Ilustración: Camila Bolívar
Fonseca La Guajira Especial

ESPECIAL DEL RETORNO | Decimeros, juglares en vía de extinción

Los juglares de Fonseca que componen y cantan en décima representan un oficio que hoy está en riesgo de desaparecer. El Festival del Retorno, que se realizó del 25 al 28 de agosto, podría ser un escenario de exaltación para los tres exponentes del oficio que quedan vivos, sin embargo, están en el olvido institucional y los habitantes temen que se pierda su folclor.

Cantando digo mi nombre
por si no me conocieran,
yo soy amigo de ustedes
mi nombre es Emilio Robles
uno de los pobladores
de un poblado pequeñito,
pero créanme que toditos
somos personas decentes
y aquí me tienen presente
represento a Potrerito. 

Con esta décima, Emilio Robles, de 81 años, habla desde Potrerito. Es una vereda cerca del caserío de Quebrachal y de la localidad de Mamonal, en el municipio de Fonseca. Y él es uno de los tres decimeros que mantienen vigente una tradición en La Guajira que hoy está en riesgo de desaparecer.

En las décimas, los acontecimientos se promulgan cantados en estrofas que contienen diez versos de ocho sílabas que riman entre sí, y que están escritos con elementos típicos del sentir cotidiano que celebran el campo, bendicen el amor y narran historias populares.

Hoy en el municipio están preocupados porque solo quedan tres juglares decimeros: Emilio Robles; Luis Mariano Urbay, de 63 años y Nivaldo Ortega, de 53 años, quienes se iniciaron en la décima desde muy jóvenes cuando lo aprendieron de sus padres. 

Pero para que esta expresión no desaparezca hace falta inversión pública que fomente el aprendizaje en las nuevas generaciones y asistencia institucional para los exponentes del género que viven en condiciones precarias comparado con lo que ha sido su aporte al folclor.

Fonseca es reconocida como la tierra de cantores y epicentro musical de la región Caribe, pero como en los últimos años los portadores de estas tradiciones no reciben apoyo para vivir de su arte ni asistencia por su edad; temen que se pierda el valor popular y continúe la falta de contribución a su identidad, así como las tradiciones, prácticas y conocimientos que nutren de historia a los pueblos.

Han muerto muchos grandes decimeros: Gregorio Robles, Salomón Brito, Juan de la cruz Urbay, Manuel García, Luis Fernando García, Miguel “el mocho” Álvarez,  Abel Molina, Alonso Ortega y Andrés Avelino Robles Mendoza. La mayoría de ellos no sabían leer ni escribir. 

Uno de los más famosos exponentes es Carlos Huertas, quien se inmortalizó como el cantor de Fonseca a pesar de no haber nacido en el municipio.

Soy de una tierra grata y honesta
La que su historia lleva mi nombre
Yo soy aquel cantor de Fonseca
La patria hermosa de Chema Gómez.

Tres juglares vivos 

“Yo nací dentro de la décima”, dice Emilio Robles. “Mi padre era Gregorio Robles conocido como Goyito Robles, uno de los buenos decimeros, y me encanta lo que aprendí de él, porque la décima es un reflejo real de una narrativa, una historia cantada donde el campo es el protagonista principal, esta es una costumbre nativa”.

Emilio Robles cuenta que acompañaba siempre a su hermano, Antonio Díaz, a interpretar sus décimas, a quien llamaban ‘el rey de la improvisación’. “Nadie va a superar a esa mente: era capaz de nombrar a todos los que estábamos en una reunión (15, 20, 30 personas) y, sin saber el nombre, él decía: ‘voy a hacer un verso involucrándolos a todos. A cada uno que vaya señalando, me va diciendo el nombre, así yo puedo cotejarlo’. Solamente Antonio Díaz lo lograba, no hay todavía más nadie que pueda hacerlo”.

Tanto Emilio Robles como Luis Mariano Urbay y Nivaldo Ortega aprendieron a hacer décimas de manera fácil porque tenían a un maestro en casa: diariamente veían y escuchaban a sus padres con sus compadres cantando. Y aunque se propusieron componer décimas hasta convertirse en cantores, no viven de ese arte. Uno es conductor, otro albañil y otro cultiva la tierra. 

¿En mi vida, como decimero saben cuánto he ganado?, pregunta Robles. Dice que se hizo un evento cultural en diciembre de 2022 en el corregimiento de Los Altos ―cerca a Potrerito―. “Ahí me dieron un incentivo de 150 mil pesos. Eso he recibido en mi vida como decimero”.

