El hospital San Rafael es la entidad pública de salud más importante de San Juan del Cesar, del sur de La Guajira y de algunos municipios del Cesar y Magdalena. También, es la entidad que en cada campaña electoral resulta fundamental para mover votos o apoyos por un candidato. Su atractivo es que tiene un presupuesto anual de casi 60 mil millones de pesos y, sólo el año pasado, tuvo casi 500 trabajadores, entre la planta permanente, los temporales y contratistas, que además pueden ser potenciales votantes y atraer otros votos a cambio de asegurar su puesto de trabajo. Este año no es la excepción.
En abril, un grupo de trabajadores del Hospital San Rafael, a los que no les renovaron su contrato, hablaron en Radio Cardenal y aseguraron que se quedaron sin trabajo por sus afinidades políticas pues apoyaban la candidatura a la alcaldía de Moisés Daza y no la de Enrique Urbina, a quien señalan como “el candidato del hospital”. Desde entonces, el tema no se ha vuelto a tocar en San Juan.
Más allá de lo sucedido en abril, en el Hospital están presionando a algunos trabajadores para que apoyen y voten por Urbina, a referir personas para que también voten por el candidato y a que asistan a eventos de campaña en su tiempo libre. Así lo aseguran tres personas que vieron o vivieron esas presiones. Los tres, junto con otras dos fuentes que conocen cómo se mueve la política en el municipio, dicen que dentro del hospital siempre han pedido apoyar a determinados candidatos en las elecciones regionales y de Congreso. Esto, que en anteriores campañas lo veían como una sugerencia hoy lo sienten como una obligación.
“Uno podía sugerir que votaran por la persona que uno apoyaba. Yo lo hice y he pedido los votos, pero nunca obligué a nadie”, dice un exdirector del hospital que habló a cambio de no ser citado. Un político que estaba al tanto de lo que pasaba políticamente en el municipio, dijo que hace cuatro años el hospital apoyaba en ese momento al candidato Rodrigo Elías Daza, que quedó cuarto en las elecciones del 2019. Después, en las elecciones del Congreso, estuvo apoyando a candidatos de La U: Carlos ‘Cosa’ Daza a la Cámara y Alfredo Deluque al Senado.
En cálculos rápidos, si al menos la mitad de los trabajadores del hospital (250) dan su voto y el de su familia, sumando al menos cuatro, el candidato que tenga de su lado al hospital podría contar de entrada con mil votos. Una cifra que puede marcar la diferencia, teniendo en cuenta que para ganar la Alcaldía en las últimas dos elecciones se han necesitado menos de 9 mil votos y la diferencia entre los candidatos no ha sido amplia.
Por ejemplo, en 2019, Álvaro Díaz ganó la alcaldía con una diferencia menor a los 800 votos y en 2015 la definición del alcalde fue por menos de 50 votos. Al menos hasta ahora, ese capital político lo quieren poner a favor del candidato Urbina.
Daza, el factor común de los extrabajadores
Ginna Brito se desempeñó como auxiliar de enfermería del Hospital San Rafael hasta marzo de este año. Brito asegura que la razón detrás de la no renovación de su contrato es evidente: su esposo es el concejal Emiro Mendiola, a quien ella misma reconoce como “el concejal de Moisés Daza”, quien es la competencia de Urbina.
Brito trabajó en el hospital durante casi una década por medio de una cooperativa que contrataba la entidad. Pero en marzo, mientras estaba incapacitada por una cirugía, sus compañeros empezaron a llamarla: “Me decían que por ser la esposa del concejal de Daza era la primera en la lista para sacarla del hospital. Los jefes de proceso que me conocían, me decían ‘busque palanca, usted está en la cuerda floja. hable con el candidato Urbina o con Marcos Bolaños’", asegura.
Brito dice que a Marcos Bolaños lo identifica porque fue quien la citó y le pidió que votara por Carlos ‘Cosa’ Daza a la Cámara y por Alfredo Deluque al Senado en medio de la campaña al Congreso de 2022, a cambio de seguir en el hospital. “Al final yo hice un trato con ellos para que no me sacaran. Yo me comprometí a trabajarles, a hacerles campaña, a asistir a eventos y a buscar gente para asegurar mi puesto en el hospital”, dice.
