Las jóvenes de El Carmen de Atrato quieren hablar sobre menstruación. Ilustración: Camila Bolívar.
Ilustración: Camila Bolívar.
Chocó El Carmen de Atrato

Las jóvenes de El Carmen de Atrato quieren hablar sobre menstruación

En este municipio chocoano no se habla del ciclo menstrual ni en los colegios ni en las familias. Muchos padres, madres y maestros consideran que se trata de un tema sucio y que, si lo abordan, las niñas y mujeres se van a embarazar “por curiosidad''. Un proyecto impulsado por jóvenes busca combatir la desinformación.

Por qué es importante

La falta de información sobre la menstruación lleva a que muchas mujeres y niñas no comprendan qué está pasando en su cuerpo cada día. Es decir, no tienen conciencia sobre las emociones, los cambios corporales o el nivel de fertilidad que experimentan en las diferentes etapas de su ciclo menstrual. Esto, a su vez, les impide tomar decisiones informadas sobre cuál método anticonceptivo es mejor en cada caso o sobre las opciones de productos disponibles para gestionar el periodo. Una de las consecuencias más evidentes son los embarazos a temprana edad. En 2020, según el Dane, 4.268 niñas entre los 10 y los 14 años fueron madres.

La situación se agrava en las zonas rurales y en comunidades étnicas. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia en 2015, de 17 temas sobre sexualidad, las mujeres de 13 a 49 años solo habían accedido a información sobre dos.

Menstruación sin tabú: ¿en qué consiste?

Es una propuesta que busca brindar información a las mujeres y niñas de El Carmen de Atrato, en principio, sobre el ciclo menstrual. El proyecto nació en Quibdó en 2021 y fue idea de varias jóvenes, entre ellas Rosy Chaverra Pacheco, líder estudiantil quibdoseña. En El Carmen de Atrato lo encabeza Valeria Muñoz Gallego. 

Menstruación sin tabú, por ahora, contempla cinco fases: una apertura, un proceso de investigación,  varios talleres, foros y charlas de sensibilización e información, la recolección de apoyos y ayudas y finalmente la entrega de kits (con productos ecológicos) a mujeres del municipio. Busca, además, incluir a hombres (que entendiendo la naturaleza de la menstruación pueden acompañar y evitar comentarios despectivos) y mujeres, niños y niñas de todas las edades y en todos los lugares de El Carmen. 

En El Carmen empezó porque a Valeria, de 22 años, la mueve la defensa de los jóvenes y la gestión de sus problemáticas, y porque considera que “los jóvenes tenemos todas las capacidades para hacer muchas cosas, así seamos pequeños, porque la gente siempre nos ve como los chiquitos, como los que no saben, como los que deben estar con el papá de la mamá”. Además, esta joven que trabaja ayudando a sus padres a vender los productos de la panadería familiar y sueña con ser sexóloga, observó con preocupación que del periodo menstrual no se hablaba.

  • El proyecto comenzó con una charla el 11 de diciembre acerca del ciclo menstrual. En la misma jornada se entregaron 50 kits de productos de higiene a 50 mujeres, entre ellas adultas, jóvenes y niñas. La empresa Miner S.A. aportó los recursos para comprar los kits. 
  • El 29 de enero, en la reunión de conformación de la Plataforma juvenil del municipio, hubo otra conversación al respecto.
  • También se están desarrollando programas radiales en la Emisora Cultural 2001 en los que se replican los talleres a través de una especie de conversación. En estos se han tocado temas como el ciclo menstrual, la historia de la menstruación y la importancia de esta en la vida de las mujeres y la sociedad en general. 
  • Además, se creó un grupo de WhatsApp denominado Menstruación sin tabú. A través de este se difunde información acerca de los eventos y otros temas relacionados.
  • Al día de hoy el proyecto cuenta con el apoyo de amigos y de la Corporación IFT, principalmente en temas de gestión y de asesoría técnica.

¿Qué está pasando en El Carmen de Atrato?

Desde que empezó a trabajar en la iniciativa, Valeria logró identificar que “no es fácil hablar del tema. En el Carmen tanto hombres como mujeres huyen cuando uno les menciona la palabra menstruación, porque todavía no aceptan que esto es algo natural”. 

