Por qué es importante: Desde el inicio de la pandemia, cuando se implementó la metodología virtual en las instituciones educativas, muchos estudiantes de Manaure se vieron en problemas. La mayoría no tiene celular, computador o internet para conectarse a las clases. Esta iniciativa ofrece una solución, al menos, para algunas familias.
Qué está pasando: Desde abril de este año, todos los lunes, miércoles y viernes 15 estudiantes de escasos recursos del área rural y 15 estudiantes del área municipal se reúnen con un grupo de jóvenes que, de manera voluntaria, los acompañan para realizar sus tareas.
La iniciativa ha demostrado ser necesaria porque el atraso en los estudiantes es cada día peor. Según Kevin Sánchez, encargado de educación de la Plataforma de Juventudes y voluntario, hay estudiantes de tercero que aún no saben leer. “También tienen dificultades para trabajar en equipo, para entender la diversidad y aceptar al otro”, agrega.
En cifras: Antes, casi 30 estudiantes participaban en cualquier clase presencial en el municipio. Hoy solo tres o cuatro pueden conectarse a las clases en línea. “¿Trabajar de forma virtual?, ¡eso es carreta!”, dice Angenor Bacca, docente del municipio.
El contexto: Varios elementos se conjugan para que sea casi imposible que las niñas y niños de familias de escasos recursos en Manaure puedan continuar su proceso de aprendizaje.
- Falta de internet: En el casco urbano algunos estudiantes solo pueden acceder al servicio de internet subsidiado que llegó con la pandemia. La mensualidad es de $8.600, pero muchos señalan que la velocidad no es la mejor.
- Falta de equipos: En muchos hogares hay más de un hijo/a que debe realizar tareas y solo hay un celular disponible.
- Falta de acompañamiento: Los estudiantes deben leer y realizar actividades en guías que les entregan los docentes. Estas guías se recogen al finalizar el periodo académico. Muchos deben defenderse como pueden, ya que en sus casas no tienen los conocimientos para acompañarlos.
- Costo de los refuerzos: Algunos acudientes deben pedir ayuda para que sus hijos puedan hacer las tareas y seguir estudiando. Sin embargo, una actividad de refuerzo puede costar entre 80 y 160 mil pesos mensuales, y muchos no pueden pagar esta suma.
Qué dice la gente: Julia tiene 29 años y su hijo, Yirán, está en cuarto grado. Cuenta que pierde la paciencia a la hora de ayudar a su hijo, y que de no ser por esta actividad voluntaria, su hijo no podría acceder a las clases de refuerzo que necesita. Le parece importante que madres y padres puedan participar en jornadas de capacitación para brindar un mejor acompañamiento a sus hijos/as.
Lo que viene: Desde la Plataforma de Juventudes abrirán convocatoria para 30 cupos más para las clases de refuerzo escolar. Se proponen crear una alianza con la Alcaldía para impulsar la convocatoria y realizar una reunión al mes con madres, padres y cuidadores para brindar acompañamiento psicológico: darles herramientas para el cuidado de las niñas y niños y aportar a la reducción de la violencia intrafamiliar.