Bolaños es un odontólogo y exgerente del hospital San Rafael que según las tres fuentes entrevistadas es “el poder” detrás de la entidad. “La gerente es la doctora María Isabel (González), pero el que manda es él (Bolaños)” dice Brito. “A la gerente la nombra el (entonces) gobernador Nemesio Roys (del grupo político del senador Alfredo Duque del partido de La U) porque Bolaños se lo pide, él también es amigo del gobernador y la mano derecha del senador Deluque”, cuenta una de las fuentes que prefiere no ser nombrada.
La misma persona dice que Bolaños es el que da el visto bueno para las contrataciones en el hospital: “Yo lo sé porque mi hijo entró al hospital por recomendación de él y él mismo lo sacó”. Afirma que hizo política con la familia de Bolaños y trabajó con él cuando Álvaro Díaz era apoyado por Daza, pero al romper ese lazo, cada uno se fue a corrientes políticas distintas.
Bolaños le dijo a Consonante que no entendía por qué lo relacionaban con el hospital, si su cargo de gerente fue hace doce años. “Me extraña este tipo de situaciones. Lastimosamente, San Juan es un pueblo y este tipo de especulaciones están a la orden del día”. Dijo que era amigo de la actual gerente, Maria Isabel González, porque cuando él era gerente ella era subgerente científica; que acompañó al senador Deluque desde que aspiró por segunda vez a la Cámara de Representantes en 2014 y que conoce y es amigo de varias personas que trabajan en el hospital, pero que no tiene injerencia en el hospital.
“Si yo tengo algún amigo que trabaja en el hospital y me pregunta por quién voy a votar o me dicen que me van a ayudar, lógicamente yo hago algún tipo de recomendación, pero hasta ahí”, dice Bolaños quien actualmente acompaña la campaña de Urbina.
“A mi hijo no le renovaron el contrato. Lo sacaron con la excusa de que iban a cerrar el quirófano porque no estaba dando. Pero sacaron sólo a los dos doctores que tenían en común que apoyaban o tenían gente apoyando a Daza. Mi hijo no estaba metido en política, pero todos saben que yo sí estoy con Moisés. Para mí esto es una persecución política”, dice. Según cuenta no le terminaron el contrato directamente a él porque siente que le tienen respeto por haber sido un alto funcionario del hospital, pero sí renunció en solidaridad con su hijo y por sentir que era una forma de cobrarle el estar con la campaña contraria.
María Isabel González, gerente del Hospital San Rafael, niega que la decisión de no renovar contratos obedezca a temas políticos: “Nosotros no tenemos nada que ver con situaciones políticas. Somos una Empresa Social del Estado que presta servicios de salud y no mezcla nada con la política. En ningún momento se ha hecho proselitismo, ni campaña”.
González explica que la decisión de cerrar el quirófano, por la que no se le renovó a dos anestesiólogos, fue porque, en los seis meses que estuvo abierto ese quirófano, la programación para cirugías era muy baja y económicamente no era rentable. Frente al caso de la no renovación para auxiliares de enfermería, González dice que estaban contratadas por una cooperativa y que, como parte de un compromiso con el Ministerio de Trabajo, iban a formalizarlas. “En abril, Recursos Humanos, junto con la abogada laboral que hace parte de equipo, recibieron las hojas de vida y, de acuerdo a estas, fueron seleccionando al personal. Eso fue todo”, afirma.
Otro punto en el que coinciden las tres fuentes, todas entrevistadas por aparte, es que Jose Nicolás Vega, un empleado de carrera administrativa en el hospital, es quien se acerca a los trabajadores a pedir que referencien otras personas para que den el voto por Urbina. “José Nicolás iba con lista en mano, sacaba a los trabajadores de las áreas por las que iba pasando y les decía que tenían que dar nombres y número de contacto de los que iban a votar”, asegura Brito.
