Por qué es importante

El 4 de octubre todas las instituciones educativas del municipio retornaron a la presencialidad siguiendo las directrices del Ministerio de Educación Nacional. Según esta cartera, todas las instituciones del país debían retomar las clases presenciales a partir del 1 de agosto implementando una serie de protocolos de bioseguridad e inversiones en infraestructura para garantizar la salud de la comunidad educativa. 

En Tadó había mucha expectativa frente al regreso de más de 3.000 estudiantes a la presencialidad. Sobre todo entre los y las docentes quienes, después de casi dos años de intermitencia educativa por la falta de conectividad y dificultades en el acompañamiento remoto, esperaban hacer más eficiente el proceso de enseñanza. Pero el escenario con el que se encontraron demostró que las consecuencias de la pandemia en la educación han sido realmente graves y profundas.

Así lo señala Juliana Kairuz, magíster en Educación y Desarrollo de University College London y coautora del estudio “Covid-19 acciones globales frente al cierre de escuelas durante una pandemia” publicado el año pasado. Kairuz afirma que la pandemia alteró los sistemas educativos de la mayoría de los países del mundo, pero el impacto ha sido mucho mayor entre los estudiantes con condiciones socioeconómicas desfavorables. “Lo que vemos en Tadó, donde 200 estudiantes desertaron y otros 1.000 bajaron su rendimiento, es un ejemplo explícito de cómo la pandemia acentúa las brechas ya existentes en la educación en el país, según factores geográficos y socioeconómicos”, dice. 

¿Qué está pasando? 

Al incorporarse a las aulas, las directivas y docentes de las Instituciones Educativas Normal Demetrio Salazar Castillo, Nuestra  Señora de la Pobreza y el Instituto Técnico Agroambiental se encontraron con una serie de nuevos inconvenientes que surgieron a raíz de la interrupción de las clases debido a la pandemia. Los más importantes fueron los siguientes:  

Estudiantes embarazadas

De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud, en el segundo trimestre del 2021 se vio un aumento del 6,3 por ciento de los embarazos en niñas y adolescentes de 14 a 19 años. Putumayo, Meta, Quindío y Chocó encabezan la lista.

Aumento de la deserción escolar

Cuando el gobierno nacional dictó la orden de suspender las clases presenciales, profesores y directivos tuvieron sólo 15 días para preparar nuevas metodologías de educación asincrónica para sus estudiantes. Fue así como los docentes de Tadó prepararon guías de aprendizaje con los contenidos de las diferentes áreas y las entregaron a sus estudiantes. Algunos dictaron clases de forma virtual, crearon grupos de Whatsapp o intentaron mantenerse en contacto a través de mensajes y llamadas. 

Sin embargo, varios jóvenes del municipio tuvieron dificultades para adaptarse a este modelo y prefirieron abandonar los estudios. Muchas familias no tenían dinero para comprar planes de internet, no manejaban las herramientas digitales o no comprendían el contenido de las guías. Según datos del DANE, en el Chocó sólo el 13% de la población tiene acceso a internet, por este motivo los colegios optaron por entregar guías de casa en casa para que los estudiantes vieran los contenidos de sus asignaturas.

Retrasos en el nivel educativo

Los y las estudiantes que siguieron adelante también experimentaron problemas. Mientras se implementó el modelo de educación a distancia, el acompañamiento de los docentes fue limitado. La UNESCO ha advertido que la pandemia y las clases a distancia generaron el atraso de un año en el nivel educativo del 70 por ciento de los alumnos de todos los niveles.

¿Qué han hecho las instituciones educativas?

Gabriel Copete, rector de la Institución Educativa Nuestra Señora de la Pobreza,  cuenta que desde que los estudiantes empezaron a regresar a las clases presenciales, en la institución realizaron pruebas diagnósticas para identificar las falencias o retrasos educativos en los que se encontraban los estudiantes. Luego, en el tercer y cuarto periodo del año escolar hicieron refuerzos en las áreas en las que los jóvenes registraron menor rendimiento académico. “Fue todo un reto que los estudiantes se acoplaran nuevamente a la presencialidad y retomar su nivel educativo”, reconoce Copete. 

El rector cuenta que también optaron por revisar el plan de estudios y el sistema de evaluación. “Decidimos reestructurar el plan de estudio y el modelo evaluativo en la institución. Antes se evaluaba de 1 a 5, ahora evaluamos de 2 a 5 para que los estudiantes logren alcanzar una nota media”, cuenta Copete.

