Ilustración: Camila Bolívar
Laboratorio

Montelíbano, territorio hostil para la población LGBTI en busca de trabajo

El desempleo es un problema serio para la población LGBTI de este municipio del sur de Córdoba: al menos el 53 por ciento no tiene empleo según una caracterización realizada este año por Montelíbano Afirmativo. Hoy, además de oportunidades laborales y educativas, sus líderes piden respeto y compromisos para romper los estereotipos y estigmas que los atan a la pobreza.

Por qué es importante

Según la Caracterización de población LGBTI realizada este año por Montelíbano Afirmativa, actualmente 150 personas que se identifican como población LGBTI viven en la zona urbana del municipio. Algunas de estas, pertenecen a su vez a otras minorías: grupos étnicos afro (8%) e indígena (9%).

Del total, más de la mitad se encuentra desempleada y sin ingresos fijos que les permitan salir de las condiciones de pobreza a las que están sometidas. En su mayoría, pertenecen a los estratos 1 y 2. Esto, sin contar a aquellos que aún no reconocen públicamente su identidad u orientación sexual. 

Qué está pasando

En los últimos años, los liderazgos y colectivos LGBT del sur de Córdoba han alzado la voz para defender sus derechos y denunciar la violencia que han tenido que sufrir por su identidad de género y orientación sexual diversa. Sin embargo, todavía enfrentan varios obstáculos que les impiden mejorar su calidad de vida. Principalmente, para conseguir y mantener un trabajo formal.

Según la caracterización realizada por Montelíbano Afirmativa, el porcentaje de población LGBT empleada en Montelíbano es tan solo del 47 por ciento, lo que equivale a 71 personas. Estas, en su mayoría, se encuentra en la informalidad. Además, un 66 por ciento de los encuestados considera que la sociedad aún no acepta las diferencias sexuales existentes. Paola Jaraba, actual coordinadora de la Casa de Paz, afirma que la mayoría de quienes afirman tener un empleo están en la informalidad.

"La población LGBT en Montelíbano tiene muchas ganancias con respecto a los demás municipios de Córdoba, pero sigue teniendo necesidades y una de las más grandes es la independencia económica"

Paola Jaraba, coordinadora de la Casa de Paz

La Casa de Paz ‒que abrió sus puertas en 2018 y es impulsado por la Corporación Montelíbano Afirmativa con el apoyo de la ONG Caribe Afirmativo‒ es precisamente uno de los mayores logros de la población LGBT en el municipio y en todo Córdoba, puesto que busca impulsar sus derechos y se ha convertido en un lugar seguro para su desarrollo social, cultural y artístico.

Pero identificarse como lesbiana, gay, bisexual o trans en Montelíbano sigue siendo difícil. “Montelíbano es un pueblo machista, pero también se puede ser gay (...) es un poco difícil y tedioso por el bullying, porque todavía se escuchan comentarios cuando uno va a la calle, que los maricas, que el gay (...) antes de cumplir los 18 me traté de suicidar tres veces porque lo normalmente cultural era no ser gay”, cuenta Luis Fer, joven líder de la Casa de Paz.

La situación es tan grave que en algunos casos, quitarles las ganas de seguir viviendo. Harold Bohórquez, de 50 años, es un líder reconocido en Montelíbano y presidente de la Corporación Montelíbano Afirmativa. Trabajó alrededor de siete años en la oficina de archivo del hospital municipal, pero un poco antes de iniciar la pandemia su contrato culminó. Y desde entonces no ha podido conseguir trabajo. Admite que sus dificultades económicas lo obligaron a recurrir a dos préstamos gota a gota, y terminó sumido en una profunda crisis emocional que todavía hoy intenta superar. “Me veía como agobiado, asfixiado y, no sé, veía como única solución dejar de existir”, dice.

Las causas del problema

Detrás de las dificultades que enfrenta la población LGBT en Montelíbano para conseguir un trabajo y salir de la pobreza hay varias razones. Por un lado, el tipo de actividades remuneradas y puestos de trabajo que existen en el municipio hace que conseguir trabajo sea un desafío para cualquier habitante del municipio. A esto se sumó la pandemia de Covid-19, que golpeó la economía y redujo aún más las plazas libres en el mercado laboral local. 

La economía en Montelíbano, reconocida como la “capital niquelera de América”, está volcada casi en un cincuenta por ciento al sector minero y en menores proporciones a la explotación de material de arrastre, y actividades como la pesca, la ganadería y la agricultura. “Las fuentes de empleo acá en Montelíbano son: o trabajar en Cerro Matoso, a través de alguna de las empresas que le ofrecen sus servicios, o trabajar en la Alcaldía pegado del mandatario de turno”, afirma Harold Bohórquez. Pero en el caso de la población LGBT las fuentes de empleo se reducen aún más, porque se les sigue asociando principalmente con oficios de belleza o cocina. 

