Por qué es importante

El Carmen de Atrato hace parte de una de las 50 zonas declaradas con mayor endemismo de toda Sudamérica, es decir, que tienen el mayor número de especies que solo se dan en la región. Además cuenta con al menos 17 sitios ideales para el turismo de naturaleza, por esto se ha planteado como una alternativa para dinamizar la economía del territorio, que gira en torno de la actividad minera. 

Qué está pasando

Desde hace aproximadamente diez años se ha hablado de convertir a El Carmen de Atrato en un destino turístico, pues hay lugares ideales para hacer senderismo o caminatas ecológicas, para avistar aves y para bañarse como la cascada La Pola, la quebrada La Noche, el balneario la Piedra del Diablo o el río La Playa. De hecho, según Javier Pérez del Club de Observadores de Aves (Coaca), en el territorio “hay más o menos 434 especies de aves, de las cuales 12 son endémicas”.

Pero el turismo en el municipio apenas es una actividad incipiente. Solo hay un hotel que cumple con las especificaciones de ley; el mal estado de las vías sigue siendo un obstáculo para que los turistas se desplacen hacia y dentro del territorio; y en la zona rural todavía no existe una organización que pueda ofrecer servicios de calidad como alimentación, transporte y alojamiento. 

Varias personas intentan impulsar el turismo con una visión ecológica, con algunos apoyos por parte de la minera El Roble y la oenegé Alianza por el clima, pero sin la guía de la administración principal. Están organizadas en tres iniciativas: 

Comunidades como La Argelia también están intentando promocionarse turísticamente. Además, en este municipio se encuentra la Reserva biológica Cerro Plateado, donde nacen varios ríos, incluyendo el Atrato. A esto se suma la Reserva Proaves Las Tángaras, que son 4.000 hectáreas con “un alto índice de diversidad con registros hasta el momento de 250 especies de aves, pertenecientes a 15 órdenes y 42 familias”, según la entidad. 

El río Grande y el río Guaduas se encuentran en la vereda Guaduas. /Foto cortesía de Javier Orlando Pérez.

Los problemas

Hace poco más de dos años, cuando el actual mandatario municipal Jaiberth Ríos Oquendo llegó al poder, se hizo un diagnóstico del municipio en materia turística. Este quedó consignado en el Plan de Desarrollo 2019-2023 bajo una línea estratégica 3, llamada “Un territorio con oportunidades económicas y empleo para sus habitantes como destino turístico y agrícola del departamento del Chocó”. El diagnóstico arrojó que el tema era importante para la población. Sin embargo, existían varios obstáculos que persisten hasta hoy.

Al sector de bajo Guaduas solo se llega en chivero y la vía está en malas condiciones. / Foto cortesía de Javier Pérez.

Todos los emprendedores coinciden en que las condiciones del territorio están dadas, es decir, la belleza, la diversidad e incluso los caminos. Sin embargo, esto no es suficiente y sus esfuerzos se quedan cortos frente a las demandas de la actividad turística. Sin embargo, insisten en su importancia. 

“Apostarle al turismo permite que el campo se mueva, que se generen actividades, nuevos emprendimientos, que no son necesariamente el turismo. Cuando los turistas llegan a un lugar normalmente quieren comprar lo que se produce ahí, entonces se genera una demanda de esos productos que están saliendo. Un caso concreto es el café que se está vendiendo en el municipio. Muchos turistas llegan y quieren llevar ese café”. Además, más personas y familias podrían, por ejemplo, tener posadas, brindar servicio de transporte o suministrar la alimentación de los visitantes.

¿Qué dice la Alcaldía?

Consonante habló con el alcalde Jaiberth Ríos y el mandatario reconoció que no han avanzado en los compromisos específicos para el turismo que quedaron plasmados en el Plan de Desarrollo.

“Las diferentes organizaciones que hay en el municipio han trabajado solos y vienen y siguen haciendo su trabajo. Hay otras instituciones como Proaves, que tienen su actividad económica. En el tema de la hostelería solamente tenemos un hotel que cumple con toda la normativa reglamentaria, que es Casa Lily y la idea es que podamos entre todos seguir y que haya más hoteles que cumplan con la normalidad. Pero básicamente eso es lo que desde la administración se visualizó, pero en ese momento todavía no tenemos un panorama claro”, dijo el mandatario, y destacó como único avance es la realización de los mercados campesinos.

La asociación Agroecotur Guaduas participa en los mercados campesinos con los productos de la vereda. / Cortesía Agroecotur Guaduas.

Lo que sigue

Por qué es importante

Desde la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las Farc hace cinco años, la población de El Carmen de Atrato está a la espera de obtener justicia y reparación. La mayoría de habitantes del municipio resultó afectada directamente por la violencia que sembraron en el territorio varios actores armados como la guerrilla de las Farc, del Eln y del ERG, el Bloque Elmer Cárdenas de las AUC y la Fuerza Pública, y por este motivo, había mucha expectativa en torno al evento organizado por la Comisión de la Verdad. El acto institucional, llamado formalmente “Reconocimiento de la dignidad de la población triétnica de El Carmen de Atrato por las afectaciones sufridas en el conflicto armado”, tardó poco más de un año en ser organizado y buscaba que se reconociera la dimensión de las afectaciones del conflicto en el territorio. 

