Fotografía: Gabriel Linares
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Las huellas de la represa El Cercado y los incumplimientos del Estado en Caracolí

La comunidad de Caracolí, en San Juan del Cesar, lidia todos los días con una vía en malas condiciones y con la ausencia de agua potable. A pesar de que se han llegado a diferentes acuerdos con los gobiernos a nivel municipal y departamental, los incumplimientos persisten.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Propuse este tema en el consejo de redacción e hice reportería en la vía durante el paro. Estuve en el lugar de la negociación entre la institucionalidad y los lideres de Caracolí.

Trasladarse desde Caracolí hacia San Juan del César implica recorrer una vía escarpada, llena de huecos, escombros y enormes piedras que caen desde las montañas que están a sus costados. Sus habitantes diariamente exponen sus vidas y deterioran sus vehículos por el mal estado en el que se encuentra la vía. Este corregimiento es conocido como la despensa agrícola más importante de la región, sin embargo, tener la vía en mal estado hace que sea difícil trasladar los productos de pancoger y que se pierda el trabajo, el tiempo y los recursos de quienes se dedican a este oficio.

"Nuestra comunidad está siempre apartada de la zona urbana, entonces eso hace que todo sea difícil aquí. Es doloroso  porque nosotros teníamos nuestra vía de acceso y fue destruida con el proyecto de la represa del río Ranchería y desde que eso se dio, no hemos podido tener tranquilidad para transportarnos”, cuenta Osvaldo Carrillo, docente y líder de Caracolí.

"Todo lo que llega a nuestro pueblo es por la carretera, porque es la única vía de acceso a Caracolí. Los servicios de salud, educación han tenido un impacto negativo, la llegada de los docentes de otros municipios acá es muy difícil. La economía también se ha visto afectada y la reactivación agrícola, para los campesinos llevar sus productos a los mercados ha sido muy difícil y costoso”, agrega Carrillo.

Anteriormente esto no era así, Caracolí tenía una vía que aunque no era perfecta, facilitaba el traslado de las personas hasta el casco urbano. Pero esta quedó inundada cuando el embalse del río Ranchería se llenó en menos de lo previsto, inicialmente se dijo que se llenaría en dos años, pero por el fenómeno de la niña en 2010 se llenó en tres meses. Por eso el Incoder (hoy la Agencia de Desarrollo Rural) en 2002 hizo una nueva vía de acceso construida con dinamitas y explosivos; cada vez que llega el invierno hay derrumbes y las rocas caen a la vía, lo que imposibilita el paso.

“Teníamos una vía diferente, era plana, pasaba por la orilla  del río. Teníamos 4 mil metros de placa huella que quedaron debajo del agua, a la fecha de hoy creo que solo han devuelto 200 metros de placa huellas. No han compensado ese daño que generó la represa”, relata Carrillo.

Desde ese entonces la comunidad se ha enfrentado a una lucha incansable por tener una vía pavimentada y en buenas condiciones, y han realizado varias protestas exigiendo a los dirigentes que les cumplan sus derechos. Una de ellas se dio el 10 de octubre del año 2022 cuando la comunidad de Caracolí bajó hasta el puente El Guanábano, en la carretera principal que conecta al sur del departamento, para realizar un bloqueo y exigir así la atención de sus necesidades y el debido mantenimiento de esta carretera que por su precario estado les estaba generando dificultades de movilidad. En ese entonces, la manifestación se levantó  luego de una reunión que hicieron con la alcaldía y la gobernación, en donde ambas instituciones pactaron compromisos para el mantenimiento inmediato de los puntos más críticos de vía, la contratación para la pavimentación de la vía Caracolí-Tembladera y la adecuación de la placa huella.

Por los incumplimientos el problema persiste

Los habitantes de Caracolí han realizado seguimiento constante a los compromisos pactados en la protesta del 2022. En ese entonces solo lograron los estudios de diseño y el mantenimiento temporal de la vía por parte de la ADR. Han pasado dos años y esta sigue sin pavimentar, el mantenimiento que se le hizo fue un pañito de agua tibia porque volvió el invierno y con él los deslizamientos que han provocado que se deteriore nuevamente. 

De estos acuerdos quedó pendiente la elaboración del proyecto de pavimentación y la búsqueda de los recursos para la financiación del mismo. La construcción de la vía desde “La Ye” de Guayacanal hasta La Laguna tiene un costo de 202 mil millones de pesos, presupuesto que el departamento no puede cubrir, por lo que se considera es necesario gestionarlo del dinero de la Nación.

Iván Mendoza, conciliador de la JAC del corregimiento de Caracolí, asegura que por el alto costo de la pavimentación se dividieron los trabajos por tramos y se priorizó uno “para poder buscar la financiación. Inicialmente se le dio prioridad al tramo 2 (13.5 km - valor aproximado 60.000 millones de pesos) que va del puente del río Ranchería hasta Caracolí, fue escogido porque es el más complejo por la topografía, allí es donde las montañas se han ido fracturando y las rocas caen a la vía”, señala.