Esto tiene que ver con la educación que reciben. En los talleres fue evidente que la información que brindan las instituciones educativas sobre este y otros temas relacionados con la sexualidad es muy incipiente. “En mi institución teníamos maestras que nos explicaban el tema, pero sacaban a los hombres para poder hablar con las mujeres, dizque porque los hombres no se debían entrenar. Según las docentes ese era un tema sucio y que a los hombres no les interesaba mucho”, cuenta una joven carmeleña.

Valeria, por su parte, se ha encontrado de frente con algunos tabúes. “Muchas personas me han dicho que no se dan clases de educación sexual en los colegios porque existe la posibilidad de que las niñas se embaracen por curiosidad. Para mí esto es falso, en la investigación que he realizado frente al tema, me he dado cuenta que hay lugares en donde se habla de sexualidad de manera más abierta y los embarazos a temprana edad disminuyen, porque los jóvenes saben cómo protegerse, saben a qué lugares pueden asistir en donde haya personas o profesionales que les puedan ayudar”, cuenta Valeria.

Las instituciones educativas, por mandato de la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994) deben contar con cátedras de educación para la sexualidad en las que se haga especial énfasis en el respeto a la dignidad y a los derechos del menor. Sin embargo, esto no pasa en los planteles. Y en las casas, menos. 

Ella plantea su propio ejemplo: “mis papás me dijeron: pasa esto y lo otro con su cuerpo, esto va a pasar en algún momento, te va a llegar el período, vas a tener relaciones y el asunto funciona así. Para mí fue muy importante que mis padres me explicaran todo esto. Frente al tema se plantea además la importancia de que los padres se involucren en estos temas y hablen con mayor claridad con sus hijos. ¿Pero qué ocurre si los padres tampoco entienden el tema con claridad? este aspecto se liga entonces al desconocimiento”, agrega.

Natalia Mazo, secretaria de Salud de El Carmen, reconoce que en el municipio es difícil tocar el tema. “Todavía hay muchas partes, sobre todo en zona rural, donde se tiene como mucho miedo con ese tema. Las mujeres no mencionan que requieren, por ejemplo, toallas higiénicas o una pastilla para el cólico. Se aguantan muchas cosas y eso sigue siendo muy triste a pesar de que nosotros tratamos de llegar a todas esas zonas y mostrarles”.

Mazo explica que desde la Secretaría están trabajando en varias acciones en pro de la salud sexual y reproductiva desde el Plan de intervenciones colectivas y con apoyo de Profamilia. Además, con el apoyo de las instituciones educativas, desarrollan el programa Valiente, que busca sensibilizar y educar a los niños, niñas y adolescentes desde los 5 años, frente al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos.

Pero esto no ha sido suficiente para llevar información completa a las mujeres y niñas, especialmente sobre la menstruación. 

¿Qué dicen los y las jóvenes?

Consonante buscó a diez jóvenes para hablar sobre la menstruación. La mayoría pidió no poder su nombre en este artículo. Estas fueron algunas de sus respuestas.