En El Carmen de Atrato 10.224 personas fueron afectadas por el conflicto, según la Unidad para las Víctimas. Es decir, aproximadamente siete de cada diez habitantes del municipio sufrieron algún tipo de hecho victimizante. 

¿Qué pasó?

El 10 de noviembre la Comisión de la Verdad realizó el primer encuentro de Reconocimiento a la dignidad de la población Triétnica de El Carmen de Atrato. En este participaron víctimas mestizas, indígenas y afro, quienes dieron sus testimonios en el parque principal del pueblo sobre lo sufrido en el conflicto armado. El acto, que duró poco más de tres horas y al que asistieron alrededor de 70 personas, estuvo centrado en narrar varios puntos de la guerra: el actuar de los actores armados, la toma guerrillera del 2000, el impacto del conflicto en los jóvenes y sus apuestas de paz. 

“Sufrimos el conflicto de todas las formas. Hace 20 años portar la cédula de El Carmen era sinónimo de insurgente. Fue un tiempo muy difícil”, dijo el alcalde Jaiberth Ríos Oquendo, quien además contó que siendo un joven estudiante y personero de su colegio, la I.E. Marco Fidel Suárez, vio la muerte. “Siendo ayudante del bus, me dirigía a la vereda El Siete. Como estudiante de botas y mochila, me vieron los grupos armados y pensaron que era policía o militar. Y dijeron: ‘de hoy no pasa’”, pero pudo aclarar la situación.

También dieron testimonio representantes de varias comunidades indígenas. Hablaron sobre la pérdida de los cultivos, las viviendas, los animales y el territorio en general, así como de los impactos de los confinamientos, como la muerte de niños enfermos por no poder sacarlos a buscar atención médica.

Jaime Estévez, del resguardo Río Playa, narró las amenazas y la estigmatización constante de la Fuerza Pública. “No teníamos libertad ni para la salida de El Carmen de Atrato. Si veníamos a mercar, decían que teníamos un límite porque era para alimentar la guerrilla”. Jaime, además, contó que el Ejército le exigió dinero para dejarlo pasar, que le dispararon y que el Ejército Revolucionario Guevarista (ERG) lo secuestró durante 15 días.

Alba Rocío Guarare, también indígena, contó cómo fue reclutada forzadamente a los 13 años por el ERG. “Me llevaron amenazada, que si no iba me mataban a mi familia. Y que ellos me ayudarían en lo que más podían. Y todo era mentira”, narró. Además, Alba dijo frente al público que fue violada, que se voló del ERG y la reclutaron las Farc. Además, cuando logró salir fue capturada por el Ejército y condenada a 60 meses de cárcel por rebelión. “Nunca me reconocieron que fui una niña reclutada y violada”.

“No queremos más guerra en El Carmen de Atrato. No más bombardeos al territorio indígena que daña la naturaleza. Nosotros sabemos dónde nacemos, dónde sembramos y dónde queremos morirnos”, dijo Libardo Arce, cabildo mayor. 

La comunidad afrocolombiana de El Dieciocho también narró el desplazamiento forzado que sufrieron 52 familias a comienzos de 1996 por las Auc, y la estigmatización que llevó a que si decían de dónde eran, inmediatamente los requisaran, o señalaran a las mujeres de prostitutas. “Teníamos un proyecto de vida que con el desplazamiento se truncó”, dijo Luz Amparo Perea.

Leyner Palacios, comisionado de la Verdad, reconoció la dignidad de las víctimas y su buen nombre, pues fueron estigmatizadas y tildadas de guerrilleras. A su vez, junto a la coordinadora de la territorial Chocó de la Comisión, Adith Bonilla, reconoció que el Estado había permitido que esto sucediera, y que era claro que integrantes la Fuerza Pública también los habían victimizado. 

Al evento no asistió ningún representante de las Farc. Bonilla dice que inicialmente el encuentro estaba enfocado en lograr que las Farc reconocieran su responsabilidad. Sin embargo, “hubo varios problemas que imposibilitaron que, para esta fecha, se lograra”. Y, aunque dice que se le dijo a las víctimas que participaron de la preparación del encuentro, la gente los estaba esperando. 

¿Qué dice la gente? Al finalizar el evento, varios asistentes destacaron la importancia de dar a conocer sus testimonios, pero insistieron en que hizo falta la presencia de los excomandantes de las Farc pues aún tienen muchas preguntas sin respuestas. 

¿Qué responde la Comisión?

Ante estas preguntas y expectativas, Bonilla dice que hubo tres razones que impidieron que el acto de reconocimiento de responsabilidades por parte de las Farc ocurriera:

Bonilla insiste en que este acto “no se hizo bajo engaños”. Por eso, dice que ”se les explicó (a las víctimas) y lo único que podíamos hacer si no aceptaban era que, por temas de mandato, llegábamos hasta ahí”. Y agrega que “algunas personas quizás no lograron digerir el cambio. De pronto el voz a voz pudo haber tergiversado lo del acto”. 

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