Fotografía: Gabriel Linares
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Las venas doradas de Tadó: una historia de minería y lucha

Desde hace siglos, en Tadó, el oro ha sido tanto un anhelo como una condena. En cada batea llena de barro y sudor resuena la historia de aquellos que han dejado su vida en busca del metal brillante. Entre ellos, en tiempos de esclavitud, una mujer se atrevió a desafiar su destino. La negra Agustina no solo extrajo oro de la tierra: también forjó con sus manos la lucha por la libertad.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Este trabajo lo propuse para resaltar el trabajo de la minería artesanal en nuestro territorio. Desde muy niños empezamos a trabajar este tipo de minería y es una de las fuentes de empleo principales en este municipio; aunque es un trabajo muy pesado no importa la edad cuando de buscar el sustento se trata.

El sol apenas se asomaba sobre el río San Juan cuando los primeros golpes de almocafre rompieron el silencio de la madrugada. El barro húmedo cedía bajo la fuerza de las manos curtidas de los mineros, que desde tiempos inmemoriales han encontrado en la tierra su sustento y su condena. En Tadó, la minería artesanal no es solo un oficio, sino una herencia que se transmite de generación en generación.

Tadó es un municipio ubicado en la parte oriental del departamento del Chocó, allí la minería artesanal ha sido una forma de subsistencia para muchas familias. Esta práctica, que involucra técnicas en pequeña escala, se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos para los habitantes de la región. Desde tiempos ancestrales, la minería se ha llevado a cabo con herramientas como almocafres, chachos, barras, bateas, palas y azadones, en métodos como la echada de una cuelga (guache) y el mazamorreo.

El oro en Tadó ha sido tanto una bendición como una maldición. A lo largo de los siglos ha atraído la codicia de colonizadores, comerciantes y grandes empresas mineras, dejando tras de sí una historia de explotación, resistencia y supervivencia. En el siglo XVII, Tadó fue uno de los principales centros mineros de la colonia española, donde miles de personas esclavizadas extraían el metal precioso bajo condiciones inhumanas. Con el tiempo, aunque la esclavitud fue abolida, la minería continuó siendo el eje de la economía local, primero con métodos artesanales y luego con la introducción de tecnologías más avanzadas.

Entre las historias de esta tierra dorada, destaca la de una mujer que desafió las cadenas de la esclavitud: la negra Agustina, una mujer que se rebeló y luchó para que los esclavizados dejaran de trabajar en condiciones infrahumanas. Se convirtió en la primera mujer en liderar una revolución contra la esclavitud en Tadó, defendiendo a sus coterráneos africanos que fueron traídos a la región. Su valentía la convirtió en un símbolo de resistencia y lucha por la dignidad de su pueblo.

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La minería en tiempos de esclavitud

Fotografía: Gabriel Linares

Durante la época colonial, la minería en Colombia dependía en gran medida del trabajo forzado de personas esclavizadas. Los españoles introdujeron métodos de extracción de oro y plata en minas de su propiedad, forzando a los esclavizados a trabajar en condiciones extremas. Según el historiador y docente tadoseño Hernán Valderrama, "el trabajo en las minas era agotador y peligroso, con largas jornadas desde el amanecer hasta el anochecer, seis días a la semana. Además del esfuerzo físico, los esclavizados sufrían abusos de sus amos y capataces, sin derecho a educación ni libertades básicas".

Por su parte, Helmer Sinisterra, historiador tadoseño, explica que la minería artesanal en la región pasó por distintas etapas. Antes del siglo XIV, los indígenas recolectaban oro en las playas de los ríos, especialmente en el Alto San Juan en el corregimiento de Playa de Oro, donde encontraban el metal tras las crecientes del río Andagueda. Con la llegada de los españoles, la recolección se transformó en minería esclava, con técnicas como:

  • Zambuyidero: los esclavizados se amarraban piedras a la cintura y se sumergían en ríos y quebradas con bateas, almocafres y cachos para extraer tierra del fondo. Sus amos, desde canoas, esperaban con un totumo para recibir el oro.
  • Holladero: consistía en hacer hoyos en las playas y vegas a orillas de los ríos, creando un sistema de minería artesanal.
  • Minería de arrimadera: se desviaban quebradas para llevar agua a la vega, permitiendo la excavación en las paredes de tierra. Para evitar derrumbes, se comenzó a usar madera como refuerzo.
  • Minería de barranco, terraza o peladeros: se explotaban depósitos de oro en las orillas elevadas de los ríos tras las crecientes.

La minería artesanal en el siglo XX

Fotografía: Gabriel Linares

La minería tradicional evolucionó en Tadó y sus alrededores. En el siglo XX, en la zona de Las Ánimas (hoy Unión Panamericana), apareció el método del guache, una forma de minería subterránea en la que se excavaban túneles de hasta 100 metros siguiendo vetas de oro. Este método implicaba el uso de barrenos, madera para reforzar las paredes y un sistema de extracción manual. Con la llegada de las motobombas en 1960, se facilitó la remoción del agua acumulada en los pozos.

Marlovis Mosquera, quien ha trabajado en la minería artesanal por más de 17 años, cuenta que "ante la falta de empleo en Tadó, me tocó dedicarme a esto. Es un trabajo duro, y en ocasiones me ha tocado desempeñar diferentes roles dentro del guache, como pañadora o galandro". También relata el temor que siente ante posibles derrumbes o fugas de gas que pueden ser mortales.

Mitos y creencias en la minería artesanal

La minería artesanal está rodeada de mitos y creencias que han perdurado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, se dice que las mujeres en menstruación no pueden trabajar en la mina porque "esa sangre echa el oro". También existen supersticiones sobre ciertas oraciones, como la del Ángel de la Guarda o la Santísima Trinidad, que supuestamente ahuyentan el oro. Helmer Sinisterra comenta que, durante festividades religiosas como la Semana Santa o San Antonio, los mineros detienen su trabajo por miedo a perder el oro.

La cantidad de oro extraído en la minería artesanal se mide en unidades tradicionales como el cuarto, la tapa, el grano, el tomín y el castellano. Estas medidas han sido utilizadas por generaciones para determinar la cantidad exacta de metal precioso obtenido en cada jornada.

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Un futuro incierto

La historia de Tadó sigue marcada por la minería. Desde la época colonial hasta la actualidad, los habitantes han vivido de la extracción del oro, con sus riesgos y sacrificios. Sin embargo, la falta de oportunidades económicas ha mantenido a muchas familias atadas a esta actividad. Mientras unos ven en la minería su única fuente de sustento, otros buscan alternativas para cambiar el rumbo de la región.

La historia de la negra Agustina nos recuerda que la lucha por la dignidad y la justicia sigue vigente. En Tadó, la resistencia sigue viva, con las manos en la tierra y la esperanza en el futuro.

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