¿Quiénes son los jurados de votación?
De acuerdo con la Misión de Observación Electoral (MOE), los jurados son la máxima autoridad en la mesa de votación. Son las personas encargadas de atender a los votantes, hacer el pre conteo de votos y registrar los resultados en los documentos electorales. Los jurados cumplen una función pública transitoria, ya que son los encargados de garantizar la transparencia durante el proceso de votación.
¿Cualquier persona puede ser designada como jurado de votación?
Pueden ser designados como jurados funcionarios y empleados públicos, empleados de empresas privadas, estudiantes de educación superior mayores de 18 años y miembros de partidos y movimientos políticos. Todas estas personas deben ser ciudadanos en ejercicio de sus derechos políticos y ser menores de 60 años.
La Registraduría hace el sorteo de los nombres de forma aleatoria utilizando un software que a su vez se alimenta de unas listas que proporcionan los jefes de recursos humanos de entidades públicas y privadas, las universidades y otros establecimientos educativos y también desde los directorios políticos.
Para Juan Alejandro Pérez, investigador de la Línea de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Pares, este amplio número de personas que son susceptibles de ser elegidos como jurados, le dan un manto de confianza y de credibilidad al proceso. “Al tener un ramillete amplio de personas, con diferentes ocupaciones, intereses e inclinaciones políticas y que además son elegidas al azar, logra que de alguna u otra forma se blinde el proceso y genera confianza a la hora de hacer el conteo y el escrutinio de los votos”, explica.
Si soy designado como jurado, ¿debo aceptar obligatoriamente?
Sí. De acuerdo con la MOE, la publicación de las listas de jurados se hace 15 días calendario antes de las elecciones por parte de la Registraduría Nacional. Es decir que desde el 14 de octubre ya es posible consultar si fue elegido como jurado.
Para saber si fue elegido debe consultar en la página de la Registraduría con su número de cédula. Las registradurías municipales también deben hacer público este listado, así que si no tiene acceso a internet puede acercarse a la sede de esta institución en su municipio. Allí podrá encontrar el sitio de votación y la mesa que le fueron asignados.
Las personas que no asistan y no tengan una causa justa pueden ser multadas por una suma equivalente a 10 salarios mínimos legales vigentes y si son funcionarios públicos serán despedidos de sus cargos.
¿Qué debe hacer un jurado antes, durante y después de la jornada electoral?
En cada mesa de votación deben haber seis jurados: tres principales y tres suplentes.
Antes de que se abran las urnas, los jurados deben verificar el kit electoral y que esté completo. Luego, desde las 8:00 a.m. hasta las 4:00 p.m. deben atender a los votantes. Los jurados deben verificar la identidad de los votantes, solicitando siempre la cédula de ciudadanía y diligenciar correctamente los formularios y otro tipo de material electoral. Después de las 4:00 p.m. los jurados cierran las urnas, hacen el pre conteo de los votos, destruyen los tarjetones no utilizados y diligencian los formularios que corresponden al escrutinio.
¿Y qué no debe hacer?
El jurado de votación no debe portar ningún elemento alusivo o distintivo que se asocie con un partido político o un candidato. Tampoco deben abandonar la mesa de votación ni ayudar, guiar o influir en el voto de las personas de ninguna forma. Es por esto que el jurado solo le entregará los tarjetones que usted le solicite. Para estas elecciones usted puede pedir hasta cinco tarjetones: Alcaldía, Gobernación, Concejo Municipal, Asamblea Departamental y Juntas de Acción Local (JAL). Recuerde que no todos aplican para todos los municipios y que en algunos tarjetones, como los de alcaldía y gobernación, podrá encontrar la foto, el nombre del candidato y el partido y en otros como los del concejo, la asamblea y la JAL, solo encontrará el nombre, el logo del partido y el número que lo identifica.
En este panorama, donde hay tantos cargos que elegir y tantos candidatos por los que votar, Juan Alejandro Pérez piensa que la pedagogía es crucial para que los votantes puedan ejercer este derecho libremente. “A la gente debe enseñársele a votar y esta pedagogía debe ser fortalecida por las instituciones. En este momento tenemos 35 partidos políticos más los movimientos y coaliciones, sumado a varios formatos y tarjetas electorales que se marcan de forma distinta. Realmente le queda muy difícil a la persona de a pie entender el sistema electoral”, explica.
Pérez piensa que la mayoría de jurados de votación se toman en serio su trabajo, no solo porque no hacerlo bien podría acarrear multas o sanciones, si no porque cada vez más crece el interés de la ciudadanía en cuidar los votos. Libi Astudillo, coordinadora del nodo sur occidente de la línea de Incidencia Política en Extituto -una oenegé que fortalece liderazgos y procesos colectivos para que puedan incidir y habitar la política- coincide, al ver el interés que ha generado la figura de los testigos electorales en los últimos años. “Evidentemente existe una preocupación, un interés ciudadano por garantizar que las elecciones sean transparentes en un contexto de alta corrupción en el país”, dice.
¿Quiénes son los testigos electorales?
De acuerdo con el Código Electoral, los testigos electorales son ciudadanos que vigilan el proceso de votación y de conteo de votos en representación de partidos y movimientos políticos, coaliciones, movimientos sociales y promotores del voto en blanco.
A diferencia de los jurados de votación, esta labor es voluntaria. Astudillo explica que aunque la figura del testigo y sus funciones están reglamentadas desde hace más de 10 años, ha venido tomando fuerza “desde que se han presentado casos en campañas y candidaturas que pierden sus curules por unos cuantos votos. Esto es perder el trabajo no solo de tres meses de campaña, sino de un año o más solo por unos votos que se pudieron haber cuidado. Muchas candidaturas, sobre todo las que pertenecen a movimientos nuevos e independientes tienen ese temor y por eso cada vez se hace más importante la preparación del día de las elecciones”, dice.
