Por qué es importante: la lucha de las comunidades por el acceso al agua en Colombia ha sido larga, especialmente en la ruralidad. Según un informe del Ministerio de Vivienda, apenas el 74 por ciento de las zonas rurales tienen cobertura en la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento básico. Y solo el 4 por ciento de los recursos asignados al sector del agua se ejecuta en estas periferias.
Frente a esto muchos campesinos y campesinas han construido acueductos comunitarios para tener agua y mejorar su calidad de vida. De acuerdo con la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, en 2006 existían unos 12.000 acueductos comunitarios en Colombia, pero Lucia de la Trinidad Galvis, consejera de la Asociación Departamental de Acueductos Comunitarios de Antioquia (ADACA), calcula que hoy pueden existir más de 30.000.
Qué está pasando: miles de campesinos y líderes de acueductos comunitarios, articulados a través diferentes redes nacionales y departamentales, están luchando por el fortalecimiento y reconocimiento de la gestión comunitaria del agua, oponiéndose a cualquier forma de privatización y mercantilización.
En Consonante quisimos entender cómo funcionan estas iniciativas. Aquí te lo explicamos:
¿Qué es un acueducto comunitario?
Es la forma como los habitantes de un lugar buscan la manera de abastecerse de agua. Galvis explica que también “es el conjunto de esas redes de vecindad y solidaridad que se forman para gestionar y administrar recursos para garantizarse el derecho humano al agua”.
Los acueductos comunitarios han llenado un vacío que el Estado no ha podido atender de manera eficiente y oportuna: las necesidades más básicas de la población rural del país. “Sabemos que este Estado no garantiza derechos. Para que a usted le cumplan, tiene que pelear mucho tiempo. Entonces, ¿qué hace la comunidad? Organizarse, para garantizar su derecho al agua”, dice Claudia Patricia Cadavid, tesorera de la asociación comunitaria acueducto veredal San Andrés (Antioquia).
¿Cómo se organizan las comunidades?
La construcción de un acueducto comunitario es un proceso orgánico. No existe un manual, cada comunidad va encontrando su propio camino para organizarse. Por lo general, se autogestionan mediante un pacto colectivo. Los líderes y lideresas de la comunidad que desean hacer parte de las juntas administradoras o consejos de administración se postulan y la comunidad vota. Cada persona elegida asume un rol: presidente, vicepresidente, tesorero, secretario, vocal, fiscal, entre otros. Los acueductos que benefician a muchas familias inclusive contratan una o más personas para la atención al público, fontanería o para facturación.
Muchas comunidades se asesoran de La Red Nacional de Acueductos Comunitarios. Esta red tiene la función de ayudar a la población a fortalecer sus capacidades técnicas así como liderar la consolidación de una propuesta de administración de acueductos diferentes a la privatización; además, hace incidencia con entidades estatales para dar a conocer la problemática del agua a nivel nacional.
¿Cómo se financia un acueducto comunitario?
Las comunidades utilizan diferentes mecanismos para conseguir los recursos que necesitan para construir el acueducto. En la mayoría de casos utilizan aportes voluntarios, convites, mingas, venta de productos, rifas, créditos y donaciones privadas. Muy pocos reciben aportes de las alcaldías o de entidades municipales o nacionales.
Por lo general, los costos para la construcción se estiman dependiendo del tipo de sistema de suministro de agua que cada comunidad decida tener. Se van consiguiendo los recursos de forma paralela al proceso.
¿Cómo se administran?
Una vez las comunidades consiguen los recursos para adelantar la obra, el acueducto se mantiene con las cuotas que paga cada familia. Esta se calcula teniendo en cuenta el tipo de suministro, el número de familias beneficiadas, el tipo de sistema de bombeo, y los costos de fontanería e insumos químicos, entre otros. Las cuotas oscilan entre los 2.000 y los 40.000 mil pesos.
La gestión comunitaria del agua es sin ánimo de lucro. Las juntas directivas o consejos administrativos toman las decisiones por consenso o votaciones mediante asambleas. “Estas formas de gestión, promueven las democracias participativas, e involucran a la comunidad en la toma de decisiones. Es un sistema más transparente y poco susceptible a la corrupción”, resalta Martelo.
¿De dónde obtienen el agua?