Un trabajador actual del hospital, que pidió no ser citado porque teme perder su empleo, dijo que a él no lo han presionado directamente, pero que sí es claro que dentro del hospital hay empleados haciéndole campaña a Urbina. “Vega tiene una lista y va pidiendo nombres. A una amiga le dijo ‘necesitamos que nos des tu nombre y el nombre de quienes nos van a colaborar con el voto’”, dijo.
El trabajador del hospital cuenta que por vía Whatsapp, en grupos internos que tienen para temas laborales, los mismos líderes de diferentes procesos envían citaciones para asistir a eventos de la campaña. “A mediados de agosto enviaron un mensaje al grupo de Whatsapp diciendo que quienes no estaban de turno tenían que ir al puesto de salud 20 de julio con distintivos de la campaña, ya fuera color amarilo o blanco, y de ahí caminar hasta el comando”, dice.
Según su testimonio, la citación más reciente fue al evento denominado ‘Tintazo’ que se realizó el sábado 26 de agosto. Antes de que el evento fuera un hecho, contó: “A los que no tienen turno los citaron a las 6:30 de la mañana en la casa de José Nicolás Vega. De ahí dicen que van a salir al centro de San Juan y caminan hasta el comando. Si uno no va a estos eventos, al otro día el líder del proceso te ve y te pregunta: ‘¿Por qué no fuiste?’ entonces, claro, uno se siente presionado. Acá no hay muchas fuentes de trabajo y si tienes estabilidad, terminas apoyando al candidato que te digan” para conservar el puesto, explica.
Vega le dijo a Consonante que en el hospital votan libremente, que ningún gerente de la entidad ha pasado por el cargo pidiendo votos y que él no tiene por qué presionar a nadie para que apoye a un candidato. “Quizá me relacionan porque están buscando una justificación ante el candidato contrario (Daza), buscan beneficios, de pronto que les paguen por llevar información”, cree Vega.
Frente a la citación de trabajadores del hospital en su casa para acompañar un evento de la campaña de Urbina, Vega dice que pudo ser una confusión. Afirma que su casa, en donde tiene un taller de motos, está ubicada en la vía principal y cerca están los comandos (sedes) de las campañas a fines a Urbina. Reconoce que ahí se agruparon personas de la campaña de Urbina, pero dice que fue por el evento y no por citación. “Yo por ahora estoy parcial. La familia no se ha identificado con ningún candidato. Soy amigo de Moisés y conozco sus propuestas, también las de Urbina, son buenos candidatos, pero no me he decidido”.
González, gerente del hospital, dijo que hasta el momento no ha recibido quejas ni denuncias sobre Vega y que no conocía los testimonios contra él. Johana Daza, personera de San Juan del Cesar, dijo que no hay denuncias al respecto y que ella no conocía sobre estas situaciones. Frente al tema de renovación de contratos, dijo que no era un tema de Personería y que la entidad responsable es el Ministerio del Trabajo.
Consonante consultó a Enrique Urbina, candidato a la Alcaldía por el que, según los testimonios, están presionando para votar. Urbina dijo que era “totalmente falso”, que no había escuchado sobre supuestas presiones en el hospital y que el tema de las terminaciones de contratos lo había escuchado por la radio, pero habían quedado aclarados. “Eso acá en el hospital no ha venido pasando. Primera vez que escucho esto”.
Frente a Marcos Bolaños, quien aseguró que lo apoya en la campaña, y José Nicolás Vega, dijo que conocía a ambos, pero que no había escuchado de los señalamientos contra ellos. “Las presiones por votos y asistencias a eventos en ningún momento se ha venido realizando. Eso sí ha pasado en una entidad que presta un servicio público, pero es privada, en la Clínica Someda. Ahí, sí presionan al personal tanto asistencial como administrativo para votar por su propietario, que es el doctor Moisés, el otro candidato, y les piden hasta 20 votos a cada uno”, aseguró Urbina.
