Ilustración: Camila Bolívar
Chocó Tadó Reportajes

Gingarabá, la tierra del futbolista chocoano Deiver Machado

La participación del jugador tadoseño en la Copa América y su posterior visita al corregimiento que lo vio nacer hizo que nativos se pronuncien sobre el escaso apoyo a deportistas y la necesaria inversión de infraestructura en ese y otros corregimientos chocoanos.
¿Cómo se hizo este trabajo?
La red de periodistas de Consonante estuvo en el corregimiento y entrevistó a la familia del futbolista tadoseño Deiver Machado para construir este perfil suyo y sobre su lugar de origen. La familia Machado, además, tiene un liderazgo reconocido comunitariamente. En Gingarabá aprovecharon la coyuntura deportiva y la visita del jugador para llamar la atención de las autoridades locales sobre inversión social.

El partido de la Copa América duró más de ciento diez minutos en Miami. Los atletas del fútbol colombiano demostraron, como siempre, de qué están hechos. Muchos, como el chocoano Deiver Andrés Machado Mena, aprendieron a jugar en tierra árida o sobre lodo.

La selección nacional no logró la victoria ante Argentina en la final de la competencia de este año y, tal vez por eso, la prensa nacional no recibió a su equipo como lo hizo, en cambio, la prensa local de muchos municipios que son la tierra de los jugadores. 

Ese fue el caso de Gingarabá, un corregimiento a una hora de distancia de Tadó y cuna de los Machado que, como era de esperarse, recibió al número 26 de la Selección con el orgullo intacto.

Gingarabá es uno de tantos escenarios del departamento que vio crecer y apoyar a figuras del deporte que representan a Colombia a nivel nacional y mundial. A la lista de Machado Mena se suman Carlos Andrés Hinestroza Mosquera (Escorpiones FC, México); Moisés Castillo Mosquera (FC Juárez, México); Juan David Bonilla (Real Valladolid B, España); Arnol Brandon Agualimpia Perea (Orsomarso B, Colombia); Yeicar Alberto Perlaza Perea (Atlético Nacional, Colombia); Franklin Mosquera Mosquera (Deportivo Pereira, Colombia); Yeimar Gómez Andrade (Seattle Sounders MLS, EE.UU) y Juan Carlos Mosquera (Árabe Unido, Panamá).

Todos, como Machado Mena (R.C. Lens, Francia), un joven de 30 años de edad, soñaron desde niños con correr detrás de un balón y anotar goles memorables. Sin embargo los jugadores, como dice la familia del lateral, podrían contar con la atención que solo reciben cuando la tricolor queda triunfante. Dice lo mismo de sus tierras natales en el Chocó que demuestran la escasa inversión pública cuando los medios de comunicación voltean a verles y pueden hacerlo.

Una cancha de 14 metros de fondo por 7 de frente 

Machado Mena se crió en el centro poblado Gingarabá que, en palabras de Evelio Machado, padre del número 26, ha estado en completo abandono por los mandatarios de turno. Cuenta con solo un centro de salud y apenas con una cancha de microfútbol, que es obra de Invias.

“No hemos recibido ningún tipo de inversión por parte del municipio de Tadó o de la Gobernación”, anticipa Evelio Machado. “Lo poco que tenemos es por iniciativas del Consejo Comunal Local y de empresas que han pavimentado”.

Los habitantes crearon por su cuenta el centro de salud (al que todavía le falta dotación); la casa comunitaria; el comedor escolar y el acueducto. Según el padre del futbolista lo que se ve construido es obra del liderazgo comunitario. 

Él mismo es el representante del Consejo Comunal de Gingarabá, conformado también por Alexander Mena, como asesor, y James Mena, como presidente. Los tres saben que cualquier oportunidad, como la llegada del futbolista al corregimiento, sirve para llamar la atención de la alcaldía municipal y su insuficiente cobertura en el área rural de Tadó.

Machado Mena empezó sus primeros pasos en el fútbol en una cancha  improvisada de 14 metros de fondo por 7 de frente, que fue construida por la comunidad. Su padre recuerda que estaba llena de lodo.

Cuando tenía siete años su familia salió desplazada por la violencia del conflicto armado al corregimiento de Santa Cecilia, Risaralda. En otra cancha de fútbol fue donde demostró su capacidad y la gente empezó hablar de él y, según su padre, se decía que “ese muchacho iba a ser bueno”, porque mostraba calidad.

A la edad de nueve años fue llevado a Pereira por un primo hermano, el cual lo invitó para que se formara en una escuela de fútbol de la ciudad. Allí empezó a combinar el estudio con el deporte y distribuía el tiempo de la siguiente manera: “de 6 de la mañana a una de la tarde estudiaba; y de las tres a las seis de la tarde se iba para la cancha”, dice Evelio Machado.