Este paso nunca se dio. Ante la falta de respuestas, la comunidad intentó avanzar en gestiones por sus propios medios, pero encontraron que no se había realizado el proyecto de pavimentación para cada tramo, por ende no estaba radicado en ninguna entidad del gobierno para que fuera candidato a una asignación de recursos. 

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Frente a los constantes incumplimientos, la comunidad de Caracolí volvió a protestar. Los días 8 y 9 de octubre del 2024 cerraron nuevamente la carretera principal del sur del departamento a la altura del puente de El Guanábano. En esta manifestación pidieron que de una vez por todas  se realice la pavimentación. “Este año no se han dado los avances como nosotros quisiéramos y bueno, se agotaron todas las vías de diálogo, de trabajo, de reuniones virtuales de correos de cruce de comunicaciones pero fue un un desgaste porque no se llegó a nada”, cuenta Mendoza.

La pavimentación no es el único problema al que se enfrenta la comunidad, también reclaman la construcción de una planta de tratamiento de agua en el corregimiento. Caracolí se encuentra al sur de la represa El Cercado, a orillas del río Ranchería, a pesar de esto y de haber sido afectados por el proyecto, cerca de 400 familias continúan esperando que el agua potable llegue a sus casas. “Nos daría vergüenza, que teniendo nosotros el agua que colinda con nuestro espacio no podamos hacer uso de ella, mientras abastecen otras comunidades de otros corregimientos y Caracolí no tenga, eso es vergonzoso”, señala el líder de Caracolí Iván Mendoza.

Los habitantes del territorio viven de cara a una represa que tiene una capacidad de 198 millones de metros cúbicos de agua, pero con una posibilidad lejana de tenerla en sus casas, pues como afirma Mendoza, Caracolí no está dentro de las prioridades, en cambio, sí saben que aguas abajo se está avanzando en la construcción de acueductos para otras comunidades.

Por sus propios medios la comunidad consiguió que el proyecto llegara al Ministerio de Vivienda, Ciudad y territorio; subsanaron requisitos, avanzaron en los trámites y permisos, pero cuando surgió la necesidad de legalizar el predio donde se construiría la planta de tratamiento de agua potable las cosas cambiaron y el proyecto nuevamente se estancó. “Llegaron momentos en que lo del pavimento y lo del acueducto se juntó”, agrega Mendoza. 

Tanto el acueducto como la pavimentación de la vía tienen su origen en la construcción de la represa El Cercado, que se realizó al margen de la comunidad de Caracolí y sin generar alternativas inmediatas para mitigar las afectaciones causadas. Casi dos décadas después de la construcción de la represa los compromisos continúan en puntos suspensivos.

¿Cuáles fueron los acuerdos?

Líderes y voceros del corregimiento de Caracolí se reunieron durante tres horas en la tarde del pasado 8 de octubre en la alcaldía municipal, para establecer una mesa de diálogo con el alcalde de San Juan del Cesar, Enrique Camilo Urbina y con el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar. Hubo presencia de varias autoridades civiles del municipio, del departamento y de Andreina García, gerente del plan de agua. Durante la reunión las instituciones hicieron unos compromisos que fueron aceptados por la comunidad. Los acuerdos adquiridos giran en torno a las dos grandes demandas. 

Por un lado, para el tema de pavimentación, en términos generales se acordó: adelantar todas las gestiones administrativas necesarias para gestionar el proyecto, buscar el presupuesto para la construcción de un primer tramo de la vía, realizar el contrato para su construcción a más tardar en julio del 2025, estructurar a diciembre un proyecto para gestionar un segundo tramo de la vía y realizar mantenimiento de los puntos críticos mediante un convenio con el Batallón de Ingenieros Riohacha.

En relación con la demanda para la construcción del acueducto: visitar los predios donde se construirán las plantas de tratamiento y los linderos por donde pasará el acueducto, tomar muestras de agua del río Ranchería para verificar si puede ser tratada para consumo humano, avanzar en los diseños para el acueducto y tener lista la contratación a más tardar en julio del 2025.

Con estos compromisos los habitantes de Caracolí reavivan la esperanza de finalmente tener la vía que desapareció con la represa y de que el agua potable llegue hasta sus casas. "Esperamos que llegue ese día que a Caracolí se le dé lo que por derecho le corresponde, confiamos que el gobernador cumpla con su palabra como lo dice en su eslogan y nosotros estamos prestos a hacerle seguimiento”, dice Osvaldo Carrillo.

De no cumplirse con estos acuerdos la comunidad afirma que está dispuesta a manifestarse nuevamente y salir a la carretera, hasta que la institucionalidad responda y dé respuesta a sus necesidades.

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  • Henry Nieves
    Oct 17, 2024
    Excelente redacción

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