Por qué es importante
Según informe del plan de desarrollo de la Alcaldía de Plato para el período 2020-2023, la producción agrícola en el municipio ha disminuido en un 70 por ciento por factores ambientales, como las altas temperaturas y las sequías, así como las intensas olas invernales y las inundaciones en varias zonas del área rural.
Qué está pasando
Las y los campesinos de Plato, en la subregión centro del Magdalena, han perdido gran parte de sus cultivos por las inundaciones a causa del adelanto de la ola invernal. A pesar de estar en una zona privilegiada geográficamente a orillas del río Magdalena y ser parte del complejo Cenagoso de Zárate, Malibú y Veladero, tienen dificultades para subsistir y abastecer el mercado local desde hace por lo menos tres meses.
Los detalles
Ramón Hernández Osorio cultiva en los playones de Plato desde hace 30 años, y dice que este año perdió toda su cosecha por el adelanto de las lluvias. Hernández siembra, sobre todo, yuca y maíz. “El río creció en marzo porque este año la creciente se adelantó. El río creció y se hundió todo”, afirma.
Pero las inundaciones no afectan solamente a las y los campesinos sino también a los consumidores de yuca, el principal producto cultivado en Plato, y de otros alimentos como la ahuyama, el ajonjolí, el frijol, el maíz tradicional y la patilla que escasean en el mercado local. “Los campesinos están arrancando la yuca delgadita porque el agua se las está llevando toda y esa no es apta para el consumo. Me ha tocado comprar en otros pueblos como en El Carmen de Bolívar, San Jacinto y Tierra Alta Córdoba para poder abastecer al municipio”, afirma Jairo García, un comerciante que trabaja en el mercado desde hace 20 años.
A la escasez de alimentos se ha sumado el aumento de los precios de los productos de la canasta básica familiar y de los insumos agrícolas. Esto es evidente, sobre todo, en el caso de la yuca, que es muy difícil encontrar en las tiendas de barrio. Cuando hay yuca en las tiendas, la libra puede llegar a costar 1.500 pesos, a pesar de que antes solía costar 500 pesos. Por otro lado, según el agricultor Armando Mulford, un veneno para los cultivos costaba 40 mil pesos y ahora se consigue por 140 mil pesos.
La apuesta de la alcaldía para hacerle frente a esta situación ha sido fortalecer otras líneas de producción de alimentos. “Es una situación compleja porque tiene un componente humano que incluye al campesino en su tarea y en una tradición que viene desde hace muchos años; pero aparte de eso implica un tema predial y un tema ambiental, porque esas playas hacen parte de un humedal”, sostiene Carlos Lara, Coordinador de Desarrollo Agrícola de la alcaldía. Lara cuenta que el año pasado, la administración municipal les ofreció unas capacitaciones al Comité de playeros Aribote para elaborar un silo de maíz. “Les dimos una herramienta que les permitiera que cosechar el producto de otra manera al momento en que vieran que el cultivo no iba a llegar a feliz término. Así, podían vender toda la materia verde, la mata completa picada y empacada, y nosotros les ayudamos a conseguir clientes para vender esto”, cuenta.
Lo que sigue
En Plato, no hay una salida clara para la crisis. Los agricultores que pueden se dedican a otras actividades como la pesca y oficios varios. Nilson Ávila, dice que aunque el oficio se hace cada vez menos rentable, prefiere no perder la fe. “Hay que salir otra vez a cultivar con las mismas ganas a ver si en el próximo año recogemos lo perdido”.