Luis Mariano Urbay vive en el casco urbano de Fonseca, en el barrio El Retiro. Cree que uno de los motivos por los cuales este oficio está en riesgo de perderse es porque a las nuevas generaciones les interesa más componer canciones que versos. Esto último solo parece ser de interés de los mayores.

Nivaldo Ortega está desempleado y se sostiene con el día a día que hace de las actividades del campo. Vive también en la vereda de Los Altos, que describe como “un territorio muy tranquilo, armonioso y de un clima soleado. Para él, esta expresión cultural está amenazada porque no hay atención de los gobernantes. “No hay apoyo de las instituciones locales ni nacionales para promover estas costumbres que nos identifican y nos hacen diferente de los demás”, dice el decimero Ortega.

Los tres han pedido que se firmen convenios que defiendan, impulsen y promuevan el folclor de las comunidades. “El problema siempre ha sido la falta de apoyo”, relatan los portadores de la tradición. “A nombre de todos los decimeros, los que se nos han ido y los presentes, y por el futuro de nuestra cultura, declaramos que este saber, que es muy importante en gran parte de La Guajira, no ha sido protegido por el Estado”, concluyen.

Sin retorno

Para apoyar a los representantes del género, a nivel nacional, el Ministerio de Cultura maneja una estampilla llamada Procultura que requiere unos trámites. 

Cada ciudadano debe acceder o aplicar a la convocatoria con unos requisitos que excluyen las características de los decimeros de Fonseca: la edad es de 50 a 56 años, para las damas, y 60 años para los hombres. Además, no deben estar inscritos en régimen contributivo ni recibir ninguna otra asistencia del Estado

A nivel local hay un subsidio a través de recaudos de la Alcaldía que tampoco se otorga a mucha gente. Según explica Yubeidis Epiayu, coordinadora de Cultura Municipal, el único verseador y no decimero beneficiado es Alcides Manjarrés, un hombre con 67 años y una discapacidad visual, que vende hielo en su casa para recibir algo más de ingresos y pagar los servicios públicos. “La que ingresó recientemente fue María Álvarez, representante de una cultura que promueve una danza local conocida popularmente como colita abierta y colita cerrada”, dice Epiayu.

En respuesta a un derecho de petición enviado por Consonante, la Secretaría de Gobierno informa que “actualmente no existe ningún tipo de programa o ayudas económicas a artistas que rescatan las expresiones culturales: decimeros, compositores, repentistas y percusionistas”. Lo anterior, a pesar de que para el municipio hay un presupuesto de más de 770 millones de pesos (770’709.289) y que para la promoción de festivales se destinan el 79 por ciento.

Hoy los creadores y portadores de estas tradiciones quieren que en el municipio se habiliten espacios para enseñar, visibilizar y mantener vivas las prácticas de las diferentes manifestaciones que le dan identidad a su territorio.

Todos los decimeros aseguran que la décima les ha dado satisfacciones inmensas porque a la gente le gusta escucharla. “Pero es como la paz, todos hablan de ella como hablan de la décima, pero nadie se compromete”, dice Robles. 

Robles, por ejemplo, recuerda a otros grandes decimeros importantes en momentos menos festivos de Fonseca. Primero escuchó de un grande: Juan Vicente Ariño. Era conocido como el mejor intérprete porque amanecía cantando tanto en una velación como en una fiesta patronal (de las que se hacían antes de San Antonio, de San Martín, San Pedro y San Pablo) sin repetir un solo verso. 

“No repetía una décima a menos que se la pidieran”, asegura Robles. “Ariño tenía una inmensidad de décimas aprendidas, no sé cómo se las aprendió y de quién venía eso”, asegura Robles.

Las tarimas principales de estos exponentes estaban siempre en las veredas, en medio del campo, pero con la necesidad de un espacio de celebración popular, el Festival del Retorno apareció 49 años atrás como una alternativa. Sin embargo, desde los años 90, el evento no ofrece un espacio privilegiado para los decimeros

Los exponentes del género perdieron valor como concursantes del Festival y aunque algunas veces han sido invitados para cantar, tanto los versos como el tiempo que ponen a disposición del evento no parecen tener ningún valor para los organizadores.

“Del Festival del Retorno virtual (2021) puedo contar que Luis Mariano y yo (Robles) estuvimos haciendo una presentación en décimas. Esperábamos que se nos retribuyera en algo, ni siquiera dinero”. El cantor asegura que hubo un compromiso por parte de la administración de crear una escuela para décimas y nada ocurrió. 