  • “La verdad tengo muy poca información. Sí tengo, soy mujer y todo, pero mi familia ha sido muy conservadora en ese punto, mi mamá lo único que me ha dicho es a qué edad va a pasar y qué debo hacer frente a la situación, pero nada más”, dijo una joven.
  • "Esta situación (la forma en que se mira la menstruación) es horrible y es horrible porque no es como algo natural, sino que se tiene la percepción de que es algo sucio y esto realmente nos afecta además porque es algo que vive con nosotros todo el tiempo", agregó una carmeleña.
  • Varias jóvenes afirmaron que los hombres  les hacen bullying cuando se dan cuenta que una mujer está menstruando. Además, si una mujer es sensible, sentimental o llora en algún momento, siempre se atribuye esta situación al periodo menstrual. Si se le cae la toalla higiénica de la maleta aparecen comentarios como: "ay, gas, tiene el periodo".
  • Roberto Queragama, consejero de la juventud y habitante de la comunidad indígena Consuelo parte baja del resguardo El Doce, quebrada Borbollón, explica que si bien las mujeres de su comunidad sí usan productos como toallas higiénicas desechables, es necesario aumentar el  el conocimiento general acerca de la menstruación y los derechos sexuales y reproductivos. "Yo soy hombre y a mí realmente mi mamá nunca me dijo que es una menstruación, ni mi hermanita jamás me dijo". Este líder espera que el proyecto Menstruación sin tabú llegue a su comunidad. 
  • “Uno escucha anécdotas de mujeres: a mí me llegó el período a los 12 años y nadie en mi familia supo acompañarme o cuando me puse la toalla higiénica me la puse al revés. Son historias que a uno después le dan risa, pero en el momento en el que pasan pueden generar una frustración en relación a lo que está pasando con el cuerpo”, explica Luisa Alejandra Duarte Rodríguez, coordinadora de la escuela de liderazgo juvenil de la Corporación IFT, que está apoyando este proyecto.

Las consecuencias de no hablar sobre la menstruación 

La mitad de la población del mundo menstrúa y la otra mitad se encuentra con esta realidad constantemente. Por eso, para Juana Botero Piedrahita, educadora menstrual, hablar sobre este tema es “un asunto de Estado”. Juana, además, es responsable del Staff de Dirección de Comfama, una organización antioqueña que el año pasado tomó la decisión de dar un subsidio para productos menstruales a las mujeres y otras personas menstruantes afiliadas, entendiendo que es una carga económica alta e injusta de la que tampoco se habla.

Para Lina Corredor, profesora líder de Poderosas Colombia, este diálogo “tiene que ver con un ejercicio de ciudadanía y con la dignidad, hemos sido históricamente silenciadas y señaladas en ese proceso menstrual, y nos hemos sentido juzgadas y con miedo y tenemos un montón de tabúes porque nadie nos ha educado en ese tema”. Poderosas es una fundación que ofrece un programa de educación integral para la sexualidad y promoción de los derechos sexuales y reproductivos en diferentes lugares del país, como Barú, Urabá y La Guajira.

Cuando se deja de hablar sobre el ciclo menstrual puede haber, al menos, cuatro consecuencias importantes en la vida de las mujeres y niñas:

  • No entender cómo funciona tu cuerpo. “Cuando se vulnera tu derecho a recibir información sobre la menstruación, se te niega la posibilidad de conocerte, de entender cuáles son tus procesos biológicos”, afirma Lina Corredor. Y a partir de esa desinformación “muchas veces cometes errores en un plano sexual, porque el mayor tabú que hay alrededor del acto sexual y la menstruación es que las peladas asumen que cuando menstrúan no quedan embarazadas o si tienen relaciones sexuales dos o tres días después, tampoco. Y cuando te das cuenta de que puede haber un ovocito que está en otro lado, que pudo haber madurado, pero que igual el espermatozoide puede llegar, pues cambia la perspectiva. Entonces empiezan a decir: es que así tenga el periodo tengo que usar condón, o tengo que pedir la cita en la eps”.
  • No poder elegir el producto menstrual que mejor te funcione: Además, tampoco se enseña que existen diferentes opciones para gestionar la menstruación, no solo toallas higiénicas o tampones que tienen un gran impacto ambiental. También existen las copas menstruales, calzones absorbentes o toallas reutilizables y, de acuerdo con su contexto y necesidad, cada mujer debería tener la información a la mano y la posibilidad de acceder a estos productos.
  • Poner en riesgo tu salud. A causa de la pobreza se generan problemas de salud, en muchos casos graves, por el uso de productos que no son higiénicos. Según el DANE, en mayo de 2021 73.462 mujeres usaron “telas o trapos, ropa vieja, calcetines, papel higiénico, papel, servilletas” durante su periodo menstrual.  A esto se suma la falta de acceso a agua potable y baños públicos para las mujeres.
  • Violencias. “Que no se hable de menstruación puede llevar a consecuencias como que se crea que la mujer puede ser objeto sexual una vez le llegue la menstruación porque supuestamente ya es mujer. Eso es una de las principales falsas creencias, porque no es una mujer, es una niña que menstrúa y la connotación de las mujeres en la sociedad es a veces que puede ser objeto de deseo sexual y por ende se podría incurrir en un abuso y acoso”, afirma Juana Botero. Además, en algunos lugares se aparta a las mujeres y niñas porque consideran que están enfermas o sucias. 

