La Alcaldía municipal convocó a un diálogo ciudadano para encontrar soluciones sobre el uso del mercado campesino el sábado 24 de junio. En frente de la estructura y en plena mañana de compras, la administración instaló una carpa en la que recogieron las preocupaciones de la ciudadanía frente a los vendedores que actualmente se ubican a las afueras del mercado.
Al evento fueron invitados líderes de la Asociación Única de Campesinos (Anuc) que recientemente iniciaron conversaciones con la alcaldía de Hamilton García para recuperar el mercado que prestaron a la administración municipal hace ocho años. Con esto buscan poner fin a uno de los problemas más grandes que enfrentan los agricultores y productores locales: no tener dónde vender su mercancía.
El mercado campesino, que se construyó hace más de 40 años para que los productores pudieran vender sus cosechas los fines de semana, está ocupado actualmente por los comerciantes que ocupaban el mercado público de Fonseca, quienes también piden garantías para no quedar a la deriva.
Al evento fueron convocados también campesinos de las zonas rurales y comerciantes del mercado municipal, sin embargo la idea ha generado tensión en el gremio. Muchas organizaciones campesinas rurales no se sienten representadas por la Anuc, consideran que no las han tenido en cuenta en este proceso y aseguran que en el medio hay intereses políticos
¿Qué pasó con el mercado?
El mercado campesino fue construido con recursos públicos hace más de 40 años y pertenece al municipio. Tiene 29 locales, un centro de acopio, una sala de reuniones, dos oficinas y una cafetería. Sin embargo, los campesinos de Fonseca no utilizan esta sede desde hace casi 12 años.
Entre el 2003 y el 2012 la oleada de inseguridad y conflicto obligó a muchos de ellos a desplazarse, incluso, decidieron no volver más al mercado después de que, según dicen en el pueblo, los paramilitares mataran y amenazaran a varios líderes del gremio. La estructura duró cuatro años prácticamente abandonada, hasta que en 2016 la organización Abriendo Campo, que tenía el lugar en comodato, cedió el edificio en préstamo al alcalde Misael Vélasquez. Una decisión que dividió a los campesinos.
En ese momento el alcalde Velásquez vendió el lote donde estaba el mercado municipal a los Char para inaugurar un supermercado Olímpica. El acuerdo con los campesinos fue que el alcalde usaría la estructura como un lugar de paso para los comerciantes que estaban en el mercado municipal. Con el dinero de la compra conseguiría un lote para construir una nueva plaza de mercado y devolver el mercado a los campesinos, pero eso nunca pasó. Hasta el momento, la edificación sigue ocupada por los comerciantes y diferentes vendedores que se han apropiado, incluso, del espacio público.
Las consecuencias de no tener dónde vender
Varios agricultores de las veredas Puerto López, Marimondas, Las Colonias y Las Bendiciones, del corregimiento de Conejo, no han tenido más opción que vender sus productos en otras ciudades con plazas de mercado. Algunos van a Barrancas, a 15 minutos de Fonseca, donde funciona un mercado campesino todos los viernes en la plaza principal. Y otros, como Jairo Barajas, llevan sus productos a otras plazas de ciudades intermedias como Barranquilla, Valledupar, Santa Marta, Riohacha y Maicao, pero los costos de transporte son demasiado altos.
Según Jairo, por ejemplo, un viaje de 400 canastillas de tomate de Fonseca a Barranquilla cuesta entre 800.000 y un millón de pesos, por lo que, junto a otros gastos de la cosecha, no termina siendo rentable. “Acabo de terminar un cultivo de tomate en el que perdí más de 30 millones de pesos. Hubo buena producción pero no hubo venta. Lo que ofrecían solo daba para pagar la recolección, por eso dejé perder más de mil canastillas, porque me daba más dejarlo perder que agarrarlo”, cuenta Jairo.
