Ilustración: Camila Bolívar.
Ilustración: Camila Bolívar.
Fonseca La Guajira Reportajes

“Aquí nadie nos escucha, estamos en el aire”: población con discapacidad pide representación en la Alcaldía

Los procesos de certificación, que les permiten acceder a programas y atención en salud, han estado frenados durante este año. Se espera que esta semana se realice el nombramiento oficial de la persona que estará a cargo del comité de discapacidad.
¿Cómo se hizo este trabajo?
Este tema surgió en una reunión con las personas con discapacidad del municipio de Fonseca. Se adelantó la investigación con el acompañamiento de líderes y lideresas comunitarios de la población, quienes conocían el tema y la problemática. También se hizo un recorrido por varias instituciones educativas de Fonseca, se visitaron a varias personas con discapacidad y se consultaron a expertos.

En Fonseca hay 1.800 personas censadas y certificadas con alguna discapacidad, según cifras de la Alcaldía. Sin embargo, tener un certificado no les garantiza acceder a oportunidades de empleo, ni  educación e incluso, tampoco pueden movilizarse en su municipio.

Solo hasta esta semana, luego de nueve meses de espera, llegó como representante Mailon Toncel, quién sería el nuevo coordinador del comité de discapacidad. Él se encargaría de ser el enlace de los proyectos para esta población y de garantizar sus derechos.

“Esta gran responsabilidad es un reto que me prueba como profesional y como persona con discapacidad. Me estoy capacitando y con las ganas necesarias ayudar (...) Hay varios temas que son prioritarios y de atención inmediata que deberé atender. La primera, la creación urgente del comité”, dijo Toncel en entrevista con Consonante. Sin embargo aclaró que su nombramiento aún no es oficial sino que actúa como representante.

La preocupación de la gente es no tener un representante fijo en la administración local, porque las necesidades y problemas de las personas con discapacidad, y de quienes se encargan de su cuidado, están sin respuesta.

Es el caso de Rosa Hervirá Merchán, una fonsequera de 57 años y cuidadora desde hace más de 10 años de José Luis Díaz, quien tiene una discapacidad cognitiva. Él no es su familiar, pero lo considera un gran amigo y por eso decidió apoyarlo. “Esto lo hago por dedicación y amor”, dice.

Rosa se desempeña como lavandera cuatro días a la semana, siendo esta su única fuente de ingreso. Advierte que desconoce sobre los recursos y programas disponibles para mejorar la calidad de vida de José Luis y que solía entregar la documentación en la Alcaldía, esperando recibir alguna ayuda u orientación, pero las llamadas nunca llegaron. “Todos los años meto los papeles de Luis en la Alcaldía para ver si hay algo en lo que me puedan apoyar, pero nunca recibí ni una llamada”, expresó decepcionada.

"Todos los años meto los papeles de Luis en la Alcaldía para ver si hay algo en lo que me puedan apoyar, pero nunca recibí ni una llamada"

Rosa Hervirá Merchán, cuidadora de un joven con discapacidad

Este año Rosa Hervira no ha llevado los papeles de Luis. Asegura que ya está cansada de no tener una respuesta. “Ya me cansé de llevar papeles ¿para qué? Si allá ya los tienen. Uno solo gasta el pasaje para allá, para que ni lo llamen”, asegura.

En el transcurso de este año, la población con discapacidad de Fonseca no ha tenido representación constante en la Alcaldía. Durante dos semanas de julio estuvo a cargo una psicopedagoga (Fania Corzo), pero luego salió del cargo y ahora está bajo la atención de Mailon Toncel. 

La ausencia prolongada del personal que atienda las inquietudes de la población con discapacidad ha traído la sensación de exclusión en la toma de decisiones sobre su comunidad y el acceso efectivo de derechos. No hay un canal al que puedan acudir para resolver problemas y conflictos.

Los comités municipales de discapacidad, agrupados en la Ley 1145 de 2007 y la resolución 3317 de 2012, son grupos de trabajo que buscan garantizar los derechos de las personas con discapacidad en los distintos municipios. Sin embargo, en Fonseca no se ha activado este comité y se espera que con la llegada de un nuevo coordinador se dé inicio a los trámites.

Tatiana Yelena Rodríguez Mojica, activista y directora de la fundación de personas con discapacidad “Sirius”, sostiene que a pesar de que en Colombia el marco jurídico está muy avanzado y existen herramientas como la ley estatutaria 1618 del 2013 que defienden los derechos de las personas con discapacidad, el problema es que no se divulgan ni se garantizan los derechos y existen barreras que impiden su plena participación. Entre las quejas más frecuentes está el poco acceso a un empleo inclusivo y digno, y la falta de orientación y apoyo. 

Orlando Antonio Guerra, habitante del corregimiento de Conejo, cuenta que no ha tenido oportunidades de trabajo desde que sufrió un accidente que le afectó su pierna izquierda. “A pesar de tener experiencia laboral, nadie me da una oportunidad de trabajo. A una persona con discapacidad no le dan espacio. Es un poco difícil que a uno lo empleen, entonces uno se rebusca por allí con lo que salga”.

