Para los cuatro pueblos de la SNSM el territorio es más que un límite o un espacio definido, es donde está escrita la Ley de Origen y donde se escucha lo que dice la Madre Tierra y los Padres Espirituales. San Juan del Cesar (La Guajira) hace parte del territorio donde habita el pueblo wiwa. Foto: Gabriel Linares
La Guajira

Los saberes de los cuatro pueblos indígenas que son patrimonio de la humanidad

La Unesco reconoció, el pasado 29 de noviembre, al sistema de conocimiento ancestral de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta: arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

La Sierra Nevada de Santa Marta es valorada por los pueblos indígenas como el corazón del mundo. Y los arhuacos, koguis, wiwas y kankuamos son los cuatro hermanos encargados de mantener la armonía y el equilibrio de la Madre Tierra. Para sostener el corazón del mundo es necesario que estos cuatro pueblos mantengan su cultura y la practiquen.

Este sistema de prácticas y de conocimiento ancestral reconocido por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad está basado en la Ley de Origen. Este último, es el mandato sagrado que contiene los principios, las funciones y las expresiones que guían las acciones de las comunidades en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana: la agricultura, la medicina tradicional, el manejo de los sitios sagrados e incluso la realización de tejidos y la construcción de viviendas. 

La indígena arhuaca Leonor Zalabata, embajadora de Colombia ante la ONU, explicó ante la sesión 17 del Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, realizado en Marruecos, que “la Ley de Origen es un sistema de conocimientos que nos hacen sentir de lo tangible de ser personas, a lo intangible del espíritu, que nos une con otros seres vivos como las plantas y los animales. Tenemos capacidad realmente de reconocernos como hermanos de la naturaleza y no solamente un ser superior al resto de vidas que tiene la tierra y que tiene el universo”.

“Este reconocimiento era lo que faltaba para resaltar la importancia de la Sierra Nevada de Santa Marta y la población indígena que allí habita”, agregó Dwirunney Torres, delegado en temas ambientales de la Confederación Indígena Tayrona del pueblo arhuaco.

"Este reconocimiento era lo que faltaba para resaltar la importancia de la Sierra Nevada de Santa Marta y la población indígena que allí habita"

Dwirunney Torres, delegado en temas ambientales de la Confederación Indígena Tayrona

Un sistema válido y vigente

Este reconocimiento que los pueblos arhuaco, kogi, wiwa y kankuamo reciben a su cosmovisión, que busca una relación armónica entre el mundo espiritual -lo intangible- con el terrenal -el vínculo humano con la naturaleza, las plantas y animales- es también una forma en la que los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta (SNSM) reivindican su sistema de conocimiento como uno válido frente al mundo occidental. 

“Desde que se creó la luz del mundo, los pueblos indígenas tenemos la misión de cuidar la tierra y salvar el mundo. Es necesario reconocer que nuestro conocimiento es tan válido y actual como el conocimiento científico”, mencionó Leonor Zalabata.

"Desde que se creó la luz del mundo, los pueblos indígenas tenemos la misión de cuidar la tierra y salvar el mundo"

Leonor Zalabata,, INDÍGENA ARHUACA y embajadora de Colombia ante la ONU


¿Por qué son importante estas comunidades y su reconocimiento?

Los cuatro pueblos arhuaco, kogui, wiwa y kankuamo están ubicados en el área de influencia de la Sierra Nevada de Santa Marta, en 15 municipios de los departamentos de Magdalena, La Guajira y Cesar. Este territorio está circunscrito en la Línea Negra, un espacio territorial que permite la conservación de las tradiciones ancestrales de estos pueblos y la preservación de los recursos naturales.

En el documento para avalar su reconocimiento, y que fue enviado a la Unesco en el 2017, los pueblos indígenas hicieron la siguiente caracterización de su población:

Pueblo kogui (kággaba): Asciende a un número aproximado de unas 20.000 personas organizadas en 37 asentamientos. Ubicados principalmente en la cara Norte de la SNSM, desde las cuencas media y alta de los ríos Tucurinca, Frío, Mendihuaca, Buritaca y Don Diego en el departamento del Magdalena; Palomino, Santa Clara, Garavito, San Miguel, Jeréz y Tapias en La Guajira; y Guatapurí en el departamento del Cesar.

Pueblo arhuaco (iku): Está integrado por aproximadamente 46.000 personas. Se definen como “uno de los cuatro pueblos nacidos de la Madre, quien nos otorgó competencias y obligaciones específicas en función de la defensa y protección de los demás pueblos hermanos, del territorio y el universo”. “Los arhuacos practicamos el sistema de ordenamiento ancestral que quedó establecido como marco rector en cumplimiento de los principales compromisos para el mantenimiento de la armonía y equilibrio de la vida”, agregan.

Pueblo wiwa: Está conformado por unas 15.000 personas. “La palabra wiwa proviene de la conjugación de dos vocablos propios, wi que significa 'todo lo que se mueve en la naturaleza' o también 'calor', conjugada con wa, que simboliza el conocimiento espiritual y material. Cuentan los mayores que desde un principio nuestro Padre y nuestra Madre nos dejaron a todos en un sitio llamado Yuimke Atshintukwa en la parte baja de la Sierra Nevada”, describen en el documento.

Pueblo kankuamo: Tiene una población de 21.000 personas. Se encuentra ubicado sobre la vertiente suroriental de la SNSM en los municipios de Valledupar y Pueblo Bello, del departamento del Cesar; Riohacha, Maicao y San Juan del Cesar en el departamento de La Guajira; y en Santa Marta, en el departamento del Magdalena. Señalan que “debido a la ubicación geográfica han sido los más permeados por la aculturación, causando el debilitamiento de la identidad cultural y la pérdida de los lazos interétnicos en las comunidades”.


Lo que sigue

Dwirunney Torres afirmó que aunque este reconocimiento que hace la Unesco es importante pues visibiliza muchos años de lucha de los mamos y de los líderes espirituales, es simbólico y se necesita comenzar a trabajar a nivel interno y externo. “Para llegar a unas verdaderas garantías es necesario que el Estado empiece a implementar unas políticas claras para trabajar en el territorio. También es importante mirar cómo se empieza a fortalecer ese sistema de conocimiento a nivel de los pueblos”, dijo. 

Torres agregó que el Estado también debe hacer uso del Plan Especial de Salvaguarda (PES) - documento que fue presentado ante la Unesco- y comenzar a ejecutarlo. El PES hace una descripción del sistema de conocimiento ancestral, identifica las afectaciones internas y externas que lo impactan y también plantea unas líneas de acción, unos pasos a seguir para garantizar su implementación. “Se debe invertir recursos si es necesario en esas líneas de acción que están contempladas y comenzarlas a articular con el Consejo Territorial de Cabildos, que es la instancia por excelencia que representa los cuatro pueblos de la Sierra”, puntualizó Torres.

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  • Tomás Enrique Molina Rodríguez
    Ene 5, 2023
    Es claro que al hacerles la a Unesco el reconocimiento como patrimonio inmaterial de la humanidad, de los saberes ancestrales se debe dar paso al Plan Especial de Salvaguarda.
  • Rodrigo Barros Lazano
    Dic 12, 2022
    me gusta la noticia de unesco

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