En medio del derrumbe corre agua y empezaron una obra para encausarla, pero la tierra ya tapó los tubos.
Chocó El Carmen de Atrato Reportajes

El peligroso recorrido a una vereda de El Carmen de Atrato

Setenta días después de que ocurriera un derrumbe que dejó confinada a la comunidad de La Argelia, la vía de acceso a esta vereda sigue sin ser reparada. Yenny Yepes es una docente que pone en riesgo su vida cada semana al ir a la vereda para trabajar con niños y niñas de primera infancia, madres y mujeres gestantes. Así es su recorrido.

Todos los jueves, el día de Yenny Milena Yepes comienza muy temprano. A las 6:30 a.m. pasa el jeep que la recoge en su vereda, El Siete, para llevarla hasta el sector El Cinco, en la zona rural de El Carmen de Atrato. A esa hora ya tiene puestas unas botas de caucho que le llegan hasta la mitad de la pierna, una gorra para protegerse del sol y dos sacos por si hace mucho frío. Se pone su chaleco que la identifica como contratista del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y toma su morral, una bolsa con comida, unas carteleras y un material pedagógico.

A las 6:30, sin falta, se detiene frente a ella el carro azul que, después de 15 minutos de recorrido por una carretera llena de derrumbes y avisos de “Pérdida de banca”, la deja en El Cinco. Ahí toma el camino de la izquierda que conduce a la vereda La Argelia, un recorrido  que puede tomar entre 20 minutos y media hora en moto o una hora a pie, dependiendo del estado de la vía.  Afortunadamente, el día anterior no había llovido. De lo contrario,  el camino sería pantanoso o simplemente imposible de transitar.

Ahí empieza su travesía para recorrer el trayecto por un sitio que hace dos meses Codechocó, la autoridad ambiental, declaró en alerta roja por deslizamientos. 

El trayecto

Ese día, un vecino llevó a Yenny en su moto y recorrieron ese trayecto sin mayor problema, aunque preguntándose si más tarde llovería, porque cada vez que va aparece la duda de si se podrá entrar o salir de la vereda. Hace dos meses un derrumbe cerró la vía y dejó incomunicados a los habitantes de La Argelia. 

Yenny Yepes debe caminar por la vereda para encontrarse con las madres.

Toda la vía tiene pequeños baches, tierra removida y pedazos de la montaña donde se ve que se desprendió material. Pero la peor parte es donde hace varios meses el Consorcio Vías y Equipos Pacífico 2021 ubicó un botadero para los escombros de la obra de pavimentación que adelantan en la vía Quibdó-Pereira. Solo se ve tierra amarilla hacia arriba, la angosta vía de cuatro metros de ancho y, abajo, más tierra amarilla. Al fondo, se ve el río Habita, que atraviesa La Argelia y desemboca en el río Atrato.

En el comienzo de lo que la gente de La Argelia llama “la falla geológica”, hay un letrero que dice “Transite con precaución”. Una advertencia justa, pues el terreno es inestable y siempre hay barro, llueva o no llueva, porque por ahí corre agua. De hecho, en ese punto el Consorcio empezó a hacer una obra para canalizarla. Hay mangueras, tablas y varillas. Están ahí a medio terminar, pero la tierra ya tapó los tubos nuevos que pretendían llevar el agua por debajo.

A medida que la moto avanza, aparecen grietas de 30 o 40 centímetros de ancho y al menos 15 centímetros de profundidad. La gente de la zona vio por primera vez estas grietas el 3 de agosto, después del derrumbe en un día soleado que dejó confinada a la población.

Esta es la zona más crítica de la vía.

Días después las autoridades empezaron a remover la tierra, algunas familias tuvieron que salir de sus casas por temor a un nuevo derrumbe y la población le ha pedido explicaciones y acciones a la administración municipal, al Consorcio y a Codechocó. Pero ha habido pocas respuestas, incluso tras una sesión del Concejo municipal el 30 de agosto, a la que no asistió el Consorcio ni Codechocó.

Por otro lado, la comunidad ha intentado mejorar la vía. Varios vecinos se unieron en un convite para echar pala y mejorar un trayecto. Otro vecino, cultivador de aguacate hass, mejoró una parte crítica, con pala y costales, para poder sacar su producto. Latinco, una de las empresas que opera en la zona, echó varias volquetas de balastro en otro sector de la vía.

La misión

Ese día, Yenny subió a encontrarse con el grupo de seis madres con sus niños pequeños y una mujer embarazada, pudo llegar sin mayores contratiempos. Yenny es docente de la modalidad familiar del Icbf y cada semana se encuentra con las mujeres y los niños y niñas para llevarles información importante para la gestación y el crecimiento de sus hijos.

“Desde el principio la vía ha estado malita, pero en el último mes que se ha venido erosionando tanto la tierra, que hay tantas grietas, tantos derrumbes, la vía está prácticamente incaminable e inmanejable en vehículo. El carro ha tenido que dejarnos en ciertas partes y venirnos caminando hasta el sitio de los encuentros, y asimismo devolvernos caminando, arriesgando nuestras vidas”, dice Yenny, a quien casi siempre acompaña su auxiliar y, en ocasiones, una enfermera y una nutricionista.

Lo que hace en La Argelia es capacitar y acompañar psicosocialmente a los niños y niñas de cero a cinco años, y a las madres gestantes y lactantes. “La idea es hacerles un acompañamiento a las familias, en vista de que en la vereda no hay una guardería ni ningún otro acompañamiento”, explica. Las reuniones las hacen en diferentes partes de la vereda, siempre en la casa de alguna de las madres. Para eso lleva material pedagógico, refrigerios y, una vez al mes, un mercado nutricional para los niños y niñas.

En la reunión a la que la acompañamos el tema eran los hábitos saludables: la comida, el descanso, el ejercicio. Pero también hubo tiempo para hacer con los niños y niñas un títere con una media. Mientras tanto, otros prefirieron colorear o jugar. Es también un espacio para mirar que los niños y niñas estén creciendo bien.

“Nos da mucha tristeza porque quisiéramos tener más cupos y más compromiso de las mamitas, pero las entendemos porque muchas viven muy lejos. De la primera casa a la última puede ser una caminata de una hora y media o dos. Quisiéramos que la administración montara una guardería o hiciera más acompañamiento a los niños en la vereda La Argelia, ya que es una vereda víctima. Han sido desplazados dos veces, son niños de bajos recursos”, explica Yenny.

La Argelia es una vereda con muchos niños y niñas. Solo en primaria, en la escuela de la parte baja (hay otra escuela en la parte alta de la vereda) hay 45 niños en primaria, pero hasta que llegan al colegio, no tienen un espacio de formación.

Laura Giraldo, una de las madres que hace parte del proyecto, destaca el trabajo de Yenny y las otras profesionales. “Es fundamental que los niños hagan un proceso de socialización que normalmente harían en los jardines infantiles, pero acá no hay. Los niños se encuentran y nosotras también. Hablamos de nuestros problemas, de nuestras necesidades y aprendemos cosas nuevas”. De hecho, por el difícil acceso a la vereda, el programa estuvo tambaleando. Entonces las madres pidieron, a través de una carta, que no lo retiraran. “Nos quedaríamos sin apoyo psicológico, nutricional y familiar”, precisa Laura.

Si Yenny y sus compañeras no fueran cada jueves a La Argelia, posiblemente muchas madres no tendrían acceso a información importante para el crecimiento de los niños y niñas, porque, además, en La Argelia no hay puesto de salud, e ir hasta la cabecera municipal implica tiempo y dinero que no todas tienen.

La despedida

La actividad termina al mediodía, y Yenny se devuelve para El Siete. Si nadie puede llevarla en moto hasta El Cinco, camina. Y va comiendo moras silvestres, como en la llegada, para la sed. Nunca espera mucho tiempo para salir, porque en la tarde es más probable que llueva, y eso puede significar que en “la falla geológica” caiga tierra y ella quede atrapada.

Yenny también espera que el mal estado de la vía no ocasione el cierre del programa de acompañamiento familiar en La Argelia y hace un llamado a resolver el problema de la movilidad. “El mal estado de la vía afecta mucho a la gente porque esta es una vereda muy productiva. Que la verdura, la fruta, las legumbres. Es muy triste porque aquí a veces hay personas enfermas y el estado de la vía no es el mejor para transportar un enfermo. Sería muy importante hacerle un mantenimiento”.

Mientras tanto, la gente de La Argelia sigue esperando que Codechocó explique si le concedió al Consorcio Vías y Equipos Pacífico 2021 el permiso para usar el botadero y por qué lo hizo. Esperan también que la administración municipal cumpla con las peticiones que hizo Codechocó para prevenir una tragedia. 

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