El agua se recoge de los ríos, riachuelos, manantiales, páramos, de los nacimientos en las montañas o de las aguas subterráneas. La fuente de agua que la gente elige utilizar para el acueducto depende de la ubicación y la disponibilidad en la zona. Si esta fuente hídrica se seca o se contamina por alguna razón, las organizaciones expertas les recomiendan a las comunidades tener en su plan de riesgo donde tengan identificadas fuentes secundarias o posibles acueductos cercanos a los que puedan conectarse.
¿Qué tipo de suministro de agua utilizan los acueductos comunitarios?
No todos los acueductos comunitarios suministran agua potable. El tratamiento varía según la región y las capacidades técnicas y económicas de cada comunidad. Galvis explica que pueden suministrar agua:
- Sin potabilizar: en algunas comunidades se suministra agua natural sin ningún tratamiento por que no se tiene la capacidad económica para una planta de tratamiento o por que la calidad del agua es muy buena y no lo requieren. En su mayoría cuentan con una bocatoma, un desarenador, tanque de almacenamiento, red de distribución a la comunidad.
- Desinfectada: otras comunidades no tienen una planta de tratamiento porque la requieren para labores agrícolas o pecuarias, por eso buscan soluciones individuales de potabilización del agua como filtros caseros. Estos acueductos tienen una bocatoma, un desarenador, y un tanque de almacenamiento en donde una persona le agrega al agua hipoclorito de sodio (líquido) o hipoclorito de calcio (granulado). También tiene algunos puntos de muestreo de pH y cloro residual.
- Potable: para suministrar agua potable el sistema de acueducto debe contar con una planta de tratamiento. Esta puede ser modular o por sistemas, convencionales o compactas de acuerdo con la calidad del agua a tratar. Las personas que administran el acueducto deben tomar muestras de agua y verificar que la calidad cumpla con los requisitos establecidos en la resolución 2115 y el decreto 1575 de 2007 del Ministerio de Ambiente.
¿Qué retos enfrentan los gestores comunitarios del agua?
Demasiados trámites administrativos: existen varias normas que regulan la actividad de los acueductos comunitarios. Por ejemplo, la ley 142 del 11 de julio 1994 que establece el régimen de los servicios públicos domiciliarios y la resolución 844 de 2018 que define la metodología tarifaria para las personas prestadoras de servicios públicos domiciliarios de acueducto y alcantarillado. De estas normas se derivan obligaciones ante la Cámara de Comercio, la Superintendencia de Servicios Público, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Dian. La inconformidad radica en los altos costos económicos, administrativos y de gestión que implican para la comunidad campesina.
“Lo que vamos viendo en la normatividad es que la Superintendencia tiene que vigilar y controlar a tantos acueductos que le está apuntando a regionalizar el servicio y que exista un solo prestador”, dice Dora Cristina Salgado, asesora legal en servicios públicos domiciliarios.
Por eso, los gestores de estas iniciativas locales reclaman un trato legal diferencial que tenga en cuenta la naturaleza de su actividad. “La legislación actual está diseñada para garantizar el lucro, y por su naturaleza los acueductos comunitarios, no pueden ser enmarcados bajo estas normas, sino en un régimen especial acorde a esta forma particular de gestión del agua”, afirma Galvis.
Mantener la unión de la comunidad: aunque en la mayoría de las experiencias en la gestión de los acueductos a nivel comunitario se ha dado de manera orgánica y fluida, de la mano de buenos liderazgos locales, Galvis advierte que “hay que vigilar la permeabilidad de estas organizaciones a la politiquería y partidismos”.
También enfrentan retos en cuanto a la falta de conocimientos técnicos entorno a los temas que tienen que aprender a gestionar de un momento a otro, sin ningún tipo de acompañamiento. “Yo no sabía nada de esto. He aprendido muchas cosas en el camino, pero no ha sido fácil”, comenta Cadavid.
Seguir defendiéndose como un modelo viable y autosostenible: el temor de muchas comunidades es que poco a poco la ley colombiana vuelva inviable la gestión de los acueductos comunitarios, pues ven una clara tendencia a privatizar y regionalizar la prestación del servicio de agua. “Con estas políticas nacionales atemorizan a las comunidades, pues atentan contra la economía de la población campesina, pues encarecería el suministro de agua y peor aún pasaría de ser un bien común a ser una mercancía”, asegura Pedro Abel Castañeda, líder campesino del municipio de Tasco en Boyacá.
Sin embargo, el panorama es complicado. Lucía de la Trinidad Galvis recuerda una frase a la hora de reflexionar sobre el futuro: “quien tiene el agua, tiene el poder”. "¿Será por eso que buscan hacernos ver inviables?", se pregunta.