“Se me había dicho que debería ser yo uno de los instructores”, relata Robles. “Yo con mucho gusto lo pude haber hecho, y sigo con ese ánimo de ofrecer a los niños y a los jóvenes, y a todos los que quieran, porque yo no quiero que la décima muera”, entona. 

Pero, ¿qué motivación puede tener un joven que ve que todos los recursos se van para las canciones de música vallenata?, se pregunta el decimero, porque cree que nadie quiere entrar a aprender la décima cuando no hay un solo incentivo. 

“Estamos convencidos ―dice Luis Mariano Urbay― que los jóvenes tampoco se interesan por esta modalidad porque no hay competencia”. En la lógica del compositor, al no haber espacios de presentación y estímulos, será cada vez más poca la gente que se interese.

Robles enfatiza que una persona que se dedica a hacer décimas no tiene dónde hacer una presentación ni dónde cantar su obra. “Y tampoco se gana un peso, entonces, como decimero tienes que dedicarte a tus labores cotidianas como es el caso mío: soy campesino y de eso vivo”, declara.

Los exponentes creen que por medio de las escuelas de formación se puede crear conciencia sobre el valor y el respeto de estas expresiones culturales. Aunque el apoyo a decimeros sería un paso importante e histórico en la cultura del municipio, y permitiría un reconocimiento más digno a esta herencia musical, la alcaldía no tiene una respuesta activa a las inquietudes de los artistas o de la gente.

Según habitantes del municipio, el Festival Vallenato opacó al del Retorno y eso también desestimula el talento más originario. Sin contar que los decimeros ponen de sus propios recursos para llevar este saber a otros territorios.

“El más grande sueño sería llegar a ser reconocidos por nuestros pueblos como personas que impulsaron una tradición para que las nuevas generaciones tengan algo que contar”, agrega Urbay. “Sería muy importante que de cada decimero haya una historia escrita y un recuento con el que alguien diga fulano de tal fue esto y cantó esto y que queden, por lo menos, las anécdotas de lo que somos los decimeros en Fonseca”.

Qué dicen las décimas

A otro decimero que conoció Robles fue a Luis Manuel Brito en Oreganal, “un señor muy lírico, muy eficaz, tenía una voz muy clara”, dice. Era un gran decimero, conocido como el gran repentista por sus Hermanos Mayores ―como se llaman entre cantores―. “Muchos aprendimos de él, voy a incluirme, porque lo escuché muchas veces y cuando uno escucha tanto, algo toma de eso”.

No todos tienen el don para hacer una décima, dice Urbay. Muchos creen que la hacen cuando solo están verseando y otros son decimeros repentistas porque, según el juglar Urbay, hacerlo implica tener la capacidad de componer de manera improvisada, con temas sugeridos o un pie forzado.

Hay tres tipos de décima. Para hacer una, se deben tener los conocimientos de las reglas. Según los juglares hay que tener presentes las siguientes:

Décima libre: una décima que tiene 5, 10, 20 versos o más y no obliga a repetir una palabra como tema sino a esbozar el objeto tomado por tema para hacer la composición.

Décima tema: el tema es una obligación. Todos los versos tienen que caer en esa misma palabra, porque se escogió.

Décima corregida: tiene una cabecilla de cuatro palabras para formar cuatro estrofas de 4 palabras cada verso. Se toman las cuatro palabras de la cabecilla como guía porque cada una de las estrofas de la décima corregida tiene que caer en una de las cuatro palabras de la cabecilla. Y así sucesivamente hasta llegar al cuarto.

Felicito a Consonante
por su magnífica idea
de tomarse esta tarea
y sacar esto adelante
es que este es muy importante, 
pero ya se está extinguiendo
porque nos estamos yendo
ligerito uno tras otro
y estamos quedando pocos
la décima está muriendo
y estamos quedando poco
la décima está muriendo
desde aquí lanzó un SOS
en pro de esta tradición,
si no prestan atención,
seguro, desaparece
a todos nos pertenece,
pero nada, estamos haciendo
será que no estamos viendo
o que no nos interesa
y esto a mí me da tristeza
la décima está muriendo
y en el pueblo de Fonseca
la décima está muriendo.

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  • Paty Hernández
    Sep 5, 2023
    Esperemos SOS de los decimeros sea leído y escuchado para rescatar esa tradición
  • Katty Hernández
    Sep 2, 2023
    Me parece una buena noticia y muy interesante

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