Jarvin Narváez, artista leticiano del pincel y la brocha, tiene un talento que pocos conocen. Ha dedicado toda su vida al arte y hoy, a sus 69 años, sigue pintando en un su taller en el barrio Centro de la ciudad. La selva es su inspiración. Ha pintado bodegones, animales, incendios y sirenas amazónicas.

Visitamos su taller y nos mostró sus obras, pero una de ellas nos llamó la atención: el relato del bufeo o delfín colorado, pintada por partes con vinilo sobre cartón paja.
La historia surgió a partir de un relato que Narváez escuchó a sus 24 años una noche en la que su papá y sus amigos se reunieron a echar cuentos mientras tomaban chuchuguaza, un trago de la región.
Aquí su narración junto con sus pinturas.
El bufeo colorado
Este abuelito peruano contó la historia. Ese día venía navegando de Iquitos para acá (Leticia) trayendo comercio: plátano y yuca. Ese día, a las seis de la tarde pasó por Santa Rosa, en el Perú.


En ese momento se destapó un aguacero inmenso, tremendo.

Un campesino que viajaba en el bote le dijo: "¿por qué no pernoctamos esta noche aquí y mañana nos vamos? El río Amazonas está muy picado y es peligroso, si el bote se voltea perdemos todo lo que traemos.

Escucharon que en una casa estaban bailando, de fiesta. La música salía de una vitrola. Luego de emborracharse cayeron rendidos, cansados, se quedaron sin pila.

Los perros empezaron a latir, a latir y la gente se asomó por la ventana a ver qué era lo que pasaba. A lo lejos vieron que venía un joven con una guitarra en el hombro.

Él joven entró a la fiesta y le pidió al dueño de la casa que lo dejara tocar unas canciones. Luego de que tocara la guitarra las muchachas se enamoraron de él porque esa era la fantasía, la magia.

Cuando todos estaban bien borrachos, la hija del dueño de la cabaña dijo: Este tiene que ser mío. Ella estaba hipnotizada por quedarse con él. La muchacha le dijo al joven: Cuando yo apague la lamparina, usted se va gateando allá y ahí nos encontramos y ahí estamos, ¿sí?

Ella se despertó y le dijo al joven: Mire, mire, parece y piérdase. Mi papá se va a levantar y si me ve con usted, me mata. Todo asustado se levantó, así, desnudo. Agarró la ropa en un solo montón y bajó por la escalera. El río estaba sumamente picado, bravo. ¿Por qué? Porque lo estaba reclamando a él. El bufeo se tiró al río y ella quedó en suspenso. Le gritó: ¿Pero, por qué?

A los tres segundos el joven bufeo salió a flote convertido en delfín. Como quien dice: despidiéndose de ella. En ese momento la muchacha cayó cuenta que había hecho el amor con un bufeo, con un animal.

Quedó embarazada y nació un bufeíto pequeño: mitad hombre, mitad pescado. Pero no sobrevivió. Se murió y hasta ahí llega la historia del bufeo colorado.