Mientras jugaba fútbol con unos amigos, el joven fue fichado por la empresa Petrobras de combustibles para jugar en su equipo. Al mostrar el dominio que tenía con el balón, pasó a hacer parte de las inferiores del Deportivo Pereira, donde jugó como titular para la copa local.

Cuando el Deportivo Pereira descendió a la B, Machado Mena vio truncada su carrera como futbolista. A sus doce años, su hermano Henrry Machado le sugirió al papá que enviara a Deiver a la ciudad de Medellín, donde residía un tío, y fue entonces cuando el exfutbolista Víctor Luna lo llevó al Atlético Nacional, donde a los quince minutos de juego demostró por qué debía hacer parte de la sub20 del equipo verdolaga.   

Machado Mena comenzó su carrera ocupando la posición de centrodelantero en el terreno de juego, en esa se destacó en su debut como profesional al lado del exfutbolista Juan Pablo Ángel. Ese día, Atlético Nacional se enfrentó al Boyacá Chicó, donde el marcador fue uno por cero, a favor de los ajedrezados de Tunja.

Para mediados del 2016, Machado Mena fue transferido a Alianza Petrolera. Jugó en ese equipo un año y le fue de tal manera que le puso el ojo Lunari, quien para esa época era el técnico de Millonarios y le pidió a los directivos que necesitaba un marcador izquierdo como Machado Mena. En 2015, el jugador tadoseño pasó a hacer parte de dicho club, donde marcó cinco goles.

Después de cinco años en el Millonarios, el jugador fue vendido a Bélgica, donde tuvo un paso fugaz y regresó nuevamente al fútbol colombiano, al Club Atlético Nacional. Tras un corto período retornó a Bélgica, donde jugó como agente libre y de allí se fue para Francia a jugar al Toulouse Football Club de segunda división. Brillando, Machado Mena fue fichado por el Racing Club de Lens, equipo de primera división, también en Francia, donde tiene un contrato hasta el 2026. Con cuatro goles marcados fue convocado a la selección de Colombia para jugar la Copa América 2024.

El paso por su madre tierra

Aunque el municipio de Tadó no tiene escenarios deportivos en óptimas condiciones goza de grandes talentos. Eso se ve reflejado en cada uno de los deportistas que hoy triunfan en el exterior pero, para ello, debieron tejer historia.

Yesid Cossio, el entrenador de atletismo del municipio, cuenta que “en esta tierra a los deportistas les toca crecer con mucho sacrificio y esfuerzo. Algunos con mucho talento abandonan la disciplina deportiva debido a que, en ocasiones, no cuentan con los medios de subsistencia o no son juiciosos”. 

Cossio resalta que el departamento del Chocó puede tener en todas las disciplinas del deporte a grandes figuras representativas a nivel nacional e internacional, “pero si se apoya el deporte en miras de obtener grandes resultados y promover la economía con el turismo deportivo”. 

De los pocos esfuerzos que existen según el entrenador, todos se concentran en el fútbol olvidando a las corredoras, a los apasionados por el básquetbol, a quienes tienen grandes habilidades en natación ―porque saben cruzar a brazos las corrientes de los ríos que alimentan el Pacífico―.

Por su parte Jackson Perea, el entrenador del club deportivo Nueva Generación de Tadó cree que, para mejorar la calidad de los escenarios y deportistas, se debe construir una infraestructura que esté a la altura y donde también quepan las mujeres. 

Desde Tadó han salido aproximadamente siete jugadores que han representado al municipio nacionalmente y a Colombia internacionalmente. Aunque muchos están en las grandes ligas, fueron muchas las necesidades de sus familias para conseguir uniformes, guayos y pagar la alimentación. 

Evelio Machado lo corrobora: “En ese momento Gingarabá se sostenía económicamente de la madera y la minería; hoy que ya no podemos trabajar oro ni talar árboles, queremos organizarnos para vivir del turismo, incluso deportivo, ya que tenemos unos sitios muy hermosos y excelentes atletas”.

Ante la falta de apoyo a los deportistas chocoanos, muchos deben salir al interior del país en aras de poder cumplir sueño, como manifiesta el tadoseño Yiverson Gomez Moreno, quien juega en el club Nueva Generación y es hermano del jugador Yeimar Gómez Andrade (Seattle Sounders MLS, EE.UU). “Machado Mena me inspira para seguir mejorando y tener una visión de que los sueños sí se cumplen. Aunque aquí desde muy pequeños jugamos en canchas que nosotros inventamos”.

Hoy Gingarabá vive del pancoger, de la cría de cerdos y de la agricultura informal, es decir, sin mecanizar o tecnificar. Para Evelio Machado es importante la inversión en esto, además de la vinculación de las autoridades locales en el fortalecimiento del deporte. “Para que podamos entre todos cambiar la guerra, que no se ha ido, por más jugadores, que sí se van”. 

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