Esa ha sido una acusación constante entre los dos únicos candidatos que compiten para llegar a la Alcaldía. Cada uno señala al otro de presionar a trabajadores y pedir entre 10 y 20 votos para la campaña. “Con sólo dos candidatos en la contienda electoral, la sensación de cada uno es ‘estás conmigo o estás con mi enemigo’”, dice un joven del municipio.
La campaña en San Juan del Cesar
Los dos candidatos, Daza y Urbina, son políticos conocidos en el municipio. Moises Daza es un médico ginecólogo y empresario del sector salud propietario de la Clínica Someda en San Juan del Cesar. Su carrera política inició en 2002 cuando se lanzó como candidato a la alcaldía, pero no resultó electo. Dos años después, Daza aspiró al Senado por el partido Conservador y fue elegido. En 2008, tras terminar su periodo como congresista, aspiró y fue elegido como alcalde de San Juan del Cesar. Sin embargo, su elección fue anulada un año después porque su hermano, José Alberto Daza Mendoza, era el registrador de instrumentos públicos de San Juan, lo que lo inhabilitaba para ser candidato en ese mismo municipio.
En las elecciones de 2019, Daza apoyó la candidatura de Álvaro Díaz, actual mandatario, e hizo parte de la Unidad de Gestión de Proyectos del municipio, que buscaba formular proyectos para invertir en San Juan. Ya en el cargo, Díaz y Daza se pelearon y se alejaron. Según una fuente cercana a Daza, una de las varias razones por las que esto pasó fue porque ambos decidieron apoyar candidatos distintos en las elecciones al Congreso. El médico apoyó a la Cámara al liberal Pedro José Solano, conocido como “Pello Pello”.
La relación quedó tan dañada que a finales de marzo, el alcalde Díaz denunció que, desde la casa de los hermanos Daza Mendoza, presuntamente se estaba planificando u orquestando un atentado criminal contra él. Moisés Daza le aseguró que lo iba a denunciar por injuria y calumnia. Esta, su tercera aspiración a la Alcaldía, Daza recogió firmas por el movimiento significativo de ciudadanos ‘Somos progreso’ y va con el apoyo de los conservadores, liberales y el Centro Democrático.
En la carrera por la alcaldía también está Enrique Camilo Urbina, un abogado especialista en derecho administrativo que fue concejal de San Juan. En las últimas dos elecciones ‘Cubita’, como es conocido, ha aspirado, sin éxito, a la Alcaldía: en 2015 tuvo el aval del Centro Democrático y el partido Liberal y quedó como el tercero más votado, y en 2019 lo apoyó el partido cristiano Colombia Justa Libres y quedó de segundo. Esta vez va con el aval de La U y de Cambio Radical y en fórmula con el candidato a la Gobernación, Jairo Aguilar, primo del senador Alfredo Deluque de La U.
A Urbina, según seis fuentes con las que hablemos, lo ven como el candidato de la Alcaldía. Primero porque es el contrincante de Daza, ex aliado del alcalde. Segundo porque a finales del año pasado hizo un video en el que reconoció la labor del alcalde Díaz. Como contó el periodista Hugues Gamez, esto fue visto como un guiño político para el grupo político de Díaz. Y tercero, por las denuncias en el Hospital San Rafael y los rumores de que en el Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional (Infotep) y la Alcaldía, principales entidades públicas del municipio, están presionando para votar por él.
Aunque la campaña también es para Gobernación, Asamblea y Concejo municipal, el protagonismo se lo llevan los candidatos a la Alcaldía. Mientras pequeñas pancartas con imágenes de los concejales cuelgan de la parte trasera de los mototaxis, en los carros se distinguen los microperforados verdes de Daza. El amarillo, blanco y morado de Urbina y el rostro del candidato están más en las ventanas de las casas en las vías principales que tienden pancartas dando su apoyando o en las rejas que cercan los hogares. En una pared pintada de amarillo en la que cuatro familias le dan su apoyo a Urbina y a su fórmula a la Gobernación y en la camioneta de la campaña que es una publicidad andante forrada por completo de morado y amarillo, con la foto del candidato y su apodo ‘Cubita’. Por las calles del centro de San Juan, la política está en todos lados, incluso en el Hospital.