Porque es importante
La escuela de fútbol ha llevado a los niños a competir en el Festival Baby Fútbol, antes llamado Pony Fútbol, durante cinco años, así como en partidos amistosos en Salgar, Concordia y Ciudad Bolívar, esto sin que las familias hayan tenido que utilizar su dinero para cubrir gastos de transporte, alimentación u hospedaje. Además, aunque la Alcaldía tiene monitores deportivos que entrenan en distintas áreas del municipio, esta es la única escuela que hay y en la que puedan tener otro tipo de aprendizajes, como disciplina, cumplimiento de responsabilidad y respeto.
Qué está pasando con la escuela
El pasado 11 de junio, 18 niños de entre 10 y 12 años participaron en el Festival Baby fútbol 2022, en el municipio de Andes (Antioquia), patrocinado por la empresa Colanta y la Corporación los Paisitas. Allí llegaron tras vencer a otros equipos antioqueños en las eliminatorias de enero. El equipo jugó cuatro partidos y, aunque no pasó a los cuartos de final, logró mostrar sus avances deportivos. Allí también compartieron con más de 300 deportistas de diversos municipios del suroeste de Antioquia, departamento al que llegaron a jugar porque, por gestión de Gabriel Ramírez, se asociaron a Asdesa (Asociación de Entes Deportivos del Suroeste de Antioquia).
El origen de la escuela
La escuela comenzó hace 12 años, cuando, a través de un proyecto educativo el profesor Johan Gandhi Palma Bonilla comenzó a transmitir su experiencia educativa con jóvenes de 10° y 11° de la institución Educativa Agropecuaria Liceo Marco Fidel Suarez. Allí se buscaba formar líderes para el deporte y líderes para la vida, basado en tres competencias: competencias básicas juveniles, competencias ciudadanas y competencias laborales. En este laboratorio se inició con los torneos y la selección de los participantes.
Pero para el profesor Johan, entrenador del equipo, licenciado en educación física y entrenador en la metodología de la agencia de cooperación alemana GIZ, la escuela comienza formando personas y con una consiga: “primero es la persona, antes que el deporte”. En esa búsqueda fue invitado por la agencia GIZ a un programa llamado Deportes para el Desarrollo, para formar instructores de fútbol en todo el país. “De allí vengo y digo: ¿por qué no hacerlo en El Carmen también? y le agrego al proyecto de Estilos de vida saludables la formación en la metodología”, cuenta. Tres años después, la empresa Miner S.A. se acercó a él para preguntarle sobre el proyecto. “Yo les muestro cuál es el valor agregado de la escuela: el fútbol es solo un enganche, a lo mejor todos no van a ser futbolistas, pero si van a ser buenas personas”, cuenta el profesor. A partir de allí 2017 la empresa comenzó a patrocinar la escuela con la donación de uniformes e implementos deportivos, y con la financiación del transporte y la alimentación cuando hay torneos o tienen partidos amistosos.
La metodología de la escuela se basa en cuatro aspectos: físico, técnico, táctico y volitivo (es decir, nivel psicológico, de familia, respeto, tolerancia y sociedad), cumpliendo con unos logros establecidos relacionados con las competencias, la toma de decisiones de manera autónoma y la resolución de problemas individuales y en equipo. Además, tiene alianzas con las instituciones educativas para fortalecer el proceso académico y deportivo.
El reto
En la escuela solo hay seis niños de las veredas: dos niños del pueblo de la memoria histórica, dos niños de la vereda Habita, uno de ellos del sector la Gaviota y dos niños de la vereda la Argelia.
Para los niños y jóvenes de veredas y centros poblados es más difícil acceder a estos espacios y esto es importante porque, según el último censo nacional, esta población es la mayoría de carmeleños de entre 10 y 15 años. El Dane indica que de los 528 carmeleños de esta edad que hay en el municipio, 420 viven en centros poblados y zonas rurales dispersas.
Jader Santiago Urán es uno de ellos. Tiene 13 años y entrena hace dos en la escuela. Vive en la vereda La Argelia, por lo que su rutina es un poco más larga que la de los niños que viven en la cabecera municipal o cerca. Los lunes y jueves, cuando hay entrenamiento, su día inicia a las 4:45 am. Junto a su compañero y vecino Wayro Emilio Echavarría Giraldo sale en bicicleta hasta el sector El Cinco, donde a las 6:00 am los recoge el bus escolar del Liceo. A las 7:00 de la mañana entran a clases, hasta las 3:00 de la tarde, cuando van donde un familiar en el barrio La Hélice, comen y antes de las 4:00 pm salen de nuevo hacia la cancha del Liceo para entrenar. El día termina a las 5:30 p.m., cuando uno de sus papás los recoge en moto para regresarlos nuevamente a casa, a donde llegan entre las 7:00 y las 8:00 pm, dependiendo del clima y el estado de la vía.
La situación de Jader da cuenta de que, a pesar del gran avance y compromiso de la escuela, hacen falta estrategias que permitan la participación de muchos más niños y niñas rurales.
¿Qué dicen los niños?
- "En la escuela de fútbol entrenamos y los profesores forman personas de bien, me gusta la escuela porque allí veo un futuro para mí y sé que puedo cumplir las metas que me proponga", dice Johan Estiven Vélez Montoya, quien tiene 14 años y lleva cuatro en la escuela, bajo un esquema de disciplina y compañerismo.
- "Es un lugar donde uno aprende valores, donde uno se esfuerza y se esfuerza para lograr sus sueños, no importa si uno se cae o se aporrea, pero uno se levanta para seguir cumpliendo esos sueños y es un lugar donde uno siempre tiene que aprender a apoyar a los demás", dice Jader Santiago Urán Veléz. Destaca la disciplina. "He aprendido a trabajar en equipo, que uno tiene que ser responsable de sus cosas, con el horario, con las cosas personales y que uno puede y debe ser mejor".
¿Qué dicen los padres y madres de familia?
- Para Kelly Johana Saldarriaga, la madre del futbolista David Julián Londoño, la escuela de fútbol “es un proceso excelente, con el profesor Johan el niño ha adquirido destrezas, tiene una buena preparación y ha cambiado bastante en el tema de la disciplina, entonces ha sido un proceso muy bonito para su vida, porque la disciplina y el respeto son valores que se han venido inculcando en la escuela. Es un proceso de formar personas, prepararlos para enfrentarlos a un mundo complicado en el tema de la niñez y la adolescencia en cuanto al vicio y a la forma de vivir. Esta es una forma de enriquecer a los niños”.
- Liliana Loaiza Muñoz madre del futbolista Emanuel Cano Loaiza, cuenta que “durante este año Emanuel además de estar entretenido, socializa y aprende. Mi hijo quiere estar metido en todo y le encanta el entrenamiento. Ha ido a Tarso y ahora a Andes por su compromiso y esfuerzo”.
Lo que sigue
La escuela de fútbol busca sumar esfuerzos para continuar el proceso para poder llevar a los niños a Medellín y otros lugares, para que reconozcan otros escenarios deportivos e intercambien experiencias con otros tipos de escuelas.
Además, los padres de familia buscan crear una junta. Los padres de familia esperan que se pueda dar continuidad a la escuela y que además puedan ingresar muchos más niños y niñas de todas las zonas del municipio que cuenten con mayor apoyo para su participación o, en su defecto, se pueda llevar a las veredas.