Desde el 6 de diciembre, tras orden de la Secretaría Departamental de Salud, el Hospital de San José de Tadó tuvo que cerrar las áreas de urgencias, hospitalización, farmacia y rayos X por no tener las condiciones necesarias para su funcionamiento. Este cierre es el resultado de varios años de mala administración que llevaron a un endeudamiento de más de 2.000 millones de pesos y un deterioro evidente del centro médico, tanto en su planta física como en el área asistencial. En 2022, la Supersalud y la Contraloría realizaron unas visitas para evaluar cómo estaba el hospital y reportaron múltiples fallas en el centro médico: falta de insumos básicos como termómetros, monitores de signos vitales y hasta medicamentos vencidos que ponían en peligro la vida de los pacientes.
Muchos pacientes se dieron cuenta que los servicios no estaban en funcionamiento cuando llegaron al hospital y no los pudieron atender o no les suministraron los medicamentos. Lina Arriaga, madre de familia, fue una de ellas. Llegó al hospital el 7 de diciembre, con la intención de que atendieran a su hija, que tenía un dolor de cabeza muy fuerte y se encontró con que el área de urgencias estaba cerrada. “Cuando llegamos, me sorprendí porque no había nadie que la atendiera. ¿Cómo no van a poder atender a una menor de edad?”, cuestiona. Y en ese momento decidió convocar el paro, que por más de 6 horas bloqueó la vía principal de ingreso al municipio y que logró reunir a cerca de 50 personas. Los y las tadoseñas reclamaban la falta de comunicación por parte de la administración y la gerencia sobre el cierre de estas dependencias.
Con el fin de levantar el bloqueo, la Alcaldía de Tadó y la gerencia del hospital negociaron con los líderes del paro y acordaron 45 días de plazo -que se venció este martes- para avanzar en los ajustes requeridos y tener el permiso de la Secretaría de Salud para volver a operar en su totalidad. Consonante realizó varias visitas al centro médico y encontró que aunque en el hospital se realizaron trabajos de mejora de la planta física, en el sistema de agua y del aire, aún hay espacios que requieren atención: el hospital sigue sin rayos x, la farmacia está cerrada, y hay servicios que atienden, pero parcialmente.
¿Qué se ha hecho?
La gerente del hospital, Vanessa Córdoba, indica que en este tiempo han atendido las urgencias vitales y los pacientes han podido recibir atención médica a través de consultas médicas programadas y el servicio de consulta externa, pero que otros están cerrados como hospitalización, farmacia y rayos X. Se arregló una planta para el suministro de agua, que llevaba sin funcionar desde hace 20 años. En la instalación de la bomba se hizo una inversión, según la gerente Córdoba, de 8 millones de pesos.
“Hemos superado los hallazgos que quedaron en el acta de la visita (de la Secretaría de Salud). Tenemos insumos, equipos biomédicos, la planta física del hospital y el personal de enfermería. No hemos podido tener el de rayos X porque dependemos de un documento que debe hacer un radiólogo sobre la caracterización del área”, dice. Y agrega que “el hospital tiene viabilidad, pero se necesita una reestructuración del pasivo para sanear la deuda que supera los 2.000 millones de pesos”.
Córdoba advierte que la farmacia sí está cerrada. “Solo podemos hacer la dispensación del medicamento que tenemos en urgencias. Solo entregamos de planificación y antihipertensivos a Comfachocó y el resto lo tienen otras farmacias”, indica. Además, sostiene que cuando llegó al cargo encontró hasta en el carro de paro varios medicamentos vencidos, pero que “se está haciendo una verificación y control interno de los insumos que hay en el servicio”.
El trabajo que ha hecho la gerencia para mejorar la planta física del hospital es evidente y los pacientes lo notan. Las paredes están pintadas, se han reparado algunas humedades y filtraciones en el techo. Esto también lo han percibido los integrantes del comité del paro, quienes destacan la celeridad con la que han avanzado. “La verdad no esperábamos la rapidez con la que se han resuelto algunas cosas. Podría decir que todo lo que pedimos ha sido resuelto”, cuenta Lina Arriaga. Otros, sin embargo, cuestionan que haya tenido que cerrarse unas unidades y que la ciudadanía hiciera un paro para que las autoridades respondieran.