A Yurleixis Gámez, campesina de Puerto López, le sucede algo similar. Yurleixis cultiva malanga, fique, lulo y varias hortalizas. Aunque tiene un contrato con una empresa que le asegura la compra de algunos de sus productos, con el resto muchas veces pierde ganancias vendiendo a los comerciantes que actualmente están ubicados en el mercado público o yendo a otros municipios.
“Esto es una lucha porque aquí no hay liga de precios y viene mucha mercancía de otros departamentos a vender mucho más barato. En el mercado ellos no le abren a uno un espacio, sino que toca revenderle a ellos a precios más bajos. O ir a Barrancas o San Juan”, dice Yurleixis. Según la productora, un bulto de malanga podría venderse en 45.000 pesos, pero en estos lugares le toca venderlo a hasta en 20.000 pesos.
Otros campesinos están a merced de los intermediarios que son los que terminan teniendo mayores ganancias. "Tenemos que valernos de los intermediarios porque no hay dónde llegar con el producto. Y con eso uno deja de ganar, porque si vendiéramos directamente a consumidores, sería más barato para el consumidor y uno como productor ganaría más", cuenta Edison Marulanda, productor de pollo y pescado de la vereda El Hatico, y fiscal de la Anuc.
Otra de las soluciones que han encontrado es moverse por las plazoletas de los diferentes barrios del municipio. Pero esto no les garantiza las ventas y suele ser un proceso muy rudimentario.
Opiniones encontradas
Esta iniciativa de los dirigentes del Anuc ha generado, nuevamente, divisiones entre muchos de los campesinos. Algunos ven con buenos ojos estas conversaciones con la alcaldía “Hay que recuperarlo porque es un deber, es un derecho ganado con tanta lucha desde hace 40 años. Hemos hecho comisiones con campesinos que vienen desde las veredas a hablar del tema con el alcalde”, cuenta Leoncio Torres, líder de la iniciativa y Vocal de la Anuc.
Aunque todos están de acuerdo en que los campesinos necesitan dónde vender sus productos, hay otros productores que no se sienten parte del proceso, asegurando incluso que en la mitad hay intereses políticos. “Conocemos que se hizo una mesa técnica con una organización campesina en el municipio y con el ente gubernamental y ellos coartaron los derechos de participación directa en el área de comercialización para que no tuvieran acceso a los campesinos como tal a la organización interna del mercado local”, dice Yurleixis Gámez, quien también es líder de desarrollo rural del municipio y representa organizaciones campesinas rurales.
Cuenta que en el proceso se han incluido principalmente personas con tinte político. “Son alrededor de 75 asociaciones internas en territorio rural que actualmente no se identifican con la Anuc ya que dentro del territorio se hizo una monopolización política, es decir, que aquí actualmente el gobierno local es quien coordina las acciones de Anuc y restringe el derecho de participación directa de los campesinos”, agrega la líder.
Lo que sigue
Esta nueva iniciativa de la alcaldía para reformar el mercado tiene apoyo de la embajada Suiza y el programa Foincide, un proyecto de la cooperación internacional sueca. Según Eder Huguez Peñaranda, secretario de Gobierno del municipio, los recursos que reciban serían invertidos en la adecuación del mercado campesino que actualmente no cuenta con los requerimientos de salubridad, mientras se resuelve el tema de fondo. “La idea es adecuar para que los vendedores ingresen a las instalaciones y vendan productos aptos para el consumo humano y a la vez, se libere el espacio público y la movilidad”, comenta el secretario. Sin embargo, no está claro en caso de adecuar la estructura, quiénes ocuparán los locales: comerciantes o campesinos.
Mientras tanto, los líderes campesinos que no se sienten parte del proceso, piden una reestructuración de la mesa técnica de desarrollo rural del municipio. “Que realmente se implemente la política de atención rural para que desde ahí se coordinen las acciones de intervención comercial y las otras que puedan llevar a la administración de ese espacio de venta que tienen los campesinos y que es ancestral”, solicita Yurlexis. Así como la reestructuración de la junta directiva de la Anuc.