Por qué es importante: Los caracoles están acabando con la producción agrícola, la base de la economía de este corregimiento de La Paz (Cesar). La plaga, que llegó hace más de un año, ha empeorado y está afectando el abastecimiento de los mercados locales y regionales, así como la salud de las personas que los manipulan, especialmente los niños y niñas.
Los hechos:
- En 2017, los y las habitantes del corregimiento advirtieron por primera vez la presencia de caracol gigante africano (Achatina fulica). Este animal es considerado como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
- A finales de 2020 se realizó una recolección masiva de caracoles, pero la estrategia no fue lo suficientemente efectiva para controlar la plaga. Sobre todo, porque la especie se reproduce rápidamente, y aparece por épocas (especialmente durante la temporada de lluvias).
- En la zona afirman que la situación es crítica. “Hay tres fincas afectadas y hay caracoles en casi todas las casas del corregimiento”, asegura Carlos Villamizar, Jefe de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata). Carlos Firo, agricultor, cuenta que tiene “una afectación de un 50% del cultivo de maracuyá”, y perdió todo el cultivo de frijol en una noche.
- Algunas personas han establecido sus propias estrategias de control, como el uso de sal y químicos, pero afirman que son costosas. “Me estoy gastando un aproximado de 15 bolsas de matababosas en 3 días, y la más barata vale 9.000 pesos”, cuenta Firo.
Los campesinos y líderes de la comunidad piden más apoyo de las entidades para encontrar una solución al problema. “Podemos organizar una recolección pero no contamos con los recursos para hacerlo”, Delibeth Ardila, presidenta de la Asociación de Guardianas de Paz y Ambiente.
Es necesario entender que, según biólogos expertos, los impactos de la propagación de esta especie van desde la destrucción de cultivos agrícolas hasta la intoxicación de animales, y la posible desaparición de plantas nativas de reproducción lenta.
- Además, este animal es vector de parásitos, hongos y bacterias que causan enfermedades como la meningoencefalitis (a nivel nervioso) y la ileocolitis eosinofílica (a nivel digestivo) en humanos.
- Kennye Uribe, ecólogo, advierte que “se debe hablar de su erradicación porque es una invasora y es imposible reubicarla porque no es nativa de nuestro continente”.
Lo que sigue: Hasta ahora, no está muy claro cómo ponerle fin a esta plaga.
- Desde la Umata están formulando una prueba piloto para la erradicación de los caracoles. El plan consiste en probar probar diferentes estrategias de erradicación en un mismo terreno, como la aplicación de químicos y la recolección manual. La administración espera iniciar este experimento en octubre para analizar el comportamiento y la reacción de los animales durante un periodo de tiempo, todavía indeterminado.
- La Umata ya ha hecho una serie de capacitaciones y asesorías a la comunidad local sin mucho éxito. Después de la primera capacitación —que se realizó el 4 de julio a 40 miembros de la comunidad dispuestos a replicar el mensaje— quedaron varias dudas. “La Secretaría de Agricultura nos donó 26 botas de caucho; pero no se propuso una jornada de recolección masiva, que era lo que esperábamos, ni se acordaron fechas de próximas capacitaciones”, comenta Ardila.
- La mayoría de los entrevistados coinciden en que esperan que se inicie un trabajo continuo y articulado entre las entidades territoriales, propietarios de fincas y habitantes para lograr el control de esta plaga.
Un dato extra: “Cuando vean un caracol deben proceder a su captura con guantes –no reutilizables– y comunicarse con Corpocesar para la disposición final”, recomienda Jesús David, biólogo de Corpocesar. También sugiere evitar la acumulación de material orgánico y pilas de piedras.
*Esta noticia fue actualizada el 9/08/21