"A pesar de tener experiencia laboral, nadie me da una oportunidad de trabajo. A una persona con discapacidad no le dan espacio"

Orlando Antonio Guerra

Orlando se dedica a oficios varios, entre esos, coser zapatos, y otros empleos no formales. La falta de inclusión laboral a personas con discapacidad es una situación que se ha normalizado, lo que ha provocado que esta población esté sumida en una situación de exclusión y pobreza, impidiendo que las familias salgan adelante.

Para Tatiana Rodríguez Mojica, la historia de Orlando es un reflejo de la dura realidad que enfrentan muchas personas con discapacidad en Colombia, donde la falta de inclusión y accesibilidad laboral es una barrera para salir adelante: “El 83 por ciento de la población con discapacidad vive de la informalidad, no tiene un trabajo estable y el 73 por ciento vive por debajo de la línea de pobreza”. 

Una Alcaldía para los que tampoco son prioridad

El plan de desarrollo municipal “Fonseca, Potencia del Desarrollo” (2024-2027) solo toma tres puntos u objetivos para trabajar en su periodo de gobierno con la población con discapacidad y vulnerable del municipio. 

De las 254 páginas del plan de desarrollo solo en tres de estas hablan del tema. Estos puntos son: apoyar la educación inclusiva para personas con necesidades educativas especiales y con discapacidad, garantizar la educación adecuada y fortalecer el apoyo social integral.

Hoy todas las actividades por las que tendría que responder el enlace de discapacidad estaban frenadas hasta esta semana. Entre estas: recepcionar las historias clínicas para generar certificados, visitar las Eps, divulgar la política de inclusión a las entidades públicas y privadas del municipio y articular con el SENA.

“Aquí no hay nadie que nos escuche, estamos en el aire”, puntualiza Orlando Antonio Guerra.

Desafíos de la educación con inclusión

La educación inclusiva es un derecho fundamental que no se garantiza en las instituciones educativas de Fonseca. Consonante, junto con líderes de la población con discapacidad, realizó un recorrido por tres instituciones educativas, Calixto Maestre, Ernesto Parodi y Juan Jacobo Aragón, y se identificó la falta de adaptación de los espacios para garantizar la movilidad independiente de los niños con discapacidad.

De las tres instituciones educativas visitadas, Juan Jacobo Aragón es la que cuenta con la mayor población de estudiantes en situación de discapacidad. De 936 estudiantes en la institución, 48 alumnos tienen esta condición.

Karen Fernández, psicóloga y docente orientadora de la institución, cuenta que ha hecho falta apoyo tanto a nivel municipal como departamental para superar las barreras y garantizar una educación inclusiva: “Resulta de mucha importancia que exista siempre una articulación con programas y proyectos externos a la institución para que brinden el acompañamiento”.

“Hay ausencia a nivel municipal y departamental en este tema de inclusión, aún no se han generado las actividades pertinentes para el acompañamiento dentro de las instituciones, estamos a la espera porque ya se nos está haciendo tarde”, agrega.

"Hay ausencia a nivel municipal y departamental en este tema de inclusión, aún no se han generado las actividades pertinentes para el acompañamiento dentro de las instituciones"

Karen Fernández, psicóloga y docente

Fernández destacó, además, que para la inclusión educativa es fundamental habilitar espacios que permitan a los estudiantes con discapacidad desarrollarse con plenitud, resaltando el caso de un estudiante en silla de ruedas: “Tenemos a un niño con silla de ruedas y aunque es un niño motivado, responsable y activo es un niño que necesita la adecuación de espacios. Aquí, por ejemplo, no contamos con rampas y lo que hacemos es que los docentes y los estudiantes están muy atentos y prestos a colaborar, pero no es su responsabilidad”, puntualiza Fernández.

En la misma línea, la experta Tatiana Rodríguez Mojica explicaba que la mayoría de los niños y niñas con discapacidad dejan sus estudios por las barreras arquitectónicas y actitudinales que se encuentran en las instalaciones educativas. 

“A veces creemos que para disminuir todas estas barreras es una inversión muy cara o que es imposible y la mayoría de veces ni es una inversión cara ni es imposible, es solo un asunto de actitud”, expresó.

Rodríguez advirtió que las familias no están preparadas para tener un hijo con discapacidad y, por ello, es crucial que los comités o enlaces estén activos: “Muchas familias no están preparadas y lo ven como una carga o un problema. Es allí donde los comité de discapacidad ayudan a las familias y orientan y garantizan que esos niños y niñas con discapacidad tengan acceso a la educación”, destaca.

También puntualiza que otro imaginario social que afecta a esta población, es la infantilización de las personas con discapacidad, especialmente niñas y niños: “Esa normalización nos hace daño y genera que las niñas y los niños crezcan con falta de autonomía y que se traten como niñas y niños por siempre”.

"Esa normalización nos hace daño y genera que las niñas y los niños crezcan con falta de autonomía y que se traten como niñas y niños por siempre"

Tatiana Rodríguez Mojica

Yuleisy Fernández, líder de la población con discapacidad, contó que siente impotencia y abandono por parte de la administración y pide que la persona que llegó comience a trabajar pronto: “Estamos en cero, durante nueve meses no hubo nadie (...) Necesitamos a alguien que se preocupe por toda la población con discapacidad, que le duela y que sienta en carne propia, lo que nosotros sentimos”, agrega.

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