¿Por qué debería interesarle al gobierno?

El tabú, además de las consecuencias en la salud y la vida diaria de las mujeres, impide que se dé una conversación pública. Es claro que mientras se siga viendo desde el ámbito privado no hay posibilidad de que los gobiernos reconozcan la responsabilidad que tienen con las mujeres, sobre todo las empobrecidas y rurales, de garantizar una vida digna que, incluye, menstruar con dignidad. 

Por ejemplo, el 11,7 por ciento de las mujeres en Colombia tuvieron dificultades económicas para adquirir los elementos necesarios para atender su periodo menstrual en diciembre de 2021, según la encuesta Pulso social del Dane. La consecuencia, al final, es que se perpetúa la pobreza menstrual. 

Juana Botero Piedrahita explica que “las mujeres menstruamos aproximadamente 40 años de nuestra vida y si uno sumara todos los días de sangrado, sería como si sangráramos 7.5 años. Para esto nosotras necesitamos gestionar nuestra menstruación con diversos productos, entre esos los de higiene. En Colombia se ha hecho una estimación de que el gasto aproximado anual por mujer o persona menstruante sería de 180 mil pesos”. Hacer esta compra, si se tiene en cuenta que muchas familias dependen de un solo salario, se vuelve “una decisión vital. En muchos casos es una decisión entre comprar los productos de higiene menstrual o alimentación para la familia”.

Además, en el caso de las niñas y adolescentes en edad escolar que no tienen los recursos para acceder a estos productos y servicios, “hay mucha deserción escolar por vergüenza, por ir al colegio durante esos días de sangrado”.

Lo que sigue

  • El proyecto Menstruación sin tabú tiene planeado realizar campañas de sensibilización para que las personas conozcan el tema. 
  • Además, están en la búsqueda de alianzas estratégicas con ciudadanos y diversas instituciones, tanto privadas como públicas, para conseguir recursos, apoyos y asesorías técnicas. Para Lina Corredor, de Poderosas Colombia, esto es clave para lograr que la iniciativa permanezca en el tiempo.
  • Los gestores y promotores de este proyecto esperan poder llegar no solo a las veredas sino también a las comunidades indígenas, ya que en la ruralidad es donde hay más dificultades para el acceso de productos para gestionar la menstruación.
  • Los y las jóvenes insisten en la necesidad de tratar en profundidad estos temas en las instituciones educativas. Además, quisieran tener, por ejemplo, dispensadores de toallas higiénicas en los baños de los colegios y en lugares estratégicos del municipio.

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  • Yhimmy Echavarria Zapata
    Feb 9, 2022
    El cuerpo tiene memoria, guarda recuerdos, dignifica la vida en todas sus dimensiones: pensamientos, emociones, sentimientos, energía y espiritualidad. Por tanto, la educación y profundización en los derechos sexuales y reproductivos, sensibiliza y genera conciencia en su más máxima expresión. En este sentido la generación de la cultura del cuerpo posibilita transformar los sentidos y abrir un diálogo sincero consigo mismo, con el otro y el entorno. Solo así se alcanza la libertad de toda corporeidad que entrelazada con el respeto, los valores y la familia respiran confianza, amor, conductas proactivas y palabras que construyen desde adentro.
  • Paulina carmona
    Feb 8, 2022
    Me encanta todo esté proceso informativo, es un trabajo educativo y con sentido social! Gracias a todos los participantes de este proyecto tan bonito y de gran impotencia para las niñas y porque no, tantas mujeres de nuestro terruño!
  • laura giraldo
    Feb 8, 2022
    creo que estos temas son super importantes para las mujeres y nuestras familias, que bueno es reconocer nuestros cuerpos y que nuestras parejas también los reconozcan y nos amen como un todo

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