La música y el baile han acompañado a Hernán Darío Machado toda su vida. Su pasión por la danza, dice, la lleva en la sangre, pero su reto y sueño fue formar a los carmeleños. Así nació en 1998, hace 24 años, el grupo de baile School Dance “Alma y Pasión'', que ha llevado el nombre de El Carmen de Atrato a varias olimpiadas y escenarios del país.
Hernán Darío es licenciado en Educación Física, Recreación y Deporte, pero descubrió que lo suyo era la danza durante un trabajo de clases de la universidad. Debía hacer una coreografía con 12 o 13 personas y como sus compañeros no eran tan hábiles con el baile le pidieron ayuda con sus grupos. En total, Hernán hizo ocho coreografías y todos sacaron 5.0, la máxima calificación.
“Desde ahí supe que lo mío era enseñar. Me llamaban de la Alcaldía y para todos los eventos de baile de El Carmen de Atrato. Al comienzo no encontraba lugares para entrenar y me prestaban el teatro, la casa campesina o, en últimas, me tocaba en el patio de mi casa. Hasta la grabadora era prestada porque yo no tenía, para esa época me tocaba con casset porque ni era de CD”, cuenta el creador y director del grupo de baile.
School Dance empezó con un grupo de ocho personas entrenando en el patio de la casa de Hernán Darío. Ahora está conformado por 30 personas de todas las edades y algunas de estas víctimas del conflicto armado. A la par han logrado sacar un semillero (grupo de formación) de nuevos talentos. Bailan danza urbana, salsa, merengue, tango, milonga, porro, música folclórica y mezclan sus actividades con la rumba aeróbica y zumba.
“Para el grupo busco a personas que sean apasionadas por el baile, así no lo hagan muy bien y acá los formamos. También buscamos que sean tranquilas y buenas personas”, destaca Hernán Darío. Los participantes de School Dance viven en las veredas el Siete, Porvenir, el Pueblo la Memoria Histórica, Habita, Arboleda, el Ocho, entre otras.
School Dance nació no solo como una opción para invertir el tiempo libre sino también como una forma de potencializar la habilidad y el talento Infantil. Hernán Darío recalca lo difícil que ha sido este proceso: “Al comienzo nadie confiaba en mí. Me encantaba el baile y junto con una compañera llevamos la propuesta, en 1998, al Consejo de Cultura de la alcaldía del municipio, pero en ese momento fue negado. Seguí sin un interés monetario, solo por amor al baile”. En 1999 lograron el apoyo de una cooperativa que les regaló una grabadora y patrocinó sus viajes y así empezaron a sobresalir en el municipio.
Hernán Darío cuenta que entre los principales objetivos de School Dance está el de proporcionar a los integrantes los principios, los conocimientos básicos necesarios y algunos consejos prácticos que les permitan utilizar la danza como una alternativa eficaz para prevenir el consumo de sustancias psicoactivas y promocionar estilos de vida saludable. Además, ofrecer una alternativa diferente de integración e inversión del tiempo.
Una de las bailarinas de School Dance es Jennifer Daniela Torres, de 28 años. Cuenta que su gusto por la danza empezó desde los siete años. “Toda la vida me ha encantado bailar, entonces criarme en este ámbito me sirvió mucho para ir fomentando esta pasión”, recalca.
Dice que lo que le gusta de School Dance es “la unión, la ayuda y la humildad que los caracteriza”. Daniela es amante de la música chocoana, aunque también se adapta a cualquier ritmo.
Daniela cuenta que al empezar su carrera enfrentó muchos prejuicios: “Hubo mucho tiempo en el que la gente creía que eso era como callejear y no lo veían como una profesión. El baile requiere de disciplina, mucho orden y responsabilidad”. En 2019 daba clases de baile a niños y niñas, pero lo dejó porque descubrió que su talento era hacer coreografías.
“Cuando se baila estás socializando y se hace un contacto físico especial. Yo conocí a Diego, el amor de mi vida, en el grupo”. La pareja lleva seis años de relación y tienen una bebé de tres meses, en quien quieren incentivar el baile desde pequeña y si es posible que integre School Dance.
Yeison Martínez Lloreda es otro de los integrantes de School Dance. Tiene 26 años y llegó hace diez años a El Carmen de Atrato. “Estar en el grupo ha sido una maravilla ya que me han dado la oportunidad de aprender y enseñar. Fui estudiante, monitor de rumba aeróbica, y en este momento estoy trabajando con el Ministerio del Deporte dando clases de gimnasia aeróbica dirigida”.
Para Yeison sus compañeros son su segunda familia. “Cuando vemos que alguno de los compañeros está necesitando algo, nosotros ahí mismo corremos a compartir conocimiento y esas buenas vibras", dice.
El grupo ensaya los lunes, miércoles y viernes entre las 7 y 11 de la noche. “Seguir preparándonos es fundamental para tener los movimientos claros en la cabeza y dar lo mejor en la tarima. Vale la pena dedicarle el tiempo a esto que hacemos por amor, por eso le llamamos School Dance ‘Alma y pasión’ ”, recalca Yeison.
Un camino lleno de premios
En estos 24 años, School Dance ha logrado el reconocimiento en los eventos y festivales culturales del municipio y en otras ciudades del país. Sin embargo, siguen en la búsqueda de patrocinadores para representar al país a nivel internacional y garantizar la sostenibilidad del grupo. A la fecha han entregado 15 propuestas a diferentes empresas y entidades.
Han estado en Bolombolo, Titiribí, Ciudad Bolívar, Amagá, Fredonia, Jericó, Venecia, Jardín, Andes, Amalfi, Barbosa, Urrao, Medellín, San Gregorio, La Pintada, Betania, Hispania, Quibdó, Istmina, Tadó, Condoto, San Juan, Barranquilla, Villeta, Neira, entre otros.
El grupo School Dance ha recibido en dos oportunidades la condecoración Orden del Atrato por parte de la Administración Municipal, como un reconocimiento a la labor cultural y artística. En 2015 ganó el segundo puesto en la categoría de Rumba Aeróbica en el II Festival Departamental “Por su salud báilelo pues” de Indeportes Antioquia. Y en 2016 ganó el segundo lugar en danza urbana en el Festival Institucional del SENA Regional Chocó.
Sobre estos reconocimientos, Hernán Darío destaca la importancia que ha tenido para School Dance, un grupo de El Carmen de Atrato, ganar en Antioquia. “Así no logremos llegar al primer lugar esto nos llena de mucha motivación y a demostrar que sí se puede”, agrega.
Hoy varias de las personas que han hecho parte de School Dance también son profesores de danza y han sido parte de una cadena de enseñanza. “El baile estará conmigo hasta que me muera, no pienso retirarme”, sentencia Hernán Darío. Lo mismo dice Daniela: “Yo no quemaré esta etapa, mi vida es el baile”.