Desde que su nombre se hizo visible en el paro de diciembre, Lina se ha convertido en la receptora de quejas de pacientes que, al igual que ella, reclaman falta de atención. “Muchas me han contactado y me pasan sus solicitudes y yo voy y hablo con la gerente”.
Sin embargo, insiste en que hay cosas que quedan por mejorar. En particular con la atención al usuario y con la dispensación de algunos medicamentos. “Hay unas enfermeras que tienen un genio pesadito y tratan mal a los pacientes. Cuando usted está ahí y llega una persona enferma y además la tratan mal, lo más normal es que el usuario responda de la misma manera”, dice. Además, cuenta, que algunos de los funcionarios no explican bien cómo son los procedimientos ni los tiempos de espera.
Respecto a los medicamentos, Lina cuenta que le ha tocado correr con el costo de algunos de ellos, para ayudar a los pacientes que acuden a ella. Dice que en estos momentos que la farmacia no está funcionando, algunos pacientes han tenido que comprar sus medicamentos. “En una ocasión una mujer tenía un dolor de cabeza muy fuerte y al estar el servicio de urgencias y farmacia cerrado, no podían suministrarle el medicamento”, afirma. Lina habló con una doctora y ella le dijo que el servicio estaba sellado, pero que, si ella compraba el medicamento, se lo podían aplicar. Lina lo compró y lograron que se lo aplicaran.
Máquinas apagadas y salas vacías
Durante el recorrido que hizo Consonante el pasado lunes se notaba mayor movimiento de usuarios. No se veían sillas disponibles, varias madres que esperaban ser atendidas tenían a sus hijos en brazos, estaban de pie y la fila llegaba hasta la entrada. Incluso había personas sentadas afuera del centro médico que esperaban citas médicas y control para crecimiento y desarrollo.
Lina visitó esa tarde el hospital y confirmó que estaba colapsado el servicio. “Le pregunté a una muchacha y me contó que en consulta externa no había ficho”, dice. Estuvo preguntando en la sala de espera y le contaron que a los pacientes los pasaban de urgencias a consulta externa y a urgencias otra vez. La sala donde debería funcionar radiología estaba vacía, con una camilla y unas máquinas apagadas y el área de hospitalización estaba desocupada. Los trabajadores dijeron que estaban a la espera de que llegara la visita de la Secretaría de Salud para reabrir todos los servicios.
A esto se suma que el viernes el hospital no atendió durante todo el día. Los tadoseños se enteraron por los medios locales que harían una jornada de limpieza en el centro de salud, lo que hizo que la mayoría de servicios se retrasaran hasta el lunes.
Es prioritario que este hospital funcione bien porque es el único habilitado en el municipio y allí llegan las personas que no pueden ser atendidas en las zonas rurales. En visitas realizadas a los centros locales de El Tapón, Carmelo y Guarato se encontró que están en total abandono. En todos los lugares el escenario era el mismo: paredes destruidas, puertas de madera desgastadas, techos caídos; instantes, camillas y sillas de ruedas oxidadas, con basura y zonas cubiertas de maleza.
El comité del paro reconoce también que los centros de salud rurales no tienen las condiciones para atender a los pacientes, pero que es crucial que al menos el hospital principal esté funcionando correctamente. “Necesitamos que esté habilitado, que esté en buenas condiciones para luego concentrarnos en los otros puestos de salud. ¿Cómo es posible que a una embarazada la tengan que bajar de allá porque no hay un médico que le pueda dar los primeros auxilios?”, se pregunta Arriaga.
¿Qué sigue?
Aunque la gerente del hospital indica que ya tienen la mayoría de los requerimientos de la Secretaría de Salud resueltos y quedaron en enviar el pasado lunes la solicitud de una nueva visita, de esa dependencia advierten que no han recibido ningún documento y no tienen fecha de la inspección.
Michael Córdoba Palacios, coordinador de Salud de Tadó, reconoce que hay servicios pendientes como rayos X y otros están abiertos parcialmente mientras se cumple la visita de la Secretaría de Salud. “Se ajustó la infraestructura y el biomédico está revisando los equipos. El hospital no contaba con manual de funciones, ni con reglamento interno. Esperamos que esta semana se superen todos los hallazgos y se envié de nuevo el servicio de comisión”.
La gerencia del hospital y la Alcaldía, además, deben continuar con el plan de mejora de la planta física, chatarrizar las ambulancias que no sirven y comprar nuevas, y adquirir más medicamentos.