Pérez, por su parte, indica que en algunos casos la labor de los testigos electorales le ha permitido a los partidos recuperar curules. “Tal vez el caso más emblemático es el de las elecciones al Congreso en 2014, donde el partido Mira gracias al trabajo juicioso de sus testigos electorales durante el reconteo pudo recuperar curules. Entonces es por eso que cada vez más los partidos y movimientos están capacitando de mejor manera a sus testigos”, explica.
¿Quiénes eligen a los testigos electorales?
Los partidos y movimientos políticos, coaliciones, movimientos sociales y promotores del voto en blanco postulan a sus testigos ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), quien es el organismo encargado de acreditarlos y de asignarles el puesto y la mesa de votación donde harán vigilancia. Sin embargo, la MOE indica que esta función de acreditación se le ha delegado a la Registraduría Nacional a través de sus registradores especiales, distritales o municipales, ya que la CNE no tiene la capacidad instalada en todos los municipios del país.
El código electoral especifica que solo debe haber un testigo electoral por cada mesa de votación y uno por comisión escrutadora. En el caso en el que no haya suficientes, un testigo podrá vigilar más de una mesa.
Los partidos, movimientos, coaliciones y movimientos de ciudadanos son los encargados de garantizar que sus testigos se capaciten. Para que puedan ser acreditados por la CNE y la Registraduría deben haber completado y aprobado la capacitación que se ofrece para ellos en línea.
¿Qué pueden hacer los testigos durante la jornada de elecciones?
Antes de que se abran las urnas los testigos pueden verificar la identidad de los jurados de votación, comprobar que las actas, documentos electorales y las tarjetas electorales no estén diligenciadas; verificar que la urna esté vacía y sellada y asegurarse que las votaciones no empiecen antes de las 8:00 a.m. y que por lo menos haya dos jurados cuando se abra la mesa.
Durante la jornada de votación, los testigos deben garantizar que los votantes concurran libremente, verificando que las personas voten en secreto y que no haya ningún tipo de presión o interferencia y que presenten la cédula como único documento válido para votar.
Durante el proceso de escrutinio de mesa los testigos están encargados vigilar de que el primer conteo de votos y luego el reconteo se haga de forma correcta. Esto implica verificar que los formatos que debe diligenciar el jurado durante este proceso sean correspondientes al conteo y si hay errores o enmendaduras garantizar que se consigne de forma explícita que se incurrió en un error.
Los testigos pueden hacer registro fotográfico o de video durante el proceso de escrutinio y pueden presentar reclamaciones cuando se presenten inconsistencias en el número de votos realizados en la mesa y los registrados o si hay errores en los datos del votante.
Juan Alejandro Pérez indica que el escrutinio de mesa y posterior re conteo de votos es el momento donde se hace importante la presencia de los testigos electorales, sobre todo por las dudas que existen sobre la transparencia de las registradurías municipales. “Lamentablemente muchas registradurías en los municipios están bajo el poder de clanes políticos y nos preocupa lo permeadas que puedan estar los resultados por los intereses de estos grupos políticos”, dice.
¿Qué no pueden hacer?
Al igual que los jurados de votación, los testigos electorales no deben portar ningún elemento que tenga propaganda o distintivo de algún candidato o de un partido político, tampoco deben hacer proselitismo político, interferir con el proceso de las votaciones y tampoco deben actuar como guías electorales ni darles orientaciones a las personas que están votando. Esto, aunque esté en la norma, es difícil que se cumpla en muchos lugares donde la gente no sabe cómo votar.
Pérez explica que esto, de nuevo, tiene que ver con la poca pedagogía electoral y por la cantidad de tarjetas electorales que se deben diligenciar. “Cuando estas personas se enfrentan a esta cantidad de opciones y además no saben cómo manipular el tarjetón, es el momento en el que personas vinculadas a grupos políticos se aprovechan de la situación y terminan influyendo los votos de las personas”, dice.
Astudillo piensa que aunque es incorrecto que los testigos se presten para guiar los votos hacia algunos candidatos, es importante entender que hay una distancia entre la imagen que se plantea y se espera del testigo en los códigos electorales -ciudadanos objetivos guiados por el servicio a la comunidad- y lo que son en la vida real: personas politizadas. “Para ser testigo electoral un partido o movimiento político tuvo que haber inscrito tu nombre, son personas que están ahí para proteger los votos de un candidato y ellos están ahí por compromiso o convicción. Entonces es muy difícil en ese caso garantizar una distancia o transparencia absoluta. Por eso me parece más importante la formación de testigos interesados en unas elecciones limpias, que la capacitación de más y más personas", dice.
Esta distancia entre la norma y la práctica también se ve en la forma como algunos partidos políticos o movimientos reconocen el trabajo de sus testigos. Aunque el trabajo de los testigos electorales debería ser completamente voluntario, muchos partidos deciden remunerar económicamente a sus testigos, además de ofrecerles alimentación y gastos de transporte. “Hay partidos que no tienen la suficiente capacidad interna para buscar gente voluntaria, entonces busca ayuda paga. Y claro, esto no debería pasar, pero también se entiende que mucha gente tampoco va a perder el sustento de un día, pudiendo trabajar un domingo. Entonces lo que hacen es cambiar una actividad por otra”, indica Juan Alejandro Pérez.