mercado no está asegurado, entonces yo tengo que irlo sacando de a poquito”.

    Una posible solución podría ser asociarse. Desde la secretaría de Desarrollo Económico del Chocó están empezando unas mesas de trabajo para que esta organización se haga por producto a nivel departamental. Lorenzo Pacheco lo explica así: “la idea está orientada a que esos productores se organicen porque en la misma mesa exige que haya unos eslabones, una cadena, en la que debe haber el productor, el que transforme, el que comercialice. Con esto podemos presentar unos proyectos creíbles y de compromisos”. Ya conformaron la del coco y tienen pensado hacerla con otros alimentos, como el chontaduro y el plátano. 

    Además, están formulando una alianza productiva para vincular a 40 productores de plátano. Esta se presenta ante el Ministerio de Agricultura y, de aprobarse, los campesinos tendrían asegurado que les van a comprar la producción, posiblemente en Istmina, como propuso una alianza del chontaduro, ya aprobada. Para Marcelo Perea esto podría “estimular a los campesinos para que siembren más”, porque habría más demanda. 
  • Apoyo municipal, departamental y nacional. Algunos productores dicen que hacen falta políticas públicas y apoyo por parte de las entidades competentes. Además de acompañamiento de la academia, de modo que puedan tecnificar el campo y aprovechar los programas, proyectos y convocatorias para mitigar los impactos externos y ambientales. La Umata y la Secretaría de Desarrollo Económico reconocen que las políticas públicas hacen falta, aunque a nivel departamental el secretario dice que están investigando a qué deben responder específicamente.

    Sin embargo, para Lorenzo Pacheco el cuello de botella es que no hay vías. “Los campesinos le dicen a uno: asegúrenos los mercados. Salimos, nos movemos, una rueda de negocios, pero cuando se trata de garantizar los productos, si se necesita en Bogotá, debo ponerlo en Bogotá. Pero si no se puede sacar desde la parte local, entonces se incumple”. El funcionario agrega que los contratos con mercados nacionales no se están firmando “porque los departamentos sin carreteras no pueden hacerlo”. Por eso pide a las instituciones del nivel central que crean en el potencial del Chocó para invertir en la infraestructura.

Lo que sigue

Más allá de esto, la escasez parece ser también el resultado de un problema de base, que es lo poco rentable que resulta trabajar el campo, así como la dependencia del Chocó de otros departamentos que producen, por ejemplo, el maíz con el que alimentan a los pollos, o de la incapacidad de transformar esos productos en concentrado para los animales. 

Según Marcelo Perea, la administración municipal está empezando el proceso de contratación para visitar Tadocito con el ICA y atender la plaga del plátano. Además, dice que buscarán apoyo departamental  “para ver si se hace un eco y nos escuchan para ver cómo se promueven incentivos que mitiguen el costo de los insumos”. De esta manera esperan que las pérdidas disminuyan y las alimentos no sigan encareciéndose. El secretario departamental Lorenzo Pacheco, por su lado, asegura que se compromete “a investigar qué está pasando con ese tema (la escasez) en Tadó”, pues no está claro si este problema va a continuar aunque se erradique la plaga.

Los campesinos esperan trabajar con las entidades competentes, Umata, Alcaldía, gobernación e incluso el ICA, para buscar estrategias que les permitan mitigar o solucionar las problemáticas expresadas, a través de programas y proyectos.

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