En este contexto, el bajo nivel educativo de la mayoría de personas LGBT disminuye sus posibilidades a la hora de competir por un puesto de trabajo. En Montelíbano, por ejemplo, el 62 por ciento de personas LGBT no cuenta con un título de educación superior. Esto se debe a la dificultad para acceder a carreras profesionales que sean de su interés y que puedan pagar en el municipio‒un problema que enfrentan todos los jóvenes en el pueblo‒ pero también a que los entornos educativos no suelen ser espacios seguros para ellos y ellas. "A Casa de Paz asisten chicos de 17 o 18 años que me dicen ‘quiero estudiar más, yo quiero ser abogado, pero me da miedo que yo me gaste diez años estudiando y termine con una especialización y sin empleo por ser marica’”, cuenta Paola Jaraba.

Por eso, al final, la discriminación y el estigma que existe entre la población local hacia las personas con identidad y orientación sexual diversa es el mayor obstáculo que enfrentan. Una barrera que se hace evidente hasta en los procesos de selección en donde  entran a ser determinantes la expresión y la identidad de género de la persona aplicante, más que su orientación sexual. En otras palabras, en estas situaciones la discriminación está basada en “si se les nota o no”.

Yosy Ramírez, abogado y vocero de la Mesa LGBT de Barranquilla y el Atlántico, explica: “a hombres gais y bisexuales y mujeres lesbianas y bisexuales muchas veces no se les nota y por lo tanto pueden pasar muy fácilmente en los entornos laborales, pero las personas trans, que se les nota, muchas veces no se les permite en procesos de selección o avanzar en esos mismos procesos porque hay todo un techo de cristal o más bien un techo de concreto que se vuelve muy difícil de destruir por esas mismas ideas y prejuicios que se mantienen en contra de las personas LGBT, sobre todo personas trans”.

Este es el caso de Cisil, un joven que se autoreconoce como gay. Cisil terminó hace siete mesas la etapa de formación como Técnico en Asesoría Comercial en el SENA, pero no ha podido encontrar un lugar para hacer sus prácticas y graduarse. En su opinión, "en lo laboral sí influye mucho el amaneramiento”. Cuenta que hace poco asistió a una entrevista en una compra-venta junto con otros dos aprendices.  En el negocio, estaban buscando una persona con amplia experiencia en servicio al cliente. A pesar de haber demostrado un par de experiencias previas no fue escogido, y esto le llevó a pensar que en esta decisión influyó también su expresión de género. “Yo pregunté  en la entrevista ‘tú sabes que aquí todo el mundo me conoce y sabes que yo soy gay ¿hay algún problema con eso?’, la persona hizo un gesto, trató de disimularlo, pero yo lo noté”.

“Yo no quedé en esa compraventa por ser gay. Por ser amanerado, escogieron a otro aprendiz que era más varonil”.

Cisil, joven de montelíbano

Trabajar sin “salir del closet”

Para muchos, el problema no termina al conseguir un empleo formal. Líderes LGBTI de Montelíbano afirman que en los espacios laborales todavía falta  mucho para que las personas LGBTI puedan ser y expresarse abiertamente. “Tengo amigos en el closet que trabajan en empresas como Cerro Matoso y nadie sabe que son LGBT. Y dicen que les da miedo decirlo porque de pronto los vayan a sacar”, cuenta Luisfer, líder juvenil.

Rosita, una de las lideresas LGBT más reconocidas en el municipio, cuenta que al inicio de su carrera como funcionaria pública también fue discriminada. “Una vez llegó una mujer y me metió una cachetada porque ella decía que no iba a decirle nada a la marica esa que estaba sentada ahí porque yo no iba a solucionarle sus problemas”. Tuvieron que pasar varios años para que Rosita se ganara el respeto de sus pares. Además, su influencia en la política en épocas electorales le ha permitido mantenerse en cargos públicos por más de diez años. También se ha hecho conocida por su liderazgo en la Corporación Montelíbano Afirmativa en la lucha por el reconocimiento de los derechos LGBT. “Cuando tú tienes el conocimiento nadie te va a humillar”, sostiene.

Shayra Guevara, la única mujer abiertamente trans en Montelíbano, coincide en la importancia de reivindicar su lugar y visibilizarse dentro del espacio laboral. A sus 16 años tuvo que ejercer la prostitución para poder subsistir y pagar sus derechos de grado del colegio. Hoy, Shayra tiene 27 años, trabaja en el hospital municipal y está cerca de graduarse como enfermera. "La verdad no ha sido un impedimento ser una mujer trans ni con los pacientes ni con los doctores, ni con los directivos del hospital, por el contrario, me admiran y me dan ánimos para seguir adelante porque igual mi condición no tiene nada que ver con la parte intelectual". Sin embargo, cuenta que mantiene una lucha constante lucha contra los prejuicios que no ha sido fácil, y que la llevó, inclusive, a romper algunos de sus lazos familiares. 

La tarea pendiente de las instituciones y los lugares de trabajo

El Estado y las empresas privadas cumplen un papel determinante a la hora de crear un ambiente propicio para el ejercicio de las libertades y el cumplimiento de los derechos de la población LGBT.

Si bien en la actualidad existe una Política Pública a nivel nacional para la garantía de los derechos de personas LGBTI, Yosy Ramírez cuenta que es difícil asegurar que esta se cumpla sin que exista un compromiso vinculante. “No tenemos una ley específica en cupos laborales desafortunadamente para el tema de acceso a personas LGBT, sobre todo personas trans que dentro de los LGBT son las que mayormente no acceden a garantías de acceso al trabajo porque la transición significa muchas veces dejar de trabajar o ejercer prostitución, o para hombres trans que los mantengan sus papás”, dice. 

El Plan de desarrollo 2020 - 2023 de Montelíbano contempla como uno de sus objetivos  la capacitación de sus funcionarios y sociedad civil en temas de inclusión de género (normatividad y derechos de la población LGBTI), pero no incluye compromisos puntuales con esta población en relación a la educación y empleo. Sin embargo, no es un tema del interés de todos los funcionarios públicos. Por ejemplo, para una capacitación impulsada por Casa de Paz en octubre se convocaron catorce funcionarios, pero solo asistieron cuatro.

"Falta educar, falta compromiso de las instituciones, de esas empresas que activan la economía para que se refleje en una realidad más amena" señala Paola Jaraba. Por eso, dentro de las recomendaciones que hacen en la caracterización están, además de la generación de oportunidades laborales y educativas, el fortalecimiento de la educación sexual en los entornos escolares y la recuperación de la confianza con las entidades estatales. 

Qué pide la gente: Los líderes y lideresas consultadas por Consonante coinciden en que es necesario que la población local respete y reconozca sus derechos. Y para esto, señalan la necesidad de que la Alcaldía asuma un rol más activo.

  • “Empleo. Por ejemplo, tenemos Cerro Matoso y hay personas capacitadas (...) Creo que ellos  deberían exigirle por estar explotando nuestros minerales que haya un grupo de población LGBT, pero ellos abren la convocatoria en general y ya ahí uno por temor ya se siente en desventaja. Luisfer, líder juvenil.
  • “Se necesita un enlace directo con la alcaldía, una oficina que sea un enlace de género con enfoque LGBT y que a su vez tenga enlace directo con el enlace departamental (...) para tener una oficina de empleos, algo que le de envergadura a toda esta lucha que ha tenido esta población”, Paola Jaraba, coordinadora Casa de Paz.
  • “Siento que deben apoyar más los proyectos (...) debemos de tener más apoyo cuando hacemos ese tipo de eventos donde queremos mostrarnos (...) siento que ellos [la alcaldía] deben vincularse muchísimo más tanto en su gabinete de prensa como en la gestión social. Hacer más campañas de concientización para así tener una transformación social que conlleve a la gente a la inclusión”. Shayra Guevara, enfermera.

Lo que sigue

  • Néstor Moreno, enlace LGBTI del departamento Córdoba, dice que  desde la Gobernación de Córdoba están trabajando para iniciar el diseño de la política pública LGBTI departamental. Para esto se promovió, a través de la firma del decreto 01321, la creación de la Mesa intersectorial de trabajo departamental para asuntos de la agenda LGBTI. El objetivo principal de esta mesa será servir de ente articulador entre las personas LGBTI y los funcionarios públicos, para crear planes y programas en pro de la inclusión, participación y garantía de sus derechos.

    “La idea es que antes de que finalice el año se realice la primera sesión de la mesa, ya hay unos recursos que están dispuestos (...) Y a partir del otro año se inicien las visitas a cada municipio para realizar todo el tema de la línea base para realizar la política pública” asegura Moreno.
  • Por su parte, desde Montelíbano Afirmativo sostienen que van a seguir haciendo incidencia en la política pública departamental LGBTI para que haya más oferta laboral y educativa para la población LGBT. Harold Bohórquez afirma que junto con otras personas de la Casa de Paz están preparando sus propuestas para exponerlas en el primer encuentro de la mesa.
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