“Aunque el año escolar ya terminó, todavía estamos en eso. No creo que para el próximo año ya estén nivelados todos los niños, eso toma tiempo”

Eudecelina Mosquera

Además, hicieron jornadas extraordinarias y ampliaron los tiempos de entrega del material de estudio con el fin de ayudar a los y las estudiantes. “Aunque el año escolar ya terminó, todavía estamos en eso. No creo que para el próximo año ya estén nivelados todos los niños, eso toma tiempo”, dice Eudecelina Mosquera, rectora de la institución Educativa Normal Demetrio Salazar Castillo.

Con el propósito de tener un panorama más claro sobre el nivel educativo con el que los estudiantes regresaron a las aulas, el gobierno nacional aplicó las pruebas Evaluar para Avanzar. Una prueba que se aplicó a los estudiantes de tercero a once, en ella se evaluaron las áreas básicas. Los resultados permitieron que las instituciones educativas identificaran las falencias de los estudiantes. Con esto se reformaron los planes de estudio y se enfocaron en el fortalecimiento de ciertas temáticas.

Para lograr que todos los estudiantes regresen, los y las docentes de la institución Nuestra Señora de la Pobreza  decidieron continuar haciendo recorridos casa a casa para llevar el material de estudio en físico. Esta estrategia también la han aplicado en otras instituciones. Especialmente, en los casos de las jóvenes que resultaron embarazadas. “Muchas de ellas no se volvieron a presentar por pena, por factores económicos o porque no tenían con quien dejar a los bebés. Ante esto optamos por llevarles el material hasta las casas”, dice Copete.

Sin embargo, las directivas coinciden en señalar que ha sido más difícil de lo que esperaban. “El Ministerio de Educación ha sido muy enfático en decir que nuestra prioridad debe ser el retorno a las aulas de clase, le tenemos que apuntar a eso”, afirma Copete. Sin embargo, el rector reconoce que decidieron seguir  enviando guías y visitando a los jóvenes en sus casas. “Si esa es la única opción para que los jóvenes sigan estudiando, seguiremos con el modelo de las guías. Nosotros debemos garantizarles la educación”.

Por su parte, la rectora Mosquera cuenta que también han tenido problemas para retomar los programas de alimentación. “Muchos niños venían al colegio con la tranquilidad de saber que se les garantizaba un refrigerio, con el retorno a la presencialidad se dejó de hacer ese acompañamiento porque teníamos que cumplir con los protocolos de bioseguridad”. En este contexto, el nuevo Secretario de Educación de Tadó, Michael Córdoba asumió el cargo. Córdoba llegó hace menos de un mes, cuando el alcalde Cristian Copete fue restituido por el Consejo de Estado. A pesar de que Córdoba aún está reuniendo información sobre lo que está sucediendo, afirma que el problema los supera. “Los recursos económicos que tenemos como ente territorial y que se le da a las instituciones no son suficientes para cubrir todas las necesidades que surgen a raíz del Covid 19”, dice.

Una oportunidad

Juliana Kairuz cuenta que en los últimos dos años se han desarrollado varios estudios sobre las estrategias que han funcionado para lograr subsanar el impacto de la pandemia en la educación. En su opinión, el profesor Fernando Reimers, Director del Programa de Política Educativa Internacional de la Universidad de Harvard, resume muy bien los tres pilares de una estrategia educativa en Covid-19. El profesor recomienda, primero, evaluar los contextos y necesidades locales, para entender las necesidades y recursos con los que cuenta cada comunidad. Luego, plantea utilizar una estrategia de educación híbrida, donde los planes de estudio estén pensados para una educación presencial y remota. Por último, Reimer considera que se debe aumentar la capacidad de las instituciones alineando los roles y responsabilidades del personal para ofrecer un desarrollo integral a los estudiantes.

"Creo que esta pandemia puede ser una oportunidad para reconstruir la educación; para evaluar lo que no está funcionando del sistema. (Debemos) entender que debemos evolucionar no solo en los planes de estudio sino en la forma y premisas pedagógicas. El mundo cambió y la educación debe cambiar también", opina Kairuz.

"Creo que esta pandemia puede ser una oportunidad para reconstruir la educación; para evaluar lo que no está funcionando del sistema"

